Aleksandr Nikoláyevich Afanásiev (1826-1871) Estudió Derecho en la Universidad de Moscú, pero siempre se inclinó por los dominios de la literatura, la etnografía y la historia. Convirtiéndose en uno de los estudiosos más destacados del siglo XIX en los campos del folklore y la literatura popular, y en el mayor de los folcloristas rusos de la época, y el primero en editar volúmenes de cuentos de la tradición eslava que se habían perdido a lo largo de los siglos.
Entre sus trabajos como historiador y erudito figuran «El domovoi» (1850), «Brujos y brujas» (1851), «Concepciones poéticas de los esclavos sobre la naturaleza» (1866-1869) e «Historia de los cosacos» (1871). Pero su obra maestra «Cuentos populares rusos» (1855-1863), es una monumental recopilación publicada en ocho volúmenes, en la que recogió 680 cuentos tradicionales y fábulas procedentes de la narrativa popular. A modo de comparación, los hermanos Grimm, sus equivalentes germanos, se les señala una producción y recopilación de doscientos diez cuentos folklóricos; el danés Hans Christian Andersen tiene en su haber la creación de más de ciento cincuenta cuentos y el francés Charles Perrault un poco menos de una veintena.
Con esa obra, Afanasiev, consigue conducir al lector a un mundo de princesas encantadas, héroes sobrehumanos, caballos habladores, duendes, demonios y tesoros, ingenuos campesinos y mujeres encantadas, islas maravillosas y cuevas infernales, que conserva toda la magia de los mitos ancestrales y de las creencias rurales de la vieja Rusia.
Afanásiev tuvo que realizar un duro trabajo de recopilación, ya que los cuentos eslavos, al igual que los celtas irlandeses, no se dejaron por escrito, eran exclusivamente de tradición oral. Hecho agravado por las reformas del Zar Pedro I, el Grande, que dejó de lado la Rusia tradicional ortodoxa eslava para introducir en las frías estepas el código de vida europeo. Los boyardos fueron sustituidos por los duques y marqueses y el lenguaje ruso se vio reducido a las clases media y baja de la sociedad rusa, pasando la nobleza a hablar en francés.
Afanasiev en 1852 fue elegido como miembro de la Sociedad Geográfica Rusa, y ésta le propuso preparar la publicación de todos los cuentos reunidos en su archivo. Pese a lo grueso de su obra, Afanásiev no vio sus logros, murió pobre y desahuciado por tuberculosis en Rusia. Sus obras no fueron publicadas allí debido a su amistad con Aleksandr Ivánovich Gertsen, un ilustre demócrata revolucionario ruso, ideólogo de la revolución campesina.
Entre algunos de sus cuentos tenemos:
Temas de los cuentos tradicionales rusos
Los cuentos tradicionales rusos abarcan algunos temas concretos, y podemos agrupar en:
Cuentos sobre la tradicional vida rusa: donde hay las historias son sobre el campesinado ruso. Su idioma es simple y agradablemente elegante, su humor es natural y discreto, y sus descripciones de las personas o de los eventos dan una etiqueta de comedia genuina que ha sido adjuntada a la historia que originalmente estaba probablemente desprovisto del elemento cómico. En estos cuentos se narra sobre: el cortejo, la muerte y el entierro, el mal habito de la bebida, los chismes sobre las mujeres, etc.
Las Encarnaciones principales de Mal: brujas, brujos, dragones —la Serpiente—, o alguna otra ilustración de «la Mitología Zoológica», tenemos las historias sobre Koshchei, el Inmortal, y el Zar Morskoi —rey del invierno— o Rey de las Aguas, no hay que olvidar a la bruja más famosa de estas tierras, Baba Yaga. Entran las historias de espíritus del bosque, las aguas y el hogar.
La magia y la brujería: no solo se presentan con sus personajes, sino también en los objetos; gorras de la invisibilidad, zapatos o botas para caminar —brincar— siete leguas, bolsas de fortunas que jamas quedan vacías, el pájaro de fuego —el fénix ruso, que concede fortuna y desgracia a quienes lo poseen—, y sobre todo las Aguas de la Vida y de la Muerte, capaces de recomponer cuerpos mutilados y devolverlos a la vida. En los cuentos escandinavos se hace ya mención de un Agua de la Muerte, como opuesto a un Agua de la Vida. El Agua de Muerte provoca a quienes toca un sueño mágico de que sólo Agua de la Vida puede despertarlos [recordemos la bella durmiente, dormida incólume por cien años]; también en el Rámáyana de India, Hanuman (el dios mono) busca cuatro tipos diferentes de hierbas para resucitar sus monos muertos: el primero restaura al muerto a la vida, la segunda quita el dolor, la tercera une las partes rotas y la cuarta cura en todas las heridas; incluso en Egipto se menciona que el cadáver tiembla y abre sus ojos cuando su corazón se ha saturado con un líquido curativo; pero él realmente no vuelve a la vida hasta el resto del líquido sea vertido por su garganta.
Las historias de fantasmas: del campesinado ruso muestran señales del esfuerzo que habido por el hecho de reconciliarlas con las ideas cristianas. Las canciones fúnebres muestran que espíritu y el cuerpo se han desunido, a veces el espíritu permanece alrededor del edificio que era su casa, o vuela fuera en las alas de los vientos. Comida, dinero y otros requisitos de existencia todavía son puestos en el ataúd con el cadáver, como rastros de una creencia antigua en que el alma fue obligada a emprender un viaje más después de la muerte del cuerpo; en las fiestas en memoria del muerto, realizadas poco después de una muerte y en su aniversario puede reconocerse los restos de una fe, donde se muestra la presencia continuada del espíritu del muerto en el lugar dónde habían sido enterrado, atada aun a algunos sufrimientos físicos, así las dos creencias corren lado a lado entre sí, a veces sonando y produciendo resultados extraños sonidos.
Leyendas sobre Santos: en los cuentos populares toman un carácter religioso más actual entre el campesinado ruso, la dualidad de su nuevo credo y el culto de sus antepasados, ha producido un efecto doble. En narrativas de las fuentes completamente cristianas y el elemento pagano han entrado juntas, más claramente perceptible en historias que tratan con los demonios y espíritus de los muertos; en un esfuerzo se ha dado una naturaleza cristiana a lo que eran leyendas evidentemente no religiosas, usando los nombres de santos a sus personajes y vistiendo sus ideas en una imitación de las historias bíblicas.
Baba Yaga en los cuentos rusos
Los personajes fantásticos principales de los cuentos rusos son las brujas, en especial una, Baba Yaga, quien tiene una personalidad ambigua, en algunas ocasiones es buena, es la consejera de los héroes y heroínas, es la abuelita sabia que tiene las respuestas, por ejemplo en la rana zarevna, el príncipe Ivan escucha la ayuda de la bruja:
—¡Qué pena me das, Iván Zarevich! —le dijo entonces Baba Yaga—. ¿Por qué has tardado tanto en venir? Basilisa la Sabia te ha olvidado por completo y quiere casarse con otro. Ahora vive en casa de mi hermana mayor, donde tienes que ir muy de prisa si quieres llegar a tiempo. Acuérdate del consejo que te doy: Cuando entres en la cabaña de Baba Yaga, Basilisa la Sabia se transformará en un huso y mi hermana empezará a hilar unos finísimos hilos de oro que devanará sobre el huso; procura aprovechar algún momento propicio para robar el huso y luego rómpelo por la mitad, tira la punta detrás de ti y la otra mitad échala hacia delante, y entonces Basilisa la Sabia aparecerá ante tus ojos.
En zarevna Belleza inextinguible, la bruja le dice al príncipe:
—Aunque no lo he visto con mis ojos, ha llegado a mis oídos; pero no podrás llegar.
—¿Por qué?
—Porque hay tres barqueros que la guardan. El primero te cortará la mano derecha, el segundo te cortará la mano izquierda, y el tercero te cortará la cabeza.
—Y bien, abuela, ¿qué importa una cabeza?
—¡Ay, Zarevitz Iván! ¡Cuánto mejor sería que te volvieras por donde has venido! ¡Aun eres joven y tierno, no has estado nunca en lugares peligrosos, no has presenciado grandes horrores!
Pero no siempre es así, en Balilisa la hermosa, la joven heroína se salva de la peligrosa bruja ayudada por la bendición de su madre, aun así la bruja da la herramienta para que la joven supere la prueba impuesta por su madrastra:
—¿Por qué no me cuentas algo? —preguntó a Basilisa, que estaba silenciosa—. ¿Eres muda?
—Si me lo permites, te preguntaré una cosa.
—Pregunta; pero ten en cuenta que no todas las preguntas redundan en bien del que las hace. Cuanto más sabio se es, se es más viejo.
—Quiero preguntarte, abuelita, lo que he visto mientras caminaba por el bosque. Me adelantó un jinete todo blanco, vestido de blanco y montado sobre un caballo blanco. ¿Quién era?
—Es mi Día Claro —contestó la bruja.
—Más allá me alcanzó otro jinete todo rojo, vestido de rojo y montando un corcel rojo. ¿Quién era éste?
—Es mi Sol Radiante.
—¿Y el jinete negro que me encontré ya junto a tu puerta?
—Es mi Noche Oscura.
Basilisa se acordó de los tres pares de manos, pero no quiso preguntar más y se calló.
—¿Por qué no preguntas más? —dijo Baba Yaga .
—Esto me basta; me has recordado tú misma, abuelita, que cuanto más sepa seré más vieja.
—Bien —repuso la bruja—; bien haces en preguntar sólo lo que has visto fuera de la cabaña y no en la cabaña misma, pues no me gusta que los demás se enteren de mis asuntos. Y ahora te preguntaré yo también. ¿Cómo consigues cumplir con todas las obligaciones que te impongo?
—La bendición de mi madre me ayuda —contestó la joven.
—¡Oh lo que has dicho! ¡Vete en seguida, hija bendita! ¡No necesito almas benditas en mi casa! ¡Fuera!
Y expulsó a Basilisa de la cabaña, la empujó también fuera del patio; luego, tomando de la cerca una calavera con los ojos encendidos, la clavó en la punta de un palo, se la dio a Basilisa y le dijo:
—He aquí la luz para las hijas de tu madrastra; tómala y llévatela a casa.
Por lo general el número de brujas es tres, un recuerdo a una asociación con las moiras griegas, diosas del destino; Baba Yaga es por tanto la que anuncia el destino a los héroes, en la rana zarevna, son tres hermanas, todas igual llamadas, cada una más vieja y sabia que la anterior; pero en otras ocasiones la imagen esta diluida entre la malvada madrastra, la buena tía y la vieja abuela; así las instrucciones de una bruja/tia ayudan a vencer a la vieja bruja y a la malvada madrastra, en la bruja Baba Yaga y la huérfana la joven entra a la casa de la bruja siguiendo los consejos de su tía:
Entró en la cabaña, en la cual estaba sentada la bruja Baba Yaga sobre sus piernas huesosas, ocupada en tejer.
—Buenos días, tía.
—¿A qué vienes, sobrina?
—Mi madre me ha mandado que venga a pedirte una aguja e hilo para coserme una camisa.
—Está bien. En tanto que lo busco, siéntate y ponte a tejer.
Mientras la sobrina estaba tejiendo, la bruja salió de la habitación, llamó a su criada y le dijo:
—Date prisa, calienta el baño y lava bien a mi sobrina, porque me la voy a comer.
La pobre muchacha se quedó medio muerta de miedo, y cuando la bruja se marchó, dijo a la criada:
—No quemes mucha leña, querida; mejor es que eches agua al fuego y lleves el agua al baño con un colador.
Y diciéndole esto, le regaló un pañuelo.
Baba Yaga, impaciente, se acercó a la ventana donde trabajaba la chica y le preguntó a ésta:
—¿Estás tejiendo, sobrinita?
—Sí, tiíta, estoy trabajando.
La bruja se alejó de la cabaña, y la muchacha, aprovechando aquel momento, le dio al gato un pedazo de jamón y le preguntó cómo podría escaparse de allí. El gato le dijo:
—Sobre la mesa hay una toalla y un peine: cógelos y echa a correr lo más de prisa que puedas, porque la bruja Baba Yaga correrá tras de ti para cogerte; de cuando en cuando échate al suelo y arrima a él tu oreja; cuando oigas que está ya cerca, tira al suelo la toalla, que se transformará en un río muy ancho. Si la bruja se tira al agua y lo pasa a nado, tú habrás ganado delantera. Cuando oigas en el suelo que no está lejos de ti, tira el peine, que se transformará en un espeso bosque, a través del cual la bruja no podrá pasar.
La casa de la bruja suele ser descrita con patas de gallo; y nunca muestra la entrada a los visitantes, estos al llegar le dicen a la casa:
El Príncipe Junak (el genio de las estepas) gritó:
Da la vuelta, casita, da la vuelta,
Gira, que quiero entrar;
Vuélvete de espalda al espeso bosque
Y ábreme la puerta de par en par.
En el arpa mágica ocurre similar:
Iván el Zarevitz continuó su viaje a grandes trancos hasta que salió a campo llano. Ante él se abrían tres caminos y en la encrucijada se movía una choza dando vueltas sobre su pata de gallina.
—¡Izbuchka! ¡Izbuchka! —le dijo el Zarevitz. ¡Vuélvete de espalda al bosque y de cara a mí!
Entonces el Zarevitz penetró en la choza y dentro estaba Baba Yaga.
Para poder vencer a Koschey, el héroe de Marya Morevna debe ir donde la bruja a tratar de conseguir un corcel con el cual vencer al veloz brujo, otra vez la bruja es peligrosa
Hambriento y débil vagó, se acercó más y más, y por fin llegó a donde estaba la casa de la Baba Yaga. Alrededor de la casa había doce postes en un círculo, y en cada una de las once de estos polos fue pegado a una cabeza humana, sólo el duodécimo quedó desocupado.
—¡Salve, abuelita!—
—¡Salve, el príncipe Iván! ¿Por qué han venido? ¿Es por tu propia voluntad, o por coacción?
—He venido a ganarme un corcel heroico.
—Así sea, príncipe! Usted no tendrá que cumplir un año conmigo, sino sólo de tres días. Si usted tiene buen cuidado de mis yeguas, voy a darle un corcel heroico. Pero si no, no se moleste en encontrar su la cabeza, esta estará en la parte superior del última palo.
Koschey (viejos huesos) en los cuentos rusos
Koschey, en sus múltiples formas y nombres es descrito como ogro, gigante, brujo, etc., en todos es un viejo muy seco por los años, en todos es casi inmortal; es su mortalidad lo buscan los héroes para poder vencerlo, por lo general oculta en tierras inalcanzables, encerrada dentro de diferentes animales, cual muñecas rusas; así tenemos en el genio de la estepa que la bruja baba Yaga le responde al héroe:
—Príncipe Junak —dijo ella,— has acometido una empresa dificilísima, pero tu valor hará que la termines con éxito. Te diré cómo has de dar muerte a Kostey , pues sin esto nada puedes hacer. En medio del Océano está la Isla de la Vida Eterna. En la isla crece un roble y al pie de éste, escondida bajo tierra, hay un arca forrada de hierro. En el arca está encerrada una liebre y bajo ella hay una oca que tiene un huevo. Dentro del huevo está la vida de Kostey. Cuando se rompa morirá el gigante. Adiós, Príncipe Junak, anda y no pierdas tiempo. Tu caballo te llevará a la isla.
En la versión de Koshchei, el Esqueleto Perpetuo de Elizabeth Warner, Vasilisa descubre donde esconde su alma de boca del propio Koshchei:
—¡Pero qué tonta eres! Mi muerte está lejos de aquí. En mitad del gran océano hay una isla; en la isla, un roble; a los pies del roble, un tronco enterrado; en el tronco, una libre; en la liebre, un pato; en el pato, un huevo, y en el interior del huevo, está mi muerte.
Ivan, el héroe los cuentos rusos
Son muchos los héroes de los cuentos rusos, pero entre todos destaca uno, Ivan, por lo general el menor de tres hermanos, o el hijo mayor con tres hermanas; si bien la mayoría es un príncipe (sarevich), en algunas historias es un campesino; suele ser descrito como el más tonto o inútil, el más débil o el más inocente, es en este punto donde todas las historias coinciden; su inocencia y buen corazón rayan en lo insufrible; no por ello deja de ser valiente y heroico; dispuesto a dar su vida por su amada, por vencer al enemigo (bruja o brujo), por lo general termina siempre muerto, su cuerpo es despedazado, cortado en pedazos; así en el zarevich Iván, el pájaro de fuego y el lobo gris, tras salvar a la princesa y lograr atrapar al pájaro de fuego, sus hermanos mayores lo descubren y matan:
Iván Zarevich y Elena la Bella se dirigieron al reino de su padre; pero cuando estaban cerca de él quisieron descansar al pie de un árbol. Ató Iván el caballo, puso junto a sí la jaula con el Pájaro de Fuego, se tumbó en el musgo y se durmió; Elena la Bella se durmió también a su lado.
En tanto, los hermanos de Iván volvían a su casa con las manos vacías. Habían escogido en la encrucijada el camino que se veía enfrente; bebieron, se divirtieron grandemente y ni siquiera habían oído hablar del Pájaro de Fuego. Una vez que hubieron malgastado todo el dinero, decidieron volver al reino de su padre, y cuando regresaban vieron al pie de un árbol a su hermano Iván que dormía junto a una joven de belleza indescriptible. A su lado estaba atado el Caballo de las Crines de Oro, y también descubrieron al Pájaro de Fuego encerrado en su jaula.
Los zareviches desenvainaron sus espadas, mataron a su hermano e hicieron pedazos su cuerpo.
Se despertó Elena, y al ver muerto y destrozado a Iván rompió en amargo llanto.
En Marya Morevna y la muerte de Koshchei el inmortal ocurre lo mismo, pero en este caso el perpetrador es el brujo Koshchei;
Koshchei el Inmortal regresaba a su casa cuando su caballo tropezó debajo de él.
—¿Por qué te tropezasteis, jamelgo? ¿Tú presientes algo malo?
—El Príncipe Iván ha vuelto y se ha llevado a Marya Morevna.
Koshchei galope, capturó al príncipe Iván, lo picó en pedazos pequeños, los puso en un barril, lo untó con brea y lo envolvió con aros de hierro, arrojándolo en el mar azul. Pero a María Morevna la llevó a su a casa. En ese mismo instante los objetos de plata que el príncipe Iván había dejado a sus cuñados se volvieron negros.
Aunque con ayuda de sus compañeros, amigos o cuñados el joven es vuelto a la vida con las aguas mágicas de la vida, sus desgracias no termina ahí. Este suceso de muerte y resurrección no es nuevo; en el Egipto antiguo el dios Osiris muerte y es cortado en pedazos por Seth, pero Isis lo revive para poder amarlo por última vez y dar nacimiento a Horus el vengador de la muerte del padre.
En fenicia Adonis, el dios pastor, era amante de dos diosas, Afrodita y Persefone; para solventar la disputa el año fue dividido en tres partes, en una estaba con Persefone (inframundo-invierno), la segunda parte con Afrodita (resurrección-Primavera) y la tercera parte era libre él de escoger; en este punto hay dos versiones, la primera es que se quedaba con Afrodita, eso trajo los celos de Ares, que asumiendo la forma de un jabalí furioso lo mato; la segunda versión es que había una tercera diosa en la disputa, Artemisa, diosa de los bosques, quien lo tenia en el último tercio del tiempo (verano, el otoño no existía en esos tiempos), que era cuando el joven iba de cacería, pero al preferir estar con Afrodita, fue esta diosa la que le envió el jabalí. Afrodita corrió a socorrer al amante y roció néctar sobre su cuerpo para revivirlo (no pudo), y cada gota de la sangre derramada se convirtió en una flor roja llamada anémona.
En babilonia en la mitología sumeria Inanna (diosa de la guerra y la fecundidad) decide invadir el inframundo y enfrentarse a su hermana, Ereshkigal. En la lucha Inanna murió (la fecundidad). Ante esto, Enki (dios de los cañaverales) engaña a Ereshikigal para que entregue el cadáver de la diosa al que aplican el «agua de la vida». Inanna resucita pero debe volver cada tanto al inframundo, y al volver a su casa encuentra que su esposo/hermano Dumuzi ha ocupado su puesto y no se ha preocupado por rescatarla, por lo cual ella lo envía a él en su lugar al inframundo.
En la versión babilonica Ishtar era diosa de la fecundidad y la guerra desciende a los infiernos para recobra a su amante, Tammuz, el dios pastor y de la fertilidad. Con pasión y determinación Ishtar decide ir al reino de Ereshkigal para recobrar a Tammuz; tenía que cruzar siete niveles en el submundo, y en cada uno era despojada de un velo o una joya (la leyenda del origen de la danza de los siete velos). Igual que su contraparte sumeria, la diosa llegó desnuda e indefensa ante Ereshkigal, que la mató. Papsukal (siervo de Ishtar) fue hasta donde los dioses del cielo y les pidió su ayuda, ellos crearon un ser que pudo entrar en el mundo de los muertos y resucitar a Ishtar con el agua de la vida. Ishtar volvió a la vida, pero tenía que pagar el precio: durante seis meses al año, Tammuz debe vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, Isthar ha de lamentar su pérdida; en primavera, vuelve a salir y todos se llenan de gozo.
Desde el punto de los cuentos de hadas, no hablamos de la muerte y resurrección de la naturaleza, sino de la muerte y resurrección del hombre como un ser nuevo; si uno lee los cuentos, el héroe debe pasar siempre por tres pruebas, en muchas de esos cuentos logra superarlas al tener la ayuda de animales, animales a los que perdono la vida, a riesgo de morir de hambre; pero si uno ve la secuencia del tarot, hay 21 arcanos mayores, (descontando al loco); cada grupo de siete trata sobre un nivel de aprendizaje, el material, el intelectual y el espiritual; en su camino de descubrimiento, el viajero debe morir y renacer para poder tener el conocimiento de todo lo que existe, aquí y en el más allá. Por eso mueren Blancanieve y la bella durmiente, es por eso que muere y revive Iván; los cuentos de hadas enseñan, y la muerte y resurrección tienen que ver con el alcance de ese conocimiento que se transmite.
Basilisa, la heroína de los cuentos rusos
Si bien existen muchos nombres de heroínas, el que más se presenta es Basilisa/Vasilisa, que en español sería Basilia, femenino de Basilio: nombre masculino de origen griego que significa: rey, soberano, príncipe. Así que nuestra heroína es por nombre una princesa o una reina.
El nombre Basilio tiene otras connotaciones para los rusos, todos asocian a Rusia con la Catedral de la Intercesión de la Virgen, más conocida como Catedral de San Basilio, hoy localizada en la Plaza Roja de la ciudad de Moscú y reconocida mundialmente por sus características cúpulas en forma de bulbo (acebolladas).
San Basilio de Cesarea (330 a 379 d.C.), fue un prominente clérigo del siglo IV. Es santo de la Iglesia Ortodoxa y uno de los cuatro Padres de la Iglesia Griega, junto con San Atanasio, San Gregorio Nacianceno y San Juan Crisóstomo. Pero eso no termina aquí, San Basilio es el nombre que en la tradición griega lleva Papá Noel o San Nicolas. Es quien visita a los niños el primero de enero (cuando tiene San Basilio su festividad) y se corresponde con el San Nicolás del día de Navidad, o con los Reyes Magos que llegan el 6 de enero.
Pero para los rusos también tiene otra importancia, en el siglo XIII, Constantinopla cae en manos de los turcos, y el Patriarca de la Iglesia ordodoxa de Grecia (principal de los jefes religiosos de la iglesia de oriente) acuerda reconocer la supremacía del Papa en el Consejo de Florencia. Fue en ese entonces que Basilio II, Gran Príncipe de Moscú (1425–1433), rechazo este acuerdo y por decreto en 1448, nombró al obispo Jonás de la ciudad de Rusia nuevo patriarca para Rusia, lo que equivale a la declaración de independencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Constantinopla. Este movimiento fortaleció aún más la reputación de Rusia ortodoxa entre los estados rusos.
Basilisa, no es solo la heroína de los cuentos rusos, es por nombre una soberana, y por historia una soberana de independencia, representa a la iglesia ortodoxa rusa, que vence finalmente a la bruja Baba Yaga, la diosa pagana de los pueblos rusos.