Secuestro en Inframundo

30 Septiembre 2007

Ascálafo, un hijo de Estigia, divulgó sin querer, el gran secreto, que la flor se encontraba secuestrada en las tierras de su amo. Vinieron los reclamos de los cielos y la tierra ante el rey del submundo. Fue cuando vio, por primera vez, aquel joven demonio, lagrimas en los ojos de su amo. Arrepentido por su torpeza, le dijo a su amo: —si ella come frutos de estos predios, no podrá volver a aquellos otros, esas son las reglas del Inframundo.

1.- DEMETER

—Core, por favor, deja de oler esas flores, ponte a trabajar, que la siembra no espera y la cosecha hay que preparar —decía molesta la madre de la chica, mientras revisaba, montada en aquel carro de labranza, la tierra a cultivar—. Core, me escuchas niña, por Estigia, te juro que te daré de sablazos si no vienes ya, ¡CORE! ¡CORE! … , donde se metió esta niña, ¡CORE…!

Pese a los gritos repetidos de su madre, la chica no apareció. Entonces la diosa de los cultivos descuidó su labor y ante su desesperación por la desaparición de su hija, con cada día de incertidumbre, su alma y cuerpo más fríos estaban y la tierra igual que ella se tornaba. Esa helada repentina que cubrió la tierra fue conocida luego como la gran glaciación y a los hombres, que no la conocían, por cientos mató.

2.- CARONTE

—Una cosa es acarrear almas de mortales muertos un lado a otro, pero otra muy distinta es llevar a una joven diosa, esto va ha terminar mal, se lo dijo patrón —repetía una y otra vez el barquero infernal, mientras cruzaba las aguas venenosas de la laguna de la ninfa Estigia, hasta que alcanzó destino.

—Cállate ya, que la despiertas, mira que hermosa es esta joven flor —dijo un hombre de oscura melena, acariciando los cabellos de la chica dormida. Al desembarcar, cargando a la chica entre su brazos, mientras un gran can de tres cabezas corría a saludar, el amo se giro y decreto al galeote.

—Una cosa más, no puedo permitir que comentes esto con alguien más, así que desde hoy, mudo serás—. Desde entonces, el que transporta las almas no pronuncia palabra y sólo extiende su mano seca para pedir su pago.

3.- PERSÉFONE.

Core volvería hoy a la superficie, tras su largo secuestro. Pero en ese tiempo que durmió cuan semilla bajo la tierra, sólo conoció a aquel hombre de oscura melena, que despertaba hoy en ella pasiones que no supo antes que existieran.

—¿Me amas? —Le preguntó a su raptor cuando partía.

—Sí —le contestó el hombre de oscura melena.

—¿Cómo podría quedarme aquí para siempre? —ella le volvió a interpelar.

—Come un fruto de esta tierra —fue la respuesta, que no se hizo esperar.

Le miró ella y con una sonrisa en los labios partió en dos la jugosa granada roja que él le mostraba y diciendo sin pestañear,

—Desde hoy pasaré la mitad del año con mi madre, y el resto dormiré contigo bajo tierra—.

4.- Epilogo

Desde entonces, Core, la diosa de las flores, pasa seis meses del año con su madre y el resto en el subsuelo. Los hombres aún sufren su falta en la tierra, ya que a su madre se le enfría el alma cuando ella parte, y el otoño primero y el invierno luego cubren la tierra. Pero los hombres perdonan su ausencia, ya que saben que ella comparte lecho con el dios del infierno; y como amada de Hades es nombrada ahora por esos hombres como Perséfone, Reina de los Infiernos.