Cuentos de Hadas (1) Introducción

Aunque tengan el nombre de aquellos seres mágicos que cuidan la naturaleza, los cuentos de hadas no tratan de hadas, elfos, enanos, duendes, gigantes, ogros, etc. Expliquemos esto para que se entienda: en la Cenicienta la protagonista es la niña que pierde la zapatilla de cristal en un baile, no el hada madrina que transforma una calabaza y ratones en un hermoso carruaje tirado por imponentes corceles; de igual forma en Blancanieves narra la historia de una joven que se traga una manzana envenenada por una bruja, no es el cuento de siete enanos que la encuentran y cuidan; el genio de la lampara no es el protagonista sino el joven Aladino, que usa los poderes del genio para enamorar a la princesa; así podemos seguir nombrando ejemplos.

Eso no quiere decir que las criaturas fantásticas del reino de las hadas no puedan ser protagonistas, ejemplo tenemos la historia de “la Sirenita” de Hans Cristian Andersen, o “El Hobbit” de J. J. R. Tolkien; donde los hombres (y mujeres por supuesto) no son los protagonistas, sino meros compañeros de los seres mágicos (pero estos aún están presentes); así salvo estas raras excepciones, los protagonistas son siempre los hombres, las mujeres, pero sobre todos los niños (y niñas). Por ejemplo en el obra“Portilla y el Ladrón de Gorros” de Cornelia Funke (1992 original /2005 en español), la relato no habla la historia del Portilla, reina de las hadas del bosque, a quien le han robado su reino; sino la historia del chico Arthur, que de vacaciones, en el campo, en casa de sus tíos debe ayudar al hada; con la ayuda de su vecina la joven Esther y a la vez sobreviviendo a sus terribles primos, los gemelos Ben y Bruno.

 

REFERENCIAS PRINCIPALES

Gil, Rodolfo (1982)”LOS CUENTOS DE HADAS: HISTORIA MÁGICA DEL HOMBRE” Colección Salvat Temas Claves. N°78. Salvat Editores S.A. Barcelona. España.

Gil, Rodolfo (1982) “MAGIA, ADIVINACIÓN Y ALQUIMIA” Colección Salvat Temas Claves. N°89. Salvat Editores S.A. Barcelona. España.

Balasch Blanch, Enrique (2003) “UNA HISTORIA MÁGICA DE LOS CUENTOS” Oberon, Grupo Anaya S.A. España.

Balasch Blanch, Enrique (2004) “EL LEGUAJE SECRETO DE LOS CUENTOS” Oberon, Grupo Anaya S.A. España.

Cuentos de Hadas (2) Una breve historia.

Los cuentos de hadas tienen un punto aparte en el desarrollo de los cuentos; existen muchos tipos, pero siempre se asocia al cuento con aquellos seres etéreos, vestigios de antiguas diosas, reducidas por las nuevas religiones a pálidos fantasmas de otras eras, citamos en este punto de X. B. Saintine:

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Mientras que Roma se esforzaba por establecerse en Germanía, unas naciones germanas: los francos y los burgundios invadían las Galias y comenzaban a instalarse en las provincias romanas por derecho de conquista. […] Los procónsules romanos consideraron que lo prudente y sabio sería cerrar momentáneamente los ojos a la cuestión religiosa; […] se convirtió en una tregua de cultos, con cierto recelo por ambas partes. Odín tuvo sus altares, distintos a los de Júpiter; se elevó un templo al dios Thor a imitación del de Marte. Si Baco, Diana y Apolo tuvieron sus días festivos, lo mismo sucedió con Bragi, con Friga y con Freya.

Una guerra santa no podía tardar mucho en estallar; en algunos aspectos ya había comenzado, cuando los pescadores del Rin, ocupados en retirar sus redes, oyeron unas voces que corrían por la superficie del río y murmuraban los nombres de María y Jesús. […] Al oír esto, los cultos rivales olvidaron sus desacuerdos, pues estaban todos amenazados por igual y se reunieron para resistir este terrible invasor. Se hizo una llamada general, desde el campo de Odín al de Júpiter, a todos los dioses del norte, a los dioses de Finlandia, a los dioses de Rusia, a los dioses eslavos; el peligro era el mismo para todos, y todos, respondiendo la llamada, se dirigieron al Rin. […]

Cuando los recién llegados se organizaron, el águila de Júpiter se elevó por encima de las nubes, pegó tres gritos clamorosos mientras se dirigía hacia tres puntos del horizonte, el poniente, el levante y el sur; los dioses dispersos de Italia y Grecia, después de abandonar sus retiros misteriosos, acudieron; Neptuno con sus tritones, sus Proteos, sus Arpías y sus monstruos marinos; Plutón con sus Parcas, sus Euménides, sus Furias, y toda su cohorte infernal.

Odín golpeó su escudo y, desde el fondo del Norte, no sólo los dioses y las Valkirias, no sólo los héroes del Valhalla, sino incluso los adversarios de los Asios: Hel, el lobo Fenrir, los Gigantes de la Helada, con Loki a su cabeza, vinieron a ponerse en fila bajo sus ordenes para asistir a las grandes fiestas de la matanza.

Nunca los ejércitos de Darío, de Alejandro, de Atila, de Carlomagno habían ofrecido, o han ofrecido después, un aspecto más imponente y más terrible. Una vez consultadas las sibilas, las normas, los augurios, los magos, se pusieron en marcha. […] Este era el lado por el que las sibilas y las profetisas habían ordenado que se dirigieran [a la colina sagrada de los cristianos], sin dudar que el dios de los cristianos, encabezando sus legiones, no se presentará a defenderse. […]

Con tantos ruidos redoblados, bajo tantas sacudidas estruendosas, el cielo y la tierra casi parecen confundirse, el horizonte vacila y se balancea, las montañas se sobresaltan sobre sí mismas. Sólo la colina sagrada permanece inmóvil. La luz que la rodeaba por su base ha subido hasta la cima y hace resplandecer a la pequeña capilla con su brillo asombroso.

Sorprendidos a no ver aparecer el enemigo, el ejército de dioses paganos se detiene. De repente, ¡oh maravilla! retirada como por un golpe de aire venido de arriba la capilla desaparece y descubre a las miradas un simple altar de piedra, que corona una cruz. Frente al altar, desprovisto de todo ornamento al igual que su defensor, se encuentra una joven, una virgen con un niño en brazos. Ella desciende la colina, con la sonrisa en los labios; la luz resplandeciente sólo brilla alrededor de su frente y la de su niño; ella camina al encuentro de los dioses agrupados que comienzan a mirarse entre ellos con estupor, ella sigue avanzando y de repente sobrecogidos por un pánico irresistible […] todos dieron media vuelta hacia el río, que atravesaron en desorden, derribándose los unos a los otros y chocando con su huida desesperada con sus propios templos y estatuas, que se derrumbaban tras ellos. […]

Cabe resaltar que, en esta lucha de dioses contra el cristianismo naciente, no hay ninguna tradición que mencione al teut y al Esus de los celtas, al Alfader de los escandinavos, al Jumala de los finlandeses, al Bogh de los eslavones, no más que al dios desconocido de los Romanos. Eso es porque cada una de estas divinidades, ellas solas imperecederas, como Indra del cielo hindú, resumía a todas las demás y representaba al pensamiento único de la imagen de un Dios único y eterno. Esta gran y vana tentativa de los dioses paganos ha sido fijada tradicionalmente cerca del año 510 de la era cristiana. En el transcurso de este mismo año, el rey Clovis decidió erigir para Cristo un templo digno de él, y fundó los primeros cimientos de la catedral de Estrasburgo, quizás con la intensión de reemplazar a aquella vieja capilla, desaparecida de una manera tan misteriosa.

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De todos aquellos dioses ya mencionados, de los que se podría creer que están olvidados para siempre, barridos por el viento, que se pretendía suplir o que se han vuelto caer en el polvo con el que parecían competir, eran por cierto aquellos pequeños dioses microscópicos. […] Esos dioses átomos se habían desarrollado considerablemente; incluso llegaron a tener forma y cuerpo, un cuerpo visible, una forma que no estaba provista de gracia. Se habían convertido en Alps o Alfs conocidos más tarde por su nombre oriental de silfos [o de sílfides, como son conocidas sus compañeras]. […] Eran los silfos, pueblo pequeño del aire, que volaban en enjambre, haciendo nido en una flor, o unas briznas de musgo, al pie de una remata, y que sólo salían de noche para visitarse mutuamente y cumplir con sus obligaciones sociales y de buena vecindad. […]

Si nieblas espesas envolviesen de repente a los convidados [en una reunión social de estos seres] […] otros duendes, los trastos [y los fuegos fatuos] con sus alas de fuego, vendrían a sentarse en la mesa hospitalaria, pagando un tributo con la claridad que desprendían a su alrededor. La principal ocupación de estos consistía en guiar al viajero perdido, con el fin de hacerlo volver a su camino. Tales eran, pues, los espíritus inofensivos del aire y el fuego.

En este aspecto las cosas han cambiando mucho; desde que unos malvados han hecho correr la voz de que esto no es más que el producto de la combustión del gas hidrógeno o la presencia del fósforo en disolución que se encuentra en terrenos húmedos, los fuegos fatuos empiezan a sentir odio hacia los hombres y ya no se muestran a los viajeros sino para arrastrarles hacia los barrancos y las marismas.

En cuanto a los Silfos […], se han convertido en elfos, […] Hoy en día, se dividen en dos clases y ambas son temibles. Ninfos errantes por los prados [… que] acechan a los inocentes sin experiencia y los asocian a sus danzas interminables tras lo cual suelen caer sin aliento para no volverse a levantar [ y ] los elfos negros personifican la pesadilla y el sonambulismo […] este estado es el elfo negro quien dirige los movimientos del durmiente […] que le hace trepar sobre los muebles e incluso hasta los techos. [ …y ] se les puede ocurrir la gracia de hacerte arrojar al vacío.

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[Dentro de los espíritus del agua tenemos a las ninfas] se suelen admitir dos especies distintas: las ninfas propiamente dichas, antiguas divinidades paganas, de las cuales nunca se desconfía bastante, y las ondinas inofensivas y en algunas ocasiones compasivas. [… Las ninfas] se revisten de buen grado con toda clase de disfraces para llegar a sus fines. Se las ve vagabundear cerca del río, en lugares aislados […]. Traman intrigas amorosas fatales para los galanes. Otras se dejan ver en las fiestas de los pueblos, mezclándose con tanto ardor al baile que los hombres embriagados [y son arrastrados hasta los ríos] sólo vuelven a recobrar la lucidez [… instantes antes de] desaparecer bajo las aguas. Las ondinas [… son en su mayoría] almas vagabundas de pobres chicas que por una desesperada pena de amor se tiraron al río.

REFERENCIA:

X. B. Saintine (1998) “MITOLOGíA DEL RIN”
Edicomunicación. S.A. Barcelona – España p.138 a 174

Cuentos de Hadas (3) Los cuentos del bosque.

En estos cuentos de hadas, los hombres expanden sus territorios, talan los arboles y crean tierras para los cultivos. Los hombres saben que pueden estar molestando a los antiguos pobladores (las hadas, genios y duendes) y culpan a estos seres de los problemas que pueden presentarse. Cuando le dicen los padres a los niños que cierren las puertas en la noche, que tapen las tinajas, apaguen las velas antes de dormir, para evitar que los antiguos habitantes puedan hacer de las suyas; son recomendaciones para evitar que ratas, serpientes y otros bichos entren y provoquen desgracias. No en todos estos cuentos los antiguos pobladores son malos, cuando Jehová el dice a Abram (luego llamando Abraham) que salga de babilonia hacia la tierra prometida; o cuando los antiguos dioses mexicanos le dicen al pueblo de Nahua que salga del desierto y que busquen donde el águila devore a una serpiente sobre un cactus y construyan ahí su nación (hoy ciudad de México) tenemos así intervenciones de los antiguos pueblos sobre los nuevos pueblos humanos.

Los cuentos de Hadas (4) Los cuentos de la forja.

Si la naturaleza es parte inicial en los cuentos del bosque, el fuego lo es en los cuentos de la forja. El fuego fue dado a los hombre por el Titán Prometeo, que los liberó de la oscuridad de la noche, les dio cobijo y defensa contra las bestias que le temen al fuego. El fuego les permitió a los hombres transformar (usando su magia) al barro y la arena en cerámica y vidrio, y a las piedras en metales. El fuego es por tanto un elemento mágico, regalo de dioses y descubrir sus secretos es lo que hacen los cuentos de la forja. Así los primeros magos fueron los herreros y los orfebres que guardaban bien sus secretos de transformación, ellos son los primeros alquimistas y los químicos del mundo antiguo, que buscan transformar la materia en nuevas realidades.

 

Cuentos de Hadas (5) Los cuentos de viajes y búsqueda de tesoros ocultos.

Encontrar una piedra mágica, una espada encantada, un pájaro maravilloso, el regalo ideal para quien lo tiene todo, forma parte de muchos cuentos. En estos cuentos generalmente varios hombres salen en su búsqueda, recorriendo nuevos lugares y encontrando nuevos amigos y enemigos, pero sólo uno tiene la perseverancia de seguir, e incluso luchar contra sus adversarios, que le roban muchas veces lo que tanto esfuerzo le ha costado. Para lograr alcanzar su meta el héroe (o heroína) es ayudado por los habitantes del mundo oculto, quienes los transportan por los aires hasta alcanzar islas lejanas o el norte del mundo. Ejemplos de estos cuentos tenemos a la historia rusa del pájaro de fuego”, los mitos griego de “Jason y los Argonautas” y de “Perseo contra Medusa”; a Aladino y la lampara maravillosa” en las Mil y una noche.