Cuentos y Minicuentos sobre Medusa

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Medusa, o mejor dicho los cuentos sobre aquella hija de monstruos marinos, maldecida y maldita, sus amores, su destino, a continuación se presentan varios cuentos cortos publicados en el portal de FICTICIA, en su marina de febrero de 2006, se exponen esos cuentos para el disfrute y deleite de quien los desee.

DESPEINADA – Zoy Azin

Ese día Medusa no se pudo peinar. Las serpientes no estaban de humor.

ESTILISMO DE GORGONA – Pulgatorio

Para poder peinar a la niña Medusa, su madre, en lugar de usar cepillo, tuvo que convertirse en una virtuosa de la flauta.

EL DAVID – Charlesworth

Miguel Ángel esculpió su firma, pero Medusa petrificó al muchacho.

MADAME MEDUSA – MiniTauro

Se dice, aunque no me consta, que Medusa proporciona las estatuas y Madame Tussaud sólo las pule y les agrega color.

SUICIDAS DE ANTAÑO – Pulgatorio

Cuando corrió la voz y supieron los pétreos poderes de Medusa, los suicidas vieron el cielo abierto. Recordemos que en aquellos tiempos, no existían trenes de los que arrojarse en marcha o a los que echarse a las vías, ni coches con los que lanzarse a 220 kilómetros en dirección contraria por una autopista, ni siquiera un mal puente por el que poder precipitarse al vacío. Por no haber, ni tan sólo existía el vacío. Es comprensible el éxito que obtuvo aquella forma rápida y segura de inmolación. Además, la petrificación instantánea, tenía el aliciente de que pasabas a formar parte de una galería de estatuas, en una época en que sólo a los dioses se les honraba con ellas. Así vemos, que las efigies del auto inmolado, se distinguen perfectamente de las víctimas verdaderas, por un cierto estilo y sofisticación en la variedad de las posiciones: desnudos, ecuestres, orantes, alegóricos, yacentes, declamatorios, en grupo… Hoy podemos afirmar que, gracias a ellos y a los poderes de la Medusa, se puso la primera piedra en la Historia del Arte.

EL ESCULTOR – Per se o ad hoc

Encontró su sitio en la inmortalidad al cambiar sus musas por la medusa gorgona.

CONFUSIÓN MÍTICA– MiniTauro

«¡Mierda! ¡Eran mis ojos los que tenía que taparme para enfrentar a Medusa!», pensó justo antes de quedar convertido en una estatua con algodones en los oídos.

MISIÓN – El Errante

«¡He llegado hasta estas costas para hacerme con un nombre, para que se me respetara en todos los rincones del mundo, para que se me conociera como el valiente, el temerario, aquel que destruyo a la medusa, al monstruo, al engendro legendario que aterrorizaba a las poblaciones de este pobre reino. Me recibieron con todos los honores que un vikingo merece. Esa misma noche un barco mercante partía hacia mis tierras con una hermosa estatua de mi persona en tamaño natural.

EL EGOÍSMO DEL AMOR – Denderotis

Dijo que lo hacía por mi, que quería mirarme porque me amaba. Ahora me ha dejado convertido en estatua para tenerme siempre junto a ella y que no me alejase jamás.

EL ERRANTE Y LA GORGONA – El Errante

Recuerdo mi encuentro con la medusa. Yo andaba por tierras lejanas y llegado a un pueblo me hablaron de cierto monstruo. Las gentes del pueblo habían escuchado sobre mi, sobre el errante, y deseaban que mi espada, aquella que rescate del legendario lago, cortara la cabeza del demonio de cabellos de serpiente. Acepté gustoso y comí todo lo que me sirvieron y bebí hasta que ya no pude mas. Los niños me hicieron regalos, las mujeres solteras se ofrecían para complacerme y las familias me invitaban a sus casas. Así pase una semana hasta que llego la luna nueva y con ella la oscura noche. Partí junto a otros dos valientes que habían decidido embarcarse también en la aventura. Caminamos por el bosque sin oír siquiera el sonido de las hojas movido por alguna brisa de viento. Finalmente llegamos a la cueva, hogar de la medusa. Los tres entramos en silencio. En la cueva, todo era oscuridad y humedad. Entonces uno de mis compañeros encendió una antorcha y la llama iluminó al monstruo, sentada sobre la roca, con las manos sobre las rodillas. Sus ojos estaban cerrados, y su rostro de porcelana delataba su estado. El monstruo estaba dormido y era el momento de actuar. Mis dos compañeros se lanzaron sobre la gorgona, pero el ruido de sus pasos alerto a las serpientes. La medusa despertó y mis compañeros se petrificaron en el acto. El monstruo poso su mirada sobre mi, pero mi vista estaba posada sobre sus hermosos y redondos senos. Lanzó un chillido ensordecedor que me sacó de mi estado de ensueño. Me percate entonces de la suerte que habían corrido mis compañeros. Gire sobre mis talones y salí de la cueva tan rápido como pude. Nunca mas volví a pasar por aquel pueblo. Sin embargo, nunca puede estar seguro sobre la naturaleza del grito de la gorgona. ¿gritó porque sabia que iba a matarla o porque me considero un degenerado? Creo que nunca lo sabré.

MIRADAS -Yosuf

La Medusa no cierra jamás los ojos. Teme que lo que pueda ver la deje petrificada.

Y SIN EMBARGO, SE MUEVE – Per se o ad hoc

Sí, a pesar de todas las miradas de Medusa, Terpsícore sigue girando.

DE ENCUENTROS – Zoy Asin

Poseidón se dio cuenta de que siempre iba a vivir con la imagen de Medusa en la cabeza cuando, terminada la seducción, se encontró de frente con Priapo, a quien le tocó delicadamente el miembro a modo de saludo.

LA MIRADA DE MEDUSA – Mamut

La mirada de Medusa no es, como erróneamente se cree, un rayo que sale de sus ojos y te fulmina en un segundo; no. Es más como un veneno de acción lenta, o una droga alucinógena, de esas tan de moda hoy en día, que se inocula lentamente en todo tu cuerpo. Lo primero que sientes, obviamente, es susto; te pones pálido, te mareas y las piernas se te duermen un poco. A continuación, el corazón se acelera, vaya uno a saber si es por el tóxico o es por esa hembra maravillosa que tienes ante ti. En este punto la motricidad, esspecialmente en las manos, empeza a veerse afectda; pero nada serrio. Un leve cosequilleo apaerce en la bacse del cráneos, y,, pauxsadmente, es desniza or u piel, de arribas hhacia. abajo, en sauves olaedas que e,mpapapan or ompletto múxscúlos y tendenes. Pra ntnces, la le gua ya coomenzza a p sar c mo p dra y l vi ión se ve ve b rr a; los ddos e en rr tan y l peso de t s pier as t de se ado e d de est . La c ni ci n e re l e te s ter s en es c ; la de l a s e a a a n e e ta t sx n , b a r s.

MEDUSA, CUANDO BESA, ES QUE BESA DE VERDAD – Laura Hermosilla Fernández

La tercera Gorgona, para no petrificar a sus amantes con el maleficio de su mirada, solía cerrar los ojos mientras besaba. Ese gesto ha quedado para la posteridad como símbolo de entrega y veracidad del amor.

CANTO II – Santiago

Mírame, mortal, una última vez. Yo soy medusa, hija de Ceto y Forcis los marinos, la de mirada imposible, la de cabello serpenteo, y ante mí devendrás estatua. Así que péinate y asume una pose guerrera.

MEDUSA VS TIEMPO – Martinsinfin

Vestía un vestido moderno, un amplio gorro de algodón y unas gafas oscuras. Medusa se había adaptado perfectamente a la vida cosmopolita. Cada domingo visitaba un museo; este era el turno del Museo Paleontólogico: «Amonite» Cretácico superior. 90 millones de años. «Trilobite» Cámbrico. 500 millones de años. «Nautilus» Triásico superior. 230 millones de años. Un sentimiento de rabia comenzaba a apoderarse de ella, cuando en un acto reflejo de autodefensa, buscando recobrar el orgullo herido, pensó: «Sí, sí, pero yo lo hago al instante».

DESEO IMPOSIBLE – Charlesworth

Medusa siempre quiso ser una gran actriz de películas de horror, y pudo haber sido muy famosa, si tan sólo no dejara petrificado al público en sus asientos

CURRÍCULUM – Yosuf

Al ver la mutación de Medusa, Poseidón exclama olímpicamente: —Jamás podrán decir que me acuesto con mujer fea… aunque muchas lo son cuando despierto.

MUJER TENÍA QUE SER – Gorgona Medusa

Sí, así, como le cuento: Poseidón me arrastró a la habitación del fondo y me violó. Yo gritaba y peleaba con todas mis fuerzas, pero nadie parecía escucharme, a no ser Atenea, quien entró al finalizar y, en lugar de ayudarme, se abalanzó sobre mí y me llenó la cara de arañazos. Sí, ya veo que usted también piensa que la culpa la tuve yo. Es gracioso, a una la violan y encima la escupen, por puta. Ya sólo falta que me desfiguren el rostro y el cuerpo hasta que mi presencia de tanto asco que la gente se quede petrificada al verme; que en lugar de cabellos me ondulen sierpes venenosas; o que alguien me decapite sin tan siquiera dignarse a mirarme a los ojos. ¡Y luego, encima, querrán que los proteja de todos los males! Pero no conseguirán castrarme: seguiré siendo libre, panda de cobardes.

MI PRIMERA VEZ – Gorgona Medusa

Penetra en mi vientre la esencia marina del dios. Sobre el frío piso de la casa de Atenea, Poseidón anega mis entrañas con furor embravecido, violentamente, violáceo, violándome. La cólera de Atenea revierte en mí: boca y dientes de animal me dibuja, me vuelve obscena, fea, fiera. La divina se delata envidiosa de mi belleza e, iracunda contra mí por mi desgracia, vuelca su odio ancestral en mi cuerpo y en mi alma: quien ose ser mirado por mis ojos será convertido en piedra. Maldita historia escrita por hombres.

LA METAMORFOSIS – Pulgatorio

Al despertar Medusa una mañana después de un sueño intranquilo con Poseidón, se encontró sobre su cama convertida en una monstruosa gorgona.

PEGASO – Punchizcuaz

A pesar de haber vivido entre piedras y serpientes, en el momento de ser decapitada por Perseo, Medusa tuvo un pensamiento blanco y alado que brotó de su cuello.

AMORTAJADO – Mort y Cia

La belleza de Perseo le hizo bajar la mirada: por primera vez, Medusa sentía caballos alados en el estómago.

EL PRECIO DE LOS DIOSES – Pulgatorio

En realidad todo se redujo a un choque de protagonismos. ¡Ya saben! Un dios madurito y algo mujeriego, una diosa de mediana edad que vio peligrar su influencia, y en medio, cerrando el triángulo, una joven bonita e inexperta con una bella figura y un par de tetas tan grandes como su codicia. Hasta ahí todo normal. Historias como ésa, en el País de los Hiperbóreos, las teníamos casi todos los días. Pero la pobre Medusa, la mortal Medusa, transformada hoy en monstruosa Gorgona por la gracia de una diosa, se pregunta mientras arrastra su vergüenza en una gruta: «¡Hasta cuándo tendré que pagar el precio de que los dioses se fijasen en mí!». La respuesta le llega en forma del joven Perseo, cuya fanfarronería elevará el triángulo a cuadrado y convertirá el vodevil en tragedia.

ENCUENTRO – Hermes

Lo miró entrar a la cueva, al momento quedó prendada de su magnífico cuerpo, del atractivo rostro. Él la buscaba a través de un escudo, con la espada en alto, dispuesto a asestar el golpe al más mínimo movimiento. Caminaba hacia atrás sin quitar la vista del reflejo, ella procuraba quedar fuera de su alcance pero no podía desprenderse de su afán por mirarle, ambos se adentraron cada vez más en la caverna, hasta que llegaron a un arroyo, Perseo quiso saciar la sed. Cuando bajó el escudo, ella se presentó tímidamente, permitiendo que su majestuosa figura se proyectara en el agua. Eran mentira las leyendas, sí, había serpientes en su cabeza, sin embargo su rostro conservaba la hermosura que provocó el castigo y su cuerpo explicaba la lujuria de Poseidón. No quiso arriesgarlo al efecto de su mirada, así que ocultó su vista. Ninguno se atrevió a moverse, atrapados entre el dulce tormento del amor imposible y del deber por cumplir.

JUSTICIA GORGONICA – Gorgona Medusa

Vinieron a cortarme la cabeza. Lo vi entrar, tan guapo, tan rubio, tan mono, él… Temeroso de quedar petrificado, Perseo caminaba de espaldas a mí, guiándose por el reflejo de mi rostro dormido en su escudo… ¡Cuántas patrañas, señor! En primer lugar, el tipo era feo como un demonio. De pelos, ni hablo: no tenía. Belfos, mofletes fofos, barrigón… La reencarnación de Eros en persona, vamos. En segundo lugar, jamás había visto yo hombre más torpe. Cayó de culo a la primera de cambio y ya no hubo manera de levantarlo. En tercer lugar… Tuvimos que hacer un amasijo de culebrillas y dárselo para que fuera por ahí presumiendo de haberme decapitado. Lloraba sin parar. Luego me he enterado de que iba por ahí diciendo que sólo con mi mirada quedaban petrificados su enemigos. En fin… Todo sea por alimentar el ansia mítica de la humanidad.

VICEVERSA – Matisse

Perseo miró, desafiante, a Medusa y acercándose a ella tocó las serpientes de su cabeza, inmóviles y rígidas. Luego, dando media vuelta, se alejó. Los ojos de la Gorgona no lo siguieron, estaban petrificados.

CON LOS OJOS CERRADOS – Pulgatorio

—Puede que te parezca tarde, pero ahora que te tengo entre mis manos, me doy cuenta que eres la mujer de mi vida —clamó Perseo. Y alzando en una mano la cabeza de Medusa, separó con su espada las víboras que silbaban furiosas, cerró los ojos y la besó entre las fauces sanguinolentas.

LA VERDADERA HISTORIA DE MEDUSA Y PERSEO – Jovauri

Escuchó sus pasos. Esperó el momento justo; cuando la sintió cerca no soportó la curiosidad, así que reflejó la imagen de ella en el escudo de Pallas; logró verla sin peligro. Medusa era hermosa. Todo lo contrario a las descripciones de monstruo horrible. Retiró el escudo para mirarla de frente, enamorado. El precioso cabello rojizo de ella le caía en los delgados hombros, con soltura. Nada de serpientes. Todo falso. Perseo le dijo con voz suave: Medusa. De los labios de ella salieron unas palabras expresadas con amor, las que Perseo ya no pudo escuchar. Había quedado petrificado.

ORIGEN MÍTICO DE UNA EFIGIE DE PIEDRA – Averroé Gagatán

Cansada de tanto odio, la Gorgona decidió mirarse al espejo.

MEDUSA EN SU LABERINTO – Ensa Ladilla

Al despertar del sueño, Medusa percibe dos cosas a un tiempo: la presencia de un ser monstruoso en sus simétricas proporciones, que avanza tras destellos de coraza; y lo revueltas que andan hoy las frías sierpes que culebrean por su cabeza. Gorgona, sí, más fémina al fin y al cabo, no puede evitar el impulso de ordenar primero sus viperinos cabellos. Al fijar sus ojos de ágata sobre la superficie bruñida, se le escapa un aullido de piedras: acaba de contemplar su eternidad de lápida en aquel jardín narcotizado.

DÍPTICO MÍSTICO – Mamut

I.- El pedestal en el que se encuentra exhibida la cabeza de Medusa tiene una placa metálica que dice: «Patrimonio Ecológico de la Humanidad. Hábitat de 235 especies nativas de serpientes».

II .- El museo en el que se exhibe la cabeza de Medusa tuvo que cerrar sus puertas precipitadamente —tres horas antes de lo acostumbrado—. Ya no caben más estatuas.

ATRACCIONES MEDUSA – Pavel

El Gran Circo reserva su número más espectacular para la última función. En jaula de fieras que avanza tirada por una ‘troupe’ de gigantes, monos y enanos, la pista central se honra en recibir con honores de estrella, la auténtica, la genuina, la imperecedera cabeza cercenada de la Gorgona Medusa. De madrugada, bajo las estrellas, una flota de tramoyistas y mozos de pista desarman gradas, arrían mástiles y pliegan lonas que van cargando en la caravana que al amanecer abandona el arrabal. A su paso, queda un bajón en el censo de ciudadanos, unas cuantas estatuas de más, y el sublimado rumor de que los desaparecidos optaron por perseguir un sueño y ya forman parte del Mayor Espectáculo del Mundo.

LA GALLINITA CIEGA – M@len@

—Cierra los ojos, cuenta hasta diez, nos escondemos y a la de diez, abres los ojos y los buscas. —A los diez incautos nunca les habían advertido de que no se debe jugar con una Gorgona, y menos con la Medusa. Hoy siguen allí, absurdamente escondidos para siempre.

POR LOS PELOS – Quasar

Intrigado por lo que leyó, asomó la cabeza y preguntó a la recepcionista: —¿Me puede decir a qué se dedica su empresa? Como he visto por fuera «Med, S.A.» pensé que se podría tratar de un consultorio médico. —Se nos cayó la «U» del rótulo. Somos fabricantes de estatuas —le informó una voz sin mirarle la cara. El transuente dio la vuelta y siguió su camino. Nunca supo lo duro que pudo haber sido el resto de su vida.

CARISMA Quasar

Esteno y Euríale se peleaban con su hermana por el privilegio de llevar el único ojo que tenían entre las tres. Ceto, como buena madre que era, intercedió para defender los derechos muy humanos de su hija pequeña: —Es el primer día de escuela para su hermana y ELLA va a llevar el ojo. Y quiero que ustedes la ayuden con la máquina quitabucles—. Resignadas, Esteno y Euríale peinaron con esmero la melena de su hermana, le colocaron el ojo, y se animaron incluso para acompañarla a la escuela. Comprendieron bien la extrema timidez de su hermana que caminaba despacio, con la cabeza agachada. Al llegar a la escuela, la alumna nueva no se atrevió a mirar a sus compañeros de clase hasta que el director pronunció su nombre: —Demos la bienvenida a Petra Medusa de Gorgona.— Petra los miró con su único ojo y en un instante los conquistó.