La mujer sin rostro – Anonimo

¡¡¡Ojalá aquella noche no hubiera salido!!! pero si salí y esto fue lo que me paso. Era una noche de Jueves Santo habíamos ido a las típicas procesiones que se celebran en el pueblo de mi madre. Un pueblecito de Orense. Era una noche bastante fría ya que en aquella zona aunque sea abril hace bastante frío. Al finalizar la procesión le dije a mi madre que había quedado con mi novia y aunque debía recorrer dos kilómetros andando por el centro del pueblo decidí no llevarme el coche, ya que conmigo venia mi mejor amigo. Fuimos hasta la zona de bares y pubs a tomar algo con nuestras novias y al finalizar la velada mi amigo decidió irse a dormir a casa de su novia, yo preferí irme a casa de mis padres, con lo cual debía recorrer los dos kilómetros solo, pero bueno no me preocupaba irme andando, porque es un sitio tranquilo.

Empiezo a caminar después de despedirme de mi novia y para llegar a mi casa tengo que cruzar un puente totalmente iluminado, yo iba caminando con mi móvil en la mano, mirando los mensajes y al finalizar el puente hay un jardín que no esta muy bien iluminado, al finalizar de leer los mensajes estaba en medio del puente divisando mi casa a unos 200 metros en línea recta. En ese momento me percate en la sombra del jardín una silueta que caminaba en dirección opuesta a la mía, es decir hacia el puente. Yo seguí caminando y en el momento que yo pude divisar perfectamente a la silueta esta se giro dándome la espalda. En aquel momento pensé que la silueta se disponía a cruzar a la otra acera del puente y seguí caminando hacia la silueta.

Al estar a unos 20 metros distinguí la espalda de la silueta, era una mujer con una trenza muy larga con canas y unos bultos entre sus brazos, pero en aquel mismo momento me di cuenta de que no iba a girar si no que caminaba hacia atrás dándome la espalda y caminando hacia mi. En aquel momento un escalofrío minúsculo, seguí caminando y al pasar a la altura de aquella señora, vi la parte lateral de su cara con una tez muy pálida y muchas arrugas. En ese momento mi cuerpo se estremeció, ya que aquella mujer no era ninguna persona del barrio y mucho menos del pueblo. Al intentar mirarle el rostro esta persona se giro para que yo no se lo viera. Al dar dos pasos casi llorando del pánico, la mujer se paro y con una voz que me hizo correr escuche «SIGUE CAMINANDO, QUE LA CURIOSIDAD MATA».

Llegue a casa en nada, os aseguro que recorrí el trayecto restante en récord mundial. Aun hoy cuando camino por aquella zona de noche y pienso en aquel momento y tiemblo de pánico.

REFERENCIA

Anónimo (2003) «LA MUJER SIN ROSTRO»
http://www.ciao.es/Relatos_de_terror__Opinion_1379769