El hipogrifo y su simbolismo

Entre las criaturas relacionadas con los grifos se encuentran  los hipogrifos, supuestamente son la descendencia de un grifo y una yegua. Es el corcel natural de los magos (Ver Harry Potter). Igual al grifo tiene la cabeza de una águila, las garras y las alas cubiertas de plumas y pero el resto de su cuerpo es de un caballo.

La razón de su gran rareza es que los grifos consideran a los caballos como presa y comida. El hipogrifo es por consiguiente un símbolo del amor imposible.

El hipogrifo es más fácil de domar que un grifo. Es normalmente la mascota de un caballero o un hechicero. Hace un corcel excelente, que puede volar tan rápido como el relámpago. Se dice que el hipogrifo es un omnívoro, capaz de comer plantas o carne.

El hipogrifo aparece en literatura en el poema extenso de Orlando el Furioso, escrito por Ludovico Ariosto en 1516. A pesar de ello, en la literatura clásica muchos nombres prefiguraban ya esta invención, el Hippelaphus mencionado por Aristóteles podía referirse a algún tipo de antílope africano (desconocido por los europeos), así como ocurrió con el hippagros identificado luego con el ñu; o el onelaphos que quizás era el orix. Imaginarios eran el Hippalectryon de la mitología griega, que se trataba de una criatura fantástica con la parte anterior de un caballo y de que la parte posterior de un gallo con: alas, patas y cola incluida. Lleva un plumaje de color amarillo. Aunque está representado en la pintura de los antiguos jarrones, montado por un jinete; las leyendas sobre esta criatura son desconocidas. También tenemos por Luciano de Samósata (siglo II) que imagino a los Hippogypoi (los jinetes de buitres) capitaneados por el mitológico Endimion (amante de Selene – la Luna), en guerra contra los hipomyrmekes (jinetes de las hormigas), dirigidos por Faetonte (el sol), luchando por el lucero del alba (Venus), una obra de ciencia ficción donde la luna es el campo de batalla casi dos mil años antes que Julio Verne  escribiera su obra «De la Tierra a la Luna».

La idea de un caballo volador no era extraña a los griegos, ya tenían a Pegaso; así que el Hipogrifo es un grifo en el que las partes de león están sustituidas por las equivalentes partes de caballo, y por consiguiente resulta un caballo dotado de alas y cabeza de águila.

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