El fuego es uno de los elementos alquímicos con mayor significado. El fuego fue dado a los hombre por el Titán Prometeo, que los liberó de la oscuridad de la noche, les dio cobijo y defensa contra las bestias que le temen al fuego. El fuego les permitió a los hombres transformar (usando su magia) al barro y la arena en cerámica y vidrio, y a las piedras en metales, el fuego acelera así los procesos de la naturaleza. El fuego es por tanto un elemento mágico, regalo de dioses y descubrir sus secretos es lo que hacen los cuentos de la forja. Así los primeros magos fueron los herreros y los orfebres que guardaban bien sus secretos de transformación, ellos son los primeros alquimistas y los químicos del mundo antiguo, que buscan transformar la materia en nuevas realidades.
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Mitos sobre el fuego. (1) El nacimiento de los hombres.
La idea bíblica de hombre como arcilla formado por los dioses no es única de mito judío, viene de mucho más atrás, del Egipto de los faraones, donde los dioses Khnum (Jnum) (el de cabeza de carnero) y su compañera Heget (Heket) (con cabeza de rana) moldearon a los hombre del barro.
Mitos del fuego (2) Agni, dios del fuego.
Se encontraban paseando el príncipe Arjuna (un hijo mortal de Indra, rey de los dioses hindúes) y su primo Krishna (octava reencarnación de Vishnú) por el bosque Khandava, cuando encontraron a Agni. El dios del fuego se mostraba pálido como las cenizas y de su cabeza sólo surgía humo blanco que caía al suelo sin fuerza como el cabello de un anciano, Agni miró desfallecido a los visitantes y les suplicó, —permitirme comer, no puedo seguir alimentándome del aceite de las cocinas y las ofrendas—, a los que los primos le preguntaron —¿Qué necesitas para alimentarte?—. Agni respondió —El bosque Khandava—, los chicos se miraron a los ojos, sabían las implicaciones de un incendio de tal envergadura. —¿Qué pasará con los arboles, las bestias y los hombres que ahí habitan?—, preguntaron. Agni les respondió —los arboles tienen raíces profundas por lo que volverán a crecer, los animales al verme llegar correrán lejos del peligro, y no hay hombres en el bosque—. Lo pensaron un instante y finalmente accedieron a ayudar al famélico dios del fuego. Agni dudó un instante, no creía su suerte, giró y dio a los jóvenes arcos y flechas para que detuvieran a los otros dioses mientras el disfrutaba su festín. Respiró profundo y todos los fuegos del mundo se apagaron, las hogueras y estufas dejaron de calentar, las llamas de todos los templos desapareció. Agni encendido por los fuegos que venían a su encuentro entró en el bosque por su ansiado banquete. Devoró hojas y ramas, avanzó por el suelo y arrasó con los pastos. En el cielo, Indra y otros dioses bajaron a detenerlo, pero Arjuna y Krishna lanzaron fechas al cielo formando una cortina que les impedía seguir. En pocas horas Agni había devorado toda la enorme selva, su piel volvía a ser dorada y brillante, de su cabeza, sus cabellos eran humo negro que subía. Agradeció a aquellos jóvenes, mientras sus llamas volvían a las estufas y velas de los hombres, más rojas que nunca. Aún la naturaleza necesita del fuego para renovarse.