Hijos de la Noche (12) Ascálafo

Ascálafo es un demonio del inframundo que labraba en los huertos de Hades. Es famoso por reportar al dios que Perséfone había probado de las semillas de granada del infierno, Deméter enojada por impedir la libertad de su hija lo enterró debajo de una roca, transformado en la forma de un lagarto (aquí el mito se confunde con el de historia de Ascálabo, convertido en lagarto por Deméter cuando se mofó de ella).

Más tarde, Heracles lo liberó de esa prisión, pero la diosa o la propia Persefone lo transformó en búho. El búho era considerada la forma animal del dios Hades, así como el mochuelo o lechuza era pájaro de Atenea.

Su padres fueron el dios río Aqueronte, donde Hermes dejaba las almas para ser llevadas luego por Caronte a su destino final, pero varias diosas se les achaca el triste honor de ser su madre, entre ellas las ninfas infernales Orfne y Górgira. Górgira suele ser identificada con la diosa Estigia, una hija del Océano que circunda el inframundo, así como su padre circunda la tierra. Orfne, por otra parte, es equivalente a Nix, la diosa que mora donde siempre reina la noche.

Ovidio (Siglo I a.C. A I d.C) en sus Metamorfosis nos narra:

En la floresta, mientras Prosérpina (Persefone) juega, violas y cándidos lirios corta, y mientras con afán de niña canastos llena … casi a la vez fue vista, amada y raptada por Dis (Hades), hasta tal punto fue presuroso el amor. La diosa, aterrada, convoca afligida a su madre y a sus acompañantes…

La madre [Demeter tras descubrir que su hija está en el reino de Hades] … quedó suspendida y cual de piedra atónita largo tiempo, y cuando el dolor grave por su ausencia sacudido fue, con sus carros sale hacia las auras etéreas. Allí, nublado todo su rostro, ante Júpiter con los cabellos sueltos se detuvo enojada: —Por mi sangre he venido suplicante a ti, Júpiter (Zeus)—, dice, —y por la tuya; si ninguna es la estima de una madre, su hija a un padre mueva, y tu inquietud, suplicamos, más vil por ella porque de nuestro parto fue dada a luz. He aquí que buscada largo tiempo al fin yo a mi nacida he encontrado, si encontrar llamas a perder más ciertamente, o si a saber dónde está llamas encontrar. Que raptada fue, lo llevaremos, en tanto la devuelva a ella, puesto que no de un marido saqueador la hija tuya digna es, si ya mi hija no es—.

Júpiter tomó la palabra: —Común es prenda y carga esta hija para mí contigo; pero si sólo sus nombres verdaderos a las cosas de dar gustamos,  este hecho no es una injuria, sino es amor; y no sería  para nosotros este yerno una vergüenza, si tú sólo, divina, quisieras. Aunque faltara lo demás, cuánto este ser de Júpiter es hermano. … y no cede sino en su suerte a mí. Pero si es tan grande tu pena por su separación, volverá a subir Prosérpina al cielo, con una ley, aun así, cierta: si ningún alimento ha tocado allí con su boca…—.

Había dicho, mas para Ceres (Demeter) lo cierto era sacar a su nacida. No así los destinos (las Parcas) lo permiten, porque de sus ayunos la virgen se había liberado y mientras ingenua vagaba entre los cultivados huertos, una fruta carmesí arrancó de uno de esos arboles curvados, y cogiendo seis granos de su pálida corteza los apretó en su boca; y solo Ascálafo vió todo aquello,…

… Gimió hondo la reina del Erebo (Persefone), y al testigo una profana ave hizo, asperjada su cabeza con el agua del Flegetonte (río infernal de sangre hirviendo) con pico y plumas, y de grandes ojos la convirtió. Él, de sí privado, de pardas alas viste y su cabeza crece y encorva largas uñas, y apenas mueve esas plumas nacidas por sus inertes brazos y un feo pájaro se vuelve, nuncio del venidero luto, el indolente búho, siniestro presagio para los mortales.