Estudiosos de la naturaleza, estos hombres se encerraron y escondieron en sótanos (laboratorios) tratando de entender la materia y sus secretos, buscando ansiosos la piedra filosofal que permitiría transformar el plomo en oro y generar el elixir de la vida. Se duda en la actualidad que alguien lo haya logrado, pero sentarían estos alquimistas las bases para la química moderna con la que dominaría el hombre el mundo actual. Los alquimistas suelen tener un aprendiz, alguien en quien experimentar, pero sobre todo alguien en quien poder traspasar sus conocimientos.