Hijos de la Noche (5) Némesis, Rivalitas, Invidia

Némesis era la diosa de indignación contra los malas acciones y la buena fortuna no merecida. Ella era una personificación del resentimiento que se despertaba en los hombres por aquellos crímenes cometidos con clara impunidad, o sobre quienes  recibían los  regalos de la diosa de la fortuna, sin merecerlos. Némesis es una personificación de la vigilancia de la ley moral, del miedo natural a cometer una mala acción, y de de la conciencia que nos acosa, y por esta razón ella se menciona acompañada de Aidôs (diosa de la vergüenza).

Ella frecuentemente se menciona bajo los nombres de: Adrasteia (Adrastia, Adrastea, Adrestea, Adastreia = ineludible); quien fue una de las ninfas cargada por Rea de cuidar al infante Zeus en secreto para protegerlo contra su padre Cronos y también se le conoce como Rhamnusia (Rhamnousia) por ser la diosa de Rhamnus, lugar al norte de Maraton en Ática. Hay una tradición alegórica que Zeus violó a Némesis en Rhamnus, cuando ella huía del abrazo de Zeus, ella tomó la forma de un cisne, tras lo cual Zeus tomo la forma un águila para perseguirla (en otras versiones ella es un ganso y Zeus un cisne), esta imagen cisne perseguido por el águila quedo en lo cielos siendo las constelaciones respectivas. De esta unión forzada ella puso un huevo, algún pastor (o Hermes según instrucciones de su padre) lo encontró entre los árboles y entregó a Leda. Ella lo guardó en una caja, y cuando Helena se salió del cascarón, ella la crió como propia.

Némesis dirige los asuntos humanos de tal manera que mantiene el equilibrio. Su nombre significa quién distribuye o reparte. La felicidad y la infelicidad son moderadas por ella, hay que tener cuidado de no tener felicidad demasiado frecuente o excesiva. Si esto pasara, Némesis podría provocar grandes pérdidas y sufriendo. Como quien verifica los favores extravagantes dados por Tiké (Tyche / La Fortuna), Némesis se considera como una divinidad vengadora o que castiga. Esta idea por último levantó esa imagen de que era un poder vengador y como castigo del destino, al igual que Dike (la justicia) y las Erinias (las furias), que pronto o tarde da alcance al pecador temerario.

En la mitología griega, Tiké o Tiqué (Tyche), Fortuna para los romanos, es diosa que regía la suerte o la prosperidad de una comunidad. Algunos la consideraban una de las oceánides, hija de Océano y Tetis, mientras que otros la hacían hija de Hermes y Afrodita. Tiké podía decidir cual era la suerte de cualquier mortal, se le representaba jugando con una pelota, a veces arriba, a veces abajo, como símbolo de la inseguridad de sus decisiones. Por eso nadie debía vanagloriarse de sus riquezas, ni dejar de agradecérselo a los dioses, pues esto podía provocar que interviniera la diosa Némesis para ponerle en su sitio.

Némesis es retratada a menudo como una diosa alada (como Dike) y como una divinidad virgen, parecida a Atenea, apareciendo en una actitud de pie, pensativa, de rostro más grave y serio. Entre sus atributos tenemos en su mano izquierda una brida o una rama de manzano, en su derecha una espada, una balanza o un látigo. Su nombre se derivó del griego nemô que significa «dispensador de derechos.» Los romanos normalmente usaron el nombre griego de la diosa, pero a veces también se la llamó Invidia (el Celos) y Rivalitas (los celos por rivalidad), y no sólo la describieron como la diosa de la indignación por celos despertados por las jactancias del arrogante, sino también como la diosa de celos en general.

Invidia aparece en la literatura romana  en las metamorfosis de Ovidio, descrita al igual que los griegos imaginaban a su diosa de la venganza, Némesis. Así es como las personificaciones griegas de la venganza divina y la diosa de los celos romana quedan fusionadas en la mitología latina en una sola entidad.

Según el mito, cuando Hefesto/Vulcano intentó violar a Atenea/Minerva, que buscaba un arma en su taller, el semen del dios cayó sobre el muslo de la diosa, y al intentar quitárselo ella, este cayó sobre la tierra (Gaya/Tellus) y la fecundó, naciendo Erecteo o Erictonio (‘nacido de la tierra’)

Atenea crió entonces al bebé como su madre adoptiva. Atenea puso al infante Erictonio en una pequeña caja (cista) que confió a tres princesas atenienses: Herse, Pándroso y Aglauro. La diosa no les dijo qué contenía la caja, pero les advirtió que no la abriesen hasta que regresase. Una o dos hermanas abrieron la caja, hallando a Erictonio con forma de serpiente (o abrazado a una). Esto produjo la locura en las jóvenes Herse y Pándroso, que al correr asustadas se arrojaron desde la Acrópolis.

En la versión del mito de las doncellas atenienses  narrada por Ovidio,  Aglauro abre la caja y Atenea lo descubre. Cuando posteriormente en una fiesta Hermes/Mercurio se enamora de Herse. Hermes pide ayuda a Aglauro para seducir a Herse, y ésta le pide dinero a cambio. Hermes le da el dinero a la hermana y como castigo por la codicia de Aglauro, Atenea le pide a la diosa Invidia que le infunda celos de Herse. Cuando Hermes llega para seducir a ésta, Aglauro se interpone en su camino en lugar de ayudarle como habían acordado, por lo que el dios la transforma en una negra piedra.

Por su parte Erictonio se convirtió en el rey de Atenas, instaurando el culto a la diosa Atenea, se le atribuyeron muchos cambios positivos a la cultura ateniense. Durante esta época Atenea le protegió con frecuencia.

En la mitología griega los celos corresponden a otro dios, Ptono, que era la personificación  (espíritu/daimon) de los celos y la envidia. Era un hijo de Érebo y Nix. Se le relaciona en particular con las pasiones celos de amor. De Ptono se dice que tuvo muchas esposas pero terminó matándolas a todas, al sospechar de su adulterio. En otra versión se le hace hijo de Afrodita y en pinturas de antiguas vasijas griegas que incluso aparece en la forma de un Eros (el dios alado del amor) en compañía de la diosa del amor y las pasiones.

De Ptono se señala que tuvo envidia del amor de Zeus por Semele y del futuro no nato Dioniso; infundiendo celos en Hera, al susurrarle que la mortal sería pronto la reina de los cielos, provocó la muerte de la mortal; y luego a Atenea al señalarle que su padre tenía dentro de si, tras la muerte de Semele, el niño de ambos. Algo que Atenea no tomó muy bien, dado que ella era la única nacida de Zeus.

Hijos de la Noche (7) Los hijos de Estigia

Se cuenta que cuando Zeus buscaba aliados para luchar contra su padre y el resto de los titanes, dijo que aquellos sin títulos, los tendrían; y aquellos con títulos los conservarían. La Estigia, reina del río infernal que recorre el inframundo, hija del Océano que circunda la tierra, vino (por consejo de su padre) de primera a unirse a sus filas, y trajo con ella a sus cuatro hijos: Nike (la Victoria), Zelos (la Rivalidad), Kratos (el poder) y Bia (la Fuerza), cuyo padre había sido el titán Palas, para ponerse al servicio del dios.

Los mitos señalan que la reina del mar (laguna) del inframundo se enamoró del titán Palas (Palas = quien agarra la lanza), quien era el titán de la guerra. Palas era hijo del titán Crios (titán de los rebaños, las manadas y los saqueos) y de Euribia (una de las hijas de Gaia con Ponto, era una diosa del mar violento); hermano de Astreo (el padre de los cuatro vientos y los cinco planetas) y de Perses (el padre de la diosa Hécate). A Palas se le vincula con la temporada de final de primavera y principio de verano (momento en que los griegos hacían sus batallas). En la guerra contra los titanes, la diosa Atenea mato a Palas y lo desolló, usando su piel para cubrir su escudo, desde entonces Atenea lleva el epíteto de Palas.

Palas era apropiadamente el padre de cuatro dioses bélicos: Nike (la Victoria), Kratos (Poder), Bia (Fuerza), y Zelos (Rivalidad); su esposa Estigia parece representar los juramentos de obediencia militar, ya que se decía que los dioses que juraban en su nombre no podían romper el juramento, a menos de querer perder todos sus poderes.

Palas era representado en la antigüedad en los cielos por la constelación del Auriga, que se levanta a mitad de la primavera y marca el inicio de la temporada de la campaña militar griega. Hoy el auriga (el cochero) se representa como un hombre que carga unas cabras, su estrella principal Capella significa cabra. Su padre Crios era Aries (el carnero) y su hermanos: Perses (hoy constelación de Perseo) es el dios perro (no confundir con el Anubis egipcio) y Astreo es el dios de los caballos (vientos), es la constelación de Pegaso. Así la hoy constelación de Auriga (asociada a un cochero quien guía los caballos) ha tenido presente desde muy antiguo la imagen de un rebaño de cabras, así el carnero (Aries), y el rebaño de cabras (Auriga) son precedidas por los perros (Perseo) y los caballos (Pegaso).

Nikh/ Nike / Nicé / Victoria

Nike era la diosa alada o espíritu de la victoria, tanto en batalla y como en las competiciones pacíficas. Cuando Zeus estaba recogiendo a los aliados para la Guerra contra los titanes, Nike fue designada su auriga, y ella y sus hermanos pasaron a ser los centinelas que están de pie al lado del trono del dios. Posteriormente Nike se asoció estrechamente con la diosa Atenea, apareciendo a veces como un atributo de la diosa. los romanos la llamaron Victoria. En su apariencia ella se parece a Atenea, pero tiene las alas, y lleva una palma o una corona, y está levantando un trofeo, o inscribiendo la victoria del conquistador en un escudo.

En la batalla contra Tifón, Nonnus (Siglo V a.C.) nos cuenta que cuando el monstruoso Tifón puso el sitio Olimpo, todos los dioses huyeron salvo Zeus:

Zeus estaba solo, cuando Nike (la Victoria) vino a confortarlo (…): —¡Señor Zeus! ¡Póngase de pie como el campeón que es ante sus propios hijos! ¡No permita ver a Atenea mezclaba con Tifón, ella quién no conoce hombre como una sirvienta! ¡No permita que sea madre del sin madre! ¡Luche, agarre su relámpago, la lanza ardiente del Olimpo! ¡Recoja una vez más sus nubes, señor de la lluvia! ¡Por los fundamentos del universo firme que ya se están desmoronado bajo las manos de Tifón; los cuatro elementos mezclados se derriten! ¡Demeter ha renunciado a sus cosechas!. ¡Hebe ha dejado su taza, Ares ha tirado abajo su lanza, Hermes ha dejado caer a su bastón, Apolo ha lanzado su arpa lejos, y tomado la forma de un cisne, y salido volando, dejando sus flechas detrás! Afrodita, la diosa que trae el matrimonio se a ha ido errante, y el universo está sin su semilla. (…) Y el ardiente Hefesto ha dejado su favorita Lemnos y arrastrando sus rodillas rebeldes, mire qué despacio él marcha con curso inseguro! ¡Vea un gran milagro, yo tengo lástima de Hera, aunque ella me odia bastante seguramente! ¿Qué su engendrador [Kronos] deba regresar a la asamblea de las estrellas? ¡Nunca eso sea, yo ruego! ¡A-un cuando me llamen una titanida, yo no deseo ver a ningún titán señor del Olimpo, por usted y sus hijos. Tome su rayo señorial y sea el campeón de Artemisa!

Krato / Kratos / Cratus / Potestas

Kratos o Cratus era el dios o daimon de fuerza, el poder y la regla soberana. Esquilo, en su Prometeo encadenado (siglos VI a V a.C) nos cuenta cuando Kratos (Poder) y Bia (Fuerza) traen con ellos al cautivo de Prometeo ante Hefesto:

Kratos: hasta la más remota tierra nosotros venimos, a la tierra de los escitas, una soledad jamas pisada. Ahora, Hefesto, es su orden la de observar los mandatos puestos en usted por su padre para sujetar a este sinvergüenza [el Titán Prometeo] en estas piedras escarpadas y altas con grilletes que no puedan romperse. Por su propia flor, el fuego brillante, la fuente de todas las artes, que él ha hurtado y ha dado en las criaturas mortales. Tal es su ofensa; átelo a él se liga para dar la revancha a los dioses, para que él pueda aprender a respetar la soberanía de Zeus y cesar sus amores a los hombres.

Hefesto: Kratos y Bia, de hecho para usted el mandato de Zeus se cumple ahora, y nada puede detenerlo. Pero yo no tengo el valor de atar con fuerza a un dios afín en esta hendidura rocosa asaltada por el cruel invierno. Todavía me reprimo de llevar a cabo este hecho; pero es peligroso desatender las ordenes de mi padre.

Kratos: ¿Bien, por qué tarda y llama a la piedad en vano? ¿Por qué usted no detesta al dios más odioso a los dioses, ya que él ha traicionado su prerrogativa a favor de los mortales?

Hefesto: Un lazo extrañamente potente es el parentesco, y el compañerismo también.

Kratos: No estoy de acuerdo; ahora se niega a obedecer las órdenes de su Padre; ¿es eso posible? ¿Usted no teme a este más?

Hefesto: Sí, y usted es despiadado y empapado de insolencia.

Kratos: Sí, pero no hace bien en lamentarse de este compañero. Pare que gasta su esfuerzo en una tarea improductiva.

Hefesto: ¡Oh arte manual que odio tanto!

Kratos: ¿Por qué lo odia? Subsecuentemente la verdad es que su destreza es de ninguna manera culpable de estos problemas presentes.

¡Hefesto: No obstante, desearía que hubiera caído en otro la orden.

Kratos: Cada trabajo es molesto excepto ser el comandante de dioses; nadie es libre, excepto Zeus.

Hefesto: yo lo reconozco por esta tarea y no puedo negarme.

Kratos: Dese prisa para poner las trabas sobre él entonces, para que su Padre no le vea rezagarse.

Hefesto: ¡Bien, allí entonces! Las amarras están listas, como usted puede ver.

Kratos: Láncelas sobre sus muñecas y podrá golpearla con su martillo; remáchela a las piedras.

Hefesto: ¡Allí! El trabajo se hace y no inadecuadamente.

Kratos: Golpee más duro, sujételo firme, no deje nada suelto; porque él es maravillosamente diestro en averiguar una manera incluso de salir de aprietos desesperados.

Hefesto: Este brazo, por lo menos, está permanentemente fijo.

Kratos: Ahora el remache este otro también y firmemente, para que él pueda aprender, que con toda su destreza, él es un necio comparado con Zeus.

Hefesto: Listo, él no podría justamente culpar mi trabajo.

Kratos: Ahora maneje el borde terco de la cuña adamantina directamente a través de su pecho con su fuerza llena.

Hefesto: Ay, Prometeo, yo gimo por sus sufrimientos.

Kratos: ¡Que! ¿Encogiéndose de nuevo y gimiendo encima de los enemigos de Zeus? Tenga cuidado, para que no venga el día cuando usted se aflija por usted.

Hefesto: Usted no ve que es un espectáculo doloroso para los ojos mirar esto.

Kratos: yo veo a este hombre que consigue su castigo. Venga, lance los cinturones sobre sus lados.

Hefesto: yo se que debo hacer eso; ahórreme sus innecesarias instrucciones.

Kratos: De hecho, yo las daré y más, yo lo perseguiré adelante. Vaya abajo y cerque sus piernas por la fuerza.

Hefesto: ¡Allí ahora! El trabajo está hecho y sin mucha labor.

Kratos: Ahora martille las trabas penetrantes con su fuerza llena; para terminar nuestro trabajo severo.

Hefesto: La pronunciación de su lengua coincide con su mirada.

Kratos: Sea entonces bondadoso, pero no discuta mis ordenes tenaces y mi áspero humor.

Hefesto: Permítame que me vaya, ya él tiene las trabas en sus miembros.

Kratos: Allí ahora, complazca su insolencia, siga arrebatando a los dioses sus honores para darlos a las criaturas de un día. ¿Los mortales pueden disminuir su carga de dolor? Falsamente los dioses lo llaman Prometeo, pero usted necesitara de la providencia para librarse de este castigo.

Zelos / Zelus


Zelos era el espíritu (el daimon) de la rivalidad ávida, el fervor y los celos. Zelos se puede haber identificado con Agon, el espíritu de la competencia e igualado veces con Ptonos (Phthonos, Phthonus) quien era el espíritu (daimon) de los celos, este último asociado con las pasiones celosas del amor, se le hace compañero de Eros (el amor) y de Afrodita (de quien se le decía era hijo). La compañera femenina de Ptonos era el Némesis, diosa de retribución celosa que se preocupaba a menudo por las materias de amor así como la indignación a la buena fortuna inmerecida. Por su parte Zelos estaba conectado estrechamente con Eris la disputa.

Zelos era representando como un sacerdote con una lámpara en una mano y un látigo en la otra. Se considera que posteriormente la Iglesia católica adaptó esta personificación a su doctrina (considerando sólo su aspecto relacionado con el fervor religioso), dotando a Zelo de alas y sustituyendo la lámpara y el látigo por un evangelio y una espada de fuego.

Bia / Bih / Biê / Vis

Bia era el espíritu femenino (daimona) de la fuerza y el poder corporal. Se le representaba como una mujer armada con una coraza y una maza en la mano.

 

La imagen de Bia a permanecido y evolucionado, así como Zelos paso a simbolizar el fervor religioso, Bia entró en el misticismo moderno como el arcano once del tarot. Esta carta solía mostrar a Hércules combatiendo con el león de Nemea, en el primero de sus doce trabajos, lo cual es una forma bastante brutal de representar esta energía.

Pero en el tarot de Ryder Waite, la imagen se transforma en una mujer de semblante sereno que abre y cierra sin esfuerzo la boca de un bravo león. El animal es enorme, mucho más grande que cualquier criatura de tamaño normal. Pero la joven parece irradiar un poder especial, así pasa a conocerse esta carta también como «La Voluntad». La fuerza por si sola indica la capacidad para enfrentarse directamente a algo y el poder para apartarlo, pero la voluntad sugiere algo un poco más sutil. Pensamos en Fuerza en términos físicos, pero hay fuerzas internas como: perseverancia, coraje, resolución y compostura, que nos ayudan a enfrentar los tiempos difíciles; una persona con fuerza interna era considerada una persona de carácter a ser tenida en cuenta en los peores momentos. La Fuerza también representa paciencia y compasión. Enojarse es fácil cuando los acontecimientos se tornan amargos, pero manejando la frustración con calma, se logra una gran Fuerza. También se logra aceptando a los demás, y perdonando sus errores. Es un recordatorio para no desesperar o abandonar. Tu tienes la fuerza interior para fortalecerte y triunfar. Si estás presionando con mucha fuerza, necesitas retirarte por el momento y ser paciente. Si otras personas o circunstancias te están volviendo loco, recuerda la fuerza que viene del amor y la tolerancia. Ella te acompañará en los momentos más difíciles.