Éter (dios de la luz celeste), en su relaciones con su tía Gaya (la tierra) se le hace padre de varios de los demonios del inframundo, muchos de los cuales comparte con la diosa Eris (la discordia); así Pseudo-Hygino (poeta romano del siglo II d.C.): señala que de las relaciones de Éter (el Aire superior/luz celeste) y Gaya/Terra (la Tierra) nacieron:
(|) Dolor/Algeas (los Dolores), (2) Mendacium/Pseudologo (las Mentiras), (3) Jusjurandum/Horcos (el Juramento), (4) Altercatio/Anfilogía (las disputas), (5) Oblivio/Lete (el Olvido), (6) Pugna/Hisminas (las peleas), (7) Luctus/Pentos (el Lamento), (8) Ultio/Poine (la Venganza), (9) Dolus/Dolos (el engaño), (10) Insania/Lyssa (el Enojo), (11) Intemperantia (la Intemperancia), (12) Socordia/Aergia (la Pereza), (13) Superbia (el Orgullo), (14) Incestum (el Incesto) y (15) Timor/Fobos (el Miedo),
Dejaremos a los dolores, las mentiras, las disputas y las peleas como hijos de la discordia (Eris), nos olvidaremos del olvido, ya que como todos los ríos se les da por padre al señor Océano y tampoco incluiremos al Temor, quien con su hermano Pavor, se les da por hijos de Ares y Afrodita. En este punto nos acercaremos a los restantes hijos del Aire Superior (Eter = Luz), que más parecen hijos del aire inferior (Aer = Aire = Caos), pero a los poetas por estas cosas del arte y no de la razón unieron al dios de la luz (y compañero de su hermana Hemera, diosa del día) con la madre tierra y se le hicieron padre de demonios de la oscuridad, y veremos como entres estos daimones, muchos de los cuales no tienen equivalentes griegos, se encuentran los inicios de nuestros actuales pecados capitales.
Penthos/Penthus/Pentos/Luctus
Pentos era el espíritu (el daimon) de pesar, luto y lamento. Suele ser incluido dentro de las Algeas (los Dolores). En la mitología griega Pentos era un daimon o espíritu, hijo de Éter y Gea, que personificaba la aflicción, el pesar y los lamentos. Su equivalente romano era Luctus. Fue compañero de la erinia Tisífone al esta ir a volver loco a Atamas/Atamante, en compañia de Lyssa (la ira), y también asistió, junto con otros de sus hermanos y Eris, a Hefestos cuando se forjó el funesto collar de Harmonía, que convirtió en desgraciados a quienes lo poseyeron.
El Collar Maldito de Harmonía
Cuando el gobierno de Tebas fue otorgado su fundador Cadmo por Atenea, Zeus le dio por esposa a Harmonía (hija de Afrodita y Ares). Todos los dioses honraron la boda con su presencia. Hefesto, aún furioso por la traición de su esposa, regaló a Harmonía un collar maldito, que fabricó con ayuda de daimones, que condenó a sus descendientes a una tragedia sin fin.
El collar paso de Harmonía hasta llegar a Yocasta, la esposa de Layo, bisnieto de Cadmo y a su vez madre y esposa de Edipo [una de la historias más trágicas de la mitología griega]. Cuando Edipo abdicó el trono de Tebas abrumado por su tragedia (asesino de su padre Layo y casado con su madre Yocasta), sus hijos varones decidieron compartir el trono alternándose en el poder cada año. Pero cuando el primer año del reinado de Eteocles llegó a su fin, éste se negó a traspasar el poder a su hermano. Polinices reunió a un grupo de poderosos aliados e intentó recuperar el trono por la fuerza. Polinices que había heredado el collar, se lo dio a Erífile para que persuadiera a su marido Anfiarao (rey de Argos) a emprender campaña contra Tebas.
En la lucha fratricida que siguió murieron numerosos héroes tanto tebanos, como foráneos. Intentando dar fin a la contienda, Eteocles y Polinice se enfrentaron en lucha singular, y acabaron traspasándose mutuamente con sus espadas, lo que facilitó que su tío Creonte (hermano de Yocasta) se proclamase nuevo rey de la ciudad.
El nuevo tirano declaro traidor a Polinices y prohibió su sepultura, pero Antígona (hermana del difunto) desafió este decreto y salió de la ciudad para sepultar a su hermano. Creonte ordenó que Antígona fuera enterrada viva en la misma tumba de Polinices, ignorando los ruegos de su hijo Hemón, que era amante de la condenada. Ismene (la otra hermana) declaró que había ayudado a su hermana y que por tanto merecía la misma suerte, a pesar de que realmente había permanecido al margen. Creonte finalmente entendió su error pero ya era demasiado tarde para Antígona, que se había ahorcado para evitar ser enterrada viva. Hemón, destrozado por la colosal tragedia, se suicidó a los pies de su amada Antígona, igual hizo que Eurídice, la esposa de Creonte y madre de Hemón, cuando se enteró de la muerte de su hijo. Ismene trataría de rehacer su vida con su amante Teoclimeno, pero Tideo (cuñado de Polinices) la asesinó poco después.
Por su parte Anfiarao, que era adivino predijo su muerte en su batalla en Tebas y pidió a sus hijos que si fallecía estos mataran a su madre. Los hijos de Erífile fueron en una segunda vuelta contra Tebas por la muerte de su padre y Alcmeón, el hijo de Erífile, líder y vencedor al saber que fue su propia madre era la culpable de la muerte de su padre la mata a su regreso. Enloqueciendo por el acto y perseguido por la furias fue purificado por Fegeo que era un rey de Arcadia, y casó con su hija Arsínoe o Alfesibea, a quien dio el collar de Harmonía.
Arsínoe, la hija de Fegeo, fue abandonada al poco tiempo y no volvió a ver a su marido hasta que éste volvió para recoger el collar de su madre. Para que Alfesibea se lo diera voluntariamente le dijo que sólo donándole al oráculo de Delfos podría liberarse de las erinias que aún le perseguían. Alcmeón realmente lo quería para su nueva mujer, Callírroe, se lo había pedido como condición para seguir con él. Alfesibea se lo entregó pensando ingenuamente que así volvería a recuperar a su marido, pero un sirviente indiscreto de Alcmeón reveló a Fegeo todo el engaño. Éste ordenó a sus hijos que mataran a Alcmeón cuando saliese del palacio y Alfesibea, que no sabía nada, presenció horrorizada cómo sus hermanos mataban al que ella creía su fiel esposo. Sin dejar que su padre y sus hermanos se explicaran, los maldijo con morir antes de la siguiente luna nueva. Fegeo, intentando rehuir a la maldición, la encerró en un arca y mandó a sus hijos a que se purificasen en el templo de Apolo en Delfos.
Al enterarse Callírroe de la muerte de Alcmeón, imploró a Zeus que permitiera que sus hijos, que eran todavía unos niños, pudieran vengar la muerte de su padre. El dios se apiadó de ella, e hizo que Acarnán y Anfótero pasaran inmediatamente a la edad adulta. Así, ambos hermanos complacieron el deseo de su madre dando muerte a Fegeo y a sus hijos. El collar paso en ese baño de sangre de Alcmeón a los hijos de Fegeo (Pronoo y Agenor); y luego a sus propios hijos (Anfótero y Acarnán), quienes lo entregaron al templo de Atenea para acabar con su maldición.
El collar después de ser depositado en Delfos fue robado por Failo para agasajar a su amante, la esposa de Ariston (rey de Esparta). Esta lo llevó durante un tiempo, pero al final su hijo enloqueció al descubrir a los amantes y prendió fuego a la casa, donde perecieron con todos sus tesoros, desapareciendo el collar de la historia.
Poinh/Poinai/Poinê/Poena/Poenae/Ultio
Poine (o Poena) era el espíritu (daimona) de la retribución, la venganza, la recompensa o el castigo por un crimen de asesinato o de homicidio involuntario. Los palabra poinê también se refiere al dinero pagado a la familia de la víctima para la expiación el crimen de asesinato.
Poine está conectada estrechamente con Praxidike «Exactación de la Justicia.» Y es descrita a veces como la madre del Erinas, las diosas que tienen relación con la venganza de los crímenes filiales.
Uno de los mitos donde se la menciona nos cuenta la leyenda de Psámate, la hija de Krotopos, quien tuvo amores escondidos con Apolo, de los cuales quedó embarazada. Temiendo el castigo de su padre se escondió en la selva sin caminos y sigilosa entre los corrales de ovejas dio a luz a su hijo, Lino. Pero ni siquiera en ese lugar tuvo descanso, estaba descuidada cuando perros de los pastores mataron y mutilaron al niño. Cuando llegó la noticia de horror a la madre, corrió donde su padre, la vergüenza y el miedo se le olvidaron. Apolo convocó desde el subsuelo a Poine, que asumió la forma de dragón que acabó con los niños en todo el lugar en castigo. Poine en esta versión puede haber sido la misma que la Equidna, un monstruo similar (mitad mujer – mitad serpiente) que dice que ha aterrorizado a la tierra (peste), y también tiene un gran parecido con los niños devorados por las Lamias.
Hay que señalar que Apolo tuvo otro hijo de igual nombre, este era hijo de una de las musas (Urania según algunos, Calíope según otros), Lino fue hermano de Orfeo, e instructor de música de Heracles, enseñándole a tocar la lira, pero en una ocasión en que reprendió agriamente a su pupilo, éste perdió los estribos y le golpeó con la lira en la cabeza, matándolo.
Dolos/Dolus
Dolos (o Dolus) era el espíritu (daimon) del engaño, la decepción, la astucia y la alevosía. Él era aprendiz del Titán Prometeo y un compañero de Pseudologo (Mentira), del cual Esopo lo hace padre. Su compañera era Apate, espíritu del fraude y la decepción. El ejemplo de Dolus como padre de Mendacium/Pseudologo y como aprendiz de Prometeo lo podemos leer en Hijos de la noche (9)
El moderno pecado de la avaricia (en latín, avaritia) es junto con la lujuria y la gula, un pecado de exceso. Aunque hoy la avaricia sólo se aplica a la adquisición de riquezas; la avaricia es un término que describe muchos otros pecados. Estos incluyen deslealtad, traición deliberada, especialmente para el beneficio personal, como en el caso de dejarse sobornar; búsqueda y acumulación de objetos, robo y asalto, especialmente con violencia, los engaños o la manipulación de la autoridad son todas acciones que pueden ser inspirados por la avaricia. Tales actos pueden incluir la simonía (es la compra o venta ilícita de lo que es espiritual por bienes materiales. Incluye cargos eclesiásticos, sacramentos, reliquias, promesas de oración, la gracia, la jurisdicción eclesiástica, la excomunión, etc.). Como podemos ver en la avaricia tenemos hoy los restos de ese antiguo demonio del engaño.
Lussa/Lutta/Lyssa/Lytta/Lisa/Insania
Lyssa era la diosa (daimona/espíritu) de la rabia, la furia y el frenesí. Llamada por los atenienses como Lytta. Es representada como una cazadora junto con sus galgos. Mujer viste una falda corta, y es coronada con una gorra con cabeza de perro para representar la locura de la rabia. Lyssa estaba acompañada por Maniai (diosas de las manías y las locuras). Su equivalente romano era Ira, Furor o Rabia. A veces ella se multiplicaba una miríada de Iras y Furores. Suelen señalarse como padres de Lyssa a la propia Nix (noche) fecundada por la sangre de Uranos al ser castrado, o como hija de Eter y Gaya.
El pecado de la ira puede ser descrito como un sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enojo. Estos sentimientos se pueden manifestar como una negación vehemente de la verdad, tanto hacia los demás y como hacía uno mismo, impaciencia con los procedimientos de la ley y deseo de venganza, fanatismo en creencias políticas y generalmente deseando hacer mal a otros, odio, intolerancia y discriminación hacia otros por razones como raza o religión. Las transgresiones derivadas de la ira están entre las más serias, incluyendo homicidio, asalto, discriminación y en casos extremos, genocidio.
Lyssa fue enviada por Dioniso sobre las Miníades o Mineidas las hijas de Minias, rey legendario de Orcómeno en Beocia, las cuales tenían por nombres Alcíote (o Alcáote), Leucipe y Arsipe. Ovidio a las dos últimas nombra de Iris y Climent. Según Plutarco, Baco despertó en ellas un deseo irresistible de saciar su apetito comiendo carne humana, en castigo por no haber querido asistir a unas fiestas que se celebraban en su honor. Impulsadas de semejante apetito antropomórfico devoraron a Hípaso, hijo de Leucipe. Mercurio/Hermes las metamorfoseó a una en murciélago, a otra en búho y a la tercera en lechuza.
Uno de los más famosos actos de Lyssa fue por ordenes de Hera la de enloquecer a Heracles, en su ataque de locura mató a sus propios hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos. Al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y no quiso continuar viviendo con Mégara (otras versiones dicen que también Mégara, su esposa, fue asesinada junto con sus hijos por la locura que le provocó Hera). En penitencia por esta execrable acción tuvo que llevar a cabo diez trabajos que dispusiera Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odiaba. Heracles llevó a cabo todos ellos con éxito, pero Hera le dijo a Euristeo que estimase que en dos de los trabajos había fallado, pues había recibido ayuda, por lo que ordenó dos más, que Heracles también completó, haciendo el famoso total de doce.
También es responsable de enloquecer a Atamante que mata a su hijo en un ataque de locura. La versión más célebre de la historia de Atamante señala que este rey tuvo tres esposas:
Su primera fue Néfele (diosa de las nubes), de quien tuvo dos hijos, uno varón, Frixo y una hembra, Hele. Tras repudiar a Néfele se casó con Ino, hija de Cadmo y Harmonía, con quien tuvo a Learco y a Melicertes. La madrastra desea eliminar a los hijos del primer matrimonio, así que convence a las mujeres del país para que tostaran el grano destinado a la siembra del trigo, por lo que nada brotó cuando los hombres lo sembraron. Estos piden ayuda al oráculo ante la posibilidad de hambruna e Ino sobornó a los emisarios, que trajeron por respuesta la de sacrificar a los primeros hijos del rey. Cuando los llevaban a inmolar, su madre Néfele les envió un carnero con lana de oro, que los elevó por los aires, llevándolos a Cólquide, si bien Hele cayó al mar se ahogó, desde entonces ese mar se llama Heleponto (mar de Hele, hoy estrecho de los Dardanelos). Frixo resistió todo el camino hasta Cólquida, donde el rey Eetes le acogió dándole a su hija, Calcíope (hermana de la bruja Medea), en matrimonio. Como agradecimiento, Frixo dio al rey el vellocino de oro, que Eetes colgó de un árbol al cuidado de un dragón.
Descubriendo la conjura, Atamante, ordenó el sacrificio de Ino junto con su hijo Melicertes. Cuando eran llevados a inmolar Dioniso sintió piedad de ella, que era su tía y fue su nodriza y la envolvió en una nube que la hizo invisible y les permitió escapar. Luego Dioniso enloqueció a Atamante, que mato a su hijo Learco, arrojándolo a un caldero con agua hirviendo; e Ino luego se suicida por la noticia junto con su otro hijo.
En otra versión Ino se marcó al monte tras el fracaso de su conspiración, dejando atras a sus hijos, y fue a reunirse con las bacantes, servidoras de Dioniso. Atamante, creyéndola muerta se casa con Temisto, con quien tiene a Orcómeno y Esfingio; pero Ino vuelve y se introduce en su palacio como sirvienta. Temisto, es la que planea acabar ahora con los hijos de Ino, confiándose a la nueva sirvienta, le ordena vestir de blanco a los hijos de Ino y de negro a los suyos. Al hacerlo Ino al revés, Temisto mata a sus propios hijos y se suicida al darse cuenta.
Una última versión, Atamante e Ino fueron encargados por Zeus de cuidar al infante Dioniso (sobrino de Ino ya que Semele era su hermana), Hera envió a Lyssa a enloquecer a Atamante que mata a su hijo Learcos en un estado de locura con una flecha y lo arroja luego en un caldero con agua hirviendo. Ino huye con su otro hijo y se lanza con Melicertes al mar. La pareja paso a formar parte de los dioses marinos y fueron conocidos como Leucotea (la Diosa Blanca) y Palaimon (dios de los puertos). «
Aergia/Socordia
Aergia era el espíritu femenino (daimona) de la ociosidad, pereza y la indolencia. Su opuesto era Hormes (Esfuerzo). Aergia es el nombre griego de la Socordia latina.
El pecado moderno de la pereza (en latín, acidia), a simple vista, no parecen constituir una falta, que mal puede haber en el ocio y en la relajación. Pero el viejo concepto de «acidia» o «acedía» era un sentimiento de tristeza de ánimo o melancolía que fue visto como pecado porque apartaba al creyente de las obligaciones espirituales o divinas, a causa de los obstáculos y dificultades que en ellas se encuentran. Convirtiendo el desgano, la aversión y el disgusto por esas obligaciones como uno de los modernos pecados mortales.
Intemperancia
Es el espíritu (daimon) exclusivamente romano y significa falta de templanza o moderación. Es también signo de intolerancia, intransigencia, desconsideración, sinónimo de desenfreno, destemplanza, exceso, incontinencia, libertinaje, abuso. Hoy sería nuestro pecado de la gula.
La gula es el tercero de los tres pecados capitales ligados a necesidades biológicas de supervivencia (los otros dos son lujuria y pereza) y está vinculado al alimentarse. «Gula» viene del latín y significa «apetito desordenado», nos habla de vacíos energéticos, de carencias emocionales o psicológicas que piden ser llenadas. Es muy fácil que al hablar de Gula pensemos en la imperiosa necesidad de beber y comer, pero es importante tener en cuenta que muchos de esos vacíos no se suplen ni con comida ni con bebida.
La Gula, para hacernos entender qué necesita para suplir su vacío, en ocasiones se asocia con una Lujuria creando el deseo (y la necesidad de seguir deseando) de llenarse con algo concreto, y por eso al goloso lo vemos a veces manipulando para conseguir su fuente de «alimento». La Lujuria es compañera de la Gula como podemos ver en los anuncios y propagandas.
En este punto comento que una de las mayores gulas que hay es la de afecto y cariño. En general, aunque las adicciones son cosa de Pereza, es muy probable que en muchos casos estén asociadas a la Gula, como en el caso del dulce. Es necesario distinguir si una adicción se puede asociar también a la Gula o no, porque de ser así la adicción costará enormemente más de eliminar y primero habría que solucionar los problemas de carencias y vacíos antes de empezar a trabajar con la Pereza (la adipción).
Superbia
El demonio de la Soberbia (del latín superbia) es otro demonio puramente romano, sin equivalente entre los griegos. Orgullo y soberbia son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc. Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que los distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo o ego. Por ejemplo, una persona Soberbia jamas se «rebajaría» a pedir perdón, o ayuda, etc.
En el cristianismo, el orgullo se define como aquella persona que se envanece a si misma, olvidando a sus semejantes y a Dios. También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás. También se puede tomar la soberbia en cosas vanas y vacías (vanidad) y en la opinión de uno mismo exaltada a un nivel critico y desmesurado (prepotencia). Para la Iglesia católica romana, en particular, la soberbia encabeza la lista de los pecados capitales que escribiera Santo Tomás de Aquino.
Incestum
Incestum o Incestus, es nuestro ultimo demonio puramente romano; significa por lo general todos los actos inmorales e impíos. En un sentido más estricto, denota la falta de castidad de una vestal, y las relaciones sexuales de las personas dentro de ciertos grados de consanguinidad. Incestum es la relación sexual de un hombre y una mujer, ya sea bajo la forma de matrimonio o no, si esas personas no pueden contraer matrimonio por razón de consanguinidad.
Hoy sería en parte equivalente al pecado de la lujuria, si bien para los griegos y romanos formaba parte de las actividades de la diosa Afrodita (diosa del amor, la lujuria y la belleza). La Lujuria es uno de los tres Pecados Capitales que nacen de una necesidad biológica de supervivencia. Los otros dos pecados son la Pereza y la Gula. Por lo que sabemos o hemos oído de la Lujuria es fácil relacionarla con la necesidad reproductiva, pero la Lujuria no es cuestión exclusiva del sexo. El nombre de este pecado viene del latín «luxuria» y se traduce por «exceso». La Lujuria nace para encaminarnos a buscar nuestro deseo más íntimo y recóndito del subconsciente; pero la Lujuria nunca se va a sentir satisfecha y nos inducirá a repetir el deseo y querrá más, por lo que nos encerrará en un ciclo vicioso.
Uno de los mayores deseos en que incurre la Lujuria (o que le da más placer) es el deseo de Poder. Ya que el poder nos da seguridad; la seguridad de la Envidia del hecho de que sentimos que de algún modo nos merecemos más. La Lujuria es tremendamente Manipulativa. Nos engaña a nosotros para seguir deseando, haremos cualquier cosa para conseguirlo y nos persuade de ejercer el control en los demás.
La Lujuria y la Ira son los pecados más cercanos a la Soberbia, y frecuentemente se ven empapados de cierta superioridad que los caracteriza. Así como la Ira hace creer que tenemos la razón y somos los mártires de la situación, la Lujuria nos pone siempre en situación de ser el jefe y de menospreciar todo lo demás que debe quedar bajo nuestro dominio.
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Nuestro último pecado moderno la envidia lo vimos en Nemesis, ya mencionada previamente. Para ver textos originales sobre los pecados capitales puede consultar la versión completa en los siguientes enlaces: [1], [2], [3]