Leyendas de Chiloe (1) Duendes, Brujos y espectros.

El Trauco

Como todas las mitologías tribales americanas, muchos dioses antiguos pasaron a convertirse en los demonios modernos, o más propiamente degenerados en duendes y fantasmas. Destacamos en la gran isla chilena de Chiloé al Trauco, también llamado como Chauco, Huelli, Huelle, Pompón del Monte o Cusme. Su origen es, según el mito ya cristianizado, un ser elemental que apoyo a Lucifer en su lucha contra los ángeles. El Trauco fue castigado a vagar por la tierra con su cuerpo transformado y contrahecho. Otras versiones lo hacen un hijo bastardo de la serpiente Caicai, creado en rabia que sintió esta serpiente hacia los seres humanos por su ingratitud hacia todo lo que ofrece el mar, es por ello que el Trauco habría nacido sin pies y no sabría nadar. Algunas historias sugieren que la gran inundación la provocó Caicai cuando su hijo fue rechazado por los hombres, en especial las mujeres en base a su apariencia.

Su principal característica física es su baja estatura (~80 cm) y sus piernas terminadas en dos muñones, su aliento fétido hace retorcer a sus víctimas, se pasea por los bosques con un bastón retorcido llamado Pahueldún; lleva una pequeña hacha de piedra con la que capaz de cortar cualquier árbol con solo tres golpes. Usa un sombrero cónico, hecho quilineja, (una planta trepadora), igual que el resto de su ropa.

En estas regiones (el cono sur), el riesgo no es de las mujeres perder a sus maridos (como en la América Caribeña), sino de que las chicas queden embarazadas antes del matrimonio (toda una vergüenza si se lo ve así) es por ello que los fantasmas y duendes de esas regiones son básicamente varones, persiguen y embarazan a lindas jovencitas, siendo el Trauco el culpable violar a las chicas que vagan solas por los bosques buscando leña, dejándolas embarazadas (estos embarazos suelen ser «perdonados» ya que la familia de la joven está ahora en contacto mágico con el duende).

El Trauco suele esperar colgado de la rama del tique; para no ser descubierto y este mediante el uso de su hacha derriba árboles, para que la muchacha que entre sola en los bosques se desoriente y así pillarla desprevenida y luego con el uso de su Pahueldún le soplaría su aliento; hechizando a la muchacha para luego violarla y dejarla con cicatrices.

Si la joven deseada por el duende no esta al alcance, el Trauco anuncia su visita en la casa de la victima, dejando sus excrementos frente a la puerta de su casa y provocando en la joven sueños libidinosos (al igual que un incubo). Entraría luego en la casa disfrazado de quilineja, mezclada con la leña o el carbón y luego tomaría a la muchacha, quien vería a la criatura como un joven Adonis.

Hay pocas formas de escapar del duende; una señala poner arena sobre la mesa, eso distrae a la criatura, que se dedica a contar los granos hasta que amanece y debe huir; poner excrementos sobre la victima, el Trauco no soporta tocar suciedad; o golpear el al Pahueldún del Trauco, eso lo desconcierta y entonces se puede huir .

La Condena

El segundo personaje es una mujer, cuyo nombre verdadero se perdió en el tiempo y hoy es llamada la Condena (por condenada). Cuentan que se trató de mujer muy bella y de buena familia, que despilfarró su fortuna en una vida licenciosa, actos de los que nunca se arrepintió. Fue transformada en un espectro que persigue a los hombres (como las súcubos) quienes, pese a su horrible aspecto, no pueden resistirse. Hoy es descrita como una mujer de mediana edad (entre cuarenta a cincuenta años) con una apariencia que combina lo bello y lo grotesco. El Trauco tuvo relaciones con ella y sería la madre de Fiura (hija y amante del Trauco)

La Fiora

Nuestro tercer personaje es la Fiora, hija y amante contra natura de su padre (el Trauco), igual de contrahecha y horrible como sus progenitores, de grandes mamas y de diminuta estatura (40 a 50 cm) y de larga cabellera negra, con unos ojos que brillan tras su descomunal nariz. La Fiora tiene un apetito sexual inagotable, como el de su madre (la Condena); persigue a hombres viriles e incluso a las bestias; quienes atrapa con la extraordinaria fuerza de sus miembros delgados y enormes manos cuales garfios; sus brazos tienen la capacidad de crecer y girar en todas direcciones para ayudarla a tal fin. Sus victimas enloquece después de ser violadas y si ven su rostro usa su aliento fétido para torcerlas y deformarlas, acto que no puede ser revertido, sólo aliviado por algunos machis y calcu (brujos) poderosos.

Vaga en los bosques y entre los matorrales, en busca del fruto de las espinosas chauras. Se dice que ella se baña en pequeñas cascadas, y después del baño se sienta sobre el musgo, y permanece desnuda durante horas mientras se peina con un peine de cristal o plata muy pulido que brilla con los rayos del sol; este hecho la asemeja a las brujas europeas, de las que se dice que peinan los hermosos cabellos de las jóvenes y los vuelven blancos.

También algunos dicen que de sus relaciones con su padre nacerán más Traucos (varones) o Fioras (hembras) para seguir sus pasos. También se le culpa de raptar y desaparecer niños, a los que transforma similares a sus hijos. Si se atrapa a uno de estos Traucos, estos pueden ser colgados sobre un fogón, transformado en palo, destila un aceite mágico que sería un remedio excelente que frotado a las víctimas puede eliminar los maleficios del Trauco y la propia Fiura.

La Viuda y otras lloronas

Algunos mitos de la región mencionan a otro espectro llamado la Viuda, una mujer que murió ahogada al zozobrar su pequeña embarcación en el mar. Otros dicen que era una mujer que en su vida fue bruja, que al morir el amor de su vida, llena de ira y pena, decidió vengarse de todos los hombres, acto que continua haciendo después de muerta.

Se la representa como una mujer alta, vestida de negro, con un manto que cubre su rostro, camina descalza, mostrando sus blancos pies. Persigue a los jóvenes, a quienes atrapa abrazándolos por la espalda y con su pestilente aliento (al igual que la Fiora) los amenaza para satisfacer sus deseos carnales, pero pobre de aquel que se niegue, ahí lo abraza hasta morir. Los galanes tardan varios días en volver a estar lucidos tras el ataque de la Viuda, quienes aparecen caminado como perdidos, con sus ropas desgarradas y el cuerpo todo arañado. Ella también suele merodear por las casas, si alguien la sorprende y le habla desaparece confundiéndose en la sombra.

Suele perseguir a los jinetes; usando su poder obliga a detenerse al caballo, sube al mismo detrás del jinete; el caballo retoma el galope lo más rápido posible, con jinete en su lomo y la Viuda en sus ancas; y corre hasta el precipicio más cercano; la Viuda desaparece mágicamente mientras caballo y jinete caen al fondo del precipicio. Hoy, a falta de jinetes, se encarama sobre los automóviles y asusta a hombres solitarios que viajan por los caminos con algo de alcohol; los carros se terminan saliendo de la vía y cayendo por los desfiladeros a lado del camino.

El mito de La Viuda tiene analogía con La Llorona, que es originario de México, se trata de una mujer, ya entrada en años que casa finalmente y tiene uno o varios hijos con el joven marido; una noche este regresa borracho y golpea a la mujer, que se defiende y le clava un cuchillo matándolo; la mujer huye con sus hijos, pero en su locura, los termina ahogando en el río; al volver a la razón, comprende su horror y se suicida vestida en traje de novia; hoy su alma sigue llamado y llorando a sus hijos.

Esta versión, con cambios menores ha circulado luego por toda la América Latina y en sur de Chile La Llorona recibe el nombre de La Pucullén. Según los relatos llora eternamente y sin cesar ya que le quitaron a su hijo de sus brazos a muy corta edad. Es descrita vistiendo enteramente de blanco, como una presencia fantasmal. No todos pueden verla, sólo quienes están cercanos a la muerte y ciertos los animales; como los perros, quienes la acompañan en su llanto al unísono con sus lastimeros aullidos. La Pucullén actúa como guía de los muertos, y les indica el camino a través de los pasos y los llantos que deberá recorrer el futuro muerto para así dirigirse a su destino en el más allá. Otras versiones la visten de negro; y su sombra y lamentos indican cual banshie la pronta muerte del escucha. Su llantos forman una posa de agua en cementerio que muestra a los familiares del difunto donde debe ser enterrado el deudo. Sus llantos cumplen dos funciones en el mito, por una parte consuela a los familiares del difunto; por la otra, sus llantos atraen el alma del deudo, e impide que pueda volver donde sus familiares a atormentarlos. Algunos sugieren para poder verla frotarse lagrimas de perros en los ojos, pero cuidado, si no se está preparado y se fuerte de alma, la espantosa imagen puede causar locura y muerte.

En la zona central de Chile aparece La Calchona (por mechuda o con pelo largo desordenado y sucio). Según el mito esta era una bruja, que en la noche se untaba ungüentos y podía transformarse en animales; su esposo e hijos eran previamente dormidos para evitar ser descubierta. Una noche olvidó sedarlos, y mientras se transformaba fue descubierta por los hijos; al irse al campo, transformada en oveja negra, sus hijos hicieron lo mismo y se transformaron en zorros; cuando desearon volver a ser humanos, no podían y con sus llantos despertaron al padre; este al comprende lo ocurrido buscó entre los muchos ungüentos hasta encontrar el correcto. Recuperados sus hijos, los agarró y se fue lejos al comprender que su mujer era una bruja. Cuando la bruja volvió no quedaba suficiente crema y sólo pudo recuperar su rostro y manos, quedando el resto de su cuerpo como oveja; no recuperó su capacidad para hablar, por lo que solo puede balar como una oveja. Por las noches, los campesinos sienten balar una oveja que vaga sola por los campos, ellos saben que es La Calchona; y le dejan un plato con comida y ya es totalmente inofensiva y está arrepentida de sus antiguos actos de brujería.

En el norte de Chile, tenemos a La Lola, según era una bella mujer llamada Dolores, que pese a los deseos de sus padre, abandono a su familia para seguir a un pobre minero del cual se enamoró. Tuvieron suerte y con otros mineros encontraron una veta de oro o de plata y el matrimonio prosperó; pero al poco tiempo el hombre empezó a gastar el dinero en alcohol y mujeres. Enceguecida por los celos, una noche la mujer lo apuñaló y enloquecida dijo a todos que los habían robado y asesinado a su marido. Arrastrando el ataúd de su marido subió los cerros para buscar al asesino; cosa que no encontró pues había sido ella; y aún hoy , después de muerta sigue su búsqueda, mientras arrastra el féretro; y los mineros que se la encuentran en los cerros o en las minas han encontrado la muerte muerte repentina, ya que ella los confunde con el asesino de su esposo.

El Invunche

Los Invunches, también llamados Machucos, Butamachos o Chivatos, se tratan de niños primogénitos de alguna familia entregados o vendido a los brujos a cambio de favores. Estos lo deforman con sus artes, volteando su cabeza; quebrando y girando su pierna derecha hasta quedar sobre su espinazo. El Invunche camina con sus dos manos y la pierna izquierda. Es colocado frente la cueva del brujo como vigilante, asustando a los que se acercan con sus gritos guturales (no tiene la facultad de hablar), y dejando tiesos a quienes lo contemplan. Anda completamente desnudo y es alimentado por sus amos con carne humana. Rara vez abandona la cueva que protege: cuando el brujo cambia de cueva, cuando es enviado por el brujo para un trabajo o cuando debe buscar algo para comer.

Los brujos de Chiloé

Los brujos, también llamados: Calcu o Mal cristiano forman parte de estas sociedades tribales y igual que los magos europeos pueden convertir o transformar las cosas o las personas, tienen el poder de metamorfosearse en perros, gatos, o en ciertas aves agoreras como el coo, el deñ, etcétera. Tienen la facultad de tirar males (hacer daño a distancia), siempre y cuando hayan sido autorizados por sus superiores; los daños sobre las victimas pueden ir de algunos rasguños en diferentes partes del cuerpo, hasta la muerte lenta por envenenamiento. Son personas con conocimientos de medicina naturista y herederos de religión tradicional mapuche, capaces de domesticar al Caballo marino y otros animales mitológicos y poder abordar el barco de los muertos, el Caleuche, sin ser convertidos en esclavos.

Cuando el Brujo desea convertirse en animal, volar, abrir puertas o hacerse invisible usa el macuñ, un chaleco hecho con la piel del pecho de un muerto (por ello a los brujos se les dice «pelapechos» y por esta razón algunos hacen cortes en los cadáveres de sus familiares para que no puedan ser profanados); el macuñ solo cubre el pecho y se ata con cordones a la espalda, algunos señalan que este chaleco tiene también la capacidad de alumbrar como el mejor farol despidiendo una luz verdosa. Cada brujo posee su propio macuñ, que esta unido a él de forma inseparable y de por vida.

Pese a sus poderes, no toleran la sal, herencia de los mitos europeos, donde las brujas no pueden consumir sal, por ello los campesinos europeos ponen sal detrás de la puerta del hogar para evitar que las brujas entren; ya que les «sala» el cuerpo e inmoviliza las junturas. Los brujos de Chiloé pueden ser descubiertos si se tira sal o afrecho al fogón, el brujo empezará a estornudar y morirá sarnoso antes del año, cosa que también ocurre si es descubierto y atrapado por alguien haciendo alguna brujería. También están obligados a usar bufandas y prendas de cuello alto todo el año, incluso en días de gran calor, ya que deben ocultar sus tatuajes distintivos.

Chiloé tan alejado y lejos del poder político de Chile fue la última parte liberada en la independencia (1826); Santiago ya era patriota en 1818. El sistema económico de la colonia fue mantenido por las nuevas autoridades eran las haciendas y el inquilinaje, donde mestizos y españoles pobres se instalaban en los terrenos alejados de las grandes haciendas ganaderas, a cambio de un pago simbólico en especies cada año. Ante esta explotación, apoyada en armas y en la Iglesia Católica los chilotes buscaron ayuda en los brujos, de quienes se suponía que podían causar daño, enfermar y aún matar a los hacendados que maltrataran a sus peones, y también sobre las autoridades civiles y religiosas que los apoyaran en sus acciones.

La rebelión política y religiosa se volvieron una; y en 1880 se abrió el expediente criminal contra Mateo Coñuecar y otros por asociaciones ilícitas y envenenamientos. La inquisición entró en Chiloé después sesenta años de haber terminado la inquisición española; muchos sospechosos de practicar la brujería fueron apresados, interrogados y torturados. La idea era determinar las acciones de la Recta Provincia, nombre dado a la asociación de brujos, que actuaba como un gobierno paralelo al oficial entre sus semejantes; finalmente, salvo por demostrar que algunos practicaban viejos ritos tribales mapuches, no se pudo comprobar envenenamientos, ni magia negra; algunos señalan sin embargo que La Recta Provincia desapareció; en parte por toda esta acción gubernamental, y en parte por peleas entre sus propios miembros, al romperse el orden y jerarquía de la supuesta sociedad.

El origen de la Recta Provincia se remonta a la colonia, cuando navegante José de Moraleda (quien realmente existió) visitó Chiloé y desafió el poder de la machi Chilpilla en una competencia de magia. Ella lo derrotó dejando su barco en la tierra, él le obsequió un libro de magia, libro que posteriormente algunos pobladores nativos usaron y sirvió para crear esta sociedad que se extendió por todo el archipiélago.

La sede del «Rey de los brujos» estaba en la Cueva de Quicaví (Casa Grande), hoy algunos suponen que al ser descubierta la cueva, se mudaron a otra conocida sólo por los brujos. La Cueva tenía su entrada en una quebrada y estaba vigilada por el Invunche. Dentro se guardan el Libro, el Levisterio o Revisorio, usado para hacer diversos exámenes, y el Chayanco, usado para vigilar a todos los miembros de la comunidad de brujos. El lugar mediría aproximadamente unos 200 metros y tendría muchas dependencias, estando iluminado por antorchas y cántaros de aceite humano.

Para formar parte de la Mayoría, el iniciado pasaba por una serie de pruebas, los iniciados eran por lo general familiares e hijos de brujos o personas de su confianza; la primera prueba era quitarse el bautizo; el aspirante pasaba cuarenta noches bajo una pequeña cascada; sitio donde se dice que baña el Camahueto, adquiriendo así la fuerza de la bestia. Si se tiene prisa, un baño con sangre de recién nacido no bautizado ayuda. Tras estas y otras pruebas, el iniciado es llevado a la cueva ante la Mayoría (trece brujos que lo evalúan) y se le somete a la prueba mayor, asesinar un familiar muy querido, una noche de martes. Otras pruebas en el campo seguirán hasta alcanzar el permiso de ponerse el chaleco «macuñ» confeccionado antes por el iniciado y jurar no revelar su secreto (que es brujo) ya que de lo contrario morirá antes de un año. Su ingreso es celebrado con un gran banquete de guagua (bebé) asada. Ya dentro de la sociedad se le enseñará a volar y otras artes; también aparecen las prohibiciones: no probar sal, así como no violar o robar, las artes no pueden ser usadas para beneficio propio; esto es valido en los brujos de Chiloé y en las antiguas brujas y brujos europeas.

Una historia de Brujos (fuente aquí) es «La camiseta del brujo» de Renato Cárdenas Álvarez:

Doña Rosalía ya se lo había advertido en un par de oportunidades, que si no sanaba pronto a su marido te­nía que vérselas con sus hijos.

―A vuelta del Navarino van a regresar de la Argentina, Pelapecho maldecío―, le gritaba a pleno cami­no público.

Don Carmelo Barría había sido un hombre ro­busto y bueno para el trabajo, pero por cuestión de des­lindes se enemistó con Juan Estanislao, brujo rematado según el vecindario. Ahora no era ni la sombra de lo que fue hace un año.

Primero lo sajaban a pleno día. Después lo extra­viaron en su propio monte, a cuenta una manchita de matorrales, que cuando uno estaba entrando por un lado ya estaba saliendo por el otro.  Pero  ahí  estuvo  dando vueltas medio día enlesado hasta que su vieja lo salió a buscar y lo encontró difareando, sentado en un palo podrido.

Después de este percance ya no fue el mismo. Empezó a ponerse maganto y falto de apetito. Lo llevaron al médico, a Castro, pero sus vecinos les aconsejaron que estaban perdiendo plata porque ese era trabajo de una machi. Pero ésta se declaró incompetente porque el  raiguae era muy poderoso y no podía contrarrestarlo. Sin embargo, le dio algunos consejos. Pero necesitaba a sus hijos para eso.

Después cayó en cama y entonces cuentan los vecinos era una función cada noche con tan­to lucerío que transitaba la casa. Doña Rosalía se confundía, aten­diendo siembras, sus animalitos, a su marido y a los bru­jos por la noche. Pájaro que se aposentara salía persiguiéndolo con ti­zones del fogón.

¡A cuentas un puñado de huesos está mi viejo! le gritaba la mujer. ¡Espérate que vengan los chicos lo amenazabaahí te quiero ver, brujo sarniento!”.

Y así fue como una tarde de otoño, en la lancha de recorrido se bajaron dos mocetones gruesos, forzudos, cargando pesados cacharpe­ros y un par de valijas de madera terciada.

Después de los llantos de rigor, la madre les contó, con más detalles que en las cartas, lo que estaba sucediendo en su hogar. Los mucha­chos escucharon en silencio y con sigilo salieron de la casa antes que amaneciera.

Lo pillaron todavía en su cama. Y con ese bozarrón autoritario que identifica a los viajeros a la Patagonia, uno de ellos le gritó de afuerita del cercado.

¡ Sale de tu cama, brujo flojonazo, que aquí te precisamos !”.

A penas se acercó lo tomaron de un ala y se lo llevaron. No hubo palabras durante el tra­yecto. Al llegar, lo introdujeron en el dormitorio y fue atrincado por la fami­lia. El viejito, acurru­cado en su poncho café, negaba todo con mo­nosílabos. Doña Rosalía ordenó:

Ahora, sáquenle esa manta. Ahí dentro debe traer su macuñ.

Apareció una camiseta ennegrecida por el hollín y grasienta, que le quitaron en el acto. Quedó en puros cueros, encogido y protegiéndose el pecho.

¡Máchavete ahora! hijo de satanás le replicó la mujer.

El anciano recogió su poncho y en dos zancadas alcanzó la puerta.

Ahora chicos ordenó la madre más calmada va­yan a buscar unas varitas bien sobaditas y fuertes porque a esta camiseta la vamos a moler a palos. Este es el chaleco con que ese brujo miserable vuela cada noche. Májenlo bien esto, una hora cada día, hasta que tenga­mos resulta­dos. Al día siguiente, contaban los vecinos, el viejo Juan Estanislao cayó en cama.

¿Y cómo va el enfermo aquí?, pregunta­ban curiosos.

Saben, contestaba doña Rosalía arregentando está. Hoy, hasta unas papitas al res­coldo comió.

Y así no más fue. A la semana, la camiseta no era más que un puñado de hilachas y la salud del embrujado ya se había recuperado casi por completo. El día que sa­lió al corredor de su casa, aprovechando el solcito de la mañana, se detuvo un vecino a saludarlo.

Miren qué alentadito que están don Carmelo. ¿Capaz que tengan fuerzas para ir al sepulte del finado Juan?

¿Qué Juan, hombre?

Juan Estanislao ¿qué otro?. Parece que murió a la amanecida. A mí fueron a suplicar para que diera ra­zón al fiscal… y repiquen las campanas.

La Voladora

Las Voladoras son mujeres que participan en las actividades de la brujería en Chiloé, y que tienen el don de transformarse en un ave. Son ayudantes y mensajeras de los Brujos. Generalmente la elegida es una hija de brujos o una mujer leal a ellos; a la cual se le enseñarían algunas artes mágicas, pero no todos los secretos. Para poder llevar los mensajes la mujer se transforma en ave, generalmente en garza nocturna (Nycticorax nycticorax), llamada también: bauda, gauda, guaco, huairavo, huaco o martinete común.

Para realizar la transformación requiere beber un jugo amargo preparado por un brujo; mientra vomita sus intestinos en una lapa (vasija de madera) el brujo recitaría ciertos versos para iniciar la transformación. Mientras vuela la voladora lanza desagradables gritos que pueden ir de risas histéricas a burlonas carcajadas; el lamento de un animal herido o el llanto de una mujer. Las viseras deben ser puestas a buen resguardo, ya que si al volver antes de que amanezca no encuentra sus intestinos y no los vuelve a tragar, entonces no puede recuperar su forma y queda atrapada en el cuerpo del ave, muriendo un año después.

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Para mas referencias sobre los mitos de Chiloé se puede consultar: aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí

Leyendas de Chiloe (3) Monstruos Locales.

El Piuchén

También conocido como Peuchén, Pihuchén, Pihuychén, Pihuichén, Piwuchén o Piguchén es una criatura perteneciente a la mitología mapuche cuyo nombre significa «Secar a la gente» y que en tiempos más modernos se ha extendido por todo Chile, entrando en la mitología chilota.

El Piuchén es el vampiro local que se alimenta de sangre humana. Aunque puede atacar al ser hombre, más comúnmente se alimenta de la sangre que succiona de las ovejas, cabras u otros animales de granja.

Es un ser de mediano tamaño, y suele ser descrito de muchas formas; la más común es de culebra voladora, (imagen similar a la del dragón Quetzalcoatl, la serpiente emplumada de Centroamérica, o las Anfipteras egipcias). En su forma de serpiente se dice que sus alas sólo le crecen cuando ha llegado a su edad madura; cuando es adulto puede volar a su antojo y el batir de sus alas es tan poderoso que puede derribar grandes árboles e incluso levantar gigantescas olas que hacen naufragar las embarcaciones que estén cerca de él; es como todo dragón una representación de los fuertes vientos.

 

Suele también ser representado con forma de rana, ave, pez, murciélago y hasta forma similar a los hombres —Un poco la imagen del mito moderno del vampiro trasladado a estas tierras—. Se dice además que su cuerpo estaría cubierto de espinas que asemejan el pasto o los arbustos de ramas retorcidas —un disfraz para pasar desapercibido entre los arboles donde se oculta—, también se le describe con ganchosos cuernos. Imagen y comportamiento en este vampiro permite equipararlo al moderno mito del chupacabras (otro ser que se alimenta de sangre y cuya forma no es conocida y es descrito desde apariencia de perro a una criatura similar a un canguro con espinas a todo lo largo de su espinazo).

Se cree que esta criatura acostumbra a vivir cerca de los lagos y ríos, y durante el días y las noches de calor extremo se oculta entre las ramas de los árboles; su presencia es observable por el excremento rojo sangre que chorrea de los árboles en donde vive. También se puede saber de su presencia al escuchar los agudos silbidos estridentes. Sus malos olores y su aliento suelen provocar lesiones similares a la sarna.

Para escapar de su presencia los habitantes y sus animales deben trasladarse a otros lugares, si no se puede abandonar el lugar sólo se puede combatir a este mal mediante la intervención de una Machi que conozca la ceremonia mágica para ahuyentarlo del lugar. Para matarlo, se cubre con una tela fuerte el árbol en que está escondido para que no pueda huir y en seguida se prende fuego al árbol. El origen del piuchén podría ser el castigo o un acto de una mala transformación dada por un brujo que al fracasar en una acción mágica queda este horrible ser que puede adquirir formas diferentes.

El Cuchivilu

Los pescadores del lugar solían fabricar corrales de pesca, que se llenan con agua en la marea alta y cuando la marea baja dejaba atrapado a los peces. Cada cierto tiempo surge de las aguas una criatura que es un cruce entre cerdo y serpiente, entra a los corrales y devora a los peces atrapados en los mismos. Tras su festín el corral queda maldito y los peces no regresan.

Los cuchivilos habitan en el fondo del mar, en zonas poco profundas y cercanas a las costas de Chiloé; suelen ir a nadar a esteros, lagunas o pantanos; por ello hay que tener cuidado al bañarse en estos lugares, ya que su presencia provoca que el cuerpo de la persona que se bañe en esas aguas se cubra de granos o de sarna. Sus gruñidos implican al que escucha una pronta muerte.

En El Salvador existe un mítico animal similar, un ser mitad cerdo y mitad serpiente que anuncia la lluvia, es llamado cuyancúa y suele aparecer en en grupo; sus gruñidos son escuchados por toda la selva cuando la lluvia los empapa.

El Cuero

El cuero, también conocido con el nombre de cuero del agua, manta o manta del Diablo, es un ser similar a una raya, aunque más delgado, parecido un cuero curtido (de ahí su nombre), pero con los bordes rodeados de garras. En un extremo de su cuerpo sobresalen apéndices similares a tentáculos que terminan en ojos desorbitados.

Habita en todas las aguas (dulces o saladas), pero principalmente en las lagunas oscuras. Ataca frecuentemente al atardecer, a las presas en la orilla que están bebiendo o bañándose en el agua. Quien se tope con esta criatura es arrastrado con sus garras a las profundas aguas, donde posteriormente les chupa toda la sangre de la víctima con su boca que se encuentra en la parte inferior y parece una ventosa.

Los Machi (hechiceros tribales) usan ramas de un arbusto de gruesas espinas, engañando al cuero quien piensa que es una presa; que al envolverlas desgarra su delgado cuerpo con las duras espinas. En otras versiones aparece como una criatura que acompaña al Trauco y lo ayuda en sus maldades.

Relacionado o confundido con el cuero tenemos en la mitología mapuche al Guirivilo (literalmente zorro-serpiente), también conocido como Nguruvilú, guruvilu, Ñuruvilú, ñirivilu, ñivivilu, ñirivilo o nirivilo. El Guirivilo es una criatura de gran tamaño con cuerpo de zorro (o de gato según otras versiones) y resto de una culebra similar a una serpiente marina; su gran y larga cola esta rematada en su extremo unas uñas, que utiliza como garra, y con la cual produce también torbellinos en las aguas. Según las leyendas es un tipo de «Zorro de agua» de fuerza descomunal que habita en los remansos de los ríos y en aguas cenagosas. Se dice que utiliza su extraña y gran cola con uñas, como una garra para enredar a hombres y animales que se bañan en sus aguas y poder arrastrarlos al fondo para alimentarse de los ahogados. No suele salir a la tierra; y la única manera segura de cruzar un río en el cual viva un Guirivilo es en una embarcación.

El Camahueto

El camahueto, también conocido como Chivato Marino, es un ternero de pelaje corto que va desde un color plomizo (gris) a un verde muy brillante, con un cuerno en medio de la frente.

Inician su vida bajo la tierra de los cerros cercanos al mar; su nacimiento incluye: un trozo del cuerno de otro camahueto enterrado en esos cerros, el polvo del cuerno lanzado en un pozo, o como una cría de la vaca marina chilota, que se fue enterrar en una madriguera bajo la tierra.

Luego de pasar entre veinte a treinta años bajo tierra, el camahueto emergen para dirigirse hacia el mar al encuentro de la vaca marina. En su trayecto destruyen todo lo que se interponga en su camino. Esta migración ocurre casi siempre en noches de tormenta y deja como rastro el derrumbe de zonas costeras y grandes hendiduras en el terreno, por las que surcará luego un riachuelo (es el mito para explicar las riadas que se producen de tanto en tanto y que bajan de los cerros al mar en años de muchas tormentas).

El camahuelto es atrapado por un brujo mediante el uso de una cuerda tejida con zargazo (alga); o por una machi mediante el uso de una cuerda tejida con voqui (planta trepadora). Al ser atrapado se le corta su cuerno, volviéndolo completamente manso y guiándolo al mar sin que provoque más destrozos. Los brujos y machis buscan su cuerno ya que preparan pócimas para curar varias enfermedades y como afrodisiaco sexual para los hombres (a igual uso que el cuerno del unicornio europeo); pero cuidado con el exceso, ya que puede producir locura violenta. También se usan trozos del cuerno para enterrarlos y producir más camahuetos.

La Vaca Marina o Vaca Chilota

La vaca marina es descrita como una gran vaca (gruesa y gorda); con patas como aletas, que sale a tierra cuando contempla un gran toro. Su origen se encuentra en una vaquilla que murió ahogada por olas mientra peleaban las serpientes Tenten Vilu y Caicai Vilu. Sería vuelta a la vida por Caicai Vilu con el único propósito de aparearse con los toros salvados por Tente Vilu.

Tras aparearse con el toro, este queda impotente y solo mira al mar buscando aquella vaca que lo embrujo. Así el toro ya no tiene más utilidad práctica para su dueño, salvo como carne de parrilla. Triste final para un gran macho, que sin saberlo pagó cara su lujuria, ya que lo que busca la vaca marina es acabar con sus congéneres terrestres. El único bobino que resiste su poder es el Camahueto, quien busca a la vaca chilota para poder reproducirse.

Caballo marino chilote

Existe una raza de caballos marinos, no muy agraciado pero de enorme tamaño. Solo puede ser visto por quienes con poderes mágicos y lo describe parecido a un caballo normal, con el hocico más largo, crines doradas, patas en forma de aletas y una firme cola propulsora, semejante a la cola de un pez y tendrían un color verdoso amarillento oscuro porque se alimentarían de algas marinas como el luche y el cochayuyo. Los caballos marinos tienen una corta vida de sólo cuatro años, luego de los cuales muere y se convierte en gelatina que se disuelve en el mar.

Su presencia significa que pronto los corrales de pesca dejaran de servir. Suele ser el transporte que usan los brujos para ir de la tierra al Caleuche ya que los brujos tienen prohibido usar la magia para alcanzar el barco fantasma. Los brujos escogen mientras nadan a los caballos y los marcan para que queden a su servicio, a los cuales llaman luego por silbidos y dominan con lazos hechos de sargazo (un tipo de alga). El tamaño del caballo varia desde uno normal usado como nave por un brujo, hasta aquellos con tamaño tal que pueden transportar hasta trece brujos sobre sus lomos cómodamente.

Basilisco chilote

En estas tierras también existe la leyenda del basilisco, ser con cabeza de gallo y cuerpo de culebra. Nacido del huevo una gallina vieja o de un gallo colorado que han puesto un pequeño huevo redondo de cáscara gruesa y rugosa se diferencia del basilisco europeo, por ser del tamaño de un gallo.

El basilisco permanece oculto en el día baja lo vivienda del dueño del gallinero; y en la noche entra en los dormitorios y les succiona le aliento a sus moradores, dejando seca la garganta de las víctimas, que mueren de una asfixia asmática. Para neutralizarlo hay que quemar el huevo inmediatamente y acabar con el gallo o la gallina que haya puesto el huevo de donde nació el basilisco. Pero si rompe el cascarón, la única forma de eliminarlo sería prenderle fuego a la casa en donde ataca.

El basilisco tiene sus raíces en el Colocolo de la mitología mapuche. Una mezcla de gallo, serpiente y rata; según distintas versiones tiene distintas proporciones de cada animal. Al igual que el basilisco chilota, el Colocolo se alimentaría de las personas succionando su saliva.

Aves de mal agüero

La leyenda cuenta que el Coo, el Raiquén, el Mandao y el Deñ, son aves relacionadas estrechamente con los Brujos de Chiloé. Entre estas aves, el Coo, el Raiquén y el Deñ serían las formas sobrenaturales más frecuentes en la que se transformaría el brujo, todas aves con apariencia de búhos o lechuzas, aves que en la mayoría de las culturas presagian la muerte, su naturaleza nocturna (contraria al comportamiento de otras aves) y su vuelo silencioso les han dado a estas aves esta iconografía.

El Coo es una especie de lechuza de grandes ojos redondos muy brillantes, y un plumaje de un color pardusco, usada por los brujos para anunciar ante los enfermos que su muerte esta cerca. En la noche el brujo transformado en ave puede penetrar en la vivienda de la víctima, a la cual le haría cortes en la espalda, brazos o piernas mediante las filosas garras del Coo; o podría arrancarle de raíz el pelo, para usar esos cabellos para poder confeccionar polvos con los que el brujo causaría las enfermedades que terminarían con la muerte del enfermo convaleciente. En otras situaciones el ave vuela a las poblaciones y golpea sobre las ventanas hasta atraer la atención de la victima del hechizo del brujo y avisar a su familia para que sepan el final presagiado.

El Raiquén es en apariencia muy similar al Tucúquere (otra especie de búho de la región), el Raiquén solo se diferencia por poseer un plumaje más negro, un canto diferente, y una mirada que lo señala como una presencia sobrenatural. El Raiquén sería una de las formas sobrenaturales en la que se transforma el brujo, y sería usada por el brujo para indicar personalmente la muerte de una persona; su anuncio se reconoce al escuchar el ruido que hace al volar, como si fueran espuelas que se agitan; o por un canto similar a las palabras «Piruí-piruí-piruí».

El Mandao, apócope de la palabra mandado, también conocido Huilco, Huelco o Diucón, presenta apariencia del Duicón, un ave de color gris oscuro, pico y patas de color negro, y ojos colorados que brillan como si fueran «ojos de fuego». Entre las aves de los brujos, el Mandao sería la escogida como ayudante diurno y es utilizado como mensajero o espía. El ave espía por las ventanas y en caso de avisar un mensaje picotea los cristales; señal de que alguien de la casa enfermara.

El Deñ tendría un aspecto similar al de un tiuque, pero con ojos más grandes y luminosos semiocultos por un fino plumaje color pardusco; muy similares a los de una lechuza. Trasformado en Deñ, el brujo en las noches más oscuras y silenciosas se posaría en las ramas de un arbol cercano a la vivienda de la victima, asustando a sus moradores y atormentándolos con gritos, a modo de burlas y carcajadas escalofriantes, y siempre mirando con sus ojos brillantes hacia el hogar; quienes esperan y tratan de adivinar que desgracia se les viene encima.

El origen de estas aves de mal agüero están inspiradas en el Chonchón (Chon-chon, Chuncho, Quilquil o Tué-tué —como el sonido que emite—) de la mitología mapuche. El Chonchón es descrito como una cabeza humana cuyas orejas son alas y que tiene garras afiladas. Este ser es un brujo transformado por un mágico ungüento (crema) que permite desprender la cabeza del resto del cuerpo, adquirir plumaje, garras afiladas y grandes orejas que se transformarían en alas para poder volar; y si lo desea incluso podría realizar una transformación completa para adquirir la forma de una especie de búho o lechuza. El cuerpo queda en la casa y es necesario tener otro mágico ungüento para volver a su forma humana. Para acabar con el brujo es un buen momento, basta con perder, ocultar o destruir su ungüento; el Chonchón se estrellaría con el suelo a saber que no podrá volver a ser humano y en el suelo solo quedaría quedaría el cadáver de una lechuza o búho.

Reptiles mágicos y la fortuna

El Vilpoñi o Vilpoñe es literalmente lagarto/culebra de las papas; es descrito como una gran lagartija que se alimenta principalmente de ratones y otras plagas, ayudando a los campesinos a salvar sus cosechas. Eso es cierto y valido mientras el campesino pague al brujo por mantener a salvo su cosecha, caso contrario el vilpoñi se alimenta de las papas de la cosecha arruinado al agricultor, también algunos campesinos pagaran al brujo para que use al lagarto para provocar daños en cosechas de agricultores rivales. El vilpoñi, terminado el periodo de cosecha entra en invernación.

El Lluhay, también conocido como Lluaya, Lluhaya, Yuayua, Yuhay, es otro reptil, de más o menos un metro de largo; con dos grandes colmillos y presentaría una piel similar a la plata; lo cual le daría una apariencia de extraordinaria belleza. Se dice que es un animal de larga vida (eterna según algunos), muy escaso y apreciado; tenerlo dentro de la casa es signo de buena fortuna y prosperidad. Es alimentado con leche por sus anfitriones, y usado por los mismos para que se alimente de cultivos de agricultores rivales. A diferencia del Vilpoñi, si el Lluhay no se alimenta de papas, abandona a su dueño y no vuelve, por ello no puede dejar de atacar las cosechas de los vecinos.

Tanto el Vilpoñi como el Llyhay tienen su origen en el Culebrón o Viborón de la cultura y tradición rural de Chile y de Argentina, y el mito se equipara en algunos puntos a la leyenda de Europa del Cuélebre, de la mitología asturiana y mitología de Cantabria, que es un dragón, similar a una serpiente alada vinculado a la protección de tesoros. Hay otros «dragones (serpientes aladas)» vinculados a la región chilota y al culebrón; como son el Piuchén, el basilisco chilote y el Colo-colo, pero estos tienen un aspecto negativo, vinculados a los vientos, los malos olores (pestes) y enfermedad.

El culebrón no solo según las referencias tiene semejanza física a su equivalente europeo (serpiente alada), sino que hace la labor de guardián de algún misterioso «entierro» (tesoro enterrado). El culebrón atrae con la mirada a su víctima y es capaz es capaz devorar animales y hombres enteros, prefiriendo los animales vacunos al hombre. El culebrón es atraído por los tesoros, generalmente de monedas de plata enterradas por alguien para ocultarlas de ladrones y bandoleros. El culebrón también tiene la capacidad de atraer la riqueza y otorgar a su dueño prosperidad en todo lo que realiza (como el Vilpoñi y el Llyhay), y para poder mantener domesticado al culebrón, el amo sacrificaría algún animal cada año para mantener contento a la bestia que garantiza su fortuna.

El mito por supuesto adquiere algunas connotaciones terroríficas en algunas versiones y regiones, sobre todo en Argentina, ya que el culebrón sería asociado a la serpiente del mal que tentó a Eva y Adán; por tanto vinculada al diablo; y para mantener contento a la bestia los sacrificios implican seres con alma (humanos); generalmente enemigos o obreros contratados por la temporada de cosecha del amo, quienes son personas que mueren por accidente, o desaparecen misteriosamente en la cosecha; en las grandes fábricas suelen ocurrir que la victima caiga en alguna caldera; o en campo en el trapiche, donde el obrero cae en la cinta transportadora que tritura la caña. El año de mayor provecho será aquel cuando más peones devora el Familiar.

No en todas las versiones se trata de una gran serpiente, la bestia puede asumir diversas formas, siendo las más comunes la de grandes perros (candejo), grandes gatos (jaguares), toros, jabalíes, etc. El conocimiento sobre la existencia de un espíritu familiar debe el dueño pasarlo a sus hijos, para que el familiar continué en la familia. De no transmitirse el conocimiento, una vez muerto el patrón, el familiar moriría de hambre y la fortuna familiar se perdería; quedando la familia maldita.

Canes sensuales

El Trehuaco o Treguaco, en lengua mapuche significa literalmente «agua de perro o perro de agua» y que puede ser traducida como «agua mala»; es descrito como un hermoso animal muy parecido a un perro de oscuro pelaje, firme musculatura y extraordinaria fuerza que habita en una laguna cercana a Llaldad, en el extremo sur de la Isla Grande de Chiloé. El mito señala que cuando alguna joven chica se acerca a la laguna y dice las palabras adecuadas, las aguas retroceden y en el centro de la laguna aparece el Trehuaco, quien tras algunos juegos previos termina en una relación sexual con la joven; tras el acto las aguas de la laguna retornan ante el llamado de la criatura y la chica despierta en su casa sin saber como llegó ahí.

Lo que no aclaran los mitos es la causa por la cual la joven va a la laguna e invoca a la criatura y si después de esa relación de zoofilia ella queda embarazada o algo similar a lo que ocurre con el Trauco, como una forma de justificar un embarazo no deseado.

El Ruende es parecido a un perro, pero no lo es. De tamaño mediano, posee una mirada hipnotizadora, es muy lanudo y de color negro, con un hocico dispuesto en el extremo de una larga trompa húmeda y brillante, que algunos intentan asemejarla a un miembro viril. Orejas un tanto largas y puntiagudas y extremidades cortas para su talle.

Por su apariencia física (feo) es un ser dispuesto a ayudar a los hombres de igual condición; para invocar la presencia de este ser se debe primeramente acudir durante cuatro días al pié de un árbol llamado «Tique»a orillas de un riachuelo, a la hora del crepúsculo, invocando el nombre del Ruende. Al anochecer del cuarto día aparece la criatura y el «convocante» señala a la mujer elegida (este es un ser totalmente machista ya que solo ayuda a hombres). El Ruende buscará a la escogida en la oscuridad de la noche mientras duerme y la despertara; con su mirada penetrante la hipnotizará y hará que a que bese su hocico impregnado del «Llapuy» (una poción mágica usada por brujos para enamorar a las mujeres). Ella entonces empujada por la poción seguirá al Ruende hasta el árbol de Tique donde será entregada al hombre que espera ansioso.

Gusanos mágicos

El Coñipoñi es un gusano que cumple la función de cuidar niños. Habita en los tallos de las plantas de papas que se cultivan en Chiloé. La tradición dice que las mujeres chilotas que tienen un hijo e alegran cuando encuentran uno de estos gusanos, ya que lo colocan bajo la almohada del recién nacido y lo alimentan con unas pocas gotas de leche materna. De esta forma, la madre conseguirá que su hijo sea un niño feliz y tranquilo.

La Piruquina, cuyo nombre significa «estirpe de los gusanos» es una culebra gigantesca, de color rojo intenso. Vive bajo tierra entre 25 y 30 años y cuando ha completado su desarrollo emerge a la superficie y las escamas de su cuerpo cambian a un rojo más oscuro, de tono terroso; primero eleva su cabeza, toma aire, abre sus ojos y a los pocos minutos se desintegra dejando en su lugar un conjunto de gusanos oscuros; si en ese proceso de trasformación es vista por algún hombre este muere en el acto, no se aclarara como ocurre, pero lo más seguro es que sería asfixiado por los malos olores.

Otros seres

El Millaoso es un ser con apariencia de un oso de gran tamaño, pero con patas son como las de un lobo marino, de un pelaje dorado. Sale del mar a fines de diciembre hasta comienzos de enero, temporada en la cual maduran las frutillas silvestres que constituyen su comida favorita; el resto del año se supone que vive en el mar, pero nadie sabe donde específicamente.

El Puyo es una quimera, un animal bisexual que tiene tres patas, pelaje de color gris amarillento y dos cabezas con largos y torcidos cuernos; estas cabezas suelen ser de cabra, pero también pueden ser de otras razas de ungulados domésticos (vacas, ovejas, cabras, cerdos, etc). Los puyos viven en las nubes y descienden en noches de tormenta a copular con los animales de las granjas; regresando al amanecer a los cerros para volver a las nubes; su descendencia son animales deformes. Los puyos son la explicación mítica de los desordenes genéticos naturales que ocurren de tanto en tanto en el ganado al cruzar animales emparentados.

El carbunco se manifiesta bajo la forma de un diminuto perrillo blanco o toma la forma de una libre blanca, incluso de una ostra marina, en todos los caso el animal esta rodeado por una luminosidad como la de las luciérnagas. Aparece emergiendo desde el suelo como una llamarada en las oscuras y tranquilas noches cercanas al solsticio de invierno. El carbunco es el celoso guardián de los metales y tesoros escondidos por alguien en el subsuelo (vulgarmente llamados entierros). La persona que descubra uno de estos animales deberá lanzarle un objeto o soga con el cual atar a la criatura, que lo arrastrará y llevará al lugar donde se oculta con el tesoro, antes del amanecer se debe buscar el objeto que suele aparece casi todo enterrado al pie de un Calafate (planta de la Patagonia). Se debe acudir a la medianoche siguiente llevando una pala nueva. Además se debe ir acompañado de una anciana viuda y un gato negro. Cavar una vara (algo así como tres pies), soltar el gato dentro del hueco, el gato desaparece mágicamente; seguir cavando otra vara más y el gato reaparece en las brazos de la viuda; repetir hasta llegar al tesoro. Se debe respectar las distancias de cada paso y lanzar el gato en el momento correcto, o el buscador de tesoros puede morir envenenado, y en caso de que tenga algo de miedo el tesoro se volverá roca sin valor.

En Ecuador se describe al Carbunco como el perro del diablo, que tiene un lucero en la mitad de su frente y ojos de fuego que paralizan a cualquiera que lo vea. Aparece ocasionalmente en las noches oscuras y en los lugares solitarios. La persona que se llegue a encontrar con este ser, puede resultar favorecida, pues quienes conocen de esta leyenda cuentan que el Carbunco entrega y vomita una bola de oro incrustada de piedras preciosas, quien recibe estas alhajas no debe mostrarse ambicioso, porque si lo hace el Carbunco quita el tesoro y se lo traga, desapareciendo inmediatamente en la oscuridad, mientras que la persona puede quedar ciega o paralizada. También es descrito como un gato negro con un diamante en la frente que emite un gran destello.

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Para más referencias sobre los mitos de Chiloé se puede consultar: aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí