Cosmogonia 13.- Dioses Romanos (1° Parte) – Los panteones Etrusco y Sabino

Cuando pensamos en dioses romanos imaginamos a: Júpiter, Marte, Venus, Diana, Neptuno, …; sólo por citar algunos de ellos, y para los efectos son un simple renombre de los dioses griegos (Zeus, Ares, Afrodita, Artemisa, Poseidón…), sin la fuerza de los primeros. Jupiter está lejos del ser el conquistador de chicas, Marte, más que un dios iracundo y sin templanza, aquí es en sus orígenes un dios agrícola, Venus deja de ser tan vengativa con rivales y amantes indispuestos a sus avances sexuales; etc.; todos ellos son para los efectos una versión que ha pasado por una especie de censura de lo ‘políticamente correcto’.

Roma, sin embargo, tuvo sus propios dioses y cultos, y durante la expansión de su imperio simplemente absorbieron los cultos de los pueblos conquistados, asociando y vinculando los nombres de sus antiguos dioses a los mitos de estos pueblos absorbidos bajo la sombra de Roma; primero de latinos, sabinos, umbros y etruscos, luego se empaparon de los mitos griegos, hasta hacerlos propios; y esta idea de permitir los cultos foráneos hizo que en Roma fuera abierta a cultos extranjeros como los de: la Cibeles frigia, la Isis egipcia y el Mitra persa, que alcanzaron durante el Imperio una gran adoración, y es esa permisividad lo que toleró la llegada del culto de un carpintero crucificado que promovía la creencia en un único dios. Es en este punto cuando todo se fue para el carajo (para el resto de los cultos se entiende), ya que adorar a uno era más simple y rentable que adorar a muchos, y donde nunca se sabía a cual moléstate para culpar de tu mala suerte.

Hay que señalar que el pueblo romano tuvo sus orígenes por el 750 a.C., terminando su periodo monárquico cerca del 450 a.C.; siguió luego la república, que es cuando ocurrió la expansión de Roma y fue celebre por las guerras punicas (entre 264 a 149 a.C.), y que finalizó con la muerte de Julio Cesar y la posterior toma del poder de Augusto en el 27 a.C.; desde entonces se habló del imperio, que se mantuvo hasta el 395 d.C., cuando el emperador Teodosio lo divide en dos partes; la parte occidental cae finalmente menos de un siglo después en 476 d.C., mientras que el oriente sobrevive unos diez siglos más como imperio bizantino hasta sucumbir a manos de los turcos en el 1453.

El panteón etrusco

Para entender muchas de las divinidades romanas mayores, hay que buscar las raíces en los pueblos vecinos, entre ellos destacan primero los etruscos (quienes se denominaban a sí mismos como rasenna) y que habitaron la región centro-occidental de la Italia actual desde inicios de la edad de hierro (~1000 a.C) compartiendo/compitiendo territorio con pueblos vecinos como los umbrios, sabinos y latinos. Su mayor expansión ocurrió entre el 500 al 300 a.C., llegando hasta casi la actual Venecia y la isla de Córcega. Luego vino su declive y en los dos siglos siguientes fueron derrotados y absorbidos por los romanos, desapareciendo como pueblo totalmente cerca del 100 a.C.

La civilización etrusca tuvo un carácter básicamente urbano, y se desarrollaron siguiendo el modelo de ciudades-estado. No se puede hablar de un país etrusco unificado, ya que, aunque tenían la misma cultura, cada ciudad suponía un reino independiente que seguía sus propias directrices políticas.

La lengua etrusca no tuvo escritura hasta el siglo VII a.C. aproximadamente, coincidiendo con el momento que tomaron contacto con los alfabetos que usaban los griegos y los fenicios, por ello podemos ‘leer’ (deletrear) sus escritos dado el alfabeto adoptado por ellos, y así reconocer dioses y personajes de la mitología clásica tales como: Achle (Aquiles), Achlae (Aqueolo), Achmemrun (Agamenon), Achrum (Aqueronte), Aita (Hades), Aplu (Apolo), Areatha (Ariadna), Aritimi (Artemisa), Atlenta (Atalanta), Atunis (Adonis), Casntra (Casandra), Catmite (Ganímedes) y que los romanos llamaban Catamito; Cel (Gea), Cerca (Circe), Charun (Caronte), Easun (Jason), Ecapa (Hecuba), Ectur (Hector), Elinei (Helena), Erus (Eros), Esplace (Asclepio); Hercle (Heracles), el Hércules romano; Kastur (Castor), Letun (Leto), Meleacr (Meleagro), Metaia (Medea), Nestur (Nestor), Patrucle (Patroclo), Pecse (Pegaso), Pele (Peleo); Perse (Perseo); Phersipnai (Perséfone), Priumne (Priamo), Prumathe (Prometeo), Pultuce (Polux), Semla (Semele), Sisphe (Sísifo), Telmun (Telamon), Urphe (Orfeo), Urusthe (Orestes), Uthiste (Odiseo/Ulises), Thaitale (Dedalo), Vikare (Icaro) y Vilae (Iolao); e identifican al héroe Teseo como Estas; sólo por citar los más conocidos.

Es en este periodo de contacto con las culturas orientales (750 al 600 a.C.) que héroes griegos como Heracles pasaron a formar parte de los mitos etruscos, pero como su lengua no era indoeuropea, tenemos que ocurre que leer las letras no es igual a entender las palabras; lo que ha hecho que se recurra a las representaciones artísticas tanto en objetos, como en pinturas (murales), para conocer los mitos etruscos.

A saber la religión etrusca tenía muchos aspectos comunes a otras culturas mediterráneas, por ejemplo el sacrificar animales a los dioses y ver sus entrañas para predecir el futuro (como griegos y fenicios); un elaborado culto sobre la vida después de la muerte (similar al egipcio); pero a diferencia de los dioses griegos estos no estaban limitados a una forma y condición determinada, podían ser jóvenes o adultos según la historia que de ellos se contara; o bien cambiar de genero sin muchas complicaciones, y no tenían la misoginia que tuvieron los cultos griegos. Además daban mucha importancia al concepto de pareja, y ello explicaría la dicotomía presente en muchos dioses romanos posteriores con igual nombre y diferente sexo: Liber/Libera, Caco/Caca, …, o el Pales sabino, que podía ser varón, hembra o hermafrodita, según el cuento dado. Tenían además muchas diosas madres, y la idea de diosas vírgenes no existía; su diosa Mnerva (de donde viene la Minerva romana) en muchas representaciones etruscas amamanta y es acompañada por sus hijos; era también una diosa del clima, con poder sobre el rayo, y posiblemente una deidad lunar dado que presidía sobre los calendarios; aspectos que nada tienen que ver con su contraparte helénica y con la posterior versión romana.

El panteón etrusco tenía un complejo origen, y sobresalían dos tríadas divinas: una con carácter supraterreno, compuesta por Tinia, Uni y Mnerva, y la otra integrada por los dioses infernales.

Tinia (Tin, Tinh, Tins o Tina) era un dios celeste, y el más alto de la mitología etrusca, comparable en posición al Júpiter romano y al Zeus griego. Era el señor del trueno y el rayo, de las tormentas, el día y el cielo mismo. Bajo del nombre de Veltha (Velthume, Voltumna) se le pone también como un dios de la tierra o los campos, señor de las estaciones, era una deidad ctonica vinculada a los mitos de muerte y resurrección de la naturaleza, y que los romanos latinizaron como Vertumno/Vortumno, el señor de las estaciones y los arboles (frutales), siendo bajo esta apariencia entre los sabinos conocido como Falacro/Falacer, un dios de los arboles (frutales) y de las lluvias, y donde autores modernos lo ponen como un sobrenombre etrusco para dios del cielo, y cuyo culto fue absorbido por Júpiter.

Y hablando de Júpiter, su nombre deriva del dios umbrio Ju-pater (djous/día + pater/padre), padre del día/cielo; su contraparte es Cupra/Kipra/Supra, una diosa de la fertilidad, y cuyo nombre parece derivar del griego Kupria (de donde viene la palabra cobre), y que era un sobrenombre para Afrodita, de quien se decía había tocado por primera vez tierra en la isla de Chipre (de donde viene el nombre de la diosa) y donde habían importantes minas de este metal. El hijo de Venus (Afrodita) es conocido entre los romanos como Cupido, y como muchos dioses romanos vienen emparejados en nombre (Liber/Libera; Fauno/Fauna, Caco/Caca…), así el dios del amor es la versión masculina de esta divinidad umbria arcaica de la fecundidad.

Veltha era una deidad ctónica cuyo culto deriva de un arcaico dios cretense, Velchanos, un joven dios de la vegetación y los bosques, y que en el mito es el hijo de la madre tierra. El mito de Velchanos es semejante al mito sumerio (Mesopotamia) de Tammuz/Dumuzid, dios pastor amante de la diosa Isthar/Inanna, y hermano de la diosa Geshtinanna, señora de la agricultura. El mito de Tammuz paso al mundo griego desde los fenicios y su dios Adonis, un dios eternamente joven que simbolizaba la muerte y la renovación anual de la vegetación. Así tanto el Velchanos cretense, como el Veltha/Velthume etrusco, y su forma latina como el Vertumno, son dioses todos del cambio de las estaciones a semejanza del Adonis fenicio y el Talmuz semita.

En la versión minoica Velchanos es hijo de la gran madre Rea, gran diosa madre de la fertilidad, y luego la tradición griega fusiono al joven dios de la vegetación con Zeus, siendo Creta el sitio donde Rea dio a luz al padre de los dioses, lugar donde esconde a su hijo de la furia de su padre Cronos. Pero en esta fusión Velchanos pierde su aspecto de dios de las cosechas, de moler los granos y fabricar el pan en el horno, aspecto que es más propio de dioses como Ceres, Vesta y Vulcano en la cultura romana; y por eso muchos también ven en Velchanos el origen de Vulcano, a quien los etruscos llamaban Sethlans, pero que igual identificaban con el nombre de Velchans. Velchans/Sethlans era inicialmente un dios de los hornos y luego por su asociación como un dios del fuego paso a ser además dios de la fraguas y herrero, equiparándose con el griego Hefesto; y no deja de ser curioso como la fabricación del poderoso rayo de Zeus quedó entre los griegos en manos de Hefesto y los cíclopes, indicando una posible y antigua relación, todas estas son demasiadas semejanzas y coincidencias para simplemente descartarlas.

El origen antiguo de Vulcano como un dios herrero proto-europeo se registra también en otras culturas, indicando ser anterior al mito romano establecido formalmente. Entre germanos y escandinavos existe un dios llamado: Wayland (inglés) quien fue un dios herrero atrapado en la tierra y esclavizado por un rey, Wayland se venga matando a los hijos del rey y luego escapó con ayuda de un cisne; se le describe igual de deforme que Hefesto y un creador de armas mágicas para héroes y reyes; y como el dios griego, es separado de Olimpo por su apariencia deforme. Como Weland (inglés antiguo) se menciona al herrero creador de la armadura del héroe Beowulf; aparece como: Völundr y Velent (en sagas islandesas y nórdicas), Wiolant (antiguo alto alemán) y Gallant o Galans (Francia), y que el latín medieval se deletreaba Guielandus. Guillean (y era pronunciado ‘whallin’ o ‘wellin’), y es el creador de las armas y armaduras mágicas del héroe irlandés Cuchullain. Hay incluso algunos que señalan que el famoso mago Merlín de la gesta Arturica, entre las lenguas gaelicas (escocesas, irlandesas) era Melinus (y se pronunciaba Welinus), y la famosa isla de Avalón, donde se forjó la espada Excalibur, es una forma corrupta del gaélico ‘hy Guiellean’ (pronunciado ‘a Wulan’ = ‘Isla de Wayland’).

La esposa de Tinia/Veltha era Uni, una diosa de la fertilidad, sobre todo de lo relacionado con el campo, más parecida aquí a la Ceres romana. Su poder era tan grande que tenía al igual que su marido la capacidad de lanzar rayos; además su culto no estuvo limitado al pueblo etrusco, sino que fue adorada por sabinos y umbrios, y estos últimos la identificaron con su diosa Cupra. Fue su condición de diosa suprema del panteón etrusco y esposa de Tinia lo que hizo que pasara al panteón romano como Juno, la esposa de Júpiter; y es durante el periodo de encuentro de la cultura etrusca con las culturas orientales (griegas y fenicias) y su identificación con Hera, que Uni se volvió también una diosa de la maternidad, el embarazo y el parto; papel que correspondía a otra diosa etrusca, Thalna (Thalana, o Talna) y cuyo nombre parece venir de la hora griega Thallos/Talos (crecer) asociada a la primavera, o de la gracia Talia (florecer).

Thalna era una diosa de los partos, equiparable a la Ilitía griega, o a la Lucina sabina. Suele ser acompañada en esta labor por otras dos diosas: Ethausva y Thanr; las tres representadas normalmente con alas, similares a ángeles (es de esta cultura es que asociamos a los ángeles con alas, en la cultura hebrea original se les representan igual que simples hombres, pero en la cultura etrusca se ponen alas en aquellas deidades que tienen conexión con el inframundo). Las representaciones conocidas de estas tres diosas son ayudando a Tinia a dar a luz a Mnerva y a Fufluns; mitos seguramente absorbidos del mundo griego, cuando Atenea emerge de la cabeza de Zeus y Dioniso de su muslo respectivamente.

Ethausva suele ser además identificada como una forma de Hestia (de la que parece tomar el nombre), esto es que era además una diosa del hogar y señora de las matronas; mientras que de Thanr, cuyo nombre traduce ‘escases’, y opuesta a la sabina Ops (abundancia), no hay mayores referencias para poder identificarla con alguna diosa griega o romana; pero el número tres recuerda a las Morias/Parcas (diosas de destino), que se presentaban ante el recién nacido a dar sus dones, así que Thanr, no sólo es una diosa del parto, sino (dado su nombre) es también posiblemente una diosa del destino, similar a Atropos, quien con sus tijeras corta el largo del hilo de la vida, y que entre los etruscos era llamada Athrpa, una de las tantas diosas del destino, pero aquí en vez de tijeras, ella sostiene un martillo y un clavo, indicando con ello que lo dictado no puede ser cambiando, y que quedaba fijo en la pared.

Tinia y Uni formaban una tríada con Mnerva (conocida también como Menrva, Menerva, Mera o Merva), triada que paso al mundo romano (Júpiter, Juno y Minerva) como la tríada capitolina (por la colina de igual nombre) y que era adorada por la clase patricia gobernante. Mnerva era uno de los dioses etruscos con poder sobre el rayo, siendo así una diosa atmosférica y a su vez de la fecundidad; ella es representada como nodriza y quien amamanta a los demás dioses. Mnerva era la diosa de las artesanías, artesanos y gremios comerciales; fue la mecenas de las artes y el aprendizaje, del grabado, el tejido, la pintura, la escultura, el teñido, el hilado, de los maestros y estudiantes, lo que también le valió ser una diosa de la curación. Tenía un papel mántico (premonitorio), y bajo este aspecto era llamada Nortia (Nartia, Nurtia, Nursia o Nyrtia), otra diosa del destino, que al igual que Athrpa sostiene un clavo y martillo. En Mnerva su carácter como una diosa de la guerra no ocurrió hasta que fue identificada con Atenea. Es en estos mitos donde se la describe apoyando los grandes héroes; incluso en la versión etrusca es la compañera de Hercle, y ambos fueron padres del dios Maris.

En Maris algunos ven el origen de Marte, (Mars en la lengua inglesa) pero salvo por la semejanza del nombre no hay relación con el dios de la guerra. Maris es representado siempre como un niño, aparece en escenas que representan un rito de inmersión para asegurar su inmortalidad, (similar al mito griego de Tetis sumergiendo en las aguas de Estigia a Aquiles para hacerlo invulnerable). Maris era un dios de la fertilidad y la agricultura, representado como un niño pastor; era quien advertía de las plagas de ratones que se comían las cosechas (y también quien las enviaba). Y mientras Maris cuidaba los campos, Selvans era el guardián de los bosques y sus límites; y dado los peligros de los bosques, se le atribuye también funciones psicopompas, conduciendo las almas de aquellos que caen es sus dominios. Selvans se le representa como un joven con un sombrero hecho de cabeza de jabalí. Selvans apareció entre los cultos etruscos por el siglo V a.C.; siendo un dios posiblemente prestado del Silvano de los pueblos latinos, (deidad tutelar de campos y protector del bosque).

Hercle, por otra parte, es puesto entre los etruscos como hijo de Tinia y la mortal Alchumena (Alcmena); y a diferencia de la versión griega donde Hera persigue al héroe incansablemente, en la etrusca tenemos una Uni favorable al semidiós, y para hacerlo inmortal la diosa le permite mamar de su pecho (siendo este ya un adulto), volviéndose así en la madre adoptiva el héroe; y con este acto Hercle fue entonces el primer hombre elevado a la divinidad a través de sus obras, y los aristócratas etruscos intentaron identificarse con esta ascensión.

Hubo varias diosas lunares (similar al mundo griego), la forma más conocida es Losna (la Selene etrusca) y estaba asociada a las mareas, y por ello algunos la relacionan como protectora de los puertos marinos (similar a la diosa Leucotea, que no sólo era una diosa marina, sino también era identificada como una diosa lunar). En otros lados a la luna se la llamaba Tiv (Tiu, Tivr, Tiur) y aquí estaba posiblemente más identificada con la Diana romana. El compañero de Tiv es el dios solar Usil, al que equiparan al Helio griego, o con el mismo Apolo.

Con Catha (Cavatha, Cavtha, Cath, Cautha) tenemos una versión femenina del sol; y es frecuentemente emparejada con el dios etrusco Fufluns (el Dionisos/Baco etrusco). Catha es puesta como hija de Usil, eso hace también que se la vea como una diosa lunar, o como una diosa del amanecer, papel que tenía la diosa Thesan, la diosa de la aurora (la Eos etrusca). La relación entre ambas diosas es más que sólo coincidencias, tanto Catha, como Thesan son diosas del parto (por eso de traer la luz), ambas tienen vinculación con el inframundo (vienen de la oscuridad), son diosas de la adivinación, y como muchas diosas de submundo etrusco se les representa con alas en la espalda. Thesan a sobrevivido en el folklore local como la hada Tesana, quien visita a los jóvenes antes del amanecer y los bendice para que tenga buena fortuna ese día. Tanto Catha, como Thesan, suelen ser representadas entre los dioses Usil y Nethum, indicando al sol que se levanta en oriente, mientras que la costa de los etruscos esta en el poniente. Así el origen del culto fue traído de otras tierras (posiblemente de Umbria), o incluso de la cultura minoica, ya que Catha también tiene semejanza con Pasífae, la madre del Minotauro y de Ariadna/Areatha (esposa de Dionisos/Baco/Fufluns). Pasífae era una hija de Helios (el sol) y fue adorada como una diosa de los oráculos y lunar, además de ser una bruja como su hermana Circe; aspectos todos que se le ponen a la diosa etrusca Catha.

Fufluns era el dios de la vida vegetal, la felicidad, el vino, la salud y el crecimiento en todas las cosas (similar al cretense Velchanos); su equivalente romano es Liber, pero al ser identificado con el Dionisos griego, los etruscos lo hacen hijo de la mortal Semla (Semele) y el dios Tinia, y le dan por compañera a Areatha (la forma etrusca de Ariadna). Al pasar su culto a los romanos se le llamó Fufluns Pacha (Baco) y sus rituales cambiaron mucho por la influencia de los frenéticos festivales dionisíacos. El Fufluns etrusco fue visto a veces como una deidad ctónica asociada con el inframundo (por eso de la muerte y resurrección de la naturaleza) y un psicopompo que guiaba y protegía a las almas; donde se asociaba con la diosa etrusca Catha, ambos con el papel de conducir a las almas.

El dios etrusco de los ríos era Volturno, a quien los romanos lo identificaron con su propio río Tiber/Tiberino, ya que las fiestas a ambos dioses coincidían en fechas; por otra parte se tenía que Nethuns era un dios importado de los pueblos umbrios; donde era señor de los pozos de aguas y la salinidad de esas aguas, pero en el contacto con oriente se lo identificó con Poseidón, donde paso poco a poco a convertirse en dios de todas las aguas, incluidas las marinas, superando en poder al Volturno. Nethuns se representó como un hombre joven cabalgando sobre un pez. También podía aparecer junto con delfines o caballos de mar en escenas con carácter psicopompo, ya que era uno de los encargados de llevar el alma al más allá (de aquellos que mueren ahogados). Nethuns suele ser acompañado con una diosa portuaria y marinera, a quien los romanos identificaron como Mater Matuta, una diosa del amanecer, de los bebés recién nacidos, del mar y de los puertos, y que seguro por la descripción no se trata de otra que Catha/Thesan.

Nethuns (Neptuno) es al igual que Vulcano un dios proto-europeo; el celta irlandés Nechtan se asocia con un manantial afluente del río Boyne, y que conocido como el pozo de la sabiduría; que bajo el nombre de Nuada es esposo de la diosa Boann (señora del río Boyne). En la mitología irlandesa Nuada es el primer rey de los Tuatha De Danann (los hijos de la diosa Dana). En Galia se le conoce como Nodens, deidad celta asociada con la curación, el mar, la caza y los perros y en Gales es Nudd/Lludd, y como el dios irlandés, aquí es el dios del brazo de plata.

El dios de la guerra etrusco es Laran, y por su asociación con el Ares griego y el Marte romano, a Laran se le hace hijo de Tinia y Uni. Laran es retratado como un joven desnudo con un casco y una lanza (vaya forma de ir a la guerra, y después se preguntan por qué desaparecieron). En las imágenes conocidas del dios aparece luchando contra el gigante Celsclan (literalmente hijo de Cel). Cel (Celens/Cilens) era la diosa asociada a la tierra misma, similar a la Gea griega o la Terra romana, y como diosa de la fecundidad de los campos se la hace responsable de hace crecer el grano, siendo así la precursora etrusca de la diosa romana Ceres. Como muchas deidades etruscas en general, ella tiene conexiones con el inframundo (los muertos vuelven a la tierra) y con el destino. Celsclan por otra parte no sólo es descrito como un gigante, sino que lo identifican además con Hercles, siendo así Cel su madre.

La lucha entre Celsclan y Laran lo ponen más cercano a una forma de Apolo, quien mato al gigante Ticio; es por tanto un primitivo dios solar y del fuego. Apoya esta idea el hecho que Laran suele ser acompañado por Veiove/Veive, un dios menor descrito como un joven con corona de laurel y llevando flechas (ambos atributos de Apolo). A Veiove lo acompaña una cabra, animal usado en los sacrificios para evitar las plagas, así Veiove es puesto como un dios de la curación, llamado entre los romano como Vejonis, e identificado con el griego Asclepio (un hijo de Apolo). Veiove también es el responsable de las erupciones volcánicas, siendo un dios del fuego, similar a Vulcano, y es descrito como un dios de la venganzas, quien mata con los rayos cual Júpiter maligno, indicando un aspecto atmosférico.

La compañera de Laran era la diosa etrusca del amor y la belleza diosa Thuran, quien es identificada con la Afrodita griega. Thuran es representada en gran cantidad de obras dentro arte etrusco; aparece con sus amantes, como con Atuns (el Adonis de los griegos), o participando en el Juicio de Elkhsntre (Alexandros/París) con Uni y Mnerva, donde se la identifica fácilmente por el hecho de que sube su falda para mostrar un buen trozo de pierna. Si bien en el mito griego Heracles y Afrodita no fueron amantes, en las representaciones etruscas Hercle aparece como uno de los tantos amantes de la diosa.

Al igual que muchas diosas etruscas a Thuran se la muestra como una diosa alada, y a sido una de las pocas deidades a las que aún se venera en Italia, bajo la forma de Turanna, un hada que ayuda a los amantes y a los enamorados. Thuran aparece acompañada por una pequeña figura alada identificada como Aminth quien se atribuye como la personificación del amor (Cupido), o de erotes (pequeños cupidos). Turnu por otro lado es la contraparte masculina de Thuran, se le identifica como su hijo, y es similar al Eros griego, un chico alado.

La personalidad de Thuran difería también de la Afrodita griega. Thuran personificaba la confluencia del sexo y de la muerte (de ahí su iconografía con alas), y se usaba su representación en las tumbas para mantener a los demonios alejados de los difuntos. Suele ser acompañada por una serie de diosas menores, las Lasas, y entre ellas tenemos a: Malavisch (suavidad), la diosa de las novias; Zipanu (brillante), una diosa del deseo intimo; Hinthial (sombra), diosa de los espejos (del reflejo en el mismo); Munthuch (elegancia), diosa de la buena salud; y Alpan (regalo), una diosa de la primavera y de los perfumes, a quien se la pone como la líder de las lasas, y se la llama por ello Lasa simplemente; y hay quienes identifican Alpan a con Harmonia, la diosa griega de la concordia e hija de Ares y Afrodita. A Thuran la acompaña además su cisne llamado Tusna.

Thuran y su amante Atuns aparecen acompañados en las imágenes que los representan con Evan (tiempo), a quien se le reconoce por la corona de flores y se la describe como un dios o una diosa de los ciclos anuales. Con Mean (victoria) tenemos a la diosa etrusca de la fama y el triunfo, está asociada a las Lasas, aunque no necesariamente una de ellas. Aparece actuando como el mensajera o apoderada de Thuran; generalmente en el juicio de París, donde eleva una corona para indicar la ganadora; o sobre la cabeza de Hercles cuando este vence a la muerte al traer del inframundo al perro de las tres cabezas. Al igual que Alpan y Thuran, Mean parece haber sobrevivido en el folklore toscano como una hada llamada Meana, considerada una dueña del amor que otorga favores a los amantes y novias.

Acompañando a las Lasas en algunas representaciones aparecen sátiros danzando o tocando flautas con ellas, otros aparecen acompañando a Fufluns; similar a la versión griega donde estas criaturas de los bosques juegan con ninfas y dríades, o son compañeros de juerga de Dioniso/Baco. Entre los nombres citados en las imágenes tenemos a: Chelphum (¿agreste/peligroso?), quien aparece bailando con Munthuch; Sime (¿apestoso?), quien es un sátiro joven que toca la flauta para Fufluns y Areatha; otros nombrados son: Aulunthe, Hathna, Achsun, Mastei y Puanea; todos nombres desconocidos dentro de los mitos griegos, y cuyos significados se ha perdido en el tiempo.

Otros dioses importantes importados de oriente son los ya mencionados: Sethlans, el dios del fuego, de la metalurgia y de los artesanos, y era adorado sobre todo en los centros industriales y Fufluns, un dios del crecimientos vegetal y los cultivos; a estos se les suma Turms, quien era el dios del comercio, y como su contraparte griega Hermes también tenía tenia funciones de heraldo de Tinia y de psicopompo, compartiéndose entre los líderes de ambas triadas, actuando como intermediario entre el mundo superior y el inframundo, entre los humanos y los dioses, y entre los dioses mismos. Parece no haber sido objeto de ningún culto, y aparece sólo como una figura en la mitología. Por otra parte, tanto Aplu (Apolo), como Artumes (Artemisa), fueron introducidos directamente de los mitos griegos, incluidos sus nombres; y no tuvieron gran culto entre los etruscos; Aplu es identificado como un dios del trueno y solar, además de señor de las artes, mientras que Artumes es, al igual que su contraparte griega, una diosa protectora de la naturaleza, señora de los lobos y la caza. Entre los sabinos se les equipara a Sorano, una deidad solar y su compañera Feronia, una diosa de los bosques vírgenes.

La pareja de dioses que regían el inframundo etrusco eran: Mantus y Mania, y cuando fueron reemplazados por las versiones griegas de Aita (Hades) y Phersipnei (Perséfone), entonces estos dioses arcaicos se volvieron los guardianes de la ultratumba. Manea/Mania paso a ser entre los romanos una diosa infernal de los muertos y junto con su compañero Mantus se les identificó a ambos como los padres de los fantasmas, los muertos vivientes (vampiros) y otros espíritus de la noche.

Manea tienen relación con los espíritus griegos conocidos como Maniae, creaciones de la noche (la Nix griega, o la Nox entre los romanos), pero que en la tradición griega personifican la locura y el frenesí (nuestra palabra ‘manía’ viene de la versión griega) y de donde viene el culto romano a los manes, que eran las almas que se iban al otro mundo lejos de sus familiares, o aquellos muertos en accidentes, homicidios u otras tragedias; los deudos les prendían velas para que estas lograran encontrar el camino a casa; y a su vez se alejaran de sus puertas a aquellos extraviados que pudieran entrar y causar males dentro, buscando entre los vivos cobrar la desgracia que causo su muerte.

Aita y Phersipnei son los señores del reino de los muertos, tuvieron sus propias características iconográficas dentro del mundo etrusco que los diferenciaban de los griegos Hades y Perséfone. Phersipnei poseía cabellos en forma de serpiente, similar a las erinias griegas o furias romanas, mientras que Aita era representado con una piel de lobo sobre la cabeza sosteniendo una serpiente en su mano izquierda. Esta imagen no proviene del mundo griego, sino que la toma del dios etrusco Calu, quien es visto como otro nombre para Aita. Aita y Phersipnei forman una trinidad con la diosa Cilan (Cel), que tenía alas y se representaba ricamente adornada, todos ellos vinculados a funciones ctonicas, en una versión similar al mito griego que relaciona a Hades, Demeter y su hija Core.

Calu es descrito como un dios de los lobos, a quienes los romanos identificaron Luperco, un dios pastor y de los lobos, e identificado como un epíteto de Fauno, y con el dios sabino Februus, un dios de la purificación, de las riquezas (dinero/oro) y la muerte, todas características mismas del romano Plutón, el Hades romano (Plutón toma su nombre del griego Pluto, dios de la riqueza). Además de señala que ambos dioses Fauno y Februus son celebrados en la fiesta romana de la Lupercalia, (debido a esta coincidencia, ambos dioses (Fauno y Februus) a menudo se consideraban la misma entidad entre los romanos). La Lupercalia era un antiguo festival anual pastoral, posiblemente prerromano, celebrado en la ciudad de Roma a mediados de febrero (de ahí el nombre del mes) para evitar los espíritus malignos y purificar la ciudad, liberando salud y fertilidad. En esta fiesta el dios Februus paso a convertirse en la diosa romana Febris (fiebre), diosa a quienes las madres rezaban para bajar la temperatura de sus hijos ante las pestes, enfermedades y plagas. Calu y/o Februus como dioses infernales pudieron ser por tanto dioses de los males, a quien se le rezaba para evitar estas pestes.

Por encima de ellos, Aita/Calu y Phersipnei, (o Mantus y Mania), sobrevolaban distintas figuras humanas consideradas como las almas de los muertos que, similares a los insectos, pululaban esperando una oportunidad que les permitiese reencarnarse y volver a ser personas. Junto a ellos y estaban Vanth y Charun, así como varios demonios alados, entre ellos Tuchulcha.

Charun, tomado del barquero infernal griego Caronte, se le representaba con grandes alas y serpientes en torno a sus brazos, con una nariz ganchuda y piel azul, que simbolizaba la putrefacción que traía consigo la muerte; llevaba un martillo (símbolo de lo inamovible que es la condición de muerto) y que era su principal atributo. A su lado la diosa alada Vanth aparecía junto a él, ella con serpientes, llaves y antorchas. El trabajo de ambos no era castigar a los muertos sino escoltarlos hasta su destino final, pero mientras Charun es una figura amenazante, Vanth aparece como una figura psicopompia benévola. Vanth no tiene contraparte en los mitos griegos o en los latinos, pese a los intentos de compararla con las erinias griegas o las furias romanas, diosas colectivas de venganza. Otros señalan que tanto Charun, como Vanth, no son deidades individuales, sino que son nombres para demonios colectivos ya que en muchos frescos aparecen más de uno.

Aunque la ultratumba etrusca se representaba con las imágenes transmitidas por la épica homérica (la Iliada), lo cierto es que su más allá no era exactamente comparable al inframundo griego. Las cámara funerarias se solían enmarcar con imágenes de guerra, de muerte o de sacrificios humanos. Las vanths y charums siempre estuvieron presentes en el mundo de la muerte, ya que anunciaban el fallecimiento de los hombres. Para los etruscos el viaje al más allá comenzaba en el mismo momento de la muerte; el alma del difunto era acompañada por distintos demonios, tanto femeninos como masculinos, los cuales debían cumplir con ciertas funciones relacionadas con este difícil tránsito. El sacrificio humano que encontramos en el arte etrusco adquiría un importante trasfondo ritual y religioso; y se pretendía transformar al difunto en un héroe, dándole vida y fuerza en el más allá a través de estos sacrificios de sangre; que se realizaban para asegurarse de que el muerto consiguiese llegar a su destino de la ultratumba y se uniera a sus ancestros y a los dioses Aita y Phersipnei. En el mejor ejemplo de estas escenas podemos contemplar como Aquiles degüella a un troyano ante el espectro de Patroclo, acompañado de Vanth y de Charun.

También habitantes del inframundo tenemos a Culsans, quien en la mitología etrusca es el dios de las puertas; conducía las almas de los muertos hacia el mundo del más allá, además de proteger la entrada a los infiernos. Es acompañado por otra deidad etrusca, la furia Culsu, quien lleva una linterna y unas tijeras (como la Atropo griega), la cual anunciaba la muerte de los hombres; ambos son descritos como dioses de dos caras y su función es supervisar la puerta de entrada de la otra vida. El nombre de Culsans es comparable con el dios hitita Gulsant (el que corta) y que tenía una función similar a la realizada por los destinos romanos (las parcas). Así Culsans y Culsu son dioses del destino, y ambos están representados con dos caras (ambas jóvenes), siendo Culsans el posible origen, dado sus afinidades físicas y de labores, del dios romano Jano (pero este tenía un rostro joven y otro anciano).

Por otra parte Tuchulcha era un demonio ctónico u ogro, cuyo sexo es variable en las distintas representaciones, es descrito con piel amarilla, orejas puntiagudas, cabello hecho de serpientes y un pico (esto último similar a Charum); se le ve como similar a la Ker griega, un espíritu de la muerte violenta. Y otra deidad infernal es Letham/Latum, con carácter guerrero y sexo algo indefinido (el algunas imágenes es varón, en otras mujer); poco se sabe de este dios/diosa, salvo su carácter ctonico y de la fecundidad. Su nombre traduce ‘vejez’, pero pese a su nombre se le representa como un/una joven, normalmente en las puertas del inframundo; y se le identifica como el dios/diosa de la muerte, similar al Thanatos griego, o a la Mors romana.

El panteón sabino

Los sabinos, junto con los etruscos, los latinos y otros, fueron pueblos antiguos que habitaron la Italia prerromana. Su origen no se puede determinar con seguridad, pero se cree que estuvieron en el Lacio desde la prehistoria; algunos colocan el origen de los sabinos en la misma Italia, sea como un pueblo autóctono, posiblemente descendiente de los umbros (ya que comparten muchas divinidades); o como emigrantes lacedemonios o espartanos; esta segunda versión apoyada en que se trataba de un pueblo guerrero, y la historia de Roma desde su fundación, describe extensamente las guerras entre etruscos, romanos y sabinos. Además en el estudio de la escritura sabina se encuentra similitud con el alfabeto griego, lo que permitía afirmar que los sabinos lo habrían recibido directamente de los griegos sin mediación etrusca.

Al igual que con los etruscos, la historia latina se puede dividir un periodo arcaico, vinculado a la edad del hierro, que duro hasta el 700 a.C., fecha en que se inicia el periodo orientalizante (de contacto con griegos y fenicios); periodo en que se divide el uso de la tierra urbana en dos parte, una donde viven los vivos, la otra es el lugar que ocupan los muertos (necrópolis). Esta distinción es un avance importante en una población protohistórica, aunque no se adecue plenamente al concepto romano de ciudad. Los templos o santuarios tampoco se encuentran dentro de la ciudad, sino que están afuera y es un punto de encuentro en lugares estratégicos en el valle del Tiber, es cuando aparecen una serie de asentamientos menores a lo largo del río y en las cercanías de grandes explanadas ideales para la agricultura o pastoreo. Ya para el 500 a.C., sabinos y latinos/romanos luchan por las tierras, luchas que terminan cerca del 250 a.C., cuando finalmente instaurada la república romana, fueron asimilados a la cultura y llegaron a ser ciudadanos de Roma; y fueron incluidos como parte de la leyenda de los orígenes de Roma, en la celebre historia del Rapto de las Sabinas.

Los sabinos eran un pueblo ganadero (por ello sus deidades son principalmente dioses agrícolas y de los bosques), quienes habitaban las colinas cercanas a Roma en el Lacio, y como muchos grupos étnicos de la Italia prerromana tendían a vivir en asentamientos temporales y no en pueblos o ciudades. Es notoria la influencia del pueblo sabino en la historia de Roma antes y después de la república. Se cree que varias de las instituciones practicadas por los romanos son de origen sabino. Las fuentes históricas dicen que los sabinos eran personas religiosas, y el rey-sacerdote en el pueblo sabino jugaba un importante rol, donde además de cumplir las funciones reales de gobierno, era intermediario e intérprete de la voluntad divina. De sus dioses no se conocen mucho, y la mayoría fueron absorbidos por la religión latina, que los hizo indiferenciables. Sus deidades estaban estrechamente ligadas al ciclo de la naturaleza, pero los nombres de las mismas nos han llegado a través de los romanos, y puede ser que los sabinos las hayan venerado con otros nombres.

El dios nacional de los sabinos era Sanco/Sango, quien era un dios de la confianza, la honestidad y los juramentos. Su culto fue uno de los más antiguos entre los romanos, probablemente deriva de pueblos umbrios. El dios protegía los juramentos del matrimonio, la hospitalidad, las leyes, comercio y contratos en particular. Algunas formas de juramentos se utilizaron en su nombre y honor en el momento de la firma de contratos y otros actos civiles importantes. Aun hoy cuando decimos que algo es ‘santo’ o esta santificado, hacemos referencia al dios. Los romanos llamaron a este dios como Dius Fidius (creer) y lo identificaron con Júpiter, quien cumplía un papel similar como dios de los juramentos.

La compañera de Sanco es Salus (salud), diosa de la seguridad y el bienestar social, con el tiempo fue asociada a Valetudo, la diosa romana de la salud personal, quien era equiparable a la griega Hygieia (higiene). Aunque sus funciones difieren considerablemente, la influencia griega hizo que se representara a Salus como la hija del dios de la medicina Asclepio/Esculapio; sosteniendo una patera (plato poco profundo usado en ceremonias religiosas) para alimentar a una serpiente que se enrolla alrededor de un altar (hoy el símbolo de la farmacia). Salus es una de las diosas romanas más antiguas, vinculada a diosas como Murcia (diosa del mirto, árbol sagrado para las diosas Afrodita y Demeter), Semonia (siembra), Seia/Setia/Seja (plantar), Segetia (sembrar), Mesia (cosecha) y Tutilina (almacenar), todas ellas deidades menores agrarias de la región de Lacio cuyos cultos se perdieron en el tiempo. Vista así su influencia original era sobre la protección de los campos y los cultivos, las buenas cosechas eran sinónimo de buena alimentación, y por tanto de buena salud.

A la diosa Vacuna se le atribuye origen sabino, eruditos la identifican con numerosas otras diosas, incluidas Ceres, Diana, Minerva, Bellona, Venus y Victoria; y la protección que le rogaban y ella proporcionaba sigue siendo desconocida en la actualidad. Se la hace hija de Sanco, y se asume que era una diosa a la que se le agradecía tras la cosecha y haber terminado el trabajo agotador del campo, es así la diosa del descanso (de su nombre viene la nuestra para decir vacaciones).

En la antigua religión romana Ops u Opis (abundancia) era una deidad de la fertilidad y una diosa de la tierra de origen sabino, era la matrona de la riqueza, la abundancia y la prosperidad. Se la representaba sentada, como lo son normalmente las deidades ctonicas, sosteniendo un atado de trigo y una cornucopia. La mitología romana la puso como la esposa de Saturno, el dios latino de la cosecha; identificándola luego con la Rea griega, y volviéndola hija de Terra (Gea) y Caelus (Urano), así como la madre de los dioses (Júpiter, Neptuno, Plutón, Juno, Vesta y Ceres). Pero pese a la fusión con el mito griego, la Ops original era más semejante a la Ceres romana, ya que su nombre también se identifica con el trabajar la tierra, el arar, y el sembrar; y compartía funciones con el dios Consus/Conso, a quien se identificaba como su consorte, de ahí que los romanos pusieran a Saturno como su esposo.

Consus es el dios protector de los granos, y si Ops era sinónimo de siembra, Consus era el de la cosecha, de los silos, y del almacenamiento del grano. Consus, como Saturno, era un dios al que se le pedía consejo, y por ello se convirtió en un dios asociado con las conferencias secretas; y de su nombre deriva la palabra de concilio (asamblea, corte, cámara, y/o reunión privada).

La diosa Feronia era una diosa asociada con la vida silvestre, la fertilidad, la salud y la abundancia. Como la diosa que otorgaba la libertad a los esclavos o ayudaba con los derechos civiles a la parte más humilde de la sociedad, fue especialmente honrada entre los plebeyos y los libertos. Era una diosa de los cultivos y la honraban con los primeros granos de la cosecha, para asegurar una buena recolección al año siguiente. Sus fiestas coincidían con la del dios Dis Pater (padre rico), originalmente un dios vinculado con tierras agrícolas fértiles y riqueza mineral; pero como los minerales provenían del subsuelo, más tarde se lo equiparó con las deidades ctónicas como Plutón (Hades) y Orco.

Entre los sabinos, etruscos y otros pueblos cercanos, Dis Pater era llamado también Sorano; un dios de los lobos y del inframundo. Vistos así Feronia y Sorano son comparables a Demeter/Ceres y Hades/Plutón; pero se señala que el culto de Sorano fue absorbido entre los romanos por Apolo, en este caso Feronia, como señora de los bosques se la puede identificar también con la Diana romana o la Artemisa griega.

Venilia era la diosa sabina de las brisas en las costas, y es señalada como una de las compañeras de Salacia (la esposa de Neptuno), y en algunas versiones también una de las amantes del señor de todas las aguas. Venilia con el río Volturno/Tiber fue la madre de la ninfa Juturna, como amante del dios romano Jano fue la madre de la ninfa Canens (Canción), la esposa de Pico, uno de los hijos de Saturno, y como mujer del rey Dauno, ella es la madre del héroe Turno, muerto por el troyano Eneas en su disputa por la mano de la princesa latina Lavinia. En la versión del poeta romano Virgilio se tiene que Venilia es hermana de Amata, madre de Lavinia, la esposa de Latino, quien es el hijo de Fauno y nieto de Pico.

Pales fue el dios sabino de los pastores (aunque a veces es asociado a una diosa, a una pareja, o a un colectivo de dioses rupestres); su equivalente fue el romano Luperco (lobo), quien era adorado como un protector de rebaños, y donde mitos posteriores lo identificaron como un epíteto del dios Fauno; de ahí seguramente la idea del colectivo de los faunos, genios traviesos de los bosques, y que poco tenían que ver con los libidinosos sátiros griegos, de los cuales tomaron su apariencia.

Entre otros dioses de la fecundidad tenemos al dios sabino Falacro/Falacer, dios de los arboles frutales y de las lluvias, comparable al dios Veltha/Tinia etrusco, al cretense Velchanos, o al romano Vertumno; autores modernos lo ponen como un sobrenombre etrusco para dios del cielo, y cuyo culto fue absorbido por Júpiter. Similar destino tuvo Termino (límite), un dios asociado a los linderos, que tuvo importancia en los orígenes de la ciudad y su extensión frente a otras ciudades vecinas, el tiempo lo volvió otro epíteto de Júpiter.

En la mitología romana Flora era una diosa de origen sabino, era la imagen de la primavera, un símbolo de la naturaleza, de las flores (especialmente la flores de mayo), y de la juventud; así era más cercana en origen a Proserpina/Perséfone/Core y a Iuventas/Hebe; pero que al final identificaron con la ninfa griega Cloris. Es la vinculación con esta ninfa griega lo que hizo que perdiera su importancia original, y se le diera como compañero al viento Favonio (el Céfiro romano), de quien se decía que era esposa. Es igualmente esta relación entre Flora y Favonio es lo que pone a la diosa romana Pomona (diosa de los frutos) como hija de la pareja, ya que en la versión griega la ninfa Carpo (fruto) es hija de Cloris y Céfiro.

Summano era el dios del trueno nocturno, contrapuesto a Júpiter, el dios del trueno diurno. Se pensaba que era de origen etrusco y uno de los nueve dioses del trueno (y el gemelo oscuro de Tinia), pero otras fuentes lo consideraban de origen sabino. Se cree que el nombre proviene de Summus Manium (el más grande de los Manes —espíritus de los muertos—), reflejando su naturaleza ctonica y siendo comparable al Plutón romano o al Hades griego, el hermano de Júpiter/Zeus. Entre los romanos la dicotomía SummanoDius_Fidius encarnarían el primero el aspecto violento, nocturno/oscuro y misterioso de la soberanía, mientras que el segundo reflejaría su aspecto tranquilizador, diurno/visible y legalista. En Roma en el año 278 a.C. se construyó un templo en honor a Summano por haber ayudado en las guerras pirricas (conflicto entre romanos y las colonias griegas al sur de Italia, que terminaron por poner a Roma como una nueva potencia militar en el Mediterráneo); el templo estaba ubicado cerca del Circo Máximo, en el monte Aventino, pero en menos de un siglo después, en 197 a.C., un rayo alcanzó la estatua del dios, cortándole la cabeza, que según cayó a las aguas del Tiber. La adoración a Summano pronto cayo superada por la de Júpiter.

En la mitología y religión romana Quirino (lanza) es un dios arcaico del estado romano, retratado como un hombre barbudo con vestimenta religiosa y militar. Quirino fue en sus orígenes probablemente un dios de la guerra sabino, y que la tradición romana identificó como la deificación del legendario Rómulo, fundador de la ciudad. En esos primeros tiempos la triada divina capitolina romana eran: Júpiter, Martes (entonces un dios de la agricultura, y quien luego reemplazó a Quirino como dios de la guerra) y Quirino/Rómulo (que pasó a representar el concepto del estado romano). Con el tiempo Quirino se volvió menos significativo, y estuvo ausente de la tríada posterior, más ampliamente conocida (él y Marte habían sido reemplazados por Juno y Minerva), y su culto desapareció finalmente cuando los romanos comenzaron a favorecer cultos personales y místicos sobre el sistema oficial de creencias del estado. Estos incluyeron los de Baco, Cibeles, Mitra e Isis.

Lucina era la diosa sabina de los partos, quien ayuda a dar a luz, de ahí su nombre; su culto fue absorbido por las diosas romanas Juno y Diana pasando a ser un título de las mismas; y quienes en su versiones griegas también era diosas de los partos, si bien el papel de Lucina era más semejante a la Ilítia griega, diosa de los nacimientos y comadronas. Lucina era una de las tantas deidades asociadas a los nacimientos y la infancia; era acompañada por Vaticano/Vagitano, a quien se le agradece cuando el niño tras el parto suelta su primer llanto (señal de que ha nacido bien y vivo), y Fabulino, a quien se le da una ofrenda cuando el niño expresa su primera palabra, indicando que esta creciendo fuerte y sano. La presencia de estas deidades y muchas más tomaban importancia teniendo en cuenta que en la antigüedad la tasas de mortalidad infantil era mayores a uno de cada tres nacimientos; y de la madre en una de cada diez mujeres embarazadas. Así bebes fallecidos menores de un año no recibían ritos formales de entierro; estas muertes debían llevarse con ecuanimidad y sin lamentos; si todavía el niño estaba en su cuna; y sólo después de diez años es que se daban al niño muerto los ritos funerarios completos, edad que para entonces se suponía que ya el niño había superado muchos de los peligros de la infancia.

Bellona/Duellona (guerra) fue una antigua diosa diosa sabina de la guerra, e identificada con la romana Nerio (valor), consorte del dios Marte. Su principal atributo es el casco militar emplumado que lleva puesto en la cabeza y vestida con una armadura, o al menos una coraza con una falda debajo; sostiene una espada manchada de sangre, lanza, escudo, u otras armas, y aparece blandiendo una antorcha o un látigo mientras cabalga veloz a la batalla en un carro de cuatro caballos, y de vez en cuando, suena una trompeta para el ataque. Muchas de estas representaciones son más bien modernas, en la cuales incluyen a sus pies los cañones, siendo ella reconocida como la inventora de las armas de guerra.

Tanto Nerio, como Bellona, fueron identificadas con la griega Enyo (horror), una diosa vestida de azafrán que representa la destrucción y la guerra, y quien era una de las Greas (las grises), hermanas de las gorgonas y famosas brujas caníbales de la antigüedad. Las hermanas de Enyo eran Deino (temor) y Penfredo (alarma); y el hijo de Enyo y Ares era Enyalio, un dios menor de la guerra y el valor en batalla adorado por los soldados espartanos.

Theia, la madre de la Luna

Nuestra Luna es un cuerpo extraño, una rareza dentro del sistema solar, una rareza que permitió el origen de la vida, y mantuvo al planeta con un eje de rotación estable. Cuando se compara su tamaño con otros satélites del sistema solar sale a colación su gran tamaño. Nuestra Luna es superada en tamaño por sólo otras cuatro lunas; ellas son tres de los cuatro grandes satélites jovianos ( Ganímedes , Calisto e Io ), y la gran luna de Saturno ( Titán ). Cuando se trabaja en relación al tamaño de las lunas con respecto al diámetro respectivo de sus planetas, la diferencia es aún más notable: la relación de la Luna/Tierra es de casi 1/4,  (si el planeta fuese del tamaño de una pelota de baloncesto, la Luna sería como una pelota de tenis). Pero si se compara con las otras lunas se tiene que la relación entre Ganímedes y Júpiter es de 1/27 (si Júpiter es del tamaño de una pelota de baloncesto, Ganímedes sería menor a una canica pequeña); eso se repite en el caso de Titán con Saturno cuya relación es 1/23 ; entre Titania y Urano tenemos una razón de 1/32; entre Tritón y Neptuno la razón es 1/18; sólo en el sistema binario Caronte/Plutón tenemos una razón superior las centésimas, de casi 1/2.

Tierra -luna

Desde el punto de vista a la relación entre el número de lunas y los planetas resulta que los gigantes gaseosos tiene una cantidad de satélites sobre sesenta en el caso de Júpiter y Saturno, casi treinta en Urano y más de la docena en Neptuno; incluso el pequeño Plutón tiene cinco lunas conocidas. Pero en los planetas interiores las lunas simplemente escasean; Mercurio y Venus no tienen, mientras que Marte tiene dos pequeñas lunas, dos asteroides capturados del cercano cinturón. Por ello nuestra Luna resulta la más enigmática de entre las lunas conocidas, y su gran tamaño ha sido causa de muchas especulaciones y teorías sobre su origen y formación:

Tierra -luna - creación

Una de las primeras es la hipótesis de la Creación y establece que un ser supremo hizo la Luna tal y como aparece en el cielo y la puso en su órbita actual. Muchas culturas en todo el mundo tienen creencias religiosas sobre el origen de la Luna aceptando esta idea, claro y por supuesto que entendemos que no es una idea científica.

La hipótesis de Acreción, dice que la formación de la Luna fue al mismo tiempo que la Tierra, del mismo material y en la misma zona, y que los dos cuerpos nunca se fusionaron en uno solo, sino que se formaron juntos. Este modelo coincide con las estrellas binarias o dobles que se encuentran muy comúnmente en la que una de las dos tiene más masa que la otra, orbitando la de menor masa a la mayor. De hecho, Júpiter parece ser una ‘estrella’ que nunca obtuvo el material suficiente para formar helio mediante reacciones nucleares, y se convirtió así en un planeta gaseoso simple. ¿Por qué no sería posible que los materiales locales en la nebulosa solar temprana, formara dos cuerpos rocosos en vez de uno más grande?. A favor de esta idea se encuentra que la datación radioactiva de las rocas lunares traídas a nuestro planeta por las diversas misiones espaciales, datan a las edad de la Luna entre 4500 y 4600 Ma, aproximadamente la misma edad de la Tierra. Como inconveniente tenemos que, si los dos se crearon en el mismo lugar y con la misma materia: ¿cómo es posible que ambos posean una composición química y una densidad tan diferentes?. En la Luna abunda el titanio y los compuestos exóticos, elementos no tan abundantes en nuestro planeta al menos en la zona más superficial.

Otra común y similar a la anterior es la hipótesis de la Captura, el origen de la Luna sigue estando en los restos del sistema solar cuando se estaba formando, y cuando iba pasando cerca de la Tierra fue capturada por la gravedad terrestre. El problema principal con esta teoría es evidente al imaginar la escala del sistema solar; los planetas son tan increíblemente pequeños comparados con la inmensidad del espacio que parece casi imposible que algo tan grande como la Luna pudiera ser atraído por nuestro planeta. El modelo matemático para la captura de un cuerpo tan grande, cosa que no ocurre con Marte y sus pequeñas lunas, sugiere que esta teoría sea difícil de aceptar. Sin embargo, el hecho de que los planetas gigantes gaseosos, en especial Júpiter y Saturno hayan capturado muchas de sus respectivas lunas, e incluso la gran luna de Neptuno, Tritón, es un mundo capturado, hace que este escenario por lo menos sea remotamente posible para la Tierra. Sin embargo, el mayor problema es que es difícil explicar cómo sucedió la importante desaceleración de la Luna, necesaria para que este gran objeto no escapara del campo gravitatorio terrestre; algunos proponen que el disco de escombros que rodeaba a la Tierra en su origen puedo haber ayudado a desacelerar la luna viajera.

Teoría de la fisión

La hipótesis de la Fisión , establece que la Luna se separó de una Tierra que giraba rápidamente cuando todavía era una burbuja gigante de material fundido. Esta idea fue propuesta en 1898, por George Darwin (un hijo de Charles Darwin ), quien hizo la sugerencia de que la Tierra y la Luna habían sido una vez un solo cuerpo. La hipótesis de Darwin era que una Luna fundida se había separado de una masa inicial fundida debido a las fuerzas centrífugas, y esta se convirtió en la explicación académica dominante durante mucho tiempo.

Esta hipótesis supone que originariamente la Tierra y la Luna eran un sólo cuerpo y que parte de la masa fue expulsada, debido a la inestabilidad causada por una fuerte aceleración rotatoria que en aquel momento experimentaba nuestro planeta. La parte desprendida se ‘quedó’ con parte del momento angular del sistema inicial y, por tanto, su rotación se sincronizó con su periodo de traslación. Se postulaba que la zona que se desprendió corresponde al Océano Pacífico, que tiene unos 180 millones de kilómetros cuadrados y con una profundidad media de 4049 metros. Sin embargo, los detractores de esta hipótesis opinan para poder separarse una porción tan importante de nuestro planeta, éste debería rotar a una velocidad tal que diese una vuelta en menos de tres horas. Parece imposible tan fabulosa velocidad, porque, al girar demasiado rápido, la Tierra no se hubiese podido acrecentar al presentar un exceso de momento angular. Claro que para la época del origen de esta hipótesis se desconocía la deriva continental y que el océano pacífico es relativamente nuevo, geológicamente hablando. El problema con esta teoría basada en la fuerza centrífuga es que la existencia de un mundo que gire tan rápidamente no está apoyada por la evidencia, no ha ocurrido, ni observado, en ningún otro planeta. ¿Por qué la Tierra giraría mucho más rápido que cualquier otro planeta?.

El origen de esta idea venía del estudio de las mareas y el momento angular Tierra-Luna. Hoy se reconoce que las mareas son la forma en que ambos cuerpos intercambiaban su momento angular; en el transcurso del tiempo la Luna se ha alejado de la Tierra y la Tierra ha frenado su rotación. Esta deriva fue confirmada más tarde por experimentos de estadounidenses y soviéticos, encontrándose que la Luna actualmente se separa de la Tierra a razón de casi 4 cm cada año; de igual forma la Tierra frena su rotación a razón de 2 milisegundos por siglo. Claro que esta taza de alejamiento de la Luna no ha sido constante; estudios en sedimentos estratificados por mareas señalan que hace unos 650 Ma la taza era cercana a 2 cm/año. Esto es que la Luna se esta alejando hoy anormalmente rápido; los modelos señalan que la causa de esto es la actual disposición de los continentes, cuando hace 650 Ma había un único supercontinente. Se estima que en la época de los dinosaurios (hace 65 Ma) el día duraba casi 23,5 horas; en tanto que en la era paleozoica, hace 400 millones de años, el día terrestre duraba 22 horas actuales. La extrapolación hasta 4500 millones de años atrás, revela que el día duraba apenas algo más de 5 horas actuales. En esos primeros tiempos con la rápida rotación y la cercanía de la Luna hubo grandes mareas, lo que permitieron y ayudaron al origen de las primeras formas de vida.

En 1946, Reginald Aldworth Daly de la Universidad de Harvard desafiado la explicación de Darwin, postula que la creación de la Luna fue causada por un impacto, en lugar de las fuerzas centrífugas. Se prestó poca atención a esta idea, pero actualmente parece ser la más aceptada por la evidencia encontrada. La teoría fue nuevamente presentada por el Dr. William K. Hartmann y el Dr. Donald R. Davis, en un artículo en la revista de astronomía, Icarus, en de 1975; conocida como la teoría del Gran Impacto, propone que un objeto del gran tamaño se estrelló contra la Tierra, golpeando superficialmente al planeta. De los escombros que quedaron se formó un anillo que rápidamente se unieron en la actual Luna, mientras los restos del cuerpo terminaría chocando con el Sol. Este hecho ocurrió en los primeros días del sistema solar, hace aproximadamente 4500 Ma. Un enfoque similar fue dado por el astrónomo canadiense Alastair G. W. Cameron y astrónomo estadounidense William R. Barrio, quienes sugerían que la Luna se formó por el impacto tangencial sobre la Tierra de un cuerpo del tamaño de Marte. Señalaba su propuesta que las capas externas de silicatos del cuerpo que impactaba se habrían evaporado en la colisión, permaneciendo un pequeño núcleo metálico logró agrupar a los silicatos que quedaron en órbita, mientras que los materiales más volátiles se dispersaban por el sistema solar.

Teoría del gran impacto _1

El nombre del hipotético protoplaneta que choco contra la Tierra ha sido llamado Theia (Teia o Tea en español), en honor a la titánica madre de Selene , la diosa de la Luna (aunque en ocasiones también ha sido este mundo llamado Orfeo ). Esta designación fue propuesta inicialmente por el geoquímico ingles Alex N. Halliday en 2000 y ha sido aceptado en la comunidad científica. De acuerdo con las modernas teorías de formación planetaria, Theia era parte de una población de cuerpos del tamaño de Marte que existieron en el sistema solar hace unos 4500 Ma. De hecho, una de las características más atractivas de la hipótesis del gran impacto es que la formación de la Luna se inscribe en el contexto de la formación de la Tierra ; en el curso de su formación, la Tierra se cree que sufrió decenas de colisiones con protoplanetas; la colisión que formó la Luna habría sido solamente el mayor impacto y, tal vez el último.

Los astrónomos creen que la colisión entre la Tierra y Theia ocurrió entre 4400 y 4450 Ma; unos 30 a 50 Ma años después de que el sistema solar comenzó a formarse. En términos astronómicos, el impacto habría sido de velocidad moderada.

Para entender el origen de Theia hay que referirse al año 1772 cuando el matemático Joseph-Louis de Lagrange hacia un estudio del problema de los tres cuerpos, una situación en que dadas las posiciones, masas y velocidades de tres objetos se buscaba determinar para cualquier instante posterior su posición y velocidad futura, actuando solo la gravedad. Si bien el problema de los tres cuerpos no presenta una solución ‘algebraica’ directa, y donde pequeñas variaciones pueden dar resultados totalmente distintos; el matemático reemplazó las ecuaciones vectoriales de Newton por unas escalares basadas en los potenciales de energía; hay que imaginarlo como un objeto que rueda sobre una superficie, esta siempre cae hacia donde se encuentra la zona más profunda o baja; así en las ‘superficies’ potenciales ocurre similar. El matemático encontró un caso particular en que se podía predecir la posición del tercer cuerpo si su masa es despreciable respecto a los otros dos, y el segundo en masa gira en una orbita casi circular respecto al primero. Se encontraron cinco puntos de estabilidad para el tercer cuerpo. El primero (L1) es casi intuitivo; se encuentra entre los dos grandes objetos; donde la gravedad de ambos se compensa. El segundo (L2) ocurre en la misma línea que une las dos masas mayores, pero más alla del más pequeño en masa; en este punto la atracción gravitatoria de los dos cuerpos mayores compensa la fuerza centrífuga causada por el menor. El tercer punto (L3) se ubica en la misma línea pero ahora más alla del cuerpo con mayor masa; esta aparente contradicción se explica porque el objeto mayor está también afectado por la gravedad del segundo en tamaño, y así gira en torno al centro de masas común o baricentro. Los otros dos puntos (L4 y L5), se ubican en los vértices de triángulos equiláteros cuya base común es la recta que une los centros de las dos masas, de forma que el punto L4 precede al cuerpo pequeño un ángulo de 60º visto desde la masa grande, mientras que L5 gira detrás del cuerpo pequeño, aunque con radio mayor que éste, con un retraso de 60º visto a su vez desde el cuerpo grande.

Según una de las hipótesis actuales es que Theia se formó en un punto de Lagrange respecto a la Tierra, es decir, aproximadamente en la misma órbita pero 60º por delante (L4) o por detrás (L5). Los puntos de Lagrange (L4 y L5), situados a casi 150 millones de kilómetros de la Tierra, son considerados muy estables y por tanto son zonas con el potencial para permitir una acreción planetaria en la misma orbita de la Tierra. Se creer que el punto L4 fue donde Theia comenzó a formarse en el Eón Hadeico; pero cuando el protoplaneta Theia creció hasta un tamaño comparable al de Marte, unos 20 ó 30 millones de años después de su formación, era demasiado masivo para permanecer de forma estable en una órbita troyana. La fuerza gravitacional impulsaba a Theia fuera del punto de Lagrange que ocupaba, al mismo tiempo que la fuerza de Coriolis empujaba al planeta de vuelta al mismo. Como consecuencia de ello, su distancia angular a la Tierra comenzó a fluctuar, hasta que Theia tuvo la masa suficiente para escapar de L4 y chocar finalmente con la Tierra.

Se cree que Theia golpeó a la Tierra a un ángulo oblicuo, cuando éste estaba casi completamente formado. Las simulaciones por ordenador sugieren un ángulo de impacto de aproximadamente 45° y una velocidad por debajo de 4 km/s. El hierro del núcleo de Theia núcleo se habría hundido en el núcleo de la Tierra joven, y la mayoría del manto Theia se habría acrecentado en el manto de la Tierra, sin embargo, una parte importante del material del manto de ambos (50% del de Theia y 20% del de la Tierra) habría sido expulsado y quedado en órbita alrededor de la Tierra. Este material rápidamente se fusionó en la Luna (posiblemente dentro de menos de un mes, pero en no más de un siglo).

La Tierra habría ganado una cantidad significativa de momento angular y la masa en la colisión. Independientemente de la velocidad e la inclinación de la rotación de la Tierra antes del impacto, esta habría experimentado un día de cinco horas de duración después del impacto, y el ecuador de la Tierra y la órbita de la Luna se habría ubicado en el mismo plano a raíz del impacto.

No todo el material del anillo habría sido necesariamente barrido de inmediato, científicos estadounidenses sugieren que la Tierra pudo tener dos lunas hace millones de años. Erik Asphaug y colaboradores sugieren recientemente que la corteza engrosada del lado oculto de la Luna se debe a un segundo satélite (Luna 2) de alrededor de 1000 km de diámetro (menos de 1/3 de la Luna) que se formo en uno de los punto de Lagrange, después de decenas de millones de años, las dos lunas emigraron alejándose rápidamente de la Tierra por los efectos de las mareas, lo que afecto la órbita de la luna menor y esta finalmente chocó con la mayor, en una colisión lenta velocidad que termino aplastando la luna más pequeña en lo que hoy es el lado opuesto de nuestra Luna.

Una pequeña luna golpeó a la Luna

Entre los elementos probatorios de esta hipótesis se incluyen: (1) el eje de giro de la Tierra y la órbita de la Luna tienen orientaciones similares, (2) las muestras de piedras lunares indican la superficie de la Luna estuvo una vez fundida, (3) la baja densidad de la Luna (3,3 gr/cm3) comparada con la de la Tierra implica que tiene un muy pequeño núcleo de hierro; en el impacto la mayor parte del hierro original de Theia paso a la Tierra. Se ha calculado que el tamaño de núcleo metálico de la Luna es de aproximadamente un 25% de su radio, en contraste el aproximadamente 50% para la mayoría de otros similares (planetas interiores). (4) La evidencia de colisiones similares en otros sistemas estelares (que se traducen en discos de escombros ), y que las colisiones gigantes son consistentes con las principales teorías de la formación del sistema solar. Por último, (6) las proporciones de isótopos estables de roca lunar y terrestre son idénticos, lo que implica un origen común; en rocas recogidas por las misiones Apolo se encontró que las proporciones de los isotopos de oxígeno (O16, O17 y O18) es prácticamente igual a la que existe en la Tierra; y mientras que comparadas con distintos meteoritos no hay correspondencia.

Pese a estos apoyos a la hipótesis y ser hoy la teoría dominante, se presentan algunos problemas, entre ellos: (1) la hipótesis del gran impacto implica que la superficie de la Tierra debió haber quedado cubierta por un océano de roca fundida (magma), pero no hay prueba de ello; (2) las relaciones entre los elementos volátiles en la Luna no son consistentes con la hipótesis del gran impacto. En concreto cabría esperar que la relación entre los elementos rubidio/cesio fuera mayor en la Luna que en la Tierra, ya que el cesio es más volátil que el rubidio, pero el resultado es justamente el contrario; (3) el óxido de hierro (FeO) contenido en la Luna es de 13%, que es intermedio entre Marte (18%) y el manto terrestre (8%), descartando que la mayor parte de la fuente del material proto-lunar provino del manto de la Tierra. (4) Si la mayor parte del material proto-lunar proviene del cuerpo impactante, la Luna debería estar enriquecida en elementos siderófilos (afines al hierro), cuando en realidad es deficiente en ellos. (5) Se sabe que Venus también experimentó impactos gigantes durante su formación, ya que su rotación es más lenta que su traslación, y en sentido contrario al sentido de traslación, ¿por qué Venus no tiene una luna?, a lo que algunos señalan que la influencia del Sol pudo afectar a estas lunas en los planetas más interiores, o colisiones posteriores terminaron con las lunas de Venus y posiblemente las que pudo tener Mercurio, quien experimento al final de su formación un gran impacto que el quitó prácticamente su manto, dejando tan solo el núcleo metálico; siendo por ello el planeta más pequeño y el más denso de todos.

Para explicar estas discrepancias se han planeado varias versiones del mismo, la primera es que Theia se trataba de un cuerpo pequeño como Marte que chocó contra la Tierra, el resultado de esta versión es que la Luna debería ser principalmente restos de Theia, cosa que las piedras lunares señalan como errado. La segunda versión propone que la Tierra tendría al momento de la colisión una rotación muy alta, en este caso la Luna formada estaría formada por restos del manto terrestre, pero el momento angular resultante sería el doble del actual; una tercera versión, señala que Theia en realidad tenía el tamaño de la Tierra, pero de menor masa y densidad, el resultado es tras el choque ambos cuerpos estarían formados de una mezcla de ambos; pero a medida que se obtengan más datos la propuesta cambiara para finalmente satisfacer todas las observaciones, o tenga finalmente que ser eliminada por una propuesta diferente; hasta entonces Theia seguirá siendo la madre de nuestra Luna.

Theia_1

El planeta Vulcano, un fantasmal mundo entre el Sol y Mercurio

En 1840, François Arago, director del Observatorio de París, sugirió al matemático francés Urbain Le Verrier que trabajaran en el tema del movimiento orbital del planeta Mercurio alrededor del Sol. El objetivo de este estudio fue construir un modelo basado en las leyes del movimiento y la gravitación de Sir Isaac Newton. En 1843, Le Verrier publicó su teoría provisional sobre el tema, que se probó durante un tránsito de Mercurio a través de la cara del Sol en 1843. Al final resultó que, las predicciones de la teoría de Le Verrier no lograron igualar las observaciones.

Le Verrier renovó su trabajo y, en 1859, publicó un estudio más exhaustivo del movimiento de Mercurio. Esto se basó en una serie de observaciones meridianas del planeta, así como catorce tránsitos. El rigor de este estudio significaba que cualquier diferencia entre la observación y los calculos serían causados por algún factor desconocido. De hecho, todavía quedaba alguna discrepancia. Durante la órbita de Mercurio, su perihelio avanza una pequeña cantidad cada órbita, técnicamente el fenómeno fue llamado precesión del perihelio. El fenómeno era algo predicho por la mecánica clásica, pero el valor observado difería de el valor predicho por la pequeña cantidad de 43 segundos de arco cada siglo.

Le Verrier postula que el exceso de precesión podría explicarse por la presencia de un pequeño planeta dentro de la órbita de Mercurio, y propuso el nombre de Vulcano para este objeto. En la mitología romana, Vulcano era el dios del fuego, la herrería y los volcanes, por lo que era un nombre adecuado para un planeta tan cerca del sol. Reciente éxito de Le Verrier en el descubrimiento del planeta Neptuno utilizando las mismas técnicas prestó veracidad de su afirmación, y los astrónomos de todo el mundo trataron de observar al nuevo planeta, pero nunca se encontró nada.

Vulcano _planeta hipotetico

En diciembre de 1859, Le Verrier recibió una carta de un médico francés y astrónomo aficionado llamado Edmond Modeste Lescarbault, quien afirmó haber visto un tránsito del planeta hipotético que a principios de año. Le Verrier tomó el tren hasta el pueblo de Orgères-en-Beauce, a unos 70 kilómetros al suroeste de París, donde Lescarbault había construido un pequeño observatorio. Le Verrier llegó sin previo aviso y procedió a interrogar al hombre.

Lescarbault describe en detalle cómo, el 26 de marzo de 1859, se dio cuenta de un pequeño punto negro en la cara del Sol, que estaba estudiando con sus modestos 3,75 pulgadas (95 mm) refractores. Pensando que era una mancha solar, Lescarbault no estaba sorprendido primero, pero después de algún tiempo había pasado se dio cuenta de que se estaba moviendo. Habiendo observado el tránsito de Mercurio en 1845, supuso que lo que estaba observando era otro tránsito, este un cuerpo que no había sido descubierto. Tomó algunas medidas precipitadas de su posición y la dirección del movimiento, y el uso de un reloj viejo y un péndulo con el que tomó el pulso a sus pacientes, se estima que la duración del tránsito en 1 hora, 17 minutos y 9 segundos.

Le Verrier pensó que estaba convencido de que Lescarbault había visto el tránsito de un planeta desconocido. El 2 de enero 1860 se anunció el descubrimiento de Vulcano a una reunión de la Academia de Ciencias de París. Lescarbault, por su parte, fue galardonado con la Legión de Honor y el invitado a comparecer ante numerosas sociedades científicas. Sin embargo, no todo el mundo acepta la veracidad de ‘descubrimiento’ de Lescarbault. Un eminente astrónomo francés, Emmanuel Liais, que trabajaba para el gobierno de Brasil en Río de Janeiro en 1859, afirmó que había estudiando la superficie del Sol con un telescopio el doble de potente que Lescarbault en el momento en que Lescarbault dijo que observó a su misterioso tránsito. Liais, por lo tanto, estaba en condiciones de negar, de la manera más positiva, el paso de un planeta sobre el sol en el momento indicado.

Basado en ‘tránsito’ de Lescarbault, la órbita de Le Verrier calculada para Vulcano señalaba que debía girar alrededor del Sol en una órbita casi circular, a una distancia de 21 millones de kilómetros (0,14 unidades astronómicas). El período de la revolución fue de 19 días y 17 horas, y la órbita se inclinaba a la eclíptica de 12 grados y 10 minutos (un increíble grado de precisión). Así visto desde la Tierra, la más grande elongación de Vulcano respecto al Sol era de 8 grados.

Numerosos informes —no todos ellos fiables— comenzaron a llegar a Le Verrier de otros astrónomos aficionados que afirmaron haber visto tránsitos inexplicables. Algunos de estos informes hace referencia a las observaciones hechas muchos años antes, y muchos no pudieron ser fechados correctamente. Sin embargo, Le Verrier continuó jugando con los parámetros orbitales de Vulcano con cada nuevo avistamiento reportado que llegaba. Con frecuencia anunciando fechas para futuros tránsitos de Vulcano, pero estos no se materializaban. Así desde mucho antes de la propuesta de Vulcano, a inicios del siglo XIX, hasta casi finalizar el siglo se reportaron múltiples observaciones del objeto, pero ninguna definitiva.

En 1877 Le Verrier murió convencido de haber descubierto otro planeta. Con la pérdida de su principal defensor; sin embargo, la búsqueda de Vulcano amainó. Después de muchos años de búsqueda, los astrónomos dudaban seriamente la existencia del planeta. En 1915 la teoría de la Relatividad de Albert Einstein da un enfoque totalmente diferente para entender la gravedad de una forma distinta a la mecánica clásica, resolviendo el problema. Las ecuaciones de la relatividad predicen exactamente la cantidad observada de avance del perihelio de Mercurio sin recurrir a la existencia de un hipotético Vulcano. La nueva teoría modifica las órbitas predichas no sólo de Mercurio, sino de todos los planetas, pero la magnitud de las diferencias con respecto a la teoría de Newton disminuyen rápidamente a medida que uno se aleja del sol. Además, la órbita bastante excéntrica de Mercurio hace que sea mucho más fácil de detectar el desplazamiento del perihelio que en el caso de las órbitas casi circulares como la de Venus y de la Tierra.

Cuando en 1915, cuando Albert Einstein explicó satisfactoriamente la aparente anomalía en la órbita de Mercurio, la mayoría de los astrónomos abandonaron la búsqueda de Vulcano. Unos pocos, sin embargo, siguieron convencidos de que no todas las supuestas observaciones de Vulcano eran infundadas. Entre ellos fue Henry C. Courten, del Dowling College, New York. estudiaron las placas fotográficas del 1970 eclipse solar, él y sus colaboradores detectaron varios objetos que parecían estar en órbitas cercanas al sol. A pesar de lo que representaban los objetos, Courten sintió que al menos siete de los objetos eran reales. La aparición de algunos de estos objetos se confirmó por otro observador en Carolina del Norte, mientras que un tercero observador en Virginia vio a uno de ellos. Courten cree que existe un planetoide intra-Mercurial de entre 130 y 800 kilómetros de diámetro en órbita alrededor del Sol a una distancia de alrededor de 0,1 UA. Otras imágenes en sus placas de eclipse lo llevaron a postular la existencia de un cinturón de asteroides entre Mercurio y el Sol.

Pero al igual que con Vulcano, ninguna de estas afirmaciones nunca se ha probado después de cuarenta años de observación. Se ha conjeturado, sin embargo, que algunos de estos objetos dentro de la órbita de Mercurio pueden existir, tratándose de cometas o pequeños asteroides desconocidos. Hoy en día, continúa la búsqueda de estos denominados asteroides Vulcanoides, que se cree que existen en la región en la que Vulcano alguna vez fue buscado. Ninguno de ellos ha sido encontrado todavía y búsquedas han descartado asteroides mayores de 6 km.

Sr Spock _ vulcano

Hoy el planeta Vulcano sólo existe en la imaginación, su nombre se usa dentro el universo de Stak Trek para el mundo de la raza de donde la lógica es más importante que las emociones, y su mayor exponente es el celebre Sr. Spock. Este mundo no se encuentra en el sistema solar, sino en 40 Eridani (también conocida como Omicron Eridani, o con el nombre árabe de Keid = Concha), un triple sistema estelar a menos de 16,5 años luz de distancia de la Tierra. Otras obras que hacen referencia al Vulcano dentro del sistema solar son: Taller de Vulcano (Astounding Stories , junio de 1932), cuento de Harl Vincent sobre una colonia penal que se encuentra en Vulcano.  En el Centro de Gravedad ( Astounding Stories , junio de 1936), tenemos otro cuento, este por Ross Rocklynne donde narra como dos personas se encuentran atrapados dentro de un Vulcano hueco. Las Crónicas de Sten (ocho libros entre 1982 a 1993) de Allan Cole y Chris Bunch; aquí Vulcano es un planeta artificial; originalmente una estación espacial industrial que crece mediante la adición de nuevas instalaciones de producción y por lo tanto se acerca a proporciones similares a un planeta; y que muestra una critica política vista en los ojos de los obreros que trabajan en la estación. También la serie de ciencia ficción Dr. Who en el capitulo ‘El poder de los Daleks‘ (1966), hace referencia a una colonia terrestre en el siglo XXI,  pero no si está claro si este mundo Vulcano en un sistema solar cercano o dentro del propio en el Sistema Solar.

Vulcano/Hefesto, el dios de la forja

En la antigua religión romana Vulcano es el dios del fuego y la forja, pero también es el patrón de los oficios relacionados con hornos (cocineros, panaderos, pasteleros) como se atestigua en las obras antiguas que ponen al dios como cocinero en la boda de Eros y Psique. Como el herrero divino, forjador de los rayos de Júpiter se le representa a menudo con un martillo de un herrero (que es su avatar), pero también se incluyen el yunque y un par de pinzas, así como el avatar de Venus es el espejo y los de Marte son el escudo y la lanza. Su equivalente griego es el dios Hefesto y entre los etruscos se le identifica con el dios Sethlans.

Hefesto_Vulcano

Gérard Capdeville (1964-) sugiere que el origen Vulcano como dios romano del fuego se remonta al dios cretense Velchanos, ello principalmente bajo la sugerencia de la similitud de sus nombres. Entre los cretenses Velchanos es un joven dios maestro del fuego y compañero de la Gran Diosa (ambos llegados del cercano oriente). La concepción prehelénica de Velchanos lo pone como un joven sentado frente a un árbol (el dios y la diosa madre que se representaba con el árbol sagrado), ello denota que se trata de un dios de la vegetación y la primavera; el árbol es el símbolo de la unión del Cielo y la Tierra y de su poder generador. En Creta Velchanos era el dios de las prácticas de iniciación de los jóvenes, y se le vincula al culto al toro (las imágenes de jóvenes brincando sobre los toros). Esta vinculación al toro recuerda a Zeus que transformado en toro trajo a la princesa fenicia Europa desde su tierra natal a Creta, fundando el reino minoico. Pero también el culto al toro venido del cercano oriente y anatolia lo identifica con Teshub, dios de las tormentas que cabalga sobre toros; y cuyo origen se remonta a dios sumerio Adad. Todo esto pone a Velchanos, el primer ancestro de Vulcano, equiparable al mismo Zeus griego o Júpiter romano; un poderoso dios de los cielos y las tormentas y el renacimiento de la naturaleza; y el fuego divino no es otro que los rayos y relámpagos, que al caer a la tierra la encienden.

Otro equivalente venido de oriente se encuentra en la tradición cananea/ugarita, aquí el dios Kothar-wa-Khasis (que traduce ‘el Hábil y Listo’) es un dios herrero, artesano, ingeniero, arquitecto, e inventor; también es adivino y hechicero, creador de palabras sagradas y los hechizos. Los mitos señalan que Kothar ayuda a Baal (dios del las tormentas) en sus batallas fabricándole armas (rayos). También fabrica hermosos muebles adornados con plata y oro como regalos para Asherah (la diosa madre de los cananeos); y construye un palacio de plata, oro, lapislázuli, y madera de cedro fragante para Baal; desde donde el dios de los cielos puede ver la tierras bajo sus pies. La morada de Kothar está en Egipto, y ello lo equipara al dios artesano y constructor, el poderoso Ptah.

Vulcano _2

Pero si Vulcano tuvo a dioses tan poderosos entre sus iguales, como terminó siendo uno de los menos agraciados y respetados entre sus congéneres; ello ocurre por que su culto se identifica con el dios Hefesto de la mitología griega, aquí es donde Velchanos se transforma en el Vulcano fabricante de armas y joyas de varios dioses y héroes, principalmente de los rayos de Júpiter. Los mitos de ambos dioses se funden de tal manera que el antiguo dios cretence pierde su atractivo juvenil por otro menos agraciado, el de cojo y deforme dios que es despreciado por los otros dioses; algo raro si se considera que en su ascendencia se tiene que Hefesto/Vulcano es hijo de los reyes de los dioses: su padre es Zeus/Júpiter y su madre Hera/Juno.

Según algunos de los mitos Hera/Juno estaba embarazada de su primer hijo; hacia poco tiempo atrás dos bastardos de su marido habían nacido de la amante de turno Leto/Latona; Apolo/Febo y Artemisa/Diana eran todo lo que unos dioses podían ser, hermosos y brillantes; pero sería la envidia de la reina de los dioses y su persecución sobre la amante de su marido lo que provocó consecuencias; quiso el destino (Fatum) equilibrar las cosas y cuando su hijo nació, Hera/Juno quedó asqueada de lo oscuro y poco atractivo de su primer vástago; era pequeño y feo, con una cara roja que no paraba de berrear. Hera/Juno estaba tan horrorizada que arrojó el pequeño bebé desde el Monte Olimpo.

Hefesto/Vulcano cayó durante un día y una noche desde el cielo, aterrizando en el mar. Por desgracia, una de sus piernas se rompió al golpear el agua, y nunca se desarrolló correctamente. Desde la superficie, Hefesto/Vulcano se hundió como una piedra en las profundidades azules y frescas, donde las ninfas marinas, Tetis (madre de Aquiles) y Eurinome lo encontraron y lo llevaron a su cueva bajo el agua, criándolo como un hijo propio.

Hefesto/Vulcano tuvo una infancia feliz con delfines como sus compañeros de juego y las perlas como sus juguetes. Al final de su infancia, encontró los restos del incendio de un pescador en la playa y se fascinó con un carbón que seguía al rojo vivo y brillante. Hefesto/Vulcano cerró cuidadosamente este precioso carbón en una concha de almeja y lo llevó a su gruta submarina e hizo un fuego con él. En el primer día después, el joven dios se quedó mirando el fuego durante horas y horas. Al segundo día, descubrió que cuando hacía el fuego más caliente con ayuda de un fuelle, ciertas piedras sudaban hierro, plata y oro. En el tercer día con el metal enfriado hizo pulseras, cadenas, espadas y escudos. Hefesto/Vulcano hizo cuchillos y cucharas para su madre adoptiva con mango de nácar; y una carroza de plata para sí mismo que iba guiada por caballos de mar para transportarse rápidamente.

Vulcano _1

Tuvo Tetis que dejar luego su gruta submarina para asistir a una cena en el Monte Olimpo; llevaba un hermoso collar de plata y zafiros, que Hefesto/Vulcano había hecho por ella. Hera/Juno admiraba el collar y le preguntó de dónde podría conseguir uno. Tetis nerviosa tuvo que reconocer la verdad; por fin la reina de los dioses descubrió que el bebé que una vez había rechazado se había convertido en un talentoso herrero.

Hera/Juno estaba furiosa y exigió que Hefesto/Vulcano regresara al Olimpo, una demanda a la que el joven dios se negó. Sin embargo, él envió a Hera/Juno una silla hermosa hecha de plata y oro, con incrustaciones de madre perla. Hera/Juno estaba encantada con este regalo, pero, tan pronto como se sentó en ella su peso soltó resortes ocultos y bandas de metal brotaron atando a su ocupante. Cuanto más gritó y luchó, con mayor firmeza el trono mecánico se apoderó de ella, la silla era una trampa inteligentemente diseñada. Durante tres días Hera/Juno estuvo atrapado en la silla, no podía dormir, no podía estirarse, no podía comer. Los demás dioses rogaron a Hefesto/Vulcano que volviera al Olimpo y la dejara ir, pero él se negó, diciendo: —No tengo madre—.

Hefesto/Vulcano fue el único de los dioses, que expulsado del Olimpo, regreso finalmente a su casa. Le correspondió al joven Dioniso/Baco el trabajo de ir a buscarlo y llevarlo finalmente de regreso. Para lograr su cometido compartió su vino intoxicante con el dios herrero, y lo llevó de vuelta al Olimpo a lomos de un mulo acompañado de sus juerguistas, mientras Dioniso/Baco sostiene el freno del animal y lleva las herramientas de Hefesto/Vulcano, incluyendo el hacha de doble filo.

Vulcano _3

Zeus/Júpiter finalmente intervino, prometió a Hefesto/Vulcano que si soltaba a Hera/Juno le daría por esposa a Afrodita/Venus, la diosa del amor y la belleza. Hefesto/Vulcano siendo el más inquebrantable de los dioses, se doblegó al dársele la mano de Afrodita/Venus en matrimonio. Zeus/Júpiter pensaba que así también reducía los conflictos que provocaban los otros dioses al disputar la mano de la ardiente diosa, debido a su inmensa belleza; ya que desde la llegada de la diosa nacida de la espuma del mar, ella había sido causa de disputas entre los dioses; y por ello la casó con Hefesto/Vulcano, matando dos problemas al mismo tiempo. Hefesto/Vulcano estaba tan contento de haberse casado con la diosa de la belleza que forjó para ella una hermosa joyería y una faja que la hacía incluso más irresistible a los hombres.

Finalmente en el Olimpo, Hefesto/Vulcano construyó su propio palacio, con su taller, yunque y fuelles que trabajaba en su fragua; aquí fabricó gran parte de las magníficas armas de los dioses. Diseñó el casco alado y las sandalias de Hermes/Mercurio, el Aegis peto (la famosa faja) de Afrodita/Venus; las armaduras de Aquiles y las armas de Heracles/Hercules, el carro del Helios, los arcos de Apolo, Artemisa/Diana y de Eros/Cupido; el tridente de Poseidón/Neptuno y el Casco de la invisibilidad de Hades/Plutón; el carro de Ares/Marte, y el carro solar de Helios/Sol. Entre sus artesanías más conocidas se encuentran la diadema de Ariadna (esposa de Dioniso/Baco) y el collar maldito de Harmonía.

Vulcano  y Venus

A Hefesto/Vulcano le correspondió apresar en el Caucaso a Prometeo por castigo por robar el fuego y dárselo a los hombres, así como fabricar a Pandora y la caja que contiene los males; donde los dioses encerraron a las pestes y plagas. Se dice que el águila gigante del Caucaso que todos los días devoraba el hígado de Prometeo era también una creación del dios.

Otras de sus creaciones fueron: Talos, un gigante de bronce que Zeus/Júpiter dio a Europa para que protegiese las costas de Creta. Las Kourai Khryseai (doncellas doradas) eran dos autómatas de oro con la apariencia de jóvenes mujeres vivas que se decía que poseían inteligencia, fuerza y el don del habla y atendían a Hefesto/Vulcano en su palacio del Olimpo. Para el rey Eetes (el padre de la bruja Medea) de la Cólquida, creó dos perros guardianes, uno era de oro y otro de plata; así como un par de toros de bronce que echaban fuego por la boca y a los que tuvo que vencer Jasón cuando viajó con los argonautas ha este reino para robar el vellocino de oro. También se le atribuye la creación de dos caballos de bronce y hierro para dos de sus hijos, los Cabiros.

Pero el matrimonio arreglado al fin tuvo sus consecuencias. La infelicidad de Afrodita/Venus con su matrimonio la hizo que buscase la compañía de otros, y la diosa rápidamente puso amantes en su cama matrimonial. Por ella pasaron Hermes/Mercurio, con quien fue madre de Hermafrodito (joven del que la ninfa Salmacis se enamoró y al ser rechazada se fundió con el joven, dando origen a un ser con los dos sexos) y Peito (dios de la persuasión), con Dioniso/Baco fue madre de Himeneo (dios de las bodas) y Priapo (el dios de la perenne erección); pero con quien más engaño la diosa a su esposo fue con el hermano menor del mismo, el ardiente y belicoso Ares/Marte; fruto de esos amores fueron: Eros/Cupido (el dios del amor sexual); Anteros (el gemelo opuesto de Eros, dios del amor sentimental y vengador del amor no correspondido), Himero (dios del deseo), Fobos y Deimos (Miedo y Terror, dioses que acompañaban a su padre en sus batallas) y finalmente Hamonía (la única de sus hijas, de belleza igual que la madre y diosa de la concordia; ella fue dada como esposa al príncipe fenicio Cadmo, fundador de Tebas; en su boda Hefesto/Vulcano regaló a su hijastra un hermoso collar, salvo que la hermosa prenda estaba maldita y traía desgracias a su poseedor, siendo la más conocida de sus maldiciones la historia de Edipo, quien mata sin saber a su padre y se acuesta con su madre; provocando más tragedias luego en sus hijos e hijas, así como otros familiares por la disputa posterior del reino). Entre los amantes mortales de la diosa se encuentran el príncipe fenicio Adonis (quien también compartía cama con la diosa infernal Perséfone/Proserpina, y que fue muerto por un jabalí salvaje), el príncipe troyano Anquises, de quien tuvo a Eneas, fundador de Roma; y Buto (un hijo de Poseidón/Neptuno que acompañaba a los argonautas, cuando pasaron cerca del sitio donde reinaban las sirenas, fue el único que no pudo resistir su canto y se lanzó al mar, donde la diosa lo salvo)

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Hefesto/Vulcano fue informado del adulterio que su esposa mantenía con Ares/Marte por Apolo, quien estaba entre los pocos dioses con los cuales no se acostó la diosa. Como venganza, el dios de la herrería, atrapó ingeniosamente a los amantes con una red de finas cadenas que había dispuesto sobre el lecho para que cayeran al más mínimo contacto. Atrapados en una inquebrantable red tan pequeña como para ser invisible, el dios los arrastró hasta el monte Olimpo para avergonzarlos delante de los demás dioses por venganza. Entonces llamó a todos los dioses para mostrar el adulterio y pedir el divorcio; sin embargo, las diosas se quedaron en sus templos, todas se excusaron por vergüenza. Por otra parte la mayoría de los dioses se rieron al ver a los amantes desnudos. Hefesto/Vulcano se sintió nuevamente menospreciado por los demás dioses, ya que incluso alguno que otro comentaba desenfadado que no le habría importado sentir tal vergüenza. La risa duro hasta que Poseidón/Neptuno convenció a Hefesto/Vulcano de liberarlos a cambio de una garantía de que Ares/Marte pagaría una multa por el adulterio; pero al levantarse la red ambos escaparon y no mantuvieron su promesa.

Hefesto/Vulcano se mudo nuevamente fuera del Olimpo; se construyó otra fragua, esta vez bajo el monte Etna en la isla de Sicilia. El divorcio nunca le fue concedido; y ya era para todos evidente que el dios no podía mantener quieta a su esposa; y cada vez que Afrodita/Venus le era infiel, Hefesto/Vulcano enojado golpeaba el metal al rojo vivo con tal fuerza que las chispas y el humo se elevan desde la cima de la montaña, creando la erupción volcánica. Afrodita/Venus y Hefesto/Vulcano nunca tuvieron hijos, aunque la paternidad legal de Eros/Cupido se le atribuye al dios; y para quien el dios le fabricó su arco, carcaj y fechas, y trato como un hijo. Hefesto/Vulcano tuvo amores con una ninfa menor; Aglaea, una de las Carites (hijas de Eurinome), diosas que servían a su esposa; de esas relaciones nacieron: Eucleia (Reputación), Eutenia (Prosperidad), Eufemia (Alabanza) y Filofrosina (Acogida).

Aunque nunca tuvo relaciones con la diosa virgen Atenea, estuvo enamorado de la diosa de la artes y la guerra. Según los mitos se dice que Atenea visitó el dios herrero Hefesto para solicitar algunas armas, pero Hefesto estaba tan abrumado por el deseo por la diosa de que trató de seducirla en su taller. Decidida a mantener su virginidad, Atenea huyó, perseguida por Hefesto. A pesar de la cojera logro atraparla y trató de violarla; durante la lucha, su semen cayó sobre el muslo, Atenea se logró librar y con disgusto sacudiéndose el semen este cayó sobre la tierra, impregnando a Gaia/Tierra, que posteriormente dio a luz a Erictonio. El joven Erictonio fue criado por Atenea hasta convertirse en uno de los grandes reyes de la ciudad de Atenas.

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Como Vulcano propiamente se le atribuye la paternidad de dos hijos: el primero es Caco, un gigante escupe fuego que fue muerto por Hércules cuando el gigante se atrevió a robarle algunas cabezas de ganado que el propio Hércules había robado al gigante Gerión en su décimo trabajo. El segundo fue Caeculus, un chico que fundó la ciudad de Praeneste (actual Palestrina, Italia); su naturaleza divina se descubrió en un incendio donde salió sin daño de las llamas, salvo por haber perdido la vista (su nombre significa pequeño ciego)

Tuvo amores el dios con otra ninfa, Cabeiro, una hija del dios marino Proteo (el cambiante); fruto de esa relación nacieron dos gemelos llamados colectivamente como los Cabiros, dos chicos de nombres Alcon y Eurimedonte (en las versiones iniciales los Cabiros eran Axiocerso y Cadmilo, padre e hijo respectivamente y dioses locales de la fertilidad del mar, en versiones posteriores son descritos como dos gemelos hijos de dios herrero, y más tarde se incluyen otro par de gemelas: Axiocersa y Axíero; o incluso se habla de toda una tribu). Todos estos dioses menores eran de naturaleza daimones ctonicos (representaban los géiseres de los volcanes); y acompañaban en la fragua a su padre; ademas de ayudar a marinos. Los mitos cuentan como los Cabiros alojaron en su isla (Lemnos) a los argonautas en su viaje y los invitaron a una orgía alcohólica. En Sicilia, estos seres ctonicos eran conocidos como los Palicus (otro par de gemelos), aquí eran hermanos de Talia, la hija dios herrero con ninfa Etna (la diosa de la montaña de igual nombre, donde el dios construyó su segunda fragua).

La fragua de Vulcano

Los principales compañeros en la fragua fueron sin embargo los tres Cíclopes ctonicos, hijos de Gaia (la Tierra): Brontes (Trueno), Estéropes (Rayo) y Arges o Pyraemon (Relámpago); con ellos fabricaba el arma de su padre, el poderoso rayo. Cuando Apolo molesto por la muerte de su hijo Asclepio/Esculapio por el rayo de Zeus/Júpiter, mató a los cíclopes, Zeus/Júpiter tuvo que devolverlos a la vida (traerlos del reino de Hades/Plutón), y conceder la subida al cielo desde el infierno al hijo de Apolo; así de importantes eran para el rey de los dioses los encargados de fabricar en la fragua de Hefesto/Vulcano su poderosa arma.

Pese a todas sus desventuras, Hefesto/Vulcano fue un dios muy apreciado entre los mortales, no solo era dios del fuego y los metales, fabricante de maquinas y herramientas, del horno y las comidas, él simbolizaba el progreso y la técnica, y pasó a ser considerado el dios de la civilización traída a la Tierra por Prometeo a través del fuego; así el dios que tuvo el encargo de castigar al titán que trajo el fuego a los hombres, enseñaría a los hombres el poder creador de mismo, manteniendo y mejorando el legado de su predecesor. Hefesto/Vulcano era el único dios que trabaja y pasaba su tiempo forjando bellas creaciones a golpe de martillo sobre un yunque. Es curioso cómo el dios que era considerado el más feo, es el que construía las cosas más bellas.

Griegos y Troyanos peleando en los cielos (8) Eneas, el planeta de las metas

Karl Wilhelm Reinmuth (1892 a 1979) fue un astrónomo alemán y notable descubridor de asteroides, habiendo llegado a descubrir casi 400. Descubriría ocho de los grandes asteroides troyanos de Júpiter, iniciando por (911) Agamenón, y (1143) Odiseo, seguido de (1172) Eneas, (1173) Anquises, (1208) Troilo, (1404) Ajax, (1437) Diomedes y finalmente (1749) Telamón. Lo interezante es que los dos siguientes tras (1143) Odiseo fueron descubiertos el mismo día, el 17 de octubre de 1930. Estos cuerpos (1172) y (1173) recibirían los nombres del mayor héroe troyano después de Héctor y el de su padre respectivamente: Eneas y Anquises. (1172) Eneas tiene un diámetro medio de 173 km, ocupando el cuarto puesto en tamaño dentro de los troyanos de Júpiter; ubicando entre (1477) Diomedes y (617) Patroclo. Por su parte (1173) Anquises con 126 km en diámetro promedio ocupa el séptimo puesto entre (588) Aquiles y (1143) Odiseo.

Eneas forma parte de dos mitologías, por el lado griego fue el segundo gran héroe de la Guerra de Troya dentro del bando troyano, y por el lado romano fue el único héroe que pudo escapar tras la toma de Troya, y como Odiseo, recorrió el Mediterráneo hasta encontrar un lugar donde fundar la nueva Troya. Ese lugar finalmente fue donde se fundó Roma, vinculando así las dos culturas (griega y romana) en una sola.

Eneas, al igual que Aquiles, era un semidios, hijo de un mortal y una diosa. Su padre fue Anquises, emparentado con la familia troyana de Príamo (un primo segundo), pero del lado de los dardanos; como otros antes y después de él en la familia (Lacio, Ganimedes, Titono), Anquises fue en su juventud un joven de gran estampa, algo que no pasó desapercibido por la más lujuriosa de las diosas del Olimpo, Afrodita/Venus. El fruto de esos encuentros, en que la diosa se disfrazo de princesa frigia, sería Eneas. Según los mitos la unión de Anquises y Afrodita/Venus ocurrió mientras el chico llevaba sus rebaños de caballos a pastar (el pueblo dardano eran de grandes criadores de caballos) en el monte Ida, cerca de Troya. Cuando nueve meses después Afrodita/Venus le trae el fruto de su aventura, le revela quien es realmente y le indica que no debe decirlo; pero para un chico, no jactarse de haberse acostado con la más hermosa de las diosas no era algo fácil de cumplir. Apenas pudo contó ante otros de su hazaña, Zeus/Júpiter le lanzó un rayo que lo dejo para siempre ciego y cojo. Así Anquises pronto fue olvidado por la diosa, pero esta siempre estuvo pendiente y protegiendo a su hijo mortal. Cuando Eneas cumplió los cinco años, Anquises lo llevó con su cuñado, Alcátoo (hijo de Pelope y padre de Peribea, la madre de Ayax con Telamón) para que lo educase. Ya adulto, Eneas casa con Creusa, hija de Príamo, unificando con esta unión las dos ramas de la familia de Dárdano; los dardanos y los troyanos. Fruto de esa unión fue el joven Ascanio.

Durante la Guerra de Troya, la familia de los dardanos apoyó a la ciudad sitiada; Eneas, que formaba parte de dicha familia y de la corte troyana no le tocó más que participar del lado troyano, y se convirtió en uno de los más fuertes guerreros. Pero no siempre salió bien parado y tuvo que recibir la ayuda de los dioses; en su lucha con Diomenes su madre Afrodita/Venus vino a su rescate, pero cuando Diomenes lo hiere, Apolo interviene y lo envuelve en una nube y lo transportó lejos, donde fue curado por Artemisa/Diana y por Leto/Latona. Cuando estuvo a punto de ser herido por Aquiles y fue nuevamente salvado, esta vez por Poseidón/Neptuno. (Afrodita, Ares, Apolo, Artemisa y Leto apoyaban al lado troyano; mientras que Atenea, Hefesto, Hera y Hermes estaban del lado griego; Poseidón y Zeus, según los implicados jugaron para ambos bandos, aunque principalmente apoyaban al griego).

Cuando cae Troya, Eneas logra escapar en el incendio, pero su esposa Creusa muere en el incendio. Afrodita/Venus le dijo a su hijo, usando la sombra de su esposa muerta que huyera de la ciudad, que no muriera como un buen troyano, pues Troya ya no existía y para él se había reservado otro futuro y donde desposaría a una reina en el futuro. A Eneas lo acompañan su hijo Ascanio y carga en sus hombros a su padre, Anquises, ya anciano. Eneas se dirigió con su grupo de troyanos en veinte naves a Macedonia. Tras varias escalas llegan a Sicilia donde muere Anquises; cuando llegan a las costas de Cartago (norte de África) ya sólo quedan siete naves, aquí empieza la obra de Virgilo, La Eneida, versión romana que combinaba el viaje de Eneas (a semejanza del viaje de Odiseo), y su lucha por establecerse en Italia (equiparado a la Iliada).

Hera/Juno, sabiendo el destino de gloria que les viene a los troyanos, quienes fundarían el Imperio Romano, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello pide a Eolo que con sus vientos, les haga naufragar. A cambio le ofrece una ninfa por esposa. Éste acepta y los troyanos terminan dispersándose en el mar. Poseidón/Neptuno descubre lo que Eolo ha hecho, y molesto, pues el océano es su imperio, ayuda a los troyanos a llegar a las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos. Aquí llegan a las tierras de la reina Dido, una princesa fenicia de la ciudad de Tiro que se estableció en el norte de África, después de que tuvo que escapar de su patria cuando su hermano Pigmalión mata a Siqueo, su esposo, para tratar de robarle su fortuna. Eneas se dirige a la ciudad y cuando llega ve a los compañeros que había perdido que también han llegado a pedir hospitalidad a Dido, así el caudillo entra en la ciudadela y pide ayuda al reina. Aquí la reina le pide que narre su historia.

Eneas cuenta que tras la entrada del Caballo dentro de la Ciudad, a pesar de las advertencias de Laocoonte, que es asesinado por dos monstruos marinos junto con dos de sus hijos, la ciudad de Troya siente que ha terminado la guerra y van, tras festejar, a descansar. Pero Eneas tiene un sueño intranquilo con el fantasma de Héctor, que le avisa del final de Troya y que escape, llevando con el las estatuas de los dioses de la ciudad. Cuando despierta descubre el incendio, Odiseo/Ulises y sus hombres ya han salido del Caballo y abierto las puertas a los griegos. Mientras busca a su familia contempla la muerte de Polites, en manos de Neoptólemo/Pirro y el asesinato del rey Príamo. Furioso desea matar a Helena, pero Afrodita/Venus envía al fantasma de su mujer, que ya ha perecido en el incendio y le señala que ese no es su destino.

Eneas cargando a su padre Anquises y acompañado su hijo Ascanio escapan de Troya. Llegan primero hacia la ciudad de los Tracios, que eran sus amigos, pero el alma de Polidoro (un hijo de Príamo que había sido enviado con el rey Polimnéstor de Tracia, y al saber la caída de Troya asesinó a su huésped para hacerse con el tesoro, arrojando su cadáver al mar) les informa que el rey de Tracia estaba a favor de los griegos. Se dirigen entonces donde el rey Anio. Allí escuchan de los oráculos de Apolo que han de fundar una nueva ciudad donde vivieron sus ascendientes. Anquises piensa que se refieren a Creta, y allí se dirigen fundan la ciudad de Pérgamo. Pero una peste hace revisar esta idea y comprenden que Apolo se refería a las tierras del hermano de Dárdano, las tierras de Lacio (Italia).

Al pasar por las islas del mar Jónico son atacados por las arpías, quienes los maldicen a pasar hambre al final de su viaje, por haberse atrevido a devorar su ganado. Luego Eneas se entera que Heleno, otro hijo de Príamo, reinaba en una ciudad cercana (Ftía, donde había reinado Peleo y tras la muerte de su nieto Neoptólemo/Pirro, hijo de Aquiles, le había dejado el reino al esclavo de su hijo, Heleno) y se había casado con la esclava de Neoptólemo/Pirro, Andrómaca. Heleno le predice que llegará a Italia, que debe cuidarse también de Caribdis y Escila y que escuche los oráculos de la Sibila.

Llegan a Sicilia, donde se encuentran con un griego, Aqueménides, que Odiseo/Ulises había abandonado, este les quien les pide que lo lleven con él y les aconseja escapar pronto, ya que es tierra de cíclopes; en esta tierra muere Anquises. Luego, tras ser dispersados por los vientos, finalmente llegan a la tierra donde reina Dido.

Afrodita/Venus envió a su hijo Eros/Cupido a enamorar a Dido de Eneas; para que ella ayudara a su hijo, siente la presión de Hera/Juno, que sugiere a la madre que ambos hacen buena pareja; así, si Eneas permanece en Cartago, evitará que llegue a Italia a cumplir su destino. Pero Zeus/Júpiter interviene enviando de Hermes/Mercurio con Eneas y recordándole su destino. Eneas, que estaba haciendo planes con Dido para crear una gran ciudad no logra explicar a la reina que ese no es el destino que los dioses le han dispuesto. La reina, enamorada no entiende y cuando Eneas se va con sus hombres, la reina se suicida. Desde las naves en el mar Eneas contempla la pira funeraria que se ha hecho para la reina de Cartago.

Se dirigen los troyanos a las tierras de su amigo Acestes. Hera/Juno envía a Iris a que promueva en las mujeres troyanas el deseo de no viajar más. Tras la presión femenina, Eneas está aún indeciso, pero esa noche se le aparece la sombra de su padre Anquises y le pide que lo visite en el Averno. Para llegar debe visitar a la Sibila y ofrecer sacrificios. Eneas comunica apresura la partida. Entretanto, Afrodita/Venus ruega a Poseidón/Neptuno que los troyanos ya no sufran más males. Éste le promete que llegarán a las puertas del Averno sólo con un hombre menos. Precisamente, Hipno/Sueño hace que Palinuro, el piloto de la nave, caiga de la misma y muera.

Arriban a las playas de Cumas y visitan a Sibila en su caverna. La Sibila le profetiza guerras a causa de una mujer, pero que saldrá victorioso, e instruye a Eneas de cómo entrar en el infierno. Así llega el troyano al Averno y arriban al río del barquero Caronte, quien transporta las almas al otro mundo a través del mismo. Ve Eneas a Palinuro, quien le pide que busque su cuerpo y lo sepulte, para que así pueda ir en el barco de Caronte. Eneas lo promete. Para poder subir al barco de Caronte, le presenta una rama mágica. Ven en el camino la cueva de Cerbero, los jueces de los muertos, los campos llorosos, etc. En eso, Eneas ve a Dido y le pide perdón, pero ella no responde. Ve también muchas almas de grandes guerreros de otros tiempos, y finalmente encuentra el alma de Anquises, quien le muestra el futuro glorioso de los descendientes de su futuro hijo Silvio, que nacería de su futura esposa Lavinia.

Saliendo de Infierno, finalmente se dirigen a un bosque del Lacio, por donde pasa el río Tíber. Vivía en esas tierras Latino, esposo de Amata. Éste tenía una hija, Lavinia, quien estaba comprometida con Turno, caudillo de los rútulos. Sin embargo, se había predicho que ella se casaría con un extranjero y no con él. Eneas y suyos sufren de hambre y recuerda la maldición de las arpías para el final de su viaje. Eneas envía emisarios donde el rey Latino; quien reconoce en Eneas aquel yerno prometido y les pide que vaya a visitarlo.

Pero Hera/Juno envía a la furia Alecto a producir la discordia. Primero en Amata, quien entonces se enfrenta a su esposo para que no entregue a Lavinia a Eneas, sino a Turno; luego en Turno, y promueve en él el odio por Eneas, para quien sería un usurpador y le arrebata su prometida. Turno se decide a enfrentarse a Latino por la mano de Lavinia. Finalmente Alecto dirige los perros de caza de Ascanio/Iulo contra un ciervo propiedad de un latino. Cuando ello es descubierto, estalla una batalla y surgen las primeras víctimas entre ambos bandos; la furia a cumplido el encargo de Hera/Juno.

El río Tíber le habla a Eneas, a quien le recomienda busque la alianza con los Palanteos y del rey Evandro, este le hace acompañar de su hijo Palante, mientras buscan más aliados. Mientras tanto, Afrodita/Venus pide a su esposo Hefesto/Vulcano que fabrique armas para Eneas y él accede. Mientras tanto Hera/Juno envía a Iris con Turno para que vaya contra los troyanos; ya que están sin su caudillo. Eneas había dicho que si los atacaban, se refugiasen en la empalizada. Turno incendia las naves troyanas; así los troyanos ya no podrían escapar y entonces descansó sus tropas, regocijándose con vino. Dos troyanos, Niso y Eurialo, aprovechan ese intermedio para salir e ir en busca de Eneas, pero los rútulos los atrapan y matan, exhibiendo sus cabezas. Eso enfurece a los troyanos, que salen de la empalizada y logran cercar a Turno, quien se arroja al río y se salva.

Zeus/Júpiter prohibe a los otros dioses que participen en la batalla. Afrodita/Venus le pide clemencia para sus troyanos, y Hera/Juno se hace la desentendida. Ya Eneas llegaba por mar con las ayudas y se encuentra en medio de la batalla; se une a la lucha en esta lucha, pero Palante es muerto por Turno. Eneas envía el cuerpo de Palante a su padre. Llegan luego emisarios de latinos pidiendo paz para poder enterrar a sus muertos, a lo que accede Eneas. Mientras tanto, Evandro se lamenta por la muerte de su hijo, pero no retira su apoyo a Eneas. En el reino de Latino, algunos se muestran aún a favor de Turno, pero otros piden que se entregue la mano de Lavinia al troyano Eneas. Unos emisarios llegan de la ciudad de Diomedes, (quien tras volver a Argos, Grecia, tuvo que huir y establecerse al sur de Italia) quien recomienda a los latinos tener mucha cautela con Eneas.

Latino quiere ya detener la guerra dando a los troyanos tierras. Turno se opone y promueve nuevas batallas. Finalmente manda a Eneas un pedido para dirimir los dos solos la batalla. Eneas acepta. Hera/Juno planea un nuevo ardid, envía a la hermana de Turno, Iuturna, y divinizada por Zeus/Júpiter a promover que se rompan los pactos que se hiciesen, pues sabe que Turno es menos diestro que Eneas con las armas. Una saeta que nunca se supo de quién provino, hiere a Eneas y permite que Turno haga entonces grandes estragos. Ascanio/Iulo lleva a su padre a un lugar seguro; donde el anciano Iapis cura a Eneas, que regresa a la batalla. Los rútulos huyen, pero Eneas sólo busca a Turno. Éste también quería enfrentarlo, pero Iuturna no se lo permite.

Eneas que se dirige a la ciudad y la reina Amata, viéndolo venir, piensa que Turno ha muerto y se suicida. El rey Latino se entera y sufre mucho. Le llegan noticias a Turno y entonces se desprende de su hermana para luchar. En la lucha entre ambos héroes, Zeus/Júpiter pregunta a Juno qué espera de la guerra y le prohibe participar nuevamente en ella. Hera/Juno acepta que había persuadido a Iuturna de ayudar a Turno y cede a abandonar la guerra. Sin embargo, pide que cuando los troyanos se unan a los latinos, desaparezca el nombre de los primeros. Zeus/Jupiter accede y envía una furia a retirar a Iuturna de la batalla. Eneas acosa a Turno y éste comienza a sentir temor. Turno le pide que le perdone la vida tomando a Lavinia. Eneas estaba indeciso hasta que cuando ve que Turno tenía armas de Palante. Lleno de furia, le da el ataque final. Muerto Turno, cae su poderosa ciudad y Eneas se casa con Lavinia, quienes tienen un hijo, Silvio.

Eneas, como muchos otros héroes fue guiado por los hados del destino; sobre sus actos pesan la imposición que los dioses tenían para él; no fue cobardía abandonar y escapar de la acabada Troya; en él se encontraba la herencia de la ciudad caída. Tampoco fue maldad abandonar a Dido, provocando la muerte de la reina de Cartago; la lucha con los latinos y rútulos fue provocada por los dioses; así en Eneas se justifica su constante lucha, debía hacer todo eso y más para desposar a la destinada Lavinia, para que su decencia Ascanio/Iulo (con Creusa) y Silvio (con Lavinia) fueran el tronco de la aristocracia romana. Eneas, a semejanza de Odiseo/Ulises fue un simple títere de los dioses, que lo llevaban de un lado a otro, sin permitirle terminar su viaje; pero como Aquiles era un semidios, y sobre él, más que en simples mortales, los dioses habían hecho sus planes. Por ello Eneas representa seguir las metas, no importa cuantos desvíos y curvas, subidas y bajadas, tenga el camino, el final ya está dicho; por otra parte, la meta puede estar establecida, pero como se alcanza es muchas veces el problema real, ‘todos los caminos conducen a Roma’, reza la frase, pero no todos son iguales, los hay más difíciles, los hay más sencillos, el como se recorre ese camino es lo que muchas veces marca lo que somos y lo que nos volveremos; el tamaño de la meta emprendida depende muchas veces también de como la alcanzamos.

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Anquises representa al anciano cuya salud le ha limitado las acciones, pero que tiene las respuestas que da la edad; ante la profecía de fundar una nueva ciudad, primero van a Creta, de donde son los primeros reyes de Troya; pero finalmente entiende que la familia de los dardanos proviene de Italia y hacia allá enfocan el viaje. Tras su muerte sigue dando mensajes a su hijo de su glorioso de su destino; por ello Anquises actúa siempre como el padre que guía al hijo; lo apoya en sus luchas y le recuerda las metas planteadas, aunque estas sean las impuestas por otros.

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Ascanio, el hijo troyano de Eneas fue puesto en los cielos en 1977, dando nombre al asteroide número 12649. Entre los romanos se le llama Iulo (Julio) y se le pone como antecesor de la familia Julia (la primera dinastía del Imperio Romano).

Ascanio siempre tuvo el papel de apoyar a su padre en la lucha por las metas; así en estos tres tenemos a: Eneas quien trata por todos los medios de alcanzar una meta, y su padre e hijo que lo empujan y apoyan en la misma, pero desde generaciones distintas, aunque la meta impuesta no se la planeó el propio Eneas. Todos son de alguna forma indicativo de que las metas no son cosa a corto plazo, sino que pueden llevar generaciones; los padres siempre tratan de dar lo mejor para sus hijos, les imponen el estudio y el trabajo arduo como forma de progresar, y esas mismas ideas pasan a los hijos y nietos; la construcción de una casa, una empresa, una familia, no es cosa de ratitos, no se ven los logros mañana, sino que requieren mucho trabajo, lucha y constancia, habrá desvíos y atajos, demoras y percances, pero el alcance de las metas siempre es cosa de largo plazo, es al final de nuestras vidas que uno se puede plantear la pregunta si alcance las metas de la juventud, y si realmente tuve la vida que esperaba, si realmente hice el esfuerzo suficiente para llegar a donde esperaba estar.

Grandes Cuentos de Hadas (9) La Bella y la Bestia

Hace casi dos años inicie está serie, pero el colapso de la computadora y la perdida de mucha de la información me dio tanta rabia que simplemente la deje de lado y seguí con otros temas. Aunque no pretendo terminar estos temas en las próximas entradas, si voy a retomar poco a poco estos clásicos de la literatura infantil y a lo largo de lo que queda del año tratar de culminar esta serie, cuyo inicio se dio con ‘Caperucita Roja’ y finalizara con el más grande cuento de hadas.

Los clásicos de los cuentos de hadas suelen terminar con un beso; ‘Blancanieves’ y la ‘Bella Durmiente’ despiertan de su sueño de muerte por un beso y la ‘Cenicienta’ es rescatada de su infierno cuando el Príncipe soñado le calza la zapatilla encantada. En todos estos cuentos el novio pasa por distintas pruebas para llegar a la amada; nadie duda de su amor por la joven, desde el Príncipe de Blancanieves que recorre los bosque y lucha contra osos y otras bestias hasta llegar a la joven enterrada en el ataúd de cristal, pasando por el Príncipe de la Bella Durmiente que atraviesa campos de espinosa zarza ardiente, o el Príncipe de la Cenicienta que recorre casa por casa, pueblo por pueblo buscado a la chica de la zapatilla de cristal. En todas estas versiones el cuento termina en este punto. La chica que aprendió todo lo que pudo en su destierro en el bosque con los enanos (gnomos); o al cumplir los dieciséis años y se vuelve mujer es sumida en un sueño por cien años y sólo puede esperar, el único conocimiento que le falta a la joven durmiente es el se volverse mujer; o todo los castigos y vejaciones a la que fue sometida Cenicienta terminan en ese instante y tenemos la celebre frase ‘viven felices por siempre‘.

Pero a nadie le importa si la joven realmente ama al Príncipe (salvo en el caso de Cenicienta), las otras dos simplemente se despiertan y ahí está la solución de su vida, el hombre perfecto que la va a amar y proteger; no importa nada más. Ella ni siguiera puede opinar si el chico es de su agrado, si le gustaría que fuera rubio, moreno o pelirrojo; más alto, o más bajo; más delgado o del tipo deportista, no importa si es un asesino de dragones, o simplemente un muñeco de torta cuya función es decorativa en el gobierno de su país; nada de eso importa, ella como en antiguas tradiciones es entregada a su futuro esposo, le guste o no; es simplemente un arreglo al cual ella debe cumplir, y de paso sonreír.

La Bella y la Bestia entra en otra etapa de la historia; no nos cuenta en noviazgo y las campanas de boda; nos habla de lo que ocurre después, cuando la chica llega al hogar donde vive su marido; de la noche de boda y de lo que ocurre en la cama; del día a día con el mismo ser con que se ha casado. Y en esta etapa el compañero de vida resulta ser una bestia, un monstruo cuya apariencia hace temer a todos los que lo contemplan. La chica es entregada a la bestia por su propio padre; en pago y compensación; como en las culturas tribales donde el padre de la joven ‘vende’ a su hija y el futuro marido ‘paga’ una dote por ello.

Aunque existen muchas versiones, la más conocida es la de escritora francesa Jeanne-Marie Leprince de Beaumont (1756), una versión muy abreviada de la original novelada de otra coterránea Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve (1740). Siendo la versión de Beaumont en forma de cuento la versión que goza de mayor fama y es la base de casi todas las versiones o adaptaciones posteriores.

La versión de Beaumont

En la versión clásica más famosa tenemos a un rico mercader que tenía tres hijas. Dos de ellas eran presuntuosas y vanidosas, y la menor, a la que por su belleza llamaron Bella, era, sin embargo, humilde y bondadosa (aquí no hay mucha diferencia con la Cenicienta). Muchos pretendientes tuvieron las tres chicas, y mientras las hermanas mayores rechazaban con desplantes a los pretendientes, Bella los atendía y rechazaba cortésmente. Al igual que en Cenicienta, el mercader pierde su fortuna y con ella el interés de los pretendiente en las chicas. Un día llega la noticia de que un barco del mercader a regresado a puerto con mercancías y él parte al puerto para ver si es cierta tal fortuna. Las hijas mayores piden joyas y vestidos, y Bella señala que le basta con una rosa. Pero apenas con lo llegado pudo pagar las deudas acumuladas y regresa a casa descorazonado. Atrapado el mercader en una tormenta encuentra refugio en un castillo que parece deshabitado. En el sitio come, bebe y pernocta y al despertar, antes de retirarse ve en el jardín un hermoso rosal y decide llevarse una rosa para Bella. Apenas corta la rosa aparece el señor del castillo y resulta ser una bestia que le señala que tras haberle dado: comida, bebida, cama y ropas limpias, todavía se atreve a robarlo; y ello se paga con la muerte.

El mercader explica su motivo y pide perdón; la bestia le perdonara la vida con la condición de que una de sus hijas ocupe su lugar. Al llegar a casa entrega la rosa, explica los hechos en el puerto y lo ocurrido en el castillo, y su promesa de enviar a una de sus hijas. Bella comprendiendo que es la responsable del robo decide aceptar y cumplir el trato, ante el dolor de su padre. Bella viaja con su padre y al llegar al castillo donde espera su muerte se despide de su padre, y este regresa a su casa con la amenaza de la bestia de no volver nunca más. Pese a su miedo, Bella no es asesinada, sino que es tratada por la bestia con respeto y cordialidad. Los meses pasan y Bella extraña a su familia, la bestia le permite contemplarla en un espejo mágico (como en Blancanieves) y contempla a su padre enfermo. Bella suplica a la bestia que le permita volver donde su padre para cuidarlo; la bestia acepta y le da permiso por siete días, o de lo contrario él morirá.

Ya en casa ayuda a curar a su padre, que enfermo de tristeza, pero sus hermanas, ahora casadas con humildes hombres, contemplan a Bella vistiendo finas ropas y llevando hermosas joyas. Tras escuchar la historia de Bella, ellas traman un plan para que Bella no regrese a tiempo y salve a la bestia, para así ellas poder luego robar los tesoros del castillo de la bestia. Cuando Bella se da cuenta que ha roto su promesa ella regresa corriendo al castillo y encuentra a la bestia muriéndose, ella le suplica que no se muera, que lo ama y que quiere ser su esposa. En ese momento se rompe el hechizo y la bestia se transforma en un príncipe, había sido transformado en bestia por una malvada bruja, para que ninguna mujer se casara con él.

La obra de Beaumont transformó la novela de Villeneuve en una versión que recuerda la estructura de los cuentos de hadas tradicionales y la vuelta que le dio a la historia cambiaba mucho del sentido que la versión original que Villeneuve tenía. Entre las diferencias más importantes tenemos quién era el hada o bruja mala del cuento; que no se explica en el cuento más tradicional de Beaumont. En la versión de Villeneuve, Bella era hija del hada mala con un rey, y este para proteger a su hija de la madre, que deseaba matarla (la madrastra de Cenicienta y Blancanieves), el rey la entrega a un mercader para que la críe como una de sus hijas. Por su parte el Príncipe, huérfano de padre, es puesto por su madre al cuidado de un hada (la madre de Bella). Cuando el Príncipe crece, el hada mala desea convertirlo en su amante, pero al este rechazarla, ella lo transforme en bestia. La mayoría de la historia se diluye en extensas guerras entre hombres (reyes) y hadas; y era una crítica al papel de la mujer de la época a ser entregada como mercancía a su futuro esposo.

El alma persiguiendo al amor

Aunque antes de Villeneuve hay varias versiones menos densas, el origen de la historia se remonta al mito griego de Eros (Cupido/Amor) y Psique (Alma). Las correspondencia entre ambas historias son muchas veces más que evidentes:

Eros y Psique La Bella y la Bestia
Semejanzas y diferencias
Psique tiene dos hermanas, que no son tan agraciadas como ella. La Bella tiene dos hermanas que son descritas como mezquinas y orgullosas, mientras ella es todo lo contrario a su hermanas.
Su belleza molesta a la diosa Afrodita/Venus quien ordena a su hijo (Eros/Cupido/Amor) que la chica se enamore del monstruo más horrible que exista. Pero el chico se enamora de la joven. Tras perder su fortuna el padre de Bella llega a un castillo, donde es bien atendido hasta que roba una rosa. Por tal acto debe entregar a su hija, para salvar su vida.
El padre de Psique consulta al oráculo por qué su hija Psique no se casa y este le señala que está destinada a ser la esposa de un monstruo.
Psique es llevada por su padre a un monte donde es transportada por un dios viento a un palacio encantado con sirvientes invisibles. La Bella es llevada por su padre a un castillo encantado donde habita una bestia y el castillo es atendido por fantasmas
A Psique se le pone la condición de nunca ver a su marido. Bella vive en el palacio con la condición de nunca abandonar a la bestia.
Psique visita a su familia y sus hermanas que están casadas con esposos que no aman, ellas le aconsejan de matar al monstruo/dragón que es su marido Bella regresa a cuidar a su padre y sus hermanas, por su pobreza, casaron con hombres de bajo nivel social, a los que no aman. Ellas la engañan para que no cumpla el trato de volver con la bestia pasado siete días y provocar su muerte
Psique de regreso una noche con una lampara para poder ver y un puñal, sigue el consejo de sus hermanas, para descubrir al ser más hermoso de la creación y en su sorpresa derrama aceite hirviendo de la lampara sobre su esposo, ante lo que este huye. Psique busca a su esposo y su suegra al enterarse del daño a su hijo castiga a Psique a realizar tres pruebas imposibles
Psique vence en las tres pruebas con ayuda de enviados de su esposo. Al final se reconcilian y ella es llevada al Olimpo, donde se le concede la inmortalidad. Bella regresa al palacio y declara su amor a la bestia moribunda que se transforma en un apuesto príncipe.
*** ***
Tras ser abandonada por su esposo, Psique rebela quien era su esposo a sus hermanas diciéndole que el monte espera el viento para llevar a las que quieran ocupar su lugar, ellas corren al lugar y se lanzan al precipicio Las hermanas son transformadas en estatuas para mirar siempre la felicidad de Bella con el príncipe.

En la versión de Apuleyo, incluida en su libro ‘El Asno de Oro‘ (también conocido como Metamorfosis), la historia de Eros (Cupido/Amor) y Psique (Alma) tenemos un clásico más vinculado al aspecto filosófico. El amor como concepto es buscado desesperadamente por el alma; y para alcanzar la felicidad, el alma debe atrapar al amor. Para ello, como en todo clásico cuento de hadas, Psique debe superar tres pruebas, tres pruebas que recuerdan las puestas por la madrastra de Cenicienta a la chica para que pueda ir al baile; tres pruebas que Cenicienta vence con la ayuda de distintos animales, hormigas para separar los granos, aves para traer agua, etc.; igual ocurre con Psique.

La última prueba de Psique es descender al Hades para buscar una caja que contiene una crema de belleza para la diosa Venus. Psique para recuperar su belleza ante tanto sufrimiento y estar lista para recobrar a su esposo abre la caja y usa algo del ungüento, que es veneno en realidad. Aquí se recuerda por un lado el mito de la caja de Pandora, pero por otro es la Bella Durmiente que se pincha con el huso, o a Blancanieves que come la manzana envenenada. La muerte es el límite que marca y separa el pasado del futuro, la ilusión de la realidad; el ser anterior del nuevo, es en si la transformación del alma. Psique casi muere y es rescatada en el último momento por Eros, que regresa a buscarla; igual ocurre con la bestia, que casi muere y es rescatado en el último instante por Bella; es dejar de ser la bestia ante los ojos de la joven para poder volverse en el guapo príncipe; el exterior horrendo cubre la belleza interior y el amor representa esa búsqueda de la belleza y por ende de la verdad. En el simbolismo de mito, el alma persigue al amor, y el amor es bello; para alcanzar lo bello se requiere adquirir el conocimiento; las pruebas que atraviesa el alma para alcanzar al amor, son pruebas para el saber y el aprender.

Otras Versiones

Estas pruebas impuestas a Psique no aparecen en el clásico de Beaumont, pero si aparecen en otras versiones; por ejemplo en el cuento de ‘Juan mi Erizo’, tenemos una versión que combina las historias de ‘Pulgarcito’ y ‘La Bella y la Bestia’. Aquí tenemos a una familia de campesinos muy pobres que no tenían hijos, fue tal su deseo que lo amarían aunque fuera un erizo, y eso es lo que recibieron (como los cuentos de ‘Pulgarcita’ y de ‘Pulgarcito’, que lo amarían sin importar su tamaño).

Tras crecer el hombre-erizo se fue y alejado del mundo construyó su hogar en un bosque, bosque al que llegó un rey extraviado (como el mercader de La Bella y la Bestia); en pago por sacarlo del bosque el erizo pidió al primer ser que lo recibiera a su regreso. El rey que siempre era recibido por su perro acepto el trato, pero su desaparición había angustiado a su hija y esta fue la que corrió a recibirlo. Cuando el Erizo fue por su pago, la princesa debió cumplir con lo pautado y fue con el Erizo. En la casa del Erizo la joven tuvo miedo de sus púas, pero él le dijo que no se preocupara; en la oscuridad de noche en Erizo entró y se quitó la piel de púas y en forma humana se acostó con la princesa; una noche mientras dormía el amante, ella agarró la piel y la arrojó al fuego; el hombre despierta y huye (‘Eros y Psique’); la princesa al igual que Psique debe recorrer el mundo buscando de nuevo a su esposo, cuando por fin lo encuentra se rompe el hechizo que lo convertía en bestia.

Esta versión es más común en la forma inversa, esto es que en vez del novio animal, tenemos a la novia animal. Los cuentos europeos referentes a Selkies refieren situación similar; las mujeres focas se quitan su piel en la tierra; el pescador les esconde la piel y ellas se ven obligadas a casarse con el pescador; hasta que en un descuido del pescador ellas recuperan su piel de foca y escapan para nunca volver. O en versiones de Hadas que se emparejan con mortales, siempre que el mortal no revele su secreto, acción que al final no cumple y el hombre pierde a la esposa. Estas historias de reflejan muy bien en el cuento africano de ‘Seetetelané’.

Quizás las más conocida de estas historias de novia animal es el clásico ruso de ‘La Rana Zarevna‘ (La princesa rana) de Alekandr Nikoalevich Afanasiev. Como en el cuento del Erizo, el zarevich (príncipe) Iván debe casarse con una rana. En las noches la rana abandona su piel y se vuelve una hermosa joven; Iván aprovecha un descuido de su esposa y quema la piel de la rana, perdiendo a la amada, quien le recrimina no haber esperado una noche más para romper el hechizo; igual al caso de la princesa de ‘Juan mi Erizo‘; Iván debe que recorrer medio mundo para encontrarla.

No tan evidente, pero en el mismo grupo de historias tenemos a ‘La princesa y el sapo‘ o ‘El Príncipe Rana‘ (en español se usa el sapo para indicar macho, pero el animal correcto es la rana, que es femenino en el contexto español). Aquí la historia ha llegado a la simplicidad más básica para niños; es una historia de responsabilidad y palabra; como ocurre en ‘La bella y la Bestia’, y en tantas otras versiones. En este cuento una princesa pierde una pelota en un estanque y el sapo/rana le dice que se la saca si lo lleva con ella al palacio. La niña acepta, pero no cumple su parte, por ello el sapo/rana la persigue y es rey (padre de la joven) que le recuerda que dar una palabra es una cuestión de honor. La niña de mala gana acepta y termina aceptando al sapo en su alcoba, donde finalmente se cansa y lo lanza fuera, el sapo/rana le dice que él sólo quería ser su amigo; y ella arrepentida por su actitud le da un beso para hacer las paces, transformándose el sapo en un príncipe.

Menos evidente en el contexto del novio animal tenemos la historia de ‘Blancanieves y Rosaroja‘ de los Hermanos Grimm. En esta versión dos niñas, Blancanieves y Rosaroja, se hacen, en invierno, amigas de un oso, que viene a su cabaña a calentarse en la chimenea; en el verano el oso dice que tiene que ir a tratar algunos asuntos. Ese verano las chicas encuentran a un duende que siempre está en algún aprieto, y al que rescatan muchas veces; al final el oso acaba con el duende y recobra su forma humana. Había sido hechizado por el duende y él había puesto las trampas al duende para atraparlo, pero las chicas sin querer lo liberaban en cada oportunidad. El duende era quién había convertido al príncipe en oso, para así robarle su tesoro.

Otra historia de Osos involucra al diablo mismo; en ‘Piel de Oso‘ un joven soldado al terminar la guerra regresa al hogar, pero sus padres ya habían muerto y sus hermanos decían que sólo sabía matar y no servía para trabajar el campo. Triste y abandonado el joven se fue por esos caminos hasta que se encontró con el diablo; este le ofreció una piel de oso, que sería abrigo y entre sus bolsillos siempre habría monedas. A cambio durante siete años no podría quitarse el abrigo, lavarse, cortarse el cabello y la barba, si sobrevivía sin romper el trato esos siete años sería libre del acuerdo; caso contrario su alma sería suya. El joven aceptó y durante siete años mantuvo la piel sobre su cuerpo, no se bañó, afeitó, cortó su pelo y uñas.

Aunque en las posadas estaban reacios a recibirle, las monedas siempre abrían la mesa y la cama. En una última posada Piel de Oso encontró a un hombre muy angustiado, y este le contó de sus problemas económicos, Piel de Oso le entregó la cantidad de monedas que necesitaba y el hombre agradecido le ofreció por esposa a alguna de sus tres hijas. En la casa del hombre las hijas mayores se asquearon de la propuesta, pero la menor aceptó el trato y como traje de bodas se puso un traje negro y la mitad de un anillo de bodas entregada por el futuro marido. Piel de Oso viendo que llegaba el momento de devolver la piel regresó al camino, guardó suficiente dinero y devolvió la piel al diablo. De regreso al pueblo se bañó, limpió, compró ropa nueva y se presentó en la casa de la prometida. El anciano creyéndolo un general el ofreció por esposa a una de sus hijas, las mayores corrieron a cambiarse, pero el entregó el resto del anillo a su prometida, quien se alegró. Las hermanas molestas al conocer el resultado se suicidaron luego y sus almas pecadoras se las llevó el diablo.

Las principales versiones se incluyen a continuación:

La Bella y la Bestia

Novio Animal

Novia Animal

Simbolismo del cuento clásico

En principio gran parte del cuento recuerda la historia del Flautista de Hamelin, que gira sobre el acto de incumplir promesas; pero aunque ‘La Bella y la Bestia‘ tiene que ver con el cumplimiento de promesas como eje conductor del cuento; y tenemos que este punto se repite en al menos tres oportunidades: (1) En la primera parte, el padre/rey/mercader promete pagar su deuda, pero el pago no lo hace el mismo, sino que es su hija Bella/Psique es simplemente una mercancía que se transfiere. (2) La segunda parte Bella/Psique promete cumplir tal o cual promesa, y rompe la misma; en Psique descubriendo que el monstruo con que esta desposaba es un bello mancebo pero traicionado con ello la orden del marido; en Bella no volviendo a tiempo, tras visitar a su padre. (3) En Psique y otras versiones hay una tercera promesa, la de someterse a pruebas para recobrar al amado perdido; pruebas como en el caso de Psique que debe ir al infierno y traer una caja con una crema de la belleza, pero ella no debe abrirla (al igual que el mito de la caja de Pandora).

Pero si se observa bien el cuento, realmente lo que describe no es el acto tan común de otros cuentos de hadas, el noviazgo, donde los novios luchan para mantener su amor sobre las causas que lo separan, hasta que finalmente logran su propósito, se casan. Aquí el cuento (La Bella y la Bestia) y su antecesora en el mito (Eros y Psique) nos hablan simplemente de una boda arreglada y lo que ocurre tras la boda; observemos bien a los personajes y notaremos los detalles que demuestran esta afirmación.

El primero tiene que ver con el Padre de la heroína; El papel del padre/rey/mercader es siempre el que entregar por tal o cual circunstancia a su hija menor. En ese proceso ha recibido un pago por tal hecho; la bestia le entrega joyas, vestidos, dinero y una rosa para que lleve a sus hijas, a cambio de una de ellas; en Juan mi Erizo el rey debe entregar a la primera persona que lo reciba al regresar a salvo del bosque; en Piel de Oso, el mercader por poder pagar sus deudas agradece a su salvador con la entrega de una de sus hijas al hombre de descuidada apariencia. En el mito de Eros y Psique, el rey no recibe pago, sino que cumple deseos del oráculo. En todos los casos tenemos al padre que en una boda entrega a su hija a otro hombre, y que a ojos del padre este otro hombre es una bestia, por arrebatarle su bien más preciado, el amor de su hija. Su papel se limita a llevarla a la casa de la bestia, y es el mismo papel que hace un padre cuando entrega su hija en el altar de boda. El pago que recibe el padre es la dote con que el esposo ‘compra’ a su mujer; algo muy común en tradiciones orientales y que en occidente fue desapareciendo desde la antigüedad a nuestros días, y por ello es difícil asimilar que el cuento trata de una boda, la luna de miel y luego de la luna de miel.

Excepciones a estas versiones, una es el papel del Rey en el Príncipe Rana, aquí Rey hace el papel de cualquier padre que guía por el buen camino a su hija, aún niña y por crecer ; y en Blancanieves y Rosaroja no existe esta figura ya que se trata de niñas y no de jóvenes casaderas.

Las dos hermanas de la novia cumplen el mismo papel simbólico que las hermanas de Cenicienta, mientras Bella y Psique son hermosas, buenas, responsables y amables; sus hermanas son todo lo contrario. En Cenicienta las dos hermanas representa lo físico y lo mental; Bella y Psique representan al alma y lo espiritual. La muerte de las hermanas representa que por encima de la carne y las ideas, prevalece el espíritu inmortal. En la versión del Príncipe Rana, no tenemos hermanas ‘malas’; se trata de una sola niña que debe aprender que las apariencias (lo físico) y los caprichos (ideas) deben ser superados por la bondad, el entendimiento y el arrepentimiento (lo espiritual).

Pero fuera de ese simbolismo alquímico, el papel de las hermanas mayores es la de preparar a la menor para su primera noche de bodas; así independiente de su origen, princesa, hija humilde o de alta cuna, Bella es la heroína y su historia es una historia de aprendizaje. Toda novia debe en algún momento conocer a su esposo; un ser que es descrito por todos, padre, madre y sus hermanas, como una bestia, que en la noche de bodas la destrozara y partirá, que la usara para satisfacer sus bajos instintos y placeres personales, y ella solo puede resistir ese ataque; que la hará sangrar y le producirá gran dolor. Así a toda novia primeriza, sobre todo en esos sitios más tribales y en aquellos otros tiempos más antiguos, era entregada a un marido desconocido; su madre y hermanas mayores la han preparado con sus propias experiencias, y estas no han sido muy diferentes a lo descrito, ellas fueron entregadas como objetos y eso mismo pasara a Bella y a Psique, que deben resistir todo eso, ya que su única meta en la vida es ser madre de los hijos del marido (la bestia); ella no puede negarse a acostarse con el futuro esposo (la bestia), que ya ha pagado la dote, y ya la ha comprado.

Pero no todo termina aquí, en oposición al cuento de Barba Azul, donde un caballero termina siendo un terrible monstruo; en La Bella y la Bestia, Bella aprende a conocer a su ‘marido’, no hubo noviazgo previo para que se conocieran; su primer encuentro fue en la cama, en el caso de Psique. Pero la bestia descrita deja de serlo poco a poco con el tiempo, en el transcurrir de los días, semanas, y meses, la bestia ya no es ese monstruo antes desconocido y al que se temía. Bella descubre que ella no es solo un objeto decorativo, su marido realmente la ama, por eso la ‘compró’ a ella por sobre otras opciones, y ella, con el tiempo, aprende a amarlo. Las relaciones de esos matrimonios concertados terminan con el paso del tiempo aprendiendo a conocerse y muchas veces el amor surge, ya no como esos flechazos a primera vista que nos ha dado el cine occidental, sino que es producto de ese día a día. La historia de Bella no es sólo la de un matrimonio concertado, sino también transmite la esperanza de que el amor al final llegara, incluso en esa circunstancia. Y ese proceso es el que permite el cambio de bestia a príncipe.

Pero hay un personaje en esta historia, uno que no aparece tan evidente en el cuento de Beaumont; el hada mala, y que tiene gran importancia en esta historia de matrimonio arreglado. Ha diferencia de otros cuentos, los malos son castigados, de una u otra forma. Pero en ‘La Bella y la Bestia‘ salvo por que el Príncipe fue transformado en bestia por una hada mala, o por una bruja; ella nunca paga su crimen. Quién es esta mujer que está oculta en las sombras del misterio y es tan temida. Las versiones anteriores nos dan una pista inicial. En la novela de Villeneuve tenemos una primera idea, el hada mala es la madre de la heroína y ha transformado al príncipe en bestia cuando este la ha desdeñado. La boda de la hija menor y el ser despreciada por un joven sólo implica que se trata de una mujer que ha perdido su encanto, la belleza con la que cautivaba a los múltiples pretendientes ha desaparecido en favor de su hija; por ello la chica se vuelve la enemiga, la rival, y como las hermanas describe al futuro marido como un monstruo, un ser que horrible que la romperá cual muñeca de porcelana en la noche de bodas. Es una forma de disminuir a la rival inexperta en el amor, algo sobre lo que ella si tiene experiencia, es hacer que la hija se vuelva más niña y los miedos de la infancia sean reavivados y ella, la madre, sea la única mujer.

Pero existe una segunda versión sobre este oscuro personaje, una que se acerca más a la historia real; en el mito quien ataca a Psique es la diosa Afrodita/Venus; la chica es ahora la nueva diosa encarnada de la belleza; nuevamente tenemos a la mujer mayor siendo reemplazada por la joven adolescente. La diosa ordena a su hijo, Eros/Cupido/Amor que la chica se enamore de un monstruo; pero es el chico quien cae rendido ante la belleza de la rival de su madre y la traiciona, desposándola a escondidas. La traición de su hijo enfurece más a la diosa Afrodita/Venus, y quiere poco menos que encerrarlo y castrarlo por haberla engañado. La diosa como mujer sufre en este punto lo mismo que el Rey/Padre, la perdida de la inocencia de su niño, ella lo sigue viendo como un bebe y no se ha dado cuenta que ya es un hombre. Pero la furia de al diosa no recae sobre su hijo, es sobre su nuera; esa es el hada mala del cuento que no aparece; es la suegra que todos temen; es por ello que la joven, en primera instancia para conciliarse con su futura suegra realiza tareas, hasta en ciento punto humillantes, todo para no perder a su marido; alguien que ha aprendido a amar; y cuya madre puede ser la causa del divorcio.

La amalgama que junta a todos estos personajes: heroína, hermanas, padre y suegra es el novio, de alguna forma víctima inocente de lo que se espera de él. En un primer instante todos los ponen como el malo del cuento; el padre ve en el joven esposo el malvado que le quita a su hija adorada; las hermanas reflejan en él la mala experiencia de sus bodas, la suegra no acepta que su hijo haya crecido y Bella, ignorante, niña y virgen no sabe que esperar de su futuro y desconocido marido. Pero el cuento es un canto a la esperanza, aún en bodas arregladas es posible que surja la felicidad y el amor; el truco es que el esposo/amante/bestia demuestre con sus actos que al igual que Bella, él también tiene miedo, que es al igual que Bella un hombre atrapado en un arreglo comercial entre familias; que para él esa noche de bodas es también su primera vez, con la esposa al menos, y por ello si quiere desmentir a todos, debe demostrar con sus actos que no es una bestia sedienta de sangre y carne; sino un chico, hombre o mayor que busca también algo de amor. También es una enseñanza al futuro marido, para conseguir el amor de su futura y desconocida esposa debe ser amable, compresible, cariñoso, etc., etc., etc.,…

En la versión del novio animal (bestia) tenemos la historia de una boda arreglada, pero en la versión de la novia animal; la historia tiene tres posibles niveles: en todos ellos la novia obliga a una promesa al marido, el incumplimiento de la promesa y lo que sigue lo que da pie a la historia. La primera versión queda perfectamente ejemplarizada en el cuento africano de ‘Seetetelané‘; el marido suele ser pobre y de escasos recursos, casa con un hada y su fortuna se revierte; pero al traicionar a su esposa (contar su secreto, traicionarla con otra, etc.) La mujer/hada lo abandona y al perder toda la fortuna no puede sobrevivir con su antigua forma de vida y muerte de frío y hambre.

En la segunda versión, un poco más trabajada tenemos como ejemplo ‘La historia de una Ondina‘; en este caso cuando el marido pierde a la amada/hada, la busca por todos lados y la consigue para pedirle perdón por su error; pero ya es tarde, ella no puede volver al mundo humano y él vive el resto de sus días solo, o muerte al conocer su suerte. La tercera versión es la de ‘La rana zarevna‘, aquí tenemos las misma versión que el novio-animal; el joven busca a la amada por todo el mundo, como lo hace Psique buscando a Eros. En esta versión tenemos al joven Iván, que es el virgen en este caso y cuya esposa es algo más experta; para recobrar a la joven del tiránico suegro (el demonio Koshchei), el joven príncipe recibe ayuda de la Bruja Baba Yaga. Para ayudar al novio, la suegra ayuda al yerno contra su propio marido.

La versión opuesta estas historias es el cuento de ‘Barba Azul‘; mientras en ‘La Bella y la Bestia‘ tenemos que una bestia no es tal, ya que el amor permite transformar al monstruo en príncipe; en ‘Barba Azul‘, un caballero somete a su joven esposa a una prueba de confianza pero al incumplirla el trato, la esposa revela la verdadera naturaleza del supuesto caballero, que es un verdadero monstruo. Las promesas y sus rupturas son los que mueven estos cuentos; pero lo que ocurre después solo tiene buen final si entre la pareja se ha formado un vinculo de confianza y amor verdadero; si no hay amor, simplemente la bestia interna tarde o temprano aparecerá. La falta de amor en una pareja de recién casados siempre conlleva a traiciones, celos, rupturas e incluso la muerte; y esa es la moraleja de todos estos cuentos.