Cosmogonia 13.- Dioses Romanos (1° Parte) – Los panteones Etrusco y Sabino

Cuando pensamos en dioses romanos imaginamos a: Júpiter, Marte, Venus, Diana, Neptuno, …; sólo por citar algunos de ellos, y para los efectos son un simple renombre de los dioses griegos (Zeus, Ares, Afrodita, Artemisa, Poseidón…), sin la fuerza de los primeros. Jupiter está lejos del ser el conquistador de chicas, Marte, más que un dios iracundo y sin templanza, aquí es en sus orígenes un dios agrícola, Venus deja de ser tan vengativa con rivales y amantes indispuestos a sus avances sexuales; etc.; todos ellos son para los efectos una versión que ha pasado por una especie de censura de lo ‘políticamente correcto’.

Roma, sin embargo, tuvo sus propios dioses y cultos, y durante la expansión de su imperio simplemente absorbieron los cultos de los pueblos conquistados, asociando y vinculando los nombres de sus antiguos dioses a los mitos de estos pueblos absorbidos bajo la sombra de Roma; primero de latinos, sabinos, umbros y etruscos, luego se empaparon de los mitos griegos, hasta hacerlos propios; y esta idea de permitir los cultos foráneos hizo que en Roma fuera abierta a cultos extranjeros como los de: la Cibeles frigia, la Isis egipcia y el Mitra persa, que alcanzaron durante el Imperio una gran adoración, y es esa permisividad lo que toleró la llegada del culto de un carpintero crucificado que promovía la creencia en un único dios. Es en este punto cuando todo se fue para el carajo (para el resto de los cultos se entiende), ya que adorar a uno era más simple y rentable que adorar a muchos, y donde nunca se sabía a cual moléstate para culpar de tu mala suerte.

Hay que señalar que el pueblo romano tuvo sus orígenes por el 750 a.C., terminando su periodo monárquico cerca del 450 a.C.; siguió luego la república, que es cuando ocurrió la expansión de Roma y fue celebre por las guerras punicas (entre 264 a 149 a.C.), y que finalizó con la muerte de Julio Cesar y la posterior toma del poder de Augusto en el 27 a.C.; desde entonces se habló del imperio, que se mantuvo hasta el 395 d.C., cuando el emperador Teodosio lo divide en dos partes; la parte occidental cae finalmente menos de un siglo después en 476 d.C., mientras que el oriente sobrevive unos diez siglos más como imperio bizantino hasta sucumbir a manos de los turcos en el 1453.

El panteón etrusco

Para entender muchas de las divinidades romanas mayores, hay que buscar las raíces en los pueblos vecinos, entre ellos destacan primero los etruscos (quienes se denominaban a sí mismos como rasenna) y que habitaron la región centro-occidental de la Italia actual desde inicios de la edad de hierro (~1000 a.C) compartiendo/compitiendo territorio con pueblos vecinos como los umbrios, sabinos y latinos. Su mayor expansión ocurrió entre el 500 al 300 a.C., llegando hasta casi la actual Venecia y la isla de Córcega. Luego vino su declive y en los dos siglos siguientes fueron derrotados y absorbidos por los romanos, desapareciendo como pueblo totalmente cerca del 100 a.C.

La civilización etrusca tuvo un carácter básicamente urbano, y se desarrollaron siguiendo el modelo de ciudades-estado. No se puede hablar de un país etrusco unificado, ya que, aunque tenían la misma cultura, cada ciudad suponía un reino independiente que seguía sus propias directrices políticas.

La lengua etrusca no tuvo escritura hasta el siglo VII a.C. aproximadamente, coincidiendo con el momento que tomaron contacto con los alfabetos que usaban los griegos y los fenicios, por ello podemos ‘leer’ (deletrear) sus escritos dado el alfabeto adoptado por ellos, y así reconocer dioses y personajes de la mitología clásica tales como: Achle (Aquiles), Achlae (Aqueolo), Achmemrun (Agamenon), Achrum (Aqueronte), Aita (Hades), Aplu (Apolo), Areatha (Ariadna), Aritimi (Artemisa), Atlenta (Atalanta), Atunis (Adonis), Casntra (Casandra), Catmite (Ganímedes) y que los romanos llamaban Catamito; Cel (Gea), Cerca (Circe), Charun (Caronte), Easun (Jason), Ecapa (Hecuba), Ectur (Hector), Elinei (Helena), Erus (Eros), Esplace (Asclepio); Hercle (Heracles), el Hércules romano; Kastur (Castor), Letun (Leto), Meleacr (Meleagro), Metaia (Medea), Nestur (Nestor), Patrucle (Patroclo), Pecse (Pegaso), Pele (Peleo); Perse (Perseo); Phersipnai (Perséfone), Priumne (Priamo), Prumathe (Prometeo), Pultuce (Polux), Semla (Semele), Sisphe (Sísifo), Telmun (Telamon), Urphe (Orfeo), Urusthe (Orestes), Uthiste (Odiseo/Ulises), Thaitale (Dedalo), Vikare (Icaro) y Vilae (Iolao); e identifican al héroe Teseo como Estas; sólo por citar los más conocidos.

Es en este periodo de contacto con las culturas orientales (750 al 600 a.C.) que héroes griegos como Heracles pasaron a formar parte de los mitos etruscos, pero como su lengua no era indoeuropea, tenemos que ocurre que leer las letras no es igual a entender las palabras; lo que ha hecho que se recurra a las representaciones artísticas tanto en objetos, como en pinturas (murales), para conocer los mitos etruscos.

A saber la religión etrusca tenía muchos aspectos comunes a otras culturas mediterráneas, por ejemplo el sacrificar animales a los dioses y ver sus entrañas para predecir el futuro (como griegos y fenicios); un elaborado culto sobre la vida después de la muerte (similar al egipcio); pero a diferencia de los dioses griegos estos no estaban limitados a una forma y condición determinada, podían ser jóvenes o adultos según la historia que de ellos se contara; o bien cambiar de genero sin muchas complicaciones, y no tenían la misoginia que tuvieron los cultos griegos. Además daban mucha importancia al concepto de pareja, y ello explicaría la dicotomía presente en muchos dioses romanos posteriores con igual nombre y diferente sexo: Liber/Libera, Caco/Caca, …, o el Pales sabino, que podía ser varón, hembra o hermafrodita, según el cuento dado. Tenían además muchas diosas madres, y la idea de diosas vírgenes no existía; su diosa Mnerva (de donde viene la Minerva romana) en muchas representaciones etruscas amamanta y es acompañada por sus hijos; era también una diosa del clima, con poder sobre el rayo, y posiblemente una deidad lunar dado que presidía sobre los calendarios; aspectos que nada tienen que ver con su contraparte helénica y con la posterior versión romana.

El panteón etrusco tenía un complejo origen, y sobresalían dos tríadas divinas: una con carácter supraterreno, compuesta por Tinia, Uni y Mnerva, y la otra integrada por los dioses infernales.

Tinia (Tin, Tinh, Tins o Tina) era un dios celeste, y el más alto de la mitología etrusca, comparable en posición al Júpiter romano y al Zeus griego. Era el señor del trueno y el rayo, de las tormentas, el día y el cielo mismo. Bajo del nombre de Veltha (Velthume, Voltumna) se le pone también como un dios de la tierra o los campos, señor de las estaciones, era una deidad ctonica vinculada a los mitos de muerte y resurrección de la naturaleza, y que los romanos latinizaron como Vertumno/Vortumno, el señor de las estaciones y los arboles (frutales), siendo bajo esta apariencia entre los sabinos conocido como Falacro/Falacer, un dios de los arboles (frutales) y de las lluvias, y donde autores modernos lo ponen como un sobrenombre etrusco para dios del cielo, y cuyo culto fue absorbido por Júpiter.

Y hablando de Júpiter, su nombre deriva del dios umbrio Ju-pater (djous/día + pater/padre), padre del día/cielo; su contraparte es Cupra/Kipra/Supra, una diosa de la fertilidad, y cuyo nombre parece derivar del griego Kupria (de donde viene la palabra cobre), y que era un sobrenombre para Afrodita, de quien se decía había tocado por primera vez tierra en la isla de Chipre (de donde viene el nombre de la diosa) y donde habían importantes minas de este metal. El hijo de Venus (Afrodita) es conocido entre los romanos como Cupido, y como muchos dioses romanos vienen emparejados en nombre (Liber/Libera; Fauno/Fauna, Caco/Caca…), así el dios del amor es la versión masculina de esta divinidad umbria arcaica de la fecundidad.

Veltha era una deidad ctónica cuyo culto deriva de un arcaico dios cretense, Velchanos, un joven dios de la vegetación y los bosques, y que en el mito es el hijo de la madre tierra. El mito de Velchanos es semejante al mito sumerio (Mesopotamia) de Tammuz/Dumuzid, dios pastor amante de la diosa Isthar/Inanna, y hermano de la diosa Geshtinanna, señora de la agricultura. El mito de Tammuz paso al mundo griego desde los fenicios y su dios Adonis, un dios eternamente joven que simbolizaba la muerte y la renovación anual de la vegetación. Así tanto el Velchanos cretense, como el Veltha/Velthume etrusco, y su forma latina como el Vertumno, son dioses todos del cambio de las estaciones a semejanza del Adonis fenicio y el Talmuz semita.

En la versión minoica Velchanos es hijo de la gran madre Rea, gran diosa madre de la fertilidad, y luego la tradición griega fusiono al joven dios de la vegetación con Zeus, siendo Creta el sitio donde Rea dio a luz al padre de los dioses, lugar donde esconde a su hijo de la furia de su padre Cronos. Pero en esta fusión Velchanos pierde su aspecto de dios de las cosechas, de moler los granos y fabricar el pan en el horno, aspecto que es más propio de dioses como Ceres, Vesta y Vulcano en la cultura romana; y por eso muchos también ven en Velchanos el origen de Vulcano, a quien los etruscos llamaban Sethlans, pero que igual identificaban con el nombre de Velchans. Velchans/Sethlans era inicialmente un dios de los hornos y luego por su asociación como un dios del fuego paso a ser además dios de la fraguas y herrero, equiparándose con el griego Hefesto; y no deja de ser curioso como la fabricación del poderoso rayo de Zeus quedó entre los griegos en manos de Hefesto y los cíclopes, indicando una posible y antigua relación, todas estas son demasiadas semejanzas y coincidencias para simplemente descartarlas.

El origen antiguo de Vulcano como un dios herrero proto-europeo se registra también en otras culturas, indicando ser anterior al mito romano establecido formalmente. Entre germanos y escandinavos existe un dios llamado: Wayland (inglés) quien fue un dios herrero atrapado en la tierra y esclavizado por un rey, Wayland se venga matando a los hijos del rey y luego escapó con ayuda de un cisne; se le describe igual de deforme que Hefesto y un creador de armas mágicas para héroes y reyes; y como el dios griego, es separado de Olimpo por su apariencia deforme. Como Weland (inglés antiguo) se menciona al herrero creador de la armadura del héroe Beowulf; aparece como: Völundr y Velent (en sagas islandesas y nórdicas), Wiolant (antiguo alto alemán) y Gallant o Galans (Francia), y que el latín medieval se deletreaba Guielandus. Guillean (y era pronunciado ‘whallin’ o ‘wellin’), y es el creador de las armas y armaduras mágicas del héroe irlandés Cuchullain. Hay incluso algunos que señalan que el famoso mago Merlín de la gesta Arturica, entre las lenguas gaelicas (escocesas, irlandesas) era Melinus (y se pronunciaba Welinus), y la famosa isla de Avalón, donde se forjó la espada Excalibur, es una forma corrupta del gaélico ‘hy Guiellean’ (pronunciado ‘a Wulan’ = ‘Isla de Wayland’).

La esposa de Tinia/Veltha era Uni, una diosa de la fertilidad, sobre todo de lo relacionado con el campo, más parecida aquí a la Ceres romana. Su poder era tan grande que tenía al igual que su marido la capacidad de lanzar rayos; además su culto no estuvo limitado al pueblo etrusco, sino que fue adorada por sabinos y umbrios, y estos últimos la identificaron con su diosa Cupra. Fue su condición de diosa suprema del panteón etrusco y esposa de Tinia lo que hizo que pasara al panteón romano como Juno, la esposa de Júpiter; y es durante el periodo de encuentro de la cultura etrusca con las culturas orientales (griegas y fenicias) y su identificación con Hera, que Uni se volvió también una diosa de la maternidad, el embarazo y el parto; papel que correspondía a otra diosa etrusca, Thalna (Thalana, o Talna) y cuyo nombre parece venir de la hora griega Thallos/Talos (crecer) asociada a la primavera, o de la gracia Talia (florecer).

Thalna era una diosa de los partos, equiparable a la Ilitía griega, o a la Lucina sabina. Suele ser acompañada en esta labor por otras dos diosas: Ethausva y Thanr; las tres representadas normalmente con alas, similares a ángeles (es de esta cultura es que asociamos a los ángeles con alas, en la cultura hebrea original se les representan igual que simples hombres, pero en la cultura etrusca se ponen alas en aquellas deidades que tienen conexión con el inframundo). Las representaciones conocidas de estas tres diosas son ayudando a Tinia a dar a luz a Mnerva y a Fufluns; mitos seguramente absorbidos del mundo griego, cuando Atenea emerge de la cabeza de Zeus y Dioniso de su muslo respectivamente.

Ethausva suele ser además identificada como una forma de Hestia (de la que parece tomar el nombre), esto es que era además una diosa del hogar y señora de las matronas; mientras que de Thanr, cuyo nombre traduce ‘escases’, y opuesta a la sabina Ops (abundancia), no hay mayores referencias para poder identificarla con alguna diosa griega o romana; pero el número tres recuerda a las Morias/Parcas (diosas de destino), que se presentaban ante el recién nacido a dar sus dones, así que Thanr, no sólo es una diosa del parto, sino (dado su nombre) es también posiblemente una diosa del destino, similar a Atropos, quien con sus tijeras corta el largo del hilo de la vida, y que entre los etruscos era llamada Athrpa, una de las tantas diosas del destino, pero aquí en vez de tijeras, ella sostiene un martillo y un clavo, indicando con ello que lo dictado no puede ser cambiando, y que quedaba fijo en la pared.

Tinia y Uni formaban una tríada con Mnerva (conocida también como Menrva, Menerva, Mera o Merva), triada que paso al mundo romano (Júpiter, Juno y Minerva) como la tríada capitolina (por la colina de igual nombre) y que era adorada por la clase patricia gobernante. Mnerva era uno de los dioses etruscos con poder sobre el rayo, siendo así una diosa atmosférica y a su vez de la fecundidad; ella es representada como nodriza y quien amamanta a los demás dioses. Mnerva era la diosa de las artesanías, artesanos y gremios comerciales; fue la mecenas de las artes y el aprendizaje, del grabado, el tejido, la pintura, la escultura, el teñido, el hilado, de los maestros y estudiantes, lo que también le valió ser una diosa de la curación. Tenía un papel mántico (premonitorio), y bajo este aspecto era llamada Nortia (Nartia, Nurtia, Nursia o Nyrtia), otra diosa del destino, que al igual que Athrpa sostiene un clavo y martillo. En Mnerva su carácter como una diosa de la guerra no ocurrió hasta que fue identificada con Atenea. Es en estos mitos donde se la describe apoyando los grandes héroes; incluso en la versión etrusca es la compañera de Hercle, y ambos fueron padres del dios Maris.

En Maris algunos ven el origen de Marte, (Mars en la lengua inglesa) pero salvo por la semejanza del nombre no hay relación con el dios de la guerra. Maris es representado siempre como un niño, aparece en escenas que representan un rito de inmersión para asegurar su inmortalidad, (similar al mito griego de Tetis sumergiendo en las aguas de Estigia a Aquiles para hacerlo invulnerable). Maris era un dios de la fertilidad y la agricultura, representado como un niño pastor; era quien advertía de las plagas de ratones que se comían las cosechas (y también quien las enviaba). Y mientras Maris cuidaba los campos, Selvans era el guardián de los bosques y sus límites; y dado los peligros de los bosques, se le atribuye también funciones psicopompas, conduciendo las almas de aquellos que caen es sus dominios. Selvans se le representa como un joven con un sombrero hecho de cabeza de jabalí. Selvans apareció entre los cultos etruscos por el siglo V a.C.; siendo un dios posiblemente prestado del Silvano de los pueblos latinos, (deidad tutelar de campos y protector del bosque).

Hercle, por otra parte, es puesto entre los etruscos como hijo de Tinia y la mortal Alchumena (Alcmena); y a diferencia de la versión griega donde Hera persigue al héroe incansablemente, en la etrusca tenemos una Uni favorable al semidiós, y para hacerlo inmortal la diosa le permite mamar de su pecho (siendo este ya un adulto), volviéndose así en la madre adoptiva el héroe; y con este acto Hercle fue entonces el primer hombre elevado a la divinidad a través de sus obras, y los aristócratas etruscos intentaron identificarse con esta ascensión.

Hubo varias diosas lunares (similar al mundo griego), la forma más conocida es Losna (la Selene etrusca) y estaba asociada a las mareas, y por ello algunos la relacionan como protectora de los puertos marinos (similar a la diosa Leucotea, que no sólo era una diosa marina, sino también era identificada como una diosa lunar). En otros lados a la luna se la llamaba Tiv (Tiu, Tivr, Tiur) y aquí estaba posiblemente más identificada con la Diana romana. El compañero de Tiv es el dios solar Usil, al que equiparan al Helio griego, o con el mismo Apolo.

Con Catha (Cavatha, Cavtha, Cath, Cautha) tenemos una versión femenina del sol; y es frecuentemente emparejada con el dios etrusco Fufluns (el Dionisos/Baco etrusco). Catha es puesta como hija de Usil, eso hace también que se la vea como una diosa lunar, o como una diosa del amanecer, papel que tenía la diosa Thesan, la diosa de la aurora (la Eos etrusca). La relación entre ambas diosas es más que sólo coincidencias, tanto Catha, como Thesan son diosas del parto (por eso de traer la luz), ambas tienen vinculación con el inframundo (vienen de la oscuridad), son diosas de la adivinación, y como muchas diosas de submundo etrusco se les representa con alas en la espalda. Thesan a sobrevivido en el folklore local como la hada Tesana, quien visita a los jóvenes antes del amanecer y los bendice para que tenga buena fortuna ese día. Tanto Catha, como Thesan, suelen ser representadas entre los dioses Usil y Nethum, indicando al sol que se levanta en oriente, mientras que la costa de los etruscos esta en el poniente. Así el origen del culto fue traído de otras tierras (posiblemente de Umbria), o incluso de la cultura minoica, ya que Catha también tiene semejanza con Pasífae, la madre del Minotauro y de Ariadna/Areatha (esposa de Dionisos/Baco/Fufluns). Pasífae era una hija de Helios (el sol) y fue adorada como una diosa de los oráculos y lunar, además de ser una bruja como su hermana Circe; aspectos todos que se le ponen a la diosa etrusca Catha.

Fufluns era el dios de la vida vegetal, la felicidad, el vino, la salud y el crecimiento en todas las cosas (similar al cretense Velchanos); su equivalente romano es Liber, pero al ser identificado con el Dionisos griego, los etruscos lo hacen hijo de la mortal Semla (Semele) y el dios Tinia, y le dan por compañera a Areatha (la forma etrusca de Ariadna). Al pasar su culto a los romanos se le llamó Fufluns Pacha (Baco) y sus rituales cambiaron mucho por la influencia de los frenéticos festivales dionisíacos. El Fufluns etrusco fue visto a veces como una deidad ctónica asociada con el inframundo (por eso de la muerte y resurrección de la naturaleza) y un psicopompo que guiaba y protegía a las almas; donde se asociaba con la diosa etrusca Catha, ambos con el papel de conducir a las almas.

El dios etrusco de los ríos era Volturno, a quien los romanos lo identificaron con su propio río Tiber/Tiberino, ya que las fiestas a ambos dioses coincidían en fechas; por otra parte se tenía que Nethuns era un dios importado de los pueblos umbrios; donde era señor de los pozos de aguas y la salinidad de esas aguas, pero en el contacto con oriente se lo identificó con Poseidón, donde paso poco a poco a convertirse en dios de todas las aguas, incluidas las marinas, superando en poder al Volturno. Nethuns se representó como un hombre joven cabalgando sobre un pez. También podía aparecer junto con delfines o caballos de mar en escenas con carácter psicopompo, ya que era uno de los encargados de llevar el alma al más allá (de aquellos que mueren ahogados). Nethuns suele ser acompañado con una diosa portuaria y marinera, a quien los romanos identificaron como Mater Matuta, una diosa del amanecer, de los bebés recién nacidos, del mar y de los puertos, y que seguro por la descripción no se trata de otra que Catha/Thesan.

Nethuns (Neptuno) es al igual que Vulcano un dios proto-europeo; el celta irlandés Nechtan se asocia con un manantial afluente del río Boyne, y que conocido como el pozo de la sabiduría; que bajo el nombre de Nuada es esposo de la diosa Boann (señora del río Boyne). En la mitología irlandesa Nuada es el primer rey de los Tuatha De Danann (los hijos de la diosa Dana). En Galia se le conoce como Nodens, deidad celta asociada con la curación, el mar, la caza y los perros y en Gales es Nudd/Lludd, y como el dios irlandés, aquí es el dios del brazo de plata.

El dios de la guerra etrusco es Laran, y por su asociación con el Ares griego y el Marte romano, a Laran se le hace hijo de Tinia y Uni. Laran es retratado como un joven desnudo con un casco y una lanza (vaya forma de ir a la guerra, y después se preguntan por qué desaparecieron). En las imágenes conocidas del dios aparece luchando contra el gigante Celsclan (literalmente hijo de Cel). Cel (Celens/Cilens) era la diosa asociada a la tierra misma, similar a la Gea griega o la Terra romana, y como diosa de la fecundidad de los campos se la hace responsable de hace crecer el grano, siendo así la precursora etrusca de la diosa romana Ceres. Como muchas deidades etruscas en general, ella tiene conexiones con el inframundo (los muertos vuelven a la tierra) y con el destino. Celsclan por otra parte no sólo es descrito como un gigante, sino que lo identifican además con Hercles, siendo así Cel su madre.

La lucha entre Celsclan y Laran lo ponen más cercano a una forma de Apolo, quien mato al gigante Ticio; es por tanto un primitivo dios solar y del fuego. Apoya esta idea el hecho que Laran suele ser acompañado por Veiove/Veive, un dios menor descrito como un joven con corona de laurel y llevando flechas (ambos atributos de Apolo). A Veiove lo acompaña una cabra, animal usado en los sacrificios para evitar las plagas, así Veiove es puesto como un dios de la curación, llamado entre los romano como Vejonis, e identificado con el griego Asclepio (un hijo de Apolo). Veiove también es el responsable de las erupciones volcánicas, siendo un dios del fuego, similar a Vulcano, y es descrito como un dios de la venganzas, quien mata con los rayos cual Júpiter maligno, indicando un aspecto atmosférico.

La compañera de Laran era la diosa etrusca del amor y la belleza diosa Thuran, quien es identificada con la Afrodita griega. Thuran es representada en gran cantidad de obras dentro arte etrusco; aparece con sus amantes, como con Atuns (el Adonis de los griegos), o participando en el Juicio de Elkhsntre (Alexandros/París) con Uni y Mnerva, donde se la identifica fácilmente por el hecho de que sube su falda para mostrar un buen trozo de pierna. Si bien en el mito griego Heracles y Afrodita no fueron amantes, en las representaciones etruscas Hercle aparece como uno de los tantos amantes de la diosa.

Al igual que muchas diosas etruscas a Thuran se la muestra como una diosa alada, y a sido una de las pocas deidades a las que aún se venera en Italia, bajo la forma de Turanna, un hada que ayuda a los amantes y a los enamorados. Thuran aparece acompañada por una pequeña figura alada identificada como Aminth quien se atribuye como la personificación del amor (Cupido), o de erotes (pequeños cupidos). Turnu por otro lado es la contraparte masculina de Thuran, se le identifica como su hijo, y es similar al Eros griego, un chico alado.

La personalidad de Thuran difería también de la Afrodita griega. Thuran personificaba la confluencia del sexo y de la muerte (de ahí su iconografía con alas), y se usaba su representación en las tumbas para mantener a los demonios alejados de los difuntos. Suele ser acompañada por una serie de diosas menores, las Lasas, y entre ellas tenemos a: Malavisch (suavidad), la diosa de las novias; Zipanu (brillante), una diosa del deseo intimo; Hinthial (sombra), diosa de los espejos (del reflejo en el mismo); Munthuch (elegancia), diosa de la buena salud; y Alpan (regalo), una diosa de la primavera y de los perfumes, a quien se la pone como la líder de las lasas, y se la llama por ello Lasa simplemente; y hay quienes identifican Alpan a con Harmonia, la diosa griega de la concordia e hija de Ares y Afrodita. A Thuran la acompaña además su cisne llamado Tusna.

Thuran y su amante Atuns aparecen acompañados en las imágenes que los representan con Evan (tiempo), a quien se le reconoce por la corona de flores y se la describe como un dios o una diosa de los ciclos anuales. Con Mean (victoria) tenemos a la diosa etrusca de la fama y el triunfo, está asociada a las Lasas, aunque no necesariamente una de ellas. Aparece actuando como el mensajera o apoderada de Thuran; generalmente en el juicio de París, donde eleva una corona para indicar la ganadora; o sobre la cabeza de Hercles cuando este vence a la muerte al traer del inframundo al perro de las tres cabezas. Al igual que Alpan y Thuran, Mean parece haber sobrevivido en el folklore toscano como una hada llamada Meana, considerada una dueña del amor que otorga favores a los amantes y novias.

Acompañando a las Lasas en algunas representaciones aparecen sátiros danzando o tocando flautas con ellas, otros aparecen acompañando a Fufluns; similar a la versión griega donde estas criaturas de los bosques juegan con ninfas y dríades, o son compañeros de juerga de Dioniso/Baco. Entre los nombres citados en las imágenes tenemos a: Chelphum (¿agreste/peligroso?), quien aparece bailando con Munthuch; Sime (¿apestoso?), quien es un sátiro joven que toca la flauta para Fufluns y Areatha; otros nombrados son: Aulunthe, Hathna, Achsun, Mastei y Puanea; todos nombres desconocidos dentro de los mitos griegos, y cuyos significados se ha perdido en el tiempo.

Otros dioses importantes importados de oriente son los ya mencionados: Sethlans, el dios del fuego, de la metalurgia y de los artesanos, y era adorado sobre todo en los centros industriales y Fufluns, un dios del crecimientos vegetal y los cultivos; a estos se les suma Turms, quien era el dios del comercio, y como su contraparte griega Hermes también tenía tenia funciones de heraldo de Tinia y de psicopompo, compartiéndose entre los líderes de ambas triadas, actuando como intermediario entre el mundo superior y el inframundo, entre los humanos y los dioses, y entre los dioses mismos. Parece no haber sido objeto de ningún culto, y aparece sólo como una figura en la mitología. Por otra parte, tanto Aplu (Apolo), como Artumes (Artemisa), fueron introducidos directamente de los mitos griegos, incluidos sus nombres; y no tuvieron gran culto entre los etruscos; Aplu es identificado como un dios del trueno y solar, además de señor de las artes, mientras que Artumes es, al igual que su contraparte griega, una diosa protectora de la naturaleza, señora de los lobos y la caza. Entre los sabinos se les equipara a Sorano, una deidad solar y su compañera Feronia, una diosa de los bosques vírgenes.

La pareja de dioses que regían el inframundo etrusco eran: Mantus y Mania, y cuando fueron reemplazados por las versiones griegas de Aita (Hades) y Phersipnei (Perséfone), entonces estos dioses arcaicos se volvieron los guardianes de la ultratumba. Manea/Mania paso a ser entre los romanos una diosa infernal de los muertos y junto con su compañero Mantus se les identificó a ambos como los padres de los fantasmas, los muertos vivientes (vampiros) y otros espíritus de la noche.

Manea tienen relación con los espíritus griegos conocidos como Maniae, creaciones de la noche (la Nix griega, o la Nox entre los romanos), pero que en la tradición griega personifican la locura y el frenesí (nuestra palabra ‘manía’ viene de la versión griega) y de donde viene el culto romano a los manes, que eran las almas que se iban al otro mundo lejos de sus familiares, o aquellos muertos en accidentes, homicidios u otras tragedias; los deudos les prendían velas para que estas lograran encontrar el camino a casa; y a su vez se alejaran de sus puertas a aquellos extraviados que pudieran entrar y causar males dentro, buscando entre los vivos cobrar la desgracia que causo su muerte.

Aita y Phersipnei son los señores del reino de los muertos, tuvieron sus propias características iconográficas dentro del mundo etrusco que los diferenciaban de los griegos Hades y Perséfone. Phersipnei poseía cabellos en forma de serpiente, similar a las erinias griegas o furias romanas, mientras que Aita era representado con una piel de lobo sobre la cabeza sosteniendo una serpiente en su mano izquierda. Esta imagen no proviene del mundo griego, sino que la toma del dios etrusco Calu, quien es visto como otro nombre para Aita. Aita y Phersipnei forman una trinidad con la diosa Cilan (Cel), que tenía alas y se representaba ricamente adornada, todos ellos vinculados a funciones ctonicas, en una versión similar al mito griego que relaciona a Hades, Demeter y su hija Core.

Calu es descrito como un dios de los lobos, a quienes los romanos identificaron Luperco, un dios pastor y de los lobos, e identificado como un epíteto de Fauno, y con el dios sabino Februus, un dios de la purificación, de las riquezas (dinero/oro) y la muerte, todas características mismas del romano Plutón, el Hades romano (Plutón toma su nombre del griego Pluto, dios de la riqueza). Además de señala que ambos dioses Fauno y Februus son celebrados en la fiesta romana de la Lupercalia, (debido a esta coincidencia, ambos dioses (Fauno y Februus) a menudo se consideraban la misma entidad entre los romanos). La Lupercalia era un antiguo festival anual pastoral, posiblemente prerromano, celebrado en la ciudad de Roma a mediados de febrero (de ahí el nombre del mes) para evitar los espíritus malignos y purificar la ciudad, liberando salud y fertilidad. En esta fiesta el dios Februus paso a convertirse en la diosa romana Febris (fiebre), diosa a quienes las madres rezaban para bajar la temperatura de sus hijos ante las pestes, enfermedades y plagas. Calu y/o Februus como dioses infernales pudieron ser por tanto dioses de los males, a quien se le rezaba para evitar estas pestes.

Por encima de ellos, Aita/Calu y Phersipnei, (o Mantus y Mania), sobrevolaban distintas figuras humanas consideradas como las almas de los muertos que, similares a los insectos, pululaban esperando una oportunidad que les permitiese reencarnarse y volver a ser personas. Junto a ellos y estaban Vanth y Charun, así como varios demonios alados, entre ellos Tuchulcha.

Charun, tomado del barquero infernal griego Caronte, se le representaba con grandes alas y serpientes en torno a sus brazos, con una nariz ganchuda y piel azul, que simbolizaba la putrefacción que traía consigo la muerte; llevaba un martillo (símbolo de lo inamovible que es la condición de muerto) y que era su principal atributo. A su lado la diosa alada Vanth aparecía junto a él, ella con serpientes, llaves y antorchas. El trabajo de ambos no era castigar a los muertos sino escoltarlos hasta su destino final, pero mientras Charun es una figura amenazante, Vanth aparece como una figura psicopompia benévola. Vanth no tiene contraparte en los mitos griegos o en los latinos, pese a los intentos de compararla con las erinias griegas o las furias romanas, diosas colectivas de venganza. Otros señalan que tanto Charun, como Vanth, no son deidades individuales, sino que son nombres para demonios colectivos ya que en muchos frescos aparecen más de uno.

Aunque la ultratumba etrusca se representaba con las imágenes transmitidas por la épica homérica (la Iliada), lo cierto es que su más allá no era exactamente comparable al inframundo griego. Las cámara funerarias se solían enmarcar con imágenes de guerra, de muerte o de sacrificios humanos. Las vanths y charums siempre estuvieron presentes en el mundo de la muerte, ya que anunciaban el fallecimiento de los hombres. Para los etruscos el viaje al más allá comenzaba en el mismo momento de la muerte; el alma del difunto era acompañada por distintos demonios, tanto femeninos como masculinos, los cuales debían cumplir con ciertas funciones relacionadas con este difícil tránsito. El sacrificio humano que encontramos en el arte etrusco adquiría un importante trasfondo ritual y religioso; y se pretendía transformar al difunto en un héroe, dándole vida y fuerza en el más allá a través de estos sacrificios de sangre; que se realizaban para asegurarse de que el muerto consiguiese llegar a su destino de la ultratumba y se uniera a sus ancestros y a los dioses Aita y Phersipnei. En el mejor ejemplo de estas escenas podemos contemplar como Aquiles degüella a un troyano ante el espectro de Patroclo, acompañado de Vanth y de Charun.

También habitantes del inframundo tenemos a Culsans, quien en la mitología etrusca es el dios de las puertas; conducía las almas de los muertos hacia el mundo del más allá, además de proteger la entrada a los infiernos. Es acompañado por otra deidad etrusca, la furia Culsu, quien lleva una linterna y unas tijeras (como la Atropo griega), la cual anunciaba la muerte de los hombres; ambos son descritos como dioses de dos caras y su función es supervisar la puerta de entrada de la otra vida. El nombre de Culsans es comparable con el dios hitita Gulsant (el que corta) y que tenía una función similar a la realizada por los destinos romanos (las parcas). Así Culsans y Culsu son dioses del destino, y ambos están representados con dos caras (ambas jóvenes), siendo Culsans el posible origen, dado sus afinidades físicas y de labores, del dios romano Jano (pero este tenía un rostro joven y otro anciano).

Por otra parte Tuchulcha era un demonio ctónico u ogro, cuyo sexo es variable en las distintas representaciones, es descrito con piel amarilla, orejas puntiagudas, cabello hecho de serpientes y un pico (esto último similar a Charum); se le ve como similar a la Ker griega, un espíritu de la muerte violenta. Y otra deidad infernal es Letham/Latum, con carácter guerrero y sexo algo indefinido (el algunas imágenes es varón, en otras mujer); poco se sabe de este dios/diosa, salvo su carácter ctonico y de la fecundidad. Su nombre traduce ‘vejez’, pero pese a su nombre se le representa como un/una joven, normalmente en las puertas del inframundo; y se le identifica como el dios/diosa de la muerte, similar al Thanatos griego, o a la Mors romana.

El panteón sabino

Los sabinos, junto con los etruscos, los latinos y otros, fueron pueblos antiguos que habitaron la Italia prerromana. Su origen no se puede determinar con seguridad, pero se cree que estuvieron en el Lacio desde la prehistoria; algunos colocan el origen de los sabinos en la misma Italia, sea como un pueblo autóctono, posiblemente descendiente de los umbros (ya que comparten muchas divinidades); o como emigrantes lacedemonios o espartanos; esta segunda versión apoyada en que se trataba de un pueblo guerrero, y la historia de Roma desde su fundación, describe extensamente las guerras entre etruscos, romanos y sabinos. Además en el estudio de la escritura sabina se encuentra similitud con el alfabeto griego, lo que permitía afirmar que los sabinos lo habrían recibido directamente de los griegos sin mediación etrusca.

Al igual que con los etruscos, la historia latina se puede dividir un periodo arcaico, vinculado a la edad del hierro, que duro hasta el 700 a.C., fecha en que se inicia el periodo orientalizante (de contacto con griegos y fenicios); periodo en que se divide el uso de la tierra urbana en dos parte, una donde viven los vivos, la otra es el lugar que ocupan los muertos (necrópolis). Esta distinción es un avance importante en una población protohistórica, aunque no se adecue plenamente al concepto romano de ciudad. Los templos o santuarios tampoco se encuentran dentro de la ciudad, sino que están afuera y es un punto de encuentro en lugares estratégicos en el valle del Tiber, es cuando aparecen una serie de asentamientos menores a lo largo del río y en las cercanías de grandes explanadas ideales para la agricultura o pastoreo. Ya para el 500 a.C., sabinos y latinos/romanos luchan por las tierras, luchas que terminan cerca del 250 a.C., cuando finalmente instaurada la república romana, fueron asimilados a la cultura y llegaron a ser ciudadanos de Roma; y fueron incluidos como parte de la leyenda de los orígenes de Roma, en la celebre historia del Rapto de las Sabinas.

Los sabinos eran un pueblo ganadero (por ello sus deidades son principalmente dioses agrícolas y de los bosques), quienes habitaban las colinas cercanas a Roma en el Lacio, y como muchos grupos étnicos de la Italia prerromana tendían a vivir en asentamientos temporales y no en pueblos o ciudades. Es notoria la influencia del pueblo sabino en la historia de Roma antes y después de la república. Se cree que varias de las instituciones practicadas por los romanos son de origen sabino. Las fuentes históricas dicen que los sabinos eran personas religiosas, y el rey-sacerdote en el pueblo sabino jugaba un importante rol, donde además de cumplir las funciones reales de gobierno, era intermediario e intérprete de la voluntad divina. De sus dioses no se conocen mucho, y la mayoría fueron absorbidos por la religión latina, que los hizo indiferenciables. Sus deidades estaban estrechamente ligadas al ciclo de la naturaleza, pero los nombres de las mismas nos han llegado a través de los romanos, y puede ser que los sabinos las hayan venerado con otros nombres.

El dios nacional de los sabinos era Sanco/Sango, quien era un dios de la confianza, la honestidad y los juramentos. Su culto fue uno de los más antiguos entre los romanos, probablemente deriva de pueblos umbrios. El dios protegía los juramentos del matrimonio, la hospitalidad, las leyes, comercio y contratos en particular. Algunas formas de juramentos se utilizaron en su nombre y honor en el momento de la firma de contratos y otros actos civiles importantes. Aun hoy cuando decimos que algo es ‘santo’ o esta santificado, hacemos referencia al dios. Los romanos llamaron a este dios como Dius Fidius (creer) y lo identificaron con Júpiter, quien cumplía un papel similar como dios de los juramentos.

La compañera de Sanco es Salus (salud), diosa de la seguridad y el bienestar social, con el tiempo fue asociada a Valetudo, la diosa romana de la salud personal, quien era equiparable a la griega Hygieia (higiene). Aunque sus funciones difieren considerablemente, la influencia griega hizo que se representara a Salus como la hija del dios de la medicina Asclepio/Esculapio; sosteniendo una patera (plato poco profundo usado en ceremonias religiosas) para alimentar a una serpiente que se enrolla alrededor de un altar (hoy el símbolo de la farmacia). Salus es una de las diosas romanas más antiguas, vinculada a diosas como Murcia (diosa del mirto, árbol sagrado para las diosas Afrodita y Demeter), Semonia (siembra), Seia/Setia/Seja (plantar), Segetia (sembrar), Mesia (cosecha) y Tutilina (almacenar), todas ellas deidades menores agrarias de la región de Lacio cuyos cultos se perdieron en el tiempo. Vista así su influencia original era sobre la protección de los campos y los cultivos, las buenas cosechas eran sinónimo de buena alimentación, y por tanto de buena salud.

A la diosa Vacuna se le atribuye origen sabino, eruditos la identifican con numerosas otras diosas, incluidas Ceres, Diana, Minerva, Bellona, Venus y Victoria; y la protección que le rogaban y ella proporcionaba sigue siendo desconocida en la actualidad. Se la hace hija de Sanco, y se asume que era una diosa a la que se le agradecía tras la cosecha y haber terminado el trabajo agotador del campo, es así la diosa del descanso (de su nombre viene la nuestra para decir vacaciones).

En la antigua religión romana Ops u Opis (abundancia) era una deidad de la fertilidad y una diosa de la tierra de origen sabino, era la matrona de la riqueza, la abundancia y la prosperidad. Se la representaba sentada, como lo son normalmente las deidades ctonicas, sosteniendo un atado de trigo y una cornucopia. La mitología romana la puso como la esposa de Saturno, el dios latino de la cosecha; identificándola luego con la Rea griega, y volviéndola hija de Terra (Gea) y Caelus (Urano), así como la madre de los dioses (Júpiter, Neptuno, Plutón, Juno, Vesta y Ceres). Pero pese a la fusión con el mito griego, la Ops original era más semejante a la Ceres romana, ya que su nombre también se identifica con el trabajar la tierra, el arar, y el sembrar; y compartía funciones con el dios Consus/Conso, a quien se identificaba como su consorte, de ahí que los romanos pusieran a Saturno como su esposo.

Consus es el dios protector de los granos, y si Ops era sinónimo de siembra, Consus era el de la cosecha, de los silos, y del almacenamiento del grano. Consus, como Saturno, era un dios al que se le pedía consejo, y por ello se convirtió en un dios asociado con las conferencias secretas; y de su nombre deriva la palabra de concilio (asamblea, corte, cámara, y/o reunión privada).

La diosa Feronia era una diosa asociada con la vida silvestre, la fertilidad, la salud y la abundancia. Como la diosa que otorgaba la libertad a los esclavos o ayudaba con los derechos civiles a la parte más humilde de la sociedad, fue especialmente honrada entre los plebeyos y los libertos. Era una diosa de los cultivos y la honraban con los primeros granos de la cosecha, para asegurar una buena recolección al año siguiente. Sus fiestas coincidían con la del dios Dis Pater (padre rico), originalmente un dios vinculado con tierras agrícolas fértiles y riqueza mineral; pero como los minerales provenían del subsuelo, más tarde se lo equiparó con las deidades ctónicas como Plutón (Hades) y Orco.

Entre los sabinos, etruscos y otros pueblos cercanos, Dis Pater era llamado también Sorano; un dios de los lobos y del inframundo. Vistos así Feronia y Sorano son comparables a Demeter/Ceres y Hades/Plutón; pero se señala que el culto de Sorano fue absorbido entre los romanos por Apolo, en este caso Feronia, como señora de los bosques se la puede identificar también con la Diana romana o la Artemisa griega.

Venilia era la diosa sabina de las brisas en las costas, y es señalada como una de las compañeras de Salacia (la esposa de Neptuno), y en algunas versiones también una de las amantes del señor de todas las aguas. Venilia con el río Volturno/Tiber fue la madre de la ninfa Juturna, como amante del dios romano Jano fue la madre de la ninfa Canens (Canción), la esposa de Pico, uno de los hijos de Saturno, y como mujer del rey Dauno, ella es la madre del héroe Turno, muerto por el troyano Eneas en su disputa por la mano de la princesa latina Lavinia. En la versión del poeta romano Virgilio se tiene que Venilia es hermana de Amata, madre de Lavinia, la esposa de Latino, quien es el hijo de Fauno y nieto de Pico.

Pales fue el dios sabino de los pastores (aunque a veces es asociado a una diosa, a una pareja, o a un colectivo de dioses rupestres); su equivalente fue el romano Luperco (lobo), quien era adorado como un protector de rebaños, y donde mitos posteriores lo identificaron como un epíteto del dios Fauno; de ahí seguramente la idea del colectivo de los faunos, genios traviesos de los bosques, y que poco tenían que ver con los libidinosos sátiros griegos, de los cuales tomaron su apariencia.

Entre otros dioses de la fecundidad tenemos al dios sabino Falacro/Falacer, dios de los arboles frutales y de las lluvias, comparable al dios Veltha/Tinia etrusco, al cretense Velchanos, o al romano Vertumno; autores modernos lo ponen como un sobrenombre etrusco para dios del cielo, y cuyo culto fue absorbido por Júpiter. Similar destino tuvo Termino (límite), un dios asociado a los linderos, que tuvo importancia en los orígenes de la ciudad y su extensión frente a otras ciudades vecinas, el tiempo lo volvió otro epíteto de Júpiter.

En la mitología romana Flora era una diosa de origen sabino, era la imagen de la primavera, un símbolo de la naturaleza, de las flores (especialmente la flores de mayo), y de la juventud; así era más cercana en origen a Proserpina/Perséfone/Core y a Iuventas/Hebe; pero que al final identificaron con la ninfa griega Cloris. Es la vinculación con esta ninfa griega lo que hizo que perdiera su importancia original, y se le diera como compañero al viento Favonio (el Céfiro romano), de quien se decía que era esposa. Es igualmente esta relación entre Flora y Favonio es lo que pone a la diosa romana Pomona (diosa de los frutos) como hija de la pareja, ya que en la versión griega la ninfa Carpo (fruto) es hija de Cloris y Céfiro.

Summano era el dios del trueno nocturno, contrapuesto a Júpiter, el dios del trueno diurno. Se pensaba que era de origen etrusco y uno de los nueve dioses del trueno (y el gemelo oscuro de Tinia), pero otras fuentes lo consideraban de origen sabino. Se cree que el nombre proviene de Summus Manium (el más grande de los Manes —espíritus de los muertos—), reflejando su naturaleza ctonica y siendo comparable al Plutón romano o al Hades griego, el hermano de Júpiter/Zeus. Entre los romanos la dicotomía SummanoDius_Fidius encarnarían el primero el aspecto violento, nocturno/oscuro y misterioso de la soberanía, mientras que el segundo reflejaría su aspecto tranquilizador, diurno/visible y legalista. En Roma en el año 278 a.C. se construyó un templo en honor a Summano por haber ayudado en las guerras pirricas (conflicto entre romanos y las colonias griegas al sur de Italia, que terminaron por poner a Roma como una nueva potencia militar en el Mediterráneo); el templo estaba ubicado cerca del Circo Máximo, en el monte Aventino, pero en menos de un siglo después, en 197 a.C., un rayo alcanzó la estatua del dios, cortándole la cabeza, que según cayó a las aguas del Tiber. La adoración a Summano pronto cayo superada por la de Júpiter.

En la mitología y religión romana Quirino (lanza) es un dios arcaico del estado romano, retratado como un hombre barbudo con vestimenta religiosa y militar. Quirino fue en sus orígenes probablemente un dios de la guerra sabino, y que la tradición romana identificó como la deificación del legendario Rómulo, fundador de la ciudad. En esos primeros tiempos la triada divina capitolina romana eran: Júpiter, Martes (entonces un dios de la agricultura, y quien luego reemplazó a Quirino como dios de la guerra) y Quirino/Rómulo (que pasó a representar el concepto del estado romano). Con el tiempo Quirino se volvió menos significativo, y estuvo ausente de la tríada posterior, más ampliamente conocida (él y Marte habían sido reemplazados por Juno y Minerva), y su culto desapareció finalmente cuando los romanos comenzaron a favorecer cultos personales y místicos sobre el sistema oficial de creencias del estado. Estos incluyeron los de Baco, Cibeles, Mitra e Isis.

Lucina era la diosa sabina de los partos, quien ayuda a dar a luz, de ahí su nombre; su culto fue absorbido por las diosas romanas Juno y Diana pasando a ser un título de las mismas; y quienes en su versiones griegas también era diosas de los partos, si bien el papel de Lucina era más semejante a la Ilítia griega, diosa de los nacimientos y comadronas. Lucina era una de las tantas deidades asociadas a los nacimientos y la infancia; era acompañada por Vaticano/Vagitano, a quien se le agradece cuando el niño tras el parto suelta su primer llanto (señal de que ha nacido bien y vivo), y Fabulino, a quien se le da una ofrenda cuando el niño expresa su primera palabra, indicando que esta creciendo fuerte y sano. La presencia de estas deidades y muchas más tomaban importancia teniendo en cuenta que en la antigüedad la tasas de mortalidad infantil era mayores a uno de cada tres nacimientos; y de la madre en una de cada diez mujeres embarazadas. Así bebes fallecidos menores de un año no recibían ritos formales de entierro; estas muertes debían llevarse con ecuanimidad y sin lamentos; si todavía el niño estaba en su cuna; y sólo después de diez años es que se daban al niño muerto los ritos funerarios completos, edad que para entonces se suponía que ya el niño había superado muchos de los peligros de la infancia.

Bellona/Duellona (guerra) fue una antigua diosa diosa sabina de la guerra, e identificada con la romana Nerio (valor), consorte del dios Marte. Su principal atributo es el casco militar emplumado que lleva puesto en la cabeza y vestida con una armadura, o al menos una coraza con una falda debajo; sostiene una espada manchada de sangre, lanza, escudo, u otras armas, y aparece blandiendo una antorcha o un látigo mientras cabalga veloz a la batalla en un carro de cuatro caballos, y de vez en cuando, suena una trompeta para el ataque. Muchas de estas representaciones son más bien modernas, en la cuales incluyen a sus pies los cañones, siendo ella reconocida como la inventora de las armas de guerra.

Tanto Nerio, como Bellona, fueron identificadas con la griega Enyo (horror), una diosa vestida de azafrán que representa la destrucción y la guerra, y quien era una de las Greas (las grises), hermanas de las gorgonas y famosas brujas caníbales de la antigüedad. Las hermanas de Enyo eran Deino (temor) y Penfredo (alarma); y el hijo de Enyo y Ares era Enyalio, un dios menor de la guerra y el valor en batalla adorado por los soldados espartanos.

Cosmogonia (9) La multitudinaria descendencia del Océano (Los Oceanidas o Potamoi)

A diferencia de sus hijas, los hijos varones de Océano y Tethys no tuvieron gran importancia o suerte; por lo general se vieron sometidos a los designios de los dioses, y tuvieron que soportar que muchas de sus hijas (las nayades) fueran violadas por los mismos, sin poder hacer mucho por salvar o vengar el honor de tales deshonras.

oceanidas

Los ríos de Grecia y sus historias

Aqueloo era uno de los ríos más importante de Grecia era hijo de Océano y Tethys, o en otras versiones de Océano y Gea. La razón de esta segunda ascendencia se debe a las representaciones más comunes del río; un ser con cuerpo de toro con rostro humano; pero en otras es un hombre con rostro de toro, similar al minotauro; y donde el toro era un animal sagrado de la diosa de la tierra. Como todos los ríos, se le suele poner la piel verde, o verde-azulada (cían). El poeta Hesiodo señala que Poseidón volvió a Aqueloo el príncipe (gobernante) de todos los ríos, en parte de ello por ser el río más grande de agua dulce en Grecia, y era a menudo representado como el dios del agua dulce en general. Su mito más importante es la disputa con Heracles/Hercules por la mano de la princesa Deyanira, hija del rey Eneo que gobernaba la región de Calidón, donde el río fluía, y cuyas inundaciones y sinuosidades alteraba constantemente los limites de la región, provocando con ello muchas disputas entre los lugareños. Según la leyenda, Deyanira estaba prometida al dios del río, pero cuando el pretendiente hizo su aparición, primero como toro, luego como serpiente y finalmente como hombre con cabeza de buey, por la cual escurría agua como quien sale de una piscina, la chica solo sintió terror. La hermana de difunto Meleagro (quien mato al terrible jabalí de Calidón, con ayuda de la heroína Atalanta) se negó a desposar a tal pretendiente, y tuvo la ayuda del mayor y más fuerte héroe del momento; Heracles disputó con el río la mano de la chica y lo venció cuando Aqueloo se transformó en toro y atacó al héroe, el héroe le rompió uno de sus cuernos.

Aqueloo

Aqueloo vencido cedió la mano de la princesa, pero el río luego tendría amores con Perimela (hija de Hipodamante), o en otras versiones con Perimede, una hija de Eolo, (uno de los hijos de Heleno, padre de todos los pueblos griegos, y no confundir con el hijo de Poseidón, señor de los vientos de igual nombre). Perimede tuvo entre sus hermanos a reyes tan importantes como: a Creteo (el abuelo de Jasón), Sísifo (quien quiso engañar a Hades y fue castigado a cargar una piedra por la eternidad), Deyoneo (el suegro de Ixión), Salmoneo (quien intentó igualarse en Zeus y este lo mato con un rayo), y Atamante, entre otros. Según el mito Perimela fue lanzada de un risco, cuando su padre descubrió sus amores con el dios río. Aqueloo la cogió al vuelo evitando que se estrellara. Suplicó a Poseidón que no dejara que la joven muriese y que le permitiera abrazarla eternamente. Perimela se convirtió entonces en una de las Equínades, islas que se encuentran en la desembocadura del Aqueloo, rodeada continuamente por los brazos de este río.

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Las Equínades fueron el sitio de refugio de quienes escapaban de maldiciones; uno que se ocultó en las islas recién formadas en el delta del río fue el matricida Alcmeón, quien mató a su madre por ser la causante de la muerte de su padre. Según los mitos ya han transcurrido varias generaciones, y producto de la maldición del collar de Harmonía ha provocado la caída de la familia de Cadmo, los hijos se han disputado el trono, siendo la historia de Edipo casado sin querer con su propia madre una de las más grandes tragedias griegas. Dos hijos de Edipo disputan ahora el trono de Tebas; Eteocles niega respetar el acuerdo con Polineces, de reinar cada uno un año; Polineces se refugia en Argos con el rey Adrasto; quien apoya a Polineces en su reclamo del trono tebano. Para ello se forma un ejercito dirigido por siete caudillos, entre ellos Anfiarao, quien se negaba a participar, pues como adivino predecía su muerte. Polineces convence a Erifila, la esposa del caudillo, a cambio del collar de Harmonía. Anfiarao muere como estaba predicho, mientras Polineces y Eteocles de matan mutuamente en duelo. Alcmeón cobra venganza por al muerte de su padre, sabiendo que la culpable es su madre y escapa; llega a la corte del rey Fegeo casa con la hija del rey, Arsínoe, y le regala el collar maldito; pero no puede descansar y por su matricidio es perseguido por las Erinias (Furias). El oráculo le indica que sólo puede escapar de las furias si llega a una tierra creada después la muerte de su madre; estas eran las Equínades. Su suerte no termina aquí, abandona a su esposa, pero el río Aqueloo le da a su hija Calírroe (se aclara que hubo varias ninfas y princesas con este nombre; entre ellas una oceanide de igual nombre fue amante del gigante Crisao y madre de otro gigante, Gerión), pero debe entregar como dote el collar maldito; Alcmeón regresa a la corte del Fegeo, pero no logra cumplir sus planes, el rey lo captura y ordena su muerte por traición. Calírroe, ya con dos hijos de Alcmeón, Acarnán y Anfótero, pide ayuda a los dioses para vengar a su marido y estos son convertidos en adultos y van al reino de Fegeo, matando al rey y todos sus hijos. Los hijos de Calírroe escapan de la furia de la población y entregan el collar al templo de Delfos, terminando así con la maldición del collar.

Otra de las hijas de Aqueloo fue la ninfa Dirce, quien también estuvo envuelta dentro de la maldición de collar de Harmonía. Según los mitos esta ninfa desposo a Lico, quien gobernó Tebas como regente y luego como tirano. Se cuenta que Lico y Nicteo llegaron a Tebas cuando reinaba Penteo, esposo de Ágave, hija de Cadmo. Pero Penteo no duró mucho en el trono, un nuevo culto, el iniciado por Dioniso un sobrino político (hijo de Semele, hermana de Ágave), provocó la muerte de Penteo, y el trono fue asumido por Polidoro, otro de los hijos Cadmo; quien estaba casado con la hermana de Nicteo y Lico. Polidoro muere y debe heredar su hijo Lábdaco, pero este muere y su hijo Layo, aún niño es el heredero. Es entonces que Nicteo asume el trono. Antíope, hija de Nicteo, queda embarazada de Zeus, la chica huye ocultándose en la corte del rey Epopeo. Nicteo no soporta la ida de su hija y muere; dejando la regencia a su hermano Lico y pidiéndole que recupere a su hija. Lico conquista el reino de Epopeo, matando al rey y trayendo a su sobrina, dejando a los hijos de la joven, los gemelos ZetoAnfión abandonados en el monte Citerón. Antíope termina como esclava de Dirce. Años después logra escapar, recuperar a sus hijos, y estos vengan a su madre, tomando el trono de Tebas y atando a Dirce a un toro, quien la arrastra por el campo hasta morir. Según los mitos, donde su cuerpo terminó surgió una fuente que lleva su nombre.

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Las hijas más famosas de Aqueloo fueron, sin embargo, las Sirenas; la madre es alguna de las Musas, aunque ninguna de las candidatas se atribuye o acepta ser la ascendiente de tales seres quiméricos, delineados con cuerpo o piernas de ave y rostro humano, pero que el siglo IX fueron descritas como seres pisciformes, mitad mujer, mitad pez, más similares a las antiguas nereidas y posiblemente debido a la confusión de sus mitos. Una de las historias señala que eran ninfas con cuerpo humano y siervas de Demeter, cuando fue raptada Perséfone, la diosa de la agricultura transformó a las ninfas en aves con rostro humano y las envió a buscar a su hija; estas volaron hasta que se cansaron y se establecieron en la isla de Anthemusa (que los expertos señalan que pueden ser la isla de Capri o la isla de Ischia en el golfo de Nápoles). Las sirenas suelen ser citadas en tríos, pero sus nombres variaban según la región donde se las adoraba; entre los registrados se incluyen: (1)Agláope (bello rostro), (2) Telxiope (aclamadora), (3) Telxínoe (encantadora), (4) Pisínoe (persuasiva), (5) Parténope (voz de doncella), (6) Ligea (entonada), (7) Leucosia (blanca, pura), (8) Molpe (canto) y (9) Teles (perfecta), entre los más comúnmente citados.

Las Sirenas aparecieron en varios mitos como seres terribles que seducen a los marinos con sus cantos y los atraen hasta ellas para devorarlos; y al menos se sabe de dos naves que sobrevivieron a sus encantos; la primera fue la nave de los Argonautas, cuyos cantos fueron ocultados por la voz de Orfeo, quien viajaba con los marinos. La segunda fue la nave de Odiseo; quien puso cera en los oídos de sus hombres y se ató al mástil para escuchar los cantos y no poder ser llevado por los mismos. Se sabe que ese fue el final de aquellas criaturas devoradoras de hombres, que viendo que un mortal se resistía a sus cantos se lanzaron a la aguas del mar y se suicidaron. Los restos de Parténope llegaron a la costa y fueron enterrados, sobre sus restos se construyó luego un templo y finalmente una ciudad creció a su alrededor, hoy la ciudad de Nápoles; pero también se dice que los restos de aquellas criaturas son tres pequeñas islas en la costa suroeste de la región de Campania, ahora nombradas como: Licosa, San Pedro y La Galetta.

Inaco

Inaco reinaba en Argos, una ciudad del Peloponeso. Los mitos dicen que ante su pasividad ante los dioses terminó perdiéndolo todo. Su hija Io fue reclamada como sacerdotisa por la diosa Hera, pero Zeus se prendó de la joven y la rapto, ello provocando la furia y venganza de la diosa, e hizo que la joven escapara hasta que terminó en Egipto y se volvería madre de una línea real que acabaría finalmente en Perseo y Dioniso. Eris (la diosa de las disputas) intervino y volvió la pasividad de Inaco en odio a los dioses, ello provocó que Zeus cansado de sus reproches lo transformara finalmente en el río de la región de Argólide en el Peloponeso que pasa por la ciudad que reinaba. Las mala suerte de Inaco no terminó, participó en la disputa por la región entre Hera y Poseidón; de la cual fue juez junto con sus ríos tributarios los ríos Asterión y Cefiso. Cuando el jurado dio la región a Hera (varias hijas de Asterión habían sido nodrizas de la diosa), Poseidón dado que no podía provocar otra inundación, como ocurrió en la región de Ática, con su disputa con Atenea; castigo a los tres ríos privándoles del agua, y sólo tendrían curso cuando lloviera.

ladón

Otros ríos importantes de la región del Peloponeso fueron: Eurotas y Ladón. Eurotas fue padre de la ninfa Esparta quien desposo al rey Lacedemon (hijo de la pleyade Taigete y Zeus), ambos serán padres de Euridice, quien casa con el rey Acrisio (un descendiente de Io) y quienes serán padres de Dánae, la madre de Perseo. Por su parte Ladón fue el padre de la ninfa Dafne. Según los mitos cuando joven Eros recibió de su madre Afrodita el arco y las flechas, Apolo se burló diciendo que hacía un niño con tales armas.

Dafne

Eros se vengó disparando en el dios una flecha dorada cuando conoció a la ninfa Dafne, provocando un amor enardecido por la chica; pero lanzó una flecha de plomo en la joven, quien con solo ver al dios sintió tal repulsión, y huyo en veloz carrera perseguida por el dios de las artes. Antes de que Apolo la agarrara, Dafne pidió ayuda a su padre, quien la transformó en el árbol de laurel; desde entonces a los ganadores de competencias deportivas y artísticas el dios los premia con una corona de ramas de laurel.

Siringe

Otra hija de Ladón fue Siringe; esta ninfa fue acosada por el dios campestre Pan, ante los avances del dios de los pastores, la ninfa fue transformada por su padre en las cañas que crecen en sus orillas. Pan cortó las cañas e hizo la famosa flauta que lleva el nombre de dios, pero que también se conoce como siringe. Otra de las hijas de Ladon mencionada en los mitos es Telpusa, diosa de una pequeña fuente que nutre a la ciudad del mismo nombre, es conocida también como una diosa de la primavera.

Peneo

El mito de Dafne se confunde con el de otra nayade, Cirene, nieta del río Peneo, en la región de Tesalia. Según los mitos el río Peneo le quitó a su hermano, el río Escamandro (río que alimentaba la ciudad de Troya) a su novia, la ninfa Creúsa (no confundir con la primera esposa de Eneas, o con la segunda esposa de Jasón, ambas de igual nombre). Fruto de esa unión tenemos a Flegias, quien se volvería rey de los Lapitas.

Cirene

Hijas de Flegias fueron Cirene y Coronis; ambas amantes de Apolo. A Cirene no le gustaban las labores femeninas y prefería labores del campo y la caza, defendiendo a su rebaño de ovejas contra un león, atrajo la atención de Apolo, quien se enamoró de la ninfa por su valor y la secuestró llevándola hasta Libia (África); fruto de esa unión fue el dios Aristeo, quien regresó luego a Grecia y se estableció en Beocia, donde enseñó la apicultura (cría de abejas). Aristeo persiguió a la ninfa Eurídice, amada de Orfeo, pero esta en su huida piso una víbora que la mordió, provocando su muerte, causa por la cual Orfeo desciende a los infiernos a buscar a su amada.

Coronis

Coronis también fue amada por Apolo; quien deja a un cuervo (eran de plumaje blanco en ese entonces) para vigilar a la chica. Según los mitógrafos la joven, ya embarazada del dios, se enamora de un joven de la región; Apolo es avisado por un cuervo (que hasta entonces tenía las plumas blancas), la furia del dios fue tal que volvió negras las plumas del ave, para indicar que es un portador de malos augurios; y lanzó flechas contra la joven que lo traicionó matándola, luego haciéndole una cesaría extrae el fruto de sus entrañas. El niño sería Asclepio/Esculapio; el dios lo puso en manos del centauro Quirón para su cuidado, y el niño se volvería dios de la medicina.

asopo 2

Asopo fue un dios río que tenía la peculiaridad de gobernar dos causes de agua, uno en la región de Beocia (centro de Grecia) y otro en el Peloponeso. La explicación de esta peculiaridad es que ambos causes desembocan en el golfo de Corinto. Fuera de esta peculiaridad, se cuenta que Asopo cansado de las violaciones de los dioses a sus hijas, en una oportunidad encontró a uno acostándose con una de ellas, furioso se lanzó contra el dios, pero para mala suerte resultó ser Zeus, quien en un momento de desconcierto se vio obligado a escapar, pero apenas alcanzó la montaña pudo atacar ahora al río; quien retrocedió ante los rayos que lanzaba el padre de los dioses; desde entonces Asopo fluye tranquilo y calmo, y en recuerdo de aquello todavía en sus aguas se encuentran pequeños trozos de carbón.

rios de grecia

Las hijas de Asopo con su esposa, la nayade Metope, una hija de su hermano Ladón, fueron en su mayoría raptadas por los dioses, ante instigaciones de Afrodita, algún pleito tendría con el dios río que no se aclara en los mitos. Así entre las muchas hijas de Asopo se pueden citar a: Córcira y Salamina que fueron raptadas por Poseidón y llevadas a la islas que tomarían su nombres; Egina, quien fue amante de Zeus y puesta como señora de la isla homónima; Sinope y Tespia, raptadas por Apolo, con la primera sería madre de Sirio, rey de Siria, la segunda daría nombre a una ciudad en la región de Beocia; Harpina y Tanagra fueron raptadas por Ares, y finalmente citamos a Tebas, quien se volvería esposa de Zeto, mientras gobernaría la ciudad de Cadmea (la fundada por el héroe Cadmo), pero que sería renombrada por su ahora esposo por el nombre de la ninfa, nombre con que aún se conoce a la ciudad en la actualidad.

alfeo

Alfeo era un río de Peloponeso, se enamoró de la ninfa Aretusa, quien era seguidora de la diosa Artemisa. Cuando el río la persiguió, la diosa convirtió a la chica en fuente, que escapó por el submundo y brotó de nuevo en la isla de Ortigia frente a la ciudad de Siracusa (en Sicilia). Alfeo se negó a renunciar su deseo por la ninfa y se mezcló con sus aguas; tanto es así que se dice que si se lanza una moneda en el río (en Grecia), esta aparece en la fuente (en Italia).

Eveno era un río en Etolia; el centauro Neso hacía de barquero en el lugar donde su cause era más caudaloso. Deyanida, la ultima de las esposas mortales de Heracles quiso cruzar el río, pero el centauro deseó a la mujer y la secuestró. Heracles mató al centauro con una de las flechas envenenadas con las sangre de la Hidra. Antes de morir, el centauro le dijo a Deyanira que conservara su sangre y cuando su marido dejara de amarla la untara en la ropa del mismo para recobrar su amor, así el centauro engañó a la joven, quien cuando sintió que el amor del héroe declinaba unto la sangre en la túnica del héroe y ello le provocó una muerte lenta al quemarle la piel. La chica al ver lo que provocó se suicidó. Por su parte Neso murió en las orillas del río Eveno y desde entonces sus aguas tomaron un olor putrefacto.

Los grandes ríos fuera de Grecia

Si bien muchos ríos fuera de sus fronteras eran conocidos por los griegos gracias al comercio de la antigüedad, eran mencionados más como referencias geográficas de los pueblos que habitaban en sus desembocaduras, dado que eran desconocidos en sus extensiones río arriba. Una de las leyendas que más toco este aspecto fue el regreso de los Argonautas a su punto de partida. La primera y posiblemente la versión más segura es la sugerida por el historiador clásico Herodoto; esto es que partiendo de Grecia, cruzando el Helesponto y el Bósforo hasta alcanzar el mar Negro, bordeando la costa norte de Anatolia hasta alcanzar el reino del rey Estes; y luego los Argonautas regresaron marcha para atrás por donde habían venido.

Pero escritores y poetas posteriores que tuvieron en sus manos esta leyenda se vieron influenciados por los grandes poemas de Homero, y con ello su deseo de incluir a las sirenas, cíclopes y otros monstruos míticos. La versión más conocida es la correspondiente a Apolonio de Rodas, en ella aparece que el regreso se dio entrando por el delta del río Istro, que era el río que nace en los Alpes y atraviesa las tierras al norte de los Balcanes. Su nombre moderno es Danubio, río vinculado entre los pueblos celtas a la diosa madre Dana, de quien descenderían todos los dioses celtas; y donde los celtas veían en las fuentes de ese río el origen de su cultura, que se expandió por toda Europa nor-occidental, llegando hasta las islas británicas donde se asentaron finalmente estos dioses.

Istro

La versión de Apolonio señala que a su regreso de Colquida, los argonautas evitando las paredes que se cierran y aplastan las naves (el Bósforo) optaron por entrar por el delta del Istro y subieron hasta llegar al pie de los Alpes, según la historia el río conectaba con el mar Adriático, de ahí llegaron a las costas del norte de Italia, subiendo ahora por el Eridano; que según los mitos era el río donde el imprudente Faetón cayo de los cielos, y sus aguas aún hierven, y por tal motivo se hunden bajo tierra y llegan a Estigia, aumentando aún más la niebla del lugar.

Eridano

El Eridano a sido relacionado con varios ríos del mundo, pero suele ser vinculado con más frecuencia con el río Po del norte de Italia; pero en esta versión se pone al Po como uno de los tres brazos del río; los otros dos eran el Rin que viaja al norte y el Rodano que se mueve al sur; mientras que el tronco principal del río recorría Hiperboría, una región más al norte de Tracia (los Balcanes) y que los griegos asumían era el norte del mundo; y por eso el Eridano también se vinculaba con el Danubio.

Tanais

Bajando ahora por el Eridano que va al sur (el Rodano) llegan al mar Liguria, y empiezan a navegar por la costa occidental de Italia, pasado por la desembocadura del río Tiber (que bañaría luego la futura ciudad de Roma); hasta alcanzar los peligros que antes recorrió Odiseo (las sirenas, Escila y Caribis, y los cíclopes). Luego se mueven al sur y terminan atrapados en el lago salado de Tritonis (la hija del dios Tritón y la oceánide Libia, o donde reinaba la misma océanide Libia), y que los historiadores ubican en las costa de Túnez. El lago según las temporadas de lluvia y sequía de la región se unía o se desconectaba al mar. Tras salir con la ayuda del dios Tritón, que abrió un paso entre las aguas del lago y el mar que baña Libia (África), los argonautas siguen camino a Grecia, haciendo una parada en Creta, donde tienen que vencer a Talos (un androide gigante creado por Hefesto para proteger la isla); antes de alcanzar finalmente las costas Griegas.

Borístenes

Otra versión es la de Timeo de Tauromenion quien creía que los Argonautas habían subido al norte por el Tanais (el actual río Don que baja desde las estepas rusas) o por el Borístenes (hoy el río Dniéper que baja por Ucrania) y donde algunos mitos ubican su desembocadura cerca de Táuride (Crimea), lugar donde fue llevada la princesa Ifigenia tras ser rescatada del sacrificio por Artemisa. Según esta versión habrían llegado al mar Báltico (al Océano), donde bordeando las costas del norte de Europa, alcanzaron la desembocadura del río Tartessos (Guadalquivir) y donde Herodoto ponía a una de las primeras grandes civilizaciones antiguas (de igual nombre), luego entrando por la columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), de ahí hasta las costas de Italia y repitiendo luego la propuesta de Apolonio.

Fasis

Una propuesta totalmente diferente era dada por Hecateo de Mileto que asumía que habían entrado por el río Fasis (hoy río Rioni), que nacía en los montes Caucáseos (donde ataron a Prometeo) y que descargaba sus aguas en el reino de Colquida, donde reinaba Eetes, quien había recibido el vellocino de Frixo cuando llegó montado en el lomo del animal. Según esta versión el río llegaba hasta el mar Caspio (que asumían unido al Océano como un gran golfo), y de ahí bordeando Asia recorrerían el sur de India, Persia, Arabia (pasando por las desembocaduras del Ganges y el Indo de India, y las del Eufrates y el Tigris que nacen en Anatolia y bajan por Asiria creando la región fértil entre ríos llamada Mesopotamia; para finalmente entrar por el sur de Libia (África) subiendo por el Nilo para regresar a Creta y a Grecia.

Hidaspes

Uno de los tributarios del Indo fue el río Hidaspes (como lo llamaban los griegos, pero cuyo nombre en esas épocas era río Vitastá y hoy se le llama río Jhelum); el Hidaspes corría por la actual Cachemira, en India, y fue un río que se opuso a la campaña de Dioniso en oriente; se dice que en plena batalla el río elevó sus aguas, arrastrando y matando a griegos e indios por igual. La hijas de este río, conocidas como ninfas hidapidas se volvieron acompañantes del dios del vino.

halis

Otros ríos citados por los griegos en Anatolia son el río Terme (Termodonte), (hoy conocido como río Yesilirmak, el río Verde) y su vecino al oeste es el río Halis (llamado hoy río Kizilirmak, el río rojo), entre las aguas de ambos ríos se ubicaban a las tierras de las míticas Amazonas. Las crónicas señalan que el rey libio Creso consultó al oráculo de Delfos si debía cruzar el río Halis e ir en conquista al oriente. La respuesta del oráculo era que si cruzaba el río destruiría un gran reino; el rey confiado en la respuesta de la pitonisa cruzó la frontera marcada por el río y su reino cayo ante Ciro el Grande; el oráculo no se equivocó, simplemente no dijo cual reino caería.

Sangario

Más al este, en la región de Anatolia conocida como Frigia desciende al mar Negro el río Sangario (hoy río Sarkaria); famoso por ser el lugar de culto de la diosa local Cibeles. Según los mitos ocurrió que Zeus estando dormido en los cielos tuvo una polución nocturna y sin querer su semen cayo a la tierra, fecundando a la diosa Gea/Gaya; de quien nació Agdistis; un ser hermafrodita que habitaba el monte de igual nombre. Los dioses viendo esta criatura y temiendo su poder de fecundación lo castraron, y la parte femenina se volvió la diosa Cibeles.

cibeles

Los genitales masculinos fueron enterrados y de los mismos brotó un árbol de almendro. Nana, una nayade, hija del río Sangario comió de las frutas del árbol y fue fecundada, naciendo el joven Atis, a quien la ninfa abandono y este fue criado por unos campesinos. Cibeles se enamoraría del chico ya adulto, pero los padres adoptivos del joven, quien era muy atractivo, pretendían desposarlo con una princesa de una población cercana; por ello Cibeles se aparecería en la boda enloquecería la joven amado; quien se auto castraría y moría por tal acción. Cibeles lo transformó en un pino siempre verde. Los mitos ponen a Sangario también como el padre de la reina Hecuba, la esposa de Priamo, el rey de Troya.

Ascanio

En la costa sur del mar de Marmara (entre el mar Egeo y el mar Negro), en una región llamada Misia, se encuentra un pequeño río y lago, conocido en tiempos de los griegos como río Ascanio; cuando los argonautas tuvieron que hacer una escala en las costas de Misia, el joven Hilas, escudero de Heracles, bajo de la nave para recolectar agua y fue raptado por las ninfas de la laguna, por más de que Heracles buscó al chico, nunca lo encontró; había sido arrastrado por las nayades a lo profundo del lago.

Escamandro

En las costas de Asia menor tenemos al dios río Escamandro (hoy río Karamenderes) y cuyas aguas abastecían a la ciudad de Ilion (Troya). Cuando Aquiles furioso por la muerte de Patroclo atacó a los troyanos y mato a cuantos pudo, las aguas del río se vieron cubiertas de sangre y cadáveres; ello enfureció al dios del río quien elevó sus aguas para ahogar al héroe; la diosa Hera envió a Hefesto a contener con su fuego al caudaloso río, quien al ver hervir sus aguas retrocedió.

cebren

Otro río cerca de Troya fue el Cebrén; que bajaba desde el monte Ida (Turquía) y era un tributario del Escamandro. Dos de sus hijas estuvieron vinculadas de príncipes troyanos. Hesperia fue perseguida por Ésaco, un hijo de Príamo y Arisbe (una de las tantas concubinas). El chico había predicho cuando Hecuba estaba embarazada de París que este hijo era un tizón encendido que incendiaría toda la ciudad de Troya y habría que matarlo en cuanto naciere. Volviendo a Hesperia, la ninfa escapando del príncipe fue mordida por una serpiente y murió. Tal dolor provocó su muerte a Ésaco que se arrojó al mar, y los dioses lo transformaron en un somormujo (una especie de garza).

París como indicaba el oráculo fue abandonado en el monte Ida, pero se salvó y fue criado por las ninfas del mismo, volviéndose pastor en el monte. Estando ahí fue consultado por las diosas Hera, Atenea y Afrodita, de cuál era la más hermosa y su decisión sería luego la causa de la caída de Troya. Ya adulto el chico participó en unos juegos que hacía cada año Príamo en honor a su hijo, supuestamente muerto, y tal fue su habilidad que gano los juegos y el premio de un gran toro. Pero esto no le gustó a los otros hijos del rey, que lo atacaron al sentirse vencidos por un campesino. París salvó la vida cuando su hermana Casandra, la vidente, reveló su ascendencia. Así París volvió al palacio real, con su primera esposa, la ninfa Enone, hija de Cebrén; Cuando París quiso acompañar a sus hermanos a Grecia, Enone le avisó que no navegase con sus hermanos, pero no pudo persuadirlo, y le dijo entonces que acudiese a ella cuando fuese herido, pues nadie más podría curarle, regresando ella a Ida y llevando en su vientre a Corito. París en Grecia conoció a Helena y cobrando la deuda que tenía con Afrodita, secuestro a la reina de Esparta. Años después, en plena guerra, Enone envió a su hijo con su padre. París consideró a Corito un rival y lo mató sin saber que era su hijo. Cuando finalmente París es herido en la guerra por una flecha, volvió al monte Ida y suplicó a Enone que le curase, pero ésta, despechada, se negó y París murió. Algunos cuentan que más tarde Enone se arrepintió de no haberle curado y se suicidó arrojándose en la pira funeraria del amado.

Enone

Más al sur, otro río en Fenicia (Líbano) también elevaría sus aguas, pero no por la acción de la rabia, sino movido por el amor, enamorado de su hermana, la ninfa Melibea (dulce ganado), que reinaba en esas tierras, el río Orontes inundaría las planicies para volver fértil aquellas desérticas tierras. Y justo en esas tierras se establecería luego la ninfa Beroe, que es incluida como una de las Oceanides, pero que la tradición la pone más comúnmente como una hija de Afrodita (Astarte/Istar entre los lugareños) y el dios local Adonis. Donde se asentó la ninfa surgió luego una ciudad que aún lleva su nombre, Beirut.

Acis

En Sicilia, la isla de los cíclopes, tenía su cause el río Simeto, el río principal de la isla (no el más grande, se aclara); su hija, la náyade Simetis tuvo amores con el dios pastor Fauno y fruto de esa unión fue el joven Acis. Enamorado el chico de la nereida Galatea, quien también era pretendida por el cíclope Polifemo, provocó que este último lo intentara matar lanzándole una gran roca encima, para evitar ser aplastado el chico se convirtió en un arrollo; pero algunas fuentes señalan que fue la ninfa quien pidió a Poseidón que volviera la sangre del chico muerto en río; justificando así sus rojas aguas.

Otros ríos del Sicilia, además de Simeto y Acis, fueron: Anapos y Crimiso. Las hijas de Anapos, Cyane (azul) y Ortigia (roca de las gaviotas) se establecieron en donde hoy se ubica la ciudad de Siracusa; Cyane se volvió una fuente ante del dolor del rapto de Perséfone, la chica era una de sus niñeras; mientras que Ortigia se mudo a la pequeña isla frente a la ciudad y le dio su nombre. Por su parte Crimiso tuvo amores con una troyana, Segesta, quien había huido de Troya, fruto de esa unión nació Acestes, quien se convirtió en rey de la región, y ayudo a Eneas cuando llegó a Sicilia en los ritos funerales del recién fallecido padre del príncipe troyano, y los troyanos que no quisieron seguir el viaje con su líder, se les permitió permanecer en el reino de Acestes.

La familia del Tiber

De todos estos grandes ríos fuera de Grecia, uno tuvo gran importancia, pero no para la cultura griega, sino para la romana. Este fue el río Tiber, o Tiberino como es llamado por los locales; y su culto estuvo muy vinculado a la ciudad de las siete colinas, y a las leyendas de los pueblos que lucharon por el control de la región. Tiber es una figura exclusiva de la mitología romana, una deidad de la naturaleza y vinculado al río homónimo; a diferencia de otros grandes ríos, los padres de Tiber no fueron de forma directa Oceano y Tethys, sino una primitiva diosa romana de las fuentes, Camese, una de las tantas ninfas que habitaban la región del Lacio; y el dios romano de las puertas Jano.

Tiber

Su festival anual, la Tiberinalia, se celebraba el 8 de diciembre, con el aniversario de la fundación del templo al dios en la ‘Isola Tiberina‘ (la isla Tiberina se encuentra ubicada en el río Tiber, en el trecho en que el río atraviesa Roma, cerca de la Colina Capitolina). La isla tuvo según las épocas distintos dioses a las que se le rindieron culto. Inicialmente la isla fue lugar de culto a un antiguo dios de los bosques cercanos a la antigua Roma y del inframundo, este dios conocido como Veiove era representado como un joven con arco y fechas, al lado de una cabra sacrificada (imagen que también sirvió para identificado con el dios Fauno y con los peligros de los bosques); finalmente dado los ritos de purificación y expiación el templo final se le dedicó a Esculapio, el dios romano de la medicina.

jano - tiber

Según la mitología romana Tiber es el hijo de Jano y Camese, una de las tantas ninfa que habitaban la región del Lacio. El padre de Tiber fue un dios local que no tiene correspondencia con ningún dios griego, Jano, el señor de las puertas, es un dios vinculado al tiempo (en el sentido del reloj y no del clima), que tenía la capacidad de ver el pasado y el futuro. Se cuenta que este poder lo recibió cuando dio hospitalidad a Saturno (el desterrado Cronos) y de quien aprendió los secretos de la agricultura, volviéndose así un primitivo dios de la agricultura. Jano, se puede señalar que tendría una ligera correspondencia con Khronos (un dios griego vinculado al paso del tiempo en el sentido de las horas, distinto y anterior al titán de similar nombre, Cronos, y que era en la tradición órfica uno de los dioses protogonos, primigenios, y sobre los cuales hablaremos en otra entrada).

jano

A Jano no se le conocen padres, y para los lugareños era anterior a los dioses y los titanes. Como todo dios primordial Jano tuvo varias amantes, entre ellas se cita a la diosa Carna (Carne), una diosa vinculada a la salud y la alimentación (digestión), protectora de los niños; y posiblemente una hija de Esculapio. Pero la que suele ser puesta como su principal compañera es Giuturna (Juturna, que recibe el nombre en honor a Jupiter), y a quien señalan como madre de Fontus (el dios de las fuentes).

Fontus

Giuturna inicialmente era una princesa, hija de Dauno, nieta de Licaón, [Dauno escapa de Arcadia (Grecia) tras la maldición a su padre Licaón por parte de Zeuspor haber ofrecido carne humana como alimento al dios, y llega a Italia a buscar nueva fortuna]. Giuturna en la tradición romana era hermana de Turno, héroe que tenía prometida a Lavinia, la hija del rey Latino.

Giuturna

La ascendencia de Latino es distinta según las fuentes, se le pone como hijo de Fauno y Marica en la tradición romana. Siendo Marica una ninfa de los bosques de la región del Lacio (en la actual Italia centro-occidental y región donde se ubica la ciudad de Roma). Latino en la versión griega es hijo de Circe y Odiseo, o en otras versiones, tras la muerte accidental de Odiseo por Telégono (hijo de Circe y Odiseo), la esposa del héroe y su hijo Telémaco se trasladan a la isla de la bruja donde Circe desposa de Telémaco y Penelope a Telégono, fruto de esas uniones fueron Latino e Italo respectivamente].

fauno - latino

Según la tradición Lavinia, hija de Latino estaba prometida a Turno, pero el oráculo predijo que desposaría a un llegado del mar que llevaría a los pueblos del Lacio a la gloria; la llegada del héroe troyano Eneas hace que el rey Latino le entregue a su hija, pero eso fue considerado por Turno como una traición al acuerdo previo de bodas, por tanto se inicia una pelea entre los pueblos originarios de la península italiana, y los recién llegados; provocando la disputa entre ambos guerreros y la muerte posterior de Turno a manos del troyano. La muerte de su hermano afecto tan profundamente a Giuturna que fue transformada en fuente por Júpiter (Zeus), convirtiéndose así en la señora de las aguas dentro de la tradición romana, mismo titulo que Camese, y posiblemente reemplazándola en funciones, haciendo que sea puesta muchas veces por ello como la madre de Tiber.

lara

Las leyendas romanas señalan que Júpiter deseaba a Giuturna, pero la ninfa escapaba ocultándose en la riveras de su hermano Tiber, con ayuda de las distintas nayades de los ríos y sus tributarios. Júpiter entonces pidió a las nayades de estos ríos que no dieran protección a la ninfa; pero Lara (habladora/chismosa), la hija del río Almón (uno de los tributarios de río Tiber) le dijo a la diosa Juno las intensiones de su marido. En castigo por su indiscreción, Júpiter le arrancó la lengua a la ninfa y ordenó a Mercurio que la encerrara en el infierno. En camino al inframundo, y sin poder gritar por ayuda, Mercurio violó a la ninfa y esta fue madre de dos niños, que fueron llamados colectivamente como los Lares, dioses menores vinculados a las encrucijadas, y que se relacionaron con otros genios domésticos como los Manes (las almas de los antepasados), los Penates (genios vinculados a la despensa) y los Lemures (las almas inquietas que persiguen a los vivos). Por su larga estancia en el inframundo Lara se convirtió involuntariamente en una ninfa ctónica, y fue llamada Tácita, la diosa silenciosa (Dea Muta/la muda).

lares

Los mitos señalan que el Tiber ayudó a Eneas a vencer a Turno y a sus seguidores tras aparecérsele como un anciano de tez verde coronado con hojas de cañas, indicándole que subiera río arriba para pedir la ayuda del rey Evandro y su hijo Palante (quienes gobernaban una ciudad ubicada en la actual colina palatina de la Roma moderna); para así luchar contra Turno y Mezencio (rey de los etruscos), y otros pueblos itálicos originales que se sentían invadidos por los recién llegados.

Canto

Otra de las tantas hijas de Jano fue Canto (Canente, literalmente la de la bella voz), se pone como madre de Canto a Venilia, una ninfa que formaba parte del cortejo de Venus (Afrodita). Virgilio haría de la ninfa Venilia, en su poema de la Eneida, madre de Turno y Giuturna con Dauno, y hermana de Amanta, la esposa de Latino, y madre de Lavinia. En los mitos, Canto era amada de Pico, un hijo de Saturno y la ninfa Feronia (ninfa de la fuente de igual nombre ubicada cerca de Terracina en el Lacio). Pico fue deseado por la bruja Circe, pero al resistir sus avances, la bruja lo transformó en pájaro carpintero. La desaparición de su amado provoco tal dolor en Canto, que vago por los bosques buscándolo, murió finalmente de hambre y pena a las orillas de su hermano Tiber, orilla que aún se llama como la joven, Canente. Algunas versiones ponen al dios campestre Fauno como hijo de Canto y Pico; otros que fue hijo de Circe y sus amores con el dios de los bosques del Lacio (Pico), aunque la más familiar entre los griegos es que Fauno es hijo de Circe y Poseidón.

El heredero de Eneas y Lavinia fue Silvio (bosque), y desde el mismo, con la unión de latinos y troyanos en un solo pueblo, los descendientes de Eneas llevaban por título o nombre familiar el epíteto de Silvio; tras la muerte de Eneas reinó primero Ascanio, el primogénito de Eneas y Creusa (hija del rey Priamo y Hecuba), para después ser sucedido por su medio hermano Silvio. La descendencia en este punto (si de Ascanio o de Silvio) no esta clara; pero varios siglos un descendente de Eneas, el rey Numenor, gobierna la región del Lacio y es depuesto del trono por su hermano Amulio; quien para garantizar su poder mata a todos sus sobrinos varones, y a la única hija sobreviviente es Rea Silvia, a la convierte en virgen vestal. Pero los dioses romanos, como sus contrapartes griegas, son de naturaleza muy humanos y cambiantes de opiniones y favores. Marte (Ares) se enamoró de la joven y la sedujo; fruto de esa unión nacieron los gemelos Romulo y Remo; temeroso de estos futuros rivales, Amulio ordenó su muerte, y los bebes fueron abandonados a las orillas del Tiber, la cesta que los contenía no se hundió en las aguas, sino que floto y encalló en la orilla del río cerca del monte Palatino. La tradición dice que fueron cuidados por una loba (Luperca), pero al poco tiempo fueron encontrados por Fáustulo (porquerizo de Amulio) y adoptados por su mujer, Acca Larentia, quien acababa de perder a su hijo. Acca Larencia era conocida también como lupa (loba = puta) y pudo haber inspirado el mito de la loba que amamanta a los niños. Al crecer los gemelos su padre adoptivo le dice la verdad a Romulo, cuando Remo fue capturado y condenado por su tío; al ir al salvar a su hermano, Romulo mata a su tío y devuelve el trono a su padre. Luego los gemelos regresaron a la región donde fueron encontrados y decidieron fundar una ciudad. Tras algunas disputas sobre el sitio y quien mandaría, Romulo termina con el control y Remo muerto entre esas discusiones.

romulo - remo

La nueva ciudad se fue llenando de refugiados y prófugos de tierras vecinas y lejanas, tanto hombres libres, como esclavos. Pero una ciudad de hombres no era viable. Invitando a unos juegos, la población de la nueva ciudad aprovecho para raptar a las hijas de los invitados, principalmente las hijas del vecino pueblo sabino. Pese al rapto, los hombres resultaron buenos maridos y procrearon descendencia con las chicas. Cuando los padres de las jóvenes quisieron la devolución de sus hijas, al no haber respuesta favorable fueron a la guerra. El hijo del dios de la guerra venció rápidamente a sus rivales y los pueblos vencidos fueron trasladados a la nueva ciudad como ciudadanos de la misma. Así inició el largo proceso de conquistas de una ciudad que estaría destinada a gobernar todo el mundo antiguo en occidente.

Romulo a su muerte fue divinizado y se le renombró Quirino, nombre de un primitivo dios de la guerra de los sabinos, pero que entre los romanos representaba al dios del estado romano. A la muerte de Romulo (ahora Quirino), su esposa Hersilia fue divinizada por el hijo del Marte, o por Juno (en otras versiones), y elevada a los cielos; ahí su esposo (ahora dios) la llamó Hora [Las Horas eran diosas griegas de la ley y el orden, las más famosas eran las hijas de Zeus y Temis (ley natural): Eunomia (ley civil), Irene (paz) y Dike (justicia)]; así la nueva pareja daba y fundía la ley y el estado como uno indivisible, una concepción moderna que aún se mantiene, y si bien los romanos no dieron al mundo grandes filósofos, si dieron ley romana, que es la base de toda la legislación moderna. Quirino reemplazó aJano en la triada de poder. Según las fuentes, la triada etrusca estaba formada por: Tinia, Uni y Menrva; equivalentes a los romanos; Júpiter, Juno y Minerva; y a la triada griega: Zeus, Hera y Atenea; mostrado así la influencia y herencia griega entre los pueblos de Italia y es conocida como la triada clásica o palatina; pero los miembros a triada arcaica del pueblo romano eran: Júpiter, Marte y Jano; y este ultimo reemplazado luego por Quirino.

Roma, por otra parte, es el nombre de una hija del rey Evandro, o de Eneas, Esculapio o el propio Tiber según versiones; traduce algo así como ‘la ciudad sobre el río’ y al igual como el río que la atraviesa, se convirtió en una diosa por derecho propio; símbolo del poder que representa la ciudad y el estado; y algunas versiones ven en esta imagen a la propia Rea Silvia, la madre del fundador de la ciudad misma.

Los ríos y fuentes del inframundo

Una de las más importantes oceánides es la diosa Estigia (la odiada), señora del río (o laguna) que rodea todo el inframundo; equivalente en este aspecto a su padre Océano, quien rodea la Tierra emergida. Las madres de Estigia han sido motivo de especulación, como una diosa de las aguas se le pone de Tethys como su madre; pero al ser una diosa del inframundo, Nix, la noche, es también puesta como una candidata a ese título. Según la tradición se la hace corresponder con una fuente que corría en la región de Arcadia de aguas oscuras y corrosivas, y que en los mitos estas aguas se terminan sumergiendo en la tierra hasta alcanzar y rodear el inframundo. Estigia fue esposa del titán Palas, el dios de la guerra entre los titanes, y sus hijos fueron: Nike (la victoria), Zelo (la rivalidad), Bia (la fuerza) y Kratos (el poder). Cuando hubo el conflicto entre los dioses jóvenes y los titanes; ella, siguiendo el consejo de su padre, se puso del lado de los dioses, siendo la primera que llegó a apoyarlos. En recompensa sus hijos pasaron a formar la guardia pretoriana de Zeus, y a ella se la recompensó haciéndola garante de los juramentos de los dioses; cuando un dios rompía la palabra dada en su nombre, tenía la diosa el poder de quitar a los dioses sus grandes poderes divinos durante un gran año (nueve años mortales) y dejarlos mudos (sin habla) en los grandes consejos; tal era su poder que fue llamada por ello la odiada, y su nombre traduce en algunas fuentes el termino de incorruptible. Pese a ser sus aguas oscuras y tenebrosas, algunos les atribuían poderes milagrosos y que podrían hacer que alguien invulnerable; según una tradición la diosa Thetis/Tetis, sumergió a su hijo Aquiles en sus aguas para hacerlo invulnerable, con excepción de su talón, por el cual su madre lo sostuvo; de ahí la expresión del ‘talón de Aquiles’, como metáfora de un punto vulnerable.

Estigia

Estigia es descrita como la laguna en la que terminan los grandes ríos que surcan el inframundo; y suele ser identificada como la diosa del odio. Asociados al inframundo y por ello su ascendencia sigue en discusión, otros daimones hijos de Nix, la noche, como Cocito (lamento) y Leteo (olvido) han estado asociados a fuentes del inframundo y han sido convertidos en ríos y por tanto señalados como hijos de Océano y Tethys. Cocito es el dios del río de los lamentos; se dice que sus aguas salobres son el resultado del llanto de los hombres y mujeres en la tierra; y cada año su caudal se incrementa. En la Divina Comedia el Cocito (lamento) es descrito como un río frío y congelado. Algunas leyendas cuentan que la ninfa Minte, una nayade hija de Cocito, fue amante de Hades, y la ninfa se atrevió a compararse superior que la esposa del dios, eso hasta que Perséfone se enteró y golpeó del tal forma a la ninfa que prácticamente la desintegró. Hades convirtió sus restos en la mata de menta. Por su Leteo (olvido), es diosa del río o la laguna del olvido; los muertos al beber de sus aguas olvidan sus vidas pasadas y quienes fueron en la vida terrenal; las aguas de Leteo estaban cerca de las tierras de los dioses de los sueños; por ello olvidamos al despertarnos lo que soñábamos.

estigia - lara

El más caudaloso de todos los ríos del inframundo es el Arqueronte (temible), quien a su vez descargas sus aguas en la laguna Estigia. Arqueronte fue descrito por los griegos como un río que fluye bajo la tierra en sentido contrario al de giro de Océano y el segundo más grande, después del Océano mismo, tanto es así que al río se le veía subir a la superficie en varias regiones del mundo, en el noreste de Grecia central donde que termina vertiendo sus aguas el mar Jónico; en Italia se creía que sus aguas subían al lago volcánico Averno (una de las entrada míticas del infierno), así como algunos arroyos cerca de cementerios en Asia menor son atribuidos como parte de las aguas del Arqueronte. Las aguas de Arqueronte eran descritas como tan venenosas, que cualquier navío que las tocara terminaría disuelto y sumergido dentro de las mismas; siendo sólo la barca de Caronte era la única que se le podía cruzar, y por ello los muertos debían pagar para ir de la orilla de los vivos, a la orilla de las almas.

Arqueronte

Arqueronte es conocido como el río del dolor; y se le hace padre, con Estigia, de Ascálafo, el siervo que atendía los huertos de Hades en el inframundo. Ascálafo contaría a su patrón sobre los granos de la granada que había comido Perséfone en su estadía en el reino de los muertos y que la condenaba a volver cada año al inframundo; eso no le gusto mucho a la madre de la chica, Demeter, quien transformó a Ascálafo en lechuza, animal que desde entonces vigila en la oscuridad.

ascalafo

El último de los grandes ríos del inframundo griego es Flegetonte (en llamas), llamado también Piriflegetonte (ardiendo), que es una corriente de fuego (lava) que fluye en el inframundo y desciende del reino de Hades al profundo y ardiente Tartaro donde fueron encerrados los titanes tras perder contra los dioses. Dante pone a Flegetonte como un río de sangre ardiente donde son hervidas las almas de los violentos. Estigia estuvo enamorada de Flegetonte pero sus ardientes llamas casi la evaporaron, llenado al inframundo de una espesa y pesada niebla y justificando así por que el Arqueronte es el río con más agua en esas oscuras cavernas del submundo griego.

Flegetonte

Faetón, el mundo destrozado por Júpiter

La ley de Titius-Bode, incluso pudiendo ser solo una curiosidad matemática, tuvo una gran importancia en el desarrollo de la Astronomía de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Así en 1766 Johann Daniel Titius y posteriormente en 1772 el director del Observatorio de Berlín, Johann Elert Bode encontraron una regla simple matemática que daba de forma muy exacta la distancia de los planetas respecto al sol en Unidades Astronómicas; aunque algunos dicen que el primero en proponerla fue Christian Wolff en 1724.

La hoy conocida como ley de Titius-Bode señala que la distancia ‘a’ obedece a la relación: a=[(n+4)/10]; con n igual al doble del número anterior, empezando en 0 para Mercurio, 3 para Venus, 6 para la Tierra y así sucesivamente.

Planeta Posición respecto al sol n Distancia calculada Distancia oficial
Mercurio 1 0 0,4 0,39
Venus 2 3 0,7 0,72
Tierra 3 6 1,0 1,00
Marte 4 12 1,6 1,52
Ceres (1801) 5 24 2,8 2,77
Júpiter 6 48 5,2 5,20
Saturno 7 96 10,0 9,54
Urano (1781) 8 192 19,6 19,20
Neptuno (1846) 9 30,60
Plutón (1930) 10 384 38,8 39,44

Cuando originalmente se publicó, la ley era satisfecha por todos los planetas conocidos, desde Mercurio hasta Saturno, con un hueco entre el cuarto y quinto planeta; este hecho se consideró interesante, pero de ninguna importancia hasta el descubrimiento de Urano en 1781, que estaba a 19,18 UA, y qué encajó pulcramente en la serie y no hizo más que confirmar la ley publicada solo tres años antes; lo que llevó a pensar que faltaba un planeta, en el quinto lugar a 2,8 UA. Basado en su nueva credibilidad, Bode inició la búsqueda del quinto planeta.

En el congreso astronómico que tuvo lugar en Gotha, Alemania, en 1796, el francés Joseph Lalande recomendó su búsqueda. Entre cinco astrónomos se repartieron el zodiaco en la búsqueda del quinto planeta y finalmente el 1 de enero de 1801, en el Observatorio de Palermo el monje Giuseppe Piazzi, que no pertenecía a la comisión de búsqueda, descubrió Ceres, el primero de los asteroides. Carl Friedrich Gauss, el gran matemático, cálculo de la órbita de Ceres con los pocos datos de la órbita conseguidos por Piazzi. Calculada su órbita, resultó se un cuerpo que orbitaba entre Marte y Júpiter; es decir, el cuerpo que faltaba según la ley de Titius-Bode.

Sin embargo, en 1802 el astrónomo Heinrich Wilhelm Matthäus Olbers descubrió y nombró a otro objeto en la misma órbita general que Ceres, se trataba del asteroide Palas. Olbers propuso que estos nuevos descubrimientos fueron los fragmentos de un planeta alterado que anteriormente había girado en torno al sol. También predijo que más de estas piezas se encontrarían. El descubrimiento del asteroide Juno (1804) por Karl Ludwig Harding y Vesta (1807) por Olbers lo que reforzó la hipótesis de un planeta originario destrozado.

Así durante el siglo XIX, a medida que los asteroides eran descubiertos, estos nuevos objetos celestes eran considerados planetas. Júpiter paso a ser el sexto planeta tras el descubrimiento de Ceres. Entre 1845 y 1851, once asteroides adicionales fueron descubiertos y Júpiter se había convertido en el planeta número veinte. En este punto, los astrónomos empezaron a clasificar los nuevos cuerpo como asteroides (similares a estrellas). Después de la reclasificación de los asteroides en su propio grupo, Júpiter volvió a ser el quinto planeta una vez más. Con la nueva definición del término planeta en 2006, Ceres ya no es un asteroide, sino que entra en el conjunto de planetas enanos, siendo el único en esta categoría dentro del sistema solar interior.

El descubrimiento de los distintos asteroides del cinturón principal hizo que los científicos buscaran explicaciones lógicas para su origen y tratar de mantener la ley de Titius-Bode no como una curiosidad matemática, sino como algo cierto entre los cuerpos celestes; pero el descubrimiento de Neptuno en 1846, fuera de las predicciones de la Ley ya ponían en duda la veracidad de la misma. Pero la ley de Titius-Bode aún persistía en la mente de los científicos; el descubrimiento de Plutón en 1930 parecía corresponder con la posición que debería tener Neptuno, así la explicación era que Neptuno era un cuerpo extraño al sistema solar. Hoy nadie considera la ley de Titius-Bode salvo como algo más que un recurso mnemotécnico y no como un cálculo astronómico exacto; aunque se han hecho modificaciones a la misma, estas buscando relaciones logarítmicas entre los planetas, y en los gigantes gaseosos en sus grandes lunas encontrándose buenas correspondencias; pero ello bien lejos de la ley original.

Pero fuera de esta discusión sobre la veracidad o no de la ley de Titius-Bode, había que dar una explicación al origen del cinturón principal de asteroides; la propuesta inicial fue la existencia de un planeta entre Marte y Júpiter que existía en donde hoy se ubica el cinturón de asteroides, ello se conoció como la ‘Teoría de la Interrupción‘. Esta teoría afirma que hubo una vez un planeta importante dentro del sistema solar que circulaba en la brecha actual entre Marte y Júpiter, que fue destruido cuando se desvió demasiado cerca de Júpiter y fue destrozado por la poderosa gravedad del gigante de gas, otros proponen que este cuerpo fue golpeado por otro gran cuerpo celeste. En el siglo XX, el investigador sobre meteoritos ruso, Yevgeny Leonidovich Krinov, que participaba en la investigación del suceso de Tunguska, sugirió que el planeta que explotó en la teoría de Olbers debía ser nombrado Faetón (Phaeton, Phaethon) en referencia al hijo del dios del sol de la mitología griega, que trató de conducir el carro solar de su padre un día con resultados desastrosos y que fue finalmente destruido por Zeus (Júpiter).

Planeta Faetón

Hoy, la hipótesis Faetón se ha sustituido por el ‘Modelo de acreción‘. La mayoría de los astrónomos creen que los asteroides en el cinturón principal son los restos del disco protoplanetario, y que en esta región la agrupación de remanentes protoplanetarios para formar uno o más planetas fue impedido por la gran perturbación gravitatoria inducida por Júpiter durante el período de formación del sistema solar. Pero la hipótesis del mundo Faestón sigue siendo defendida por algunos no científicos. Un defensor notable es Zecharia Sitchin, quien ha propuesto, basado en su lectura de la antigua mitología Sumeria, que el planeta conocido por los sumerios como Tiamat fue destruido por un planeta errante llamado Nibiru y resultado de ese choque nacieron la Tierra, la Luna y el cinturón de asteroides; pero esta obra es ampliamente considerada como pseudociencia. Otras propuestas son en 1988, Donald W. Patten que escribió un libro titulado ‘El catastrofismo y el Antiguo Testamento‘ aquí un pequeño planeta que llamo Astra se acercó a Marte y, al llegar al límite de Roche, se rompió al igual que el cometa Shoemaker-Levy 9 hizo cuando se acercó a Júpiter en 1994, pero esta propuesta está también dentro de la pseudociencia ya que el tamaño de Marte hace que su límite de Roche se encuentre casi a un radio del planeta.

La idea de la existencia de un quinto planeta no ha sido del todo abandonada por la ciencia; tras el descubrimiento de los primeros planetas extras solares se observó que la mayoría eran cuerpos gaseosos similares a Júpiter, pero, a diferencia de nuestro gigante gaseoso, estos mundos giran muy cerca de la estrella, fueron llamados Júpiter calientes, y están a distancias incluso menores que nuestro Mercurio del Sol, donde no era posible que esos mundos se formaran, y se postulo que tras la formación de estos gigantes gaseosos, los mismos iban perdiendo momentum angular al chocar con los distintos cuerpos del disco protoplanetario original de sus sistemas solares. El frenado hacía que los planetas entraran en orbita espiral hasta alcanzar órbitas muy cercanas a sus respectivos soles. En 2002 los científicos John Chambers y Jack Lissauer plantearon la propuesta del Planeta V; un cuerpo que debió haber existido entre Marte y Júpiter, y al igual que los planetas extrasolares, desarrollo una orbita excéntrica e inestable producto de las colisiones con los restos del disco protoplanetario, el resultado es que hace unos cuatro mil millones de años este cuerpo terminó entrando dentro del sistema solar interior hasta terminar cayendo dentro del Sol; hechos que ocurrieron justo con el periodo de bombardeo pesado tardío; aunque este mundo no tuvo nada que ver con la formación del cinturón de asteroides; su existencia apunta a resolver situaciones como la existencia del Helio-3 en la superficie solar; el Helio-3 es un isótopo raro en las estrellas, pero común en los gigantes gaseosos; y otros problemas similares.

Faetón en los mitos

Faetón (Phaeton o Phaethon, que traduce brillante) forma parte de una genealogía distinta a la rama de los dioses olimpicos (hijos o familiares de Zeus). Sus padres eran el titán Helios (el dios sol, hermano de Semele, la diosa de la Luna y Eos, la diosa de la Aurora) y la oceánide Climena/Merope (nombre que traduce Fama/La que gira el rostro, y con este segundo nombre se relaciona con otra ninfa Clitia (Gloria), que al perder el amor del sol, aquí Apolo, se volvió un girasol, cuya flor lo sigue en el cielo; pero hay que tener cuidado de no confundir con otra ninfa de igual nombre Asia/Climena, esposa del titan Japeto y madre del Prometeo, Epimeteo, Atlas y Menecio, quien aquí se refiere a la oceánide que habitaba en Anatolia y que dio nombre a todo el continente al oriente de Grecia). Los abuelos por parte paterna de Faetón fueron Hiperión (fuego astral, el dios sol en la época de los titanes), el titan que gobernaba oriente y Tea (Theia, la diosa de la vista —oráculo, astrología—).

faeton

Así Faetón era en principio hermano de las ninfas Heliades; aunque otras versiones le ponen como madre a la ninfa Rodas (Rhode, también llamada Halia = sal marina), siendo por esta rama hermano de los Heliadae (genios marinos que sacaron a los Telequines, daimones marinos, de su isla y se dieron a su madre, isla que paso a llevar su nombre y donde la ninfa instauró el culto a su amante celeste, resultando en la construcción del Coloso de Rodas). Su padre Helios tiene entre sus otros nombres el de Febo (Phoebus = resplandeciente), mismo epíteto dado al dios Apolo, por ello ambos dioses (Helios y Apolo) se confunden muchas veces como padres de Faetón. Otras medio hermanas famosas de Faetón fueron la bruja Circe que transformó a los hombres de Odiseo/Ulises en cerdos y Pasifae la reina cretence esposa de Minos y madre del Minotauro; estas son algunas de hijas que el dios Helios tuvo con otra ninfa llamada Perces.

Helios

Fuera de estas discrepacias y otros parentescos en su ascendencia el mito de este joven titán se refiere a pedir a su padre manejar el carro del sol, con consecuencias funestas para todos. Según las historias Epafo (hijo de Zeus e Io) reinaba en Egipto, donde su madre había huido de la furia de Hera, y tenía gran amistad con Faetón, pero aunque eran amigos, las disputas por su ascendencias se presentaban entre ambos; tuvo la mala fortuna Epafo que llegó a reprocharle a Faetón de que era hijo de padre desconocido; ya que su madre ya lo cargaba cuando desposo con Merope (aquí un rey de Etiopía), él cual que había adoptado a Faetón.

Hiperion

Ante esta ofensa Faetón fue donde su madre y pidió que le revelara el verdadero nombre de su padre, así como consejo para perpetrar una venganza o hallar algún modo de recuperar el honor perdido. Climena reveló a su hijo que su padre era el increíble dios del sol, y le aconsejó a su hijo que solicitara el permiso de su verdadero padre para conducir su carro aunque sólo fuera por un día para así demostrar a todo el mundo la verdad de su nacimiento. Faetón acudió a Helio para comprobar si era verdad, el dios al saber lo ocurrido reconoció su paternidad y juro por la diosa de laguna Estigia (lo que convertía el juramento en irrevocable) que ayudaría a su hijo a cobrar la afrenta; fue cuando su hijo, siguiendo el consejo de su madre, pidió a su padre en manejar el carro del sol por un día. Imposibilitado de no poder romper el juramente Helios tuvo que ceder ante los ruegos de su hijo, consciente de los peligros que implica conducir el carro solar y se dispuso a preparar el carro para el siguiente amanecer.

Coloso de Rodas

Faetón había montado ya en el carro, pero antes de que emprendiera el vuelo, Helios le aconsejó que no subiera demasiado al cielo, pero que tampoco estuviera muy cerca de la tierra, pues ambas cosas resultarían muy peligrosas. Pero la juventud de Faetón fue pronto notada por los briosos corceles, y el joven fue incapaz de mantener el control de las riendas y de los caballos. El carro dejó su curso acostumbrado, y primero se apartó y atravesó el cielo, prendiéndole fuego, las marcas de ese incendio celeste aún son visibles en lo que hoy se llama la vía láctea, y después el carro trajo los rayos abrasadores a muchas partes de la tierra habitada y quemado la tierra misma, así surgió el desierto del Sahara, y sus gentes se volvieron de tez oscura; secó entonces los ríos, y Poseidón surgió de las aguas con su tridente a tratar de detenerlo, pero no pudo con el intenso calor y se vio obligado a bajar a las profundidades del mar que ya empezaba a evaporar. La tierra (Gaia) gimió de desesperación y pidió a Zeus que detuviera tal tormento. Zeus, enojado por lo que había sucedido, hirió Faetón con un rayo y envió a su hijo Apolo a que llevara al carro del sol a su curso acostumbrado.

faeton_1

Faetón, que cayó a la tierra en un torbellino hasta golpear contra la desembocadura del río Erídano, llamado en esas tierras con el nombre de Pados (el actual río Po, al norte de Italia). El sitio donde cayó su cuerpo calcinado oscureció las aguas dando origen al betún del río, aguas que hasta hoy día se ven afectadas hasta el punto de agotamiento por el olor nauseabundo que dejó el cuerpo humeante de Faetón.

El rey Cicno de los Ligures (en el norte de Italia) fue hasta el lugar para tratar de ayudar a su amigo y rescatar el cuerpo; pero la pena de su muerte pudo más que sus fuerzas, apenas logró llegar a la orilla, sus llantos envolvieron el lugar, y los dioses lo transformaron en cisne, que desde entonces odia el fuego y el calor, por ello los cisnes migran al norte escapando del sol ardiente del verano.

faeton_2

Sus hermanas, las Helíadas, finalmente llegaron y recogieron su cuerpo, le rindieron honores fúnebres y lo enterraron. Sumidas en la tristeza sus lágrimas constituyeron el ámbar que se encuentra aún en ese río y después, fueron metamorfoseadas en álamos. Por su parte Helios perdió no solo a su hijo, sino el carro solar, que pasó por orden de Zeus a su hijo Apolo, que desde entonces es el dios que conduce el carro solar. La moraleja de esta leyenda es que los padres deben aprender a no ser excesivamente permisivos con los caprichos de sus hijos, porque, como en este caso, podrían procurarle la muerte.

Apolo y las musas; la Aurora abre el día

El planeta Vulcano, un fantasmal mundo entre el Sol y Mercurio

En 1840, François Arago, director del Observatorio de París, sugirió al matemático francés Urbain Le Verrier que trabajaran en el tema del movimiento orbital del planeta Mercurio alrededor del Sol. El objetivo de este estudio fue construir un modelo basado en las leyes del movimiento y la gravitación de Sir Isaac Newton. En 1843, Le Verrier publicó su teoría provisional sobre el tema, que se probó durante un tránsito de Mercurio a través de la cara del Sol en 1843. Al final resultó que, las predicciones de la teoría de Le Verrier no lograron igualar las observaciones.

Le Verrier renovó su trabajo y, en 1859, publicó un estudio más exhaustivo del movimiento de Mercurio. Esto se basó en una serie de observaciones meridianas del planeta, así como catorce tránsitos. El rigor de este estudio significaba que cualquier diferencia entre la observación y los calculos serían causados por algún factor desconocido. De hecho, todavía quedaba alguna discrepancia. Durante la órbita de Mercurio, su perihelio avanza una pequeña cantidad cada órbita, técnicamente el fenómeno fue llamado precesión del perihelio. El fenómeno era algo predicho por la mecánica clásica, pero el valor observado difería de el valor predicho por la pequeña cantidad de 43 segundos de arco cada siglo.

Le Verrier postula que el exceso de precesión podría explicarse por la presencia de un pequeño planeta dentro de la órbita de Mercurio, y propuso el nombre de Vulcano para este objeto. En la mitología romana, Vulcano era el dios del fuego, la herrería y los volcanes, por lo que era un nombre adecuado para un planeta tan cerca del sol. Reciente éxito de Le Verrier en el descubrimiento del planeta Neptuno utilizando las mismas técnicas prestó veracidad de su afirmación, y los astrónomos de todo el mundo trataron de observar al nuevo planeta, pero nunca se encontró nada.

Vulcano _planeta hipotetico

En diciembre de 1859, Le Verrier recibió una carta de un médico francés y astrónomo aficionado llamado Edmond Modeste Lescarbault, quien afirmó haber visto un tránsito del planeta hipotético que a principios de año. Le Verrier tomó el tren hasta el pueblo de Orgères-en-Beauce, a unos 70 kilómetros al suroeste de París, donde Lescarbault había construido un pequeño observatorio. Le Verrier llegó sin previo aviso y procedió a interrogar al hombre.

Lescarbault describe en detalle cómo, el 26 de marzo de 1859, se dio cuenta de un pequeño punto negro en la cara del Sol, que estaba estudiando con sus modestos 3,75 pulgadas (95 mm) refractores. Pensando que era una mancha solar, Lescarbault no estaba sorprendido primero, pero después de algún tiempo había pasado se dio cuenta de que se estaba moviendo. Habiendo observado el tránsito de Mercurio en 1845, supuso que lo que estaba observando era otro tránsito, este un cuerpo que no había sido descubierto. Tomó algunas medidas precipitadas de su posición y la dirección del movimiento, y el uso de un reloj viejo y un péndulo con el que tomó el pulso a sus pacientes, se estima que la duración del tránsito en 1 hora, 17 minutos y 9 segundos.

Le Verrier pensó que estaba convencido de que Lescarbault había visto el tránsito de un planeta desconocido. El 2 de enero 1860 se anunció el descubrimiento de Vulcano a una reunión de la Academia de Ciencias de París. Lescarbault, por su parte, fue galardonado con la Legión de Honor y el invitado a comparecer ante numerosas sociedades científicas. Sin embargo, no todo el mundo acepta la veracidad de ‘descubrimiento’ de Lescarbault. Un eminente astrónomo francés, Emmanuel Liais, que trabajaba para el gobierno de Brasil en Río de Janeiro en 1859, afirmó que había estudiando la superficie del Sol con un telescopio el doble de potente que Lescarbault en el momento en que Lescarbault dijo que observó a su misterioso tránsito. Liais, por lo tanto, estaba en condiciones de negar, de la manera más positiva, el paso de un planeta sobre el sol en el momento indicado.

Basado en ‘tránsito’ de Lescarbault, la órbita de Le Verrier calculada para Vulcano señalaba que debía girar alrededor del Sol en una órbita casi circular, a una distancia de 21 millones de kilómetros (0,14 unidades astronómicas). El período de la revolución fue de 19 días y 17 horas, y la órbita se inclinaba a la eclíptica de 12 grados y 10 minutos (un increíble grado de precisión). Así visto desde la Tierra, la más grande elongación de Vulcano respecto al Sol era de 8 grados.

Numerosos informes —no todos ellos fiables— comenzaron a llegar a Le Verrier de otros astrónomos aficionados que afirmaron haber visto tránsitos inexplicables. Algunos de estos informes hace referencia a las observaciones hechas muchos años antes, y muchos no pudieron ser fechados correctamente. Sin embargo, Le Verrier continuó jugando con los parámetros orbitales de Vulcano con cada nuevo avistamiento reportado que llegaba. Con frecuencia anunciando fechas para futuros tránsitos de Vulcano, pero estos no se materializaban. Así desde mucho antes de la propuesta de Vulcano, a inicios del siglo XIX, hasta casi finalizar el siglo se reportaron múltiples observaciones del objeto, pero ninguna definitiva.

En 1877 Le Verrier murió convencido de haber descubierto otro planeta. Con la pérdida de su principal defensor; sin embargo, la búsqueda de Vulcano amainó. Después de muchos años de búsqueda, los astrónomos dudaban seriamente la existencia del planeta. En 1915 la teoría de la Relatividad de Albert Einstein da un enfoque totalmente diferente para entender la gravedad de una forma distinta a la mecánica clásica, resolviendo el problema. Las ecuaciones de la relatividad predicen exactamente la cantidad observada de avance del perihelio de Mercurio sin recurrir a la existencia de un hipotético Vulcano. La nueva teoría modifica las órbitas predichas no sólo de Mercurio, sino de todos los planetas, pero la magnitud de las diferencias con respecto a la teoría de Newton disminuyen rápidamente a medida que uno se aleja del sol. Además, la órbita bastante excéntrica de Mercurio hace que sea mucho más fácil de detectar el desplazamiento del perihelio que en el caso de las órbitas casi circulares como la de Venus y de la Tierra.

Cuando en 1915, cuando Albert Einstein explicó satisfactoriamente la aparente anomalía en la órbita de Mercurio, la mayoría de los astrónomos abandonaron la búsqueda de Vulcano. Unos pocos, sin embargo, siguieron convencidos de que no todas las supuestas observaciones de Vulcano eran infundadas. Entre ellos fue Henry C. Courten, del Dowling College, New York. estudiaron las placas fotográficas del 1970 eclipse solar, él y sus colaboradores detectaron varios objetos que parecían estar en órbitas cercanas al sol. A pesar de lo que representaban los objetos, Courten sintió que al menos siete de los objetos eran reales. La aparición de algunos de estos objetos se confirmó por otro observador en Carolina del Norte, mientras que un tercero observador en Virginia vio a uno de ellos. Courten cree que existe un planetoide intra-Mercurial de entre 130 y 800 kilómetros de diámetro en órbita alrededor del Sol a una distancia de alrededor de 0,1 UA. Otras imágenes en sus placas de eclipse lo llevaron a postular la existencia de un cinturón de asteroides entre Mercurio y el Sol.

Pero al igual que con Vulcano, ninguna de estas afirmaciones nunca se ha probado después de cuarenta años de observación. Se ha conjeturado, sin embargo, que algunos de estos objetos dentro de la órbita de Mercurio pueden existir, tratándose de cometas o pequeños asteroides desconocidos. Hoy en día, continúa la búsqueda de estos denominados asteroides Vulcanoides, que se cree que existen en la región en la que Vulcano alguna vez fue buscado. Ninguno de ellos ha sido encontrado todavía y búsquedas han descartado asteroides mayores de 6 km.

Sr Spock _ vulcano

Hoy el planeta Vulcano sólo existe en la imaginación, su nombre se usa dentro el universo de Stak Trek para el mundo de la raza de donde la lógica es más importante que las emociones, y su mayor exponente es el celebre Sr. Spock. Este mundo no se encuentra en el sistema solar, sino en 40 Eridani (también conocida como Omicron Eridani, o con el nombre árabe de Keid = Concha), un triple sistema estelar a menos de 16,5 años luz de distancia de la Tierra. Otras obras que hacen referencia al Vulcano dentro del sistema solar son: Taller de Vulcano (Astounding Stories , junio de 1932), cuento de Harl Vincent sobre una colonia penal que se encuentra en Vulcano.  En el Centro de Gravedad ( Astounding Stories , junio de 1936), tenemos otro cuento, este por Ross Rocklynne donde narra como dos personas se encuentran atrapados dentro de un Vulcano hueco. Las Crónicas de Sten (ocho libros entre 1982 a 1993) de Allan Cole y Chris Bunch; aquí Vulcano es un planeta artificial; originalmente una estación espacial industrial que crece mediante la adición de nuevas instalaciones de producción y por lo tanto se acerca a proporciones similares a un planeta; y que muestra una critica política vista en los ojos de los obreros que trabajan en la estación. También la serie de ciencia ficción Dr. Who en el capitulo ‘El poder de los Daleks‘ (1966), hace referencia a una colonia terrestre en el siglo XXI,  pero no si está claro si este mundo Vulcano en un sistema solar cercano o dentro del propio en el Sistema Solar.

Vulcano/Hefesto, el dios de la forja

En la antigua religión romana Vulcano es el dios del fuego y la forja, pero también es el patrón de los oficios relacionados con hornos (cocineros, panaderos, pasteleros) como se atestigua en las obras antiguas que ponen al dios como cocinero en la boda de Eros y Psique. Como el herrero divino, forjador de los rayos de Júpiter se le representa a menudo con un martillo de un herrero (que es su avatar), pero también se incluyen el yunque y un par de pinzas, así como el avatar de Venus es el espejo y los de Marte son el escudo y la lanza. Su equivalente griego es el dios Hefesto y entre los etruscos se le identifica con el dios Sethlans.

Hefesto_Vulcano

Gérard Capdeville (1964-) sugiere que el origen Vulcano como dios romano del fuego se remonta al dios cretense Velchanos, ello principalmente bajo la sugerencia de la similitud de sus nombres. Entre los cretenses Velchanos es un joven dios maestro del fuego y compañero de la Gran Diosa (ambos llegados del cercano oriente). La concepción prehelénica de Velchanos lo pone como un joven sentado frente a un árbol (el dios y la diosa madre que se representaba con el árbol sagrado), ello denota que se trata de un dios de la vegetación y la primavera; el árbol es el símbolo de la unión del Cielo y la Tierra y de su poder generador. En Creta Velchanos era el dios de las prácticas de iniciación de los jóvenes, y se le vincula al culto al toro (las imágenes de jóvenes brincando sobre los toros). Esta vinculación al toro recuerda a Zeus que transformado en toro trajo a la princesa fenicia Europa desde su tierra natal a Creta, fundando el reino minoico. Pero también el culto al toro venido del cercano oriente y anatolia lo identifica con Teshub, dios de las tormentas que cabalga sobre toros; y cuyo origen se remonta a dios sumerio Adad. Todo esto pone a Velchanos, el primer ancestro de Vulcano, equiparable al mismo Zeus griego o Júpiter romano; un poderoso dios de los cielos y las tormentas y el renacimiento de la naturaleza; y el fuego divino no es otro que los rayos y relámpagos, que al caer a la tierra la encienden.

Otro equivalente venido de oriente se encuentra en la tradición cananea/ugarita, aquí el dios Kothar-wa-Khasis (que traduce ‘el Hábil y Listo’) es un dios herrero, artesano, ingeniero, arquitecto, e inventor; también es adivino y hechicero, creador de palabras sagradas y los hechizos. Los mitos señalan que Kothar ayuda a Baal (dios del las tormentas) en sus batallas fabricándole armas (rayos). También fabrica hermosos muebles adornados con plata y oro como regalos para Asherah (la diosa madre de los cananeos); y construye un palacio de plata, oro, lapislázuli, y madera de cedro fragante para Baal; desde donde el dios de los cielos puede ver la tierras bajo sus pies. La morada de Kothar está en Egipto, y ello lo equipara al dios artesano y constructor, el poderoso Ptah.

Vulcano _2

Pero si Vulcano tuvo a dioses tan poderosos entre sus iguales, como terminó siendo uno de los menos agraciados y respetados entre sus congéneres; ello ocurre por que su culto se identifica con el dios Hefesto de la mitología griega, aquí es donde Velchanos se transforma en el Vulcano fabricante de armas y joyas de varios dioses y héroes, principalmente de los rayos de Júpiter. Los mitos de ambos dioses se funden de tal manera que el antiguo dios cretence pierde su atractivo juvenil por otro menos agraciado, el de cojo y deforme dios que es despreciado por los otros dioses; algo raro si se considera que en su ascendencia se tiene que Hefesto/Vulcano es hijo de los reyes de los dioses: su padre es Zeus/Júpiter y su madre Hera/Juno.

Según algunos de los mitos Hera/Juno estaba embarazada de su primer hijo; hacia poco tiempo atrás dos bastardos de su marido habían nacido de la amante de turno Leto/Latona; Apolo/Febo y Artemisa/Diana eran todo lo que unos dioses podían ser, hermosos y brillantes; pero sería la envidia de la reina de los dioses y su persecución sobre la amante de su marido lo que provocó consecuencias; quiso el destino (Fatum) equilibrar las cosas y cuando su hijo nació, Hera/Juno quedó asqueada de lo oscuro y poco atractivo de su primer vástago; era pequeño y feo, con una cara roja que no paraba de berrear. Hera/Juno estaba tan horrorizada que arrojó el pequeño bebé desde el Monte Olimpo.

Hefesto/Vulcano cayó durante un día y una noche desde el cielo, aterrizando en el mar. Por desgracia, una de sus piernas se rompió al golpear el agua, y nunca se desarrolló correctamente. Desde la superficie, Hefesto/Vulcano se hundió como una piedra en las profundidades azules y frescas, donde las ninfas marinas, Tetis (madre de Aquiles) y Eurinome lo encontraron y lo llevaron a su cueva bajo el agua, criándolo como un hijo propio.

Hefesto/Vulcano tuvo una infancia feliz con delfines como sus compañeros de juego y las perlas como sus juguetes. Al final de su infancia, encontró los restos del incendio de un pescador en la playa y se fascinó con un carbón que seguía al rojo vivo y brillante. Hefesto/Vulcano cerró cuidadosamente este precioso carbón en una concha de almeja y lo llevó a su gruta submarina e hizo un fuego con él. En el primer día después, el joven dios se quedó mirando el fuego durante horas y horas. Al segundo día, descubrió que cuando hacía el fuego más caliente con ayuda de un fuelle, ciertas piedras sudaban hierro, plata y oro. En el tercer día con el metal enfriado hizo pulseras, cadenas, espadas y escudos. Hefesto/Vulcano hizo cuchillos y cucharas para su madre adoptiva con mango de nácar; y una carroza de plata para sí mismo que iba guiada por caballos de mar para transportarse rápidamente.

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Tuvo Tetis que dejar luego su gruta submarina para asistir a una cena en el Monte Olimpo; llevaba un hermoso collar de plata y zafiros, que Hefesto/Vulcano había hecho por ella. Hera/Juno admiraba el collar y le preguntó de dónde podría conseguir uno. Tetis nerviosa tuvo que reconocer la verdad; por fin la reina de los dioses descubrió que el bebé que una vez había rechazado se había convertido en un talentoso herrero.

Hera/Juno estaba furiosa y exigió que Hefesto/Vulcano regresara al Olimpo, una demanda a la que el joven dios se negó. Sin embargo, él envió a Hera/Juno una silla hermosa hecha de plata y oro, con incrustaciones de madre perla. Hera/Juno estaba encantada con este regalo, pero, tan pronto como se sentó en ella su peso soltó resortes ocultos y bandas de metal brotaron atando a su ocupante. Cuanto más gritó y luchó, con mayor firmeza el trono mecánico se apoderó de ella, la silla era una trampa inteligentemente diseñada. Durante tres días Hera/Juno estuvo atrapado en la silla, no podía dormir, no podía estirarse, no podía comer. Los demás dioses rogaron a Hefesto/Vulcano que volviera al Olimpo y la dejara ir, pero él se negó, diciendo: —No tengo madre—.

Hefesto/Vulcano fue el único de los dioses, que expulsado del Olimpo, regreso finalmente a su casa. Le correspondió al joven Dioniso/Baco el trabajo de ir a buscarlo y llevarlo finalmente de regreso. Para lograr su cometido compartió su vino intoxicante con el dios herrero, y lo llevó de vuelta al Olimpo a lomos de un mulo acompañado de sus juerguistas, mientras Dioniso/Baco sostiene el freno del animal y lleva las herramientas de Hefesto/Vulcano, incluyendo el hacha de doble filo.

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Zeus/Júpiter finalmente intervino, prometió a Hefesto/Vulcano que si soltaba a Hera/Juno le daría por esposa a Afrodita/Venus, la diosa del amor y la belleza. Hefesto/Vulcano siendo el más inquebrantable de los dioses, se doblegó al dársele la mano de Afrodita/Venus en matrimonio. Zeus/Júpiter pensaba que así también reducía los conflictos que provocaban los otros dioses al disputar la mano de la ardiente diosa, debido a su inmensa belleza; ya que desde la llegada de la diosa nacida de la espuma del mar, ella había sido causa de disputas entre los dioses; y por ello la casó con Hefesto/Vulcano, matando dos problemas al mismo tiempo. Hefesto/Vulcano estaba tan contento de haberse casado con la diosa de la belleza que forjó para ella una hermosa joyería y una faja que la hacía incluso más irresistible a los hombres.

Finalmente en el Olimpo, Hefesto/Vulcano construyó su propio palacio, con su taller, yunque y fuelles que trabajaba en su fragua; aquí fabricó gran parte de las magníficas armas de los dioses. Diseñó el casco alado y las sandalias de Hermes/Mercurio, el Aegis peto (la famosa faja) de Afrodita/Venus; las armaduras de Aquiles y las armas de Heracles/Hercules, el carro del Helios, los arcos de Apolo, Artemisa/Diana y de Eros/Cupido; el tridente de Poseidón/Neptuno y el Casco de la invisibilidad de Hades/Plutón; el carro de Ares/Marte, y el carro solar de Helios/Sol. Entre sus artesanías más conocidas se encuentran la diadema de Ariadna (esposa de Dioniso/Baco) y el collar maldito de Harmonía.

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A Hefesto/Vulcano le correspondió apresar en el Caucaso a Prometeo por castigo por robar el fuego y dárselo a los hombres, así como fabricar a Pandora y la caja que contiene los males; donde los dioses encerraron a las pestes y plagas. Se dice que el águila gigante del Caucaso que todos los días devoraba el hígado de Prometeo era también una creación del dios.

Otras de sus creaciones fueron: Talos, un gigante de bronce que Zeus/Júpiter dio a Europa para que protegiese las costas de Creta. Las Kourai Khryseai (doncellas doradas) eran dos autómatas de oro con la apariencia de jóvenes mujeres vivas que se decía que poseían inteligencia, fuerza y el don del habla y atendían a Hefesto/Vulcano en su palacio del Olimpo. Para el rey Eetes (el padre de la bruja Medea) de la Cólquida, creó dos perros guardianes, uno era de oro y otro de plata; así como un par de toros de bronce que echaban fuego por la boca y a los que tuvo que vencer Jasón cuando viajó con los argonautas ha este reino para robar el vellocino de oro. También se le atribuye la creación de dos caballos de bronce y hierro para dos de sus hijos, los Cabiros.

Pero el matrimonio arreglado al fin tuvo sus consecuencias. La infelicidad de Afrodita/Venus con su matrimonio la hizo que buscase la compañía de otros, y la diosa rápidamente puso amantes en su cama matrimonial. Por ella pasaron Hermes/Mercurio, con quien fue madre de Hermafrodito (joven del que la ninfa Salmacis se enamoró y al ser rechazada se fundió con el joven, dando origen a un ser con los dos sexos) y Peito (dios de la persuasión), con Dioniso/Baco fue madre de Himeneo (dios de las bodas) y Priapo (el dios de la perenne erección); pero con quien más engaño la diosa a su esposo fue con el hermano menor del mismo, el ardiente y belicoso Ares/Marte; fruto de esos amores fueron: Eros/Cupido (el dios del amor sexual); Anteros (el gemelo opuesto de Eros, dios del amor sentimental y vengador del amor no correspondido), Himero (dios del deseo), Fobos y Deimos (Miedo y Terror, dioses que acompañaban a su padre en sus batallas) y finalmente Hamonía (la única de sus hijas, de belleza igual que la madre y diosa de la concordia; ella fue dada como esposa al príncipe fenicio Cadmo, fundador de Tebas; en su boda Hefesto/Vulcano regaló a su hijastra un hermoso collar, salvo que la hermosa prenda estaba maldita y traía desgracias a su poseedor, siendo la más conocida de sus maldiciones la historia de Edipo, quien mata sin saber a su padre y se acuesta con su madre; provocando más tragedias luego en sus hijos e hijas, así como otros familiares por la disputa posterior del reino). Entre los amantes mortales de la diosa se encuentran el príncipe fenicio Adonis (quien también compartía cama con la diosa infernal Perséfone/Proserpina, y que fue muerto por un jabalí salvaje), el príncipe troyano Anquises, de quien tuvo a Eneas, fundador de Roma; y Buto (un hijo de Poseidón/Neptuno que acompañaba a los argonautas, cuando pasaron cerca del sitio donde reinaban las sirenas, fue el único que no pudo resistir su canto y se lanzó al mar, donde la diosa lo salvo)

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Hefesto/Vulcano fue informado del adulterio que su esposa mantenía con Ares/Marte por Apolo, quien estaba entre los pocos dioses con los cuales no se acostó la diosa. Como venganza, el dios de la herrería, atrapó ingeniosamente a los amantes con una red de finas cadenas que había dispuesto sobre el lecho para que cayeran al más mínimo contacto. Atrapados en una inquebrantable red tan pequeña como para ser invisible, el dios los arrastró hasta el monte Olimpo para avergonzarlos delante de los demás dioses por venganza. Entonces llamó a todos los dioses para mostrar el adulterio y pedir el divorcio; sin embargo, las diosas se quedaron en sus templos, todas se excusaron por vergüenza. Por otra parte la mayoría de los dioses se rieron al ver a los amantes desnudos. Hefesto/Vulcano se sintió nuevamente menospreciado por los demás dioses, ya que incluso alguno que otro comentaba desenfadado que no le habría importado sentir tal vergüenza. La risa duro hasta que Poseidón/Neptuno convenció a Hefesto/Vulcano de liberarlos a cambio de una garantía de que Ares/Marte pagaría una multa por el adulterio; pero al levantarse la red ambos escaparon y no mantuvieron su promesa.

Hefesto/Vulcano se mudo nuevamente fuera del Olimpo; se construyó otra fragua, esta vez bajo el monte Etna en la isla de Sicilia. El divorcio nunca le fue concedido; y ya era para todos evidente que el dios no podía mantener quieta a su esposa; y cada vez que Afrodita/Venus le era infiel, Hefesto/Vulcano enojado golpeaba el metal al rojo vivo con tal fuerza que las chispas y el humo se elevan desde la cima de la montaña, creando la erupción volcánica. Afrodita/Venus y Hefesto/Vulcano nunca tuvieron hijos, aunque la paternidad legal de Eros/Cupido se le atribuye al dios; y para quien el dios le fabricó su arco, carcaj y fechas, y trato como un hijo. Hefesto/Vulcano tuvo amores con una ninfa menor; Aglaea, una de las Carites (hijas de Eurinome), diosas que servían a su esposa; de esas relaciones nacieron: Eucleia (Reputación), Eutenia (Prosperidad), Eufemia (Alabanza) y Filofrosina (Acogida).

Aunque nunca tuvo relaciones con la diosa virgen Atenea, estuvo enamorado de la diosa de la artes y la guerra. Según los mitos se dice que Atenea visitó el dios herrero Hefesto para solicitar algunas armas, pero Hefesto estaba tan abrumado por el deseo por la diosa de que trató de seducirla en su taller. Decidida a mantener su virginidad, Atenea huyó, perseguida por Hefesto. A pesar de la cojera logro atraparla y trató de violarla; durante la lucha, su semen cayó sobre el muslo, Atenea se logró librar y con disgusto sacudiéndose el semen este cayó sobre la tierra, impregnando a Gaia/Tierra, que posteriormente dio a luz a Erictonio. El joven Erictonio fue criado por Atenea hasta convertirse en uno de los grandes reyes de la ciudad de Atenas.

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Como Vulcano propiamente se le atribuye la paternidad de dos hijos: el primero es Caco, un gigante escupe fuego que fue muerto por Hércules cuando el gigante se atrevió a robarle algunas cabezas de ganado que el propio Hércules había robado al gigante Gerión en su décimo trabajo. El segundo fue Caeculus, un chico que fundó la ciudad de Praeneste (actual Palestrina, Italia); su naturaleza divina se descubrió en un incendio donde salió sin daño de las llamas, salvo por haber perdido la vista (su nombre significa pequeño ciego)

Tuvo amores el dios con otra ninfa, Cabeiro, una hija del dios marino Proteo (el cambiante); fruto de esa relación nacieron dos gemelos llamados colectivamente como los Cabiros, dos chicos de nombres Alcon y Eurimedonte (en las versiones iniciales los Cabiros eran Axiocerso y Cadmilo, padre e hijo respectivamente y dioses locales de la fertilidad del mar, en versiones posteriores son descritos como dos gemelos hijos de dios herrero, y más tarde se incluyen otro par de gemelas: Axiocersa y Axíero; o incluso se habla de toda una tribu). Todos estos dioses menores eran de naturaleza daimones ctonicos (representaban los géiseres de los volcanes); y acompañaban en la fragua a su padre; ademas de ayudar a marinos. Los mitos cuentan como los Cabiros alojaron en su isla (Lemnos) a los argonautas en su viaje y los invitaron a una orgía alcohólica. En Sicilia, estos seres ctonicos eran conocidos como los Palicus (otro par de gemelos), aquí eran hermanos de Talia, la hija dios herrero con ninfa Etna (la diosa de la montaña de igual nombre, donde el dios construyó su segunda fragua).

La fragua de Vulcano

Los principales compañeros en la fragua fueron sin embargo los tres Cíclopes ctonicos, hijos de Gaia (la Tierra): Brontes (Trueno), Estéropes (Rayo) y Arges o Pyraemon (Relámpago); con ellos fabricaba el arma de su padre, el poderoso rayo. Cuando Apolo molesto por la muerte de su hijo Asclepio/Esculapio por el rayo de Zeus/Júpiter, mató a los cíclopes, Zeus/Júpiter tuvo que devolverlos a la vida (traerlos del reino de Hades/Plutón), y conceder la subida al cielo desde el infierno al hijo de Apolo; así de importantes eran para el rey de los dioses los encargados de fabricar en la fragua de Hefesto/Vulcano su poderosa arma.

Pese a todas sus desventuras, Hefesto/Vulcano fue un dios muy apreciado entre los mortales, no solo era dios del fuego y los metales, fabricante de maquinas y herramientas, del horno y las comidas, él simbolizaba el progreso y la técnica, y pasó a ser considerado el dios de la civilización traída a la Tierra por Prometeo a través del fuego; así el dios que tuvo el encargo de castigar al titán que trajo el fuego a los hombres, enseñaría a los hombres el poder creador de mismo, manteniendo y mejorando el legado de su predecesor. Hefesto/Vulcano era el único dios que trabaja y pasaba su tiempo forjando bellas creaciones a golpe de martillo sobre un yunque. Es curioso cómo el dios que era considerado el más feo, es el que construía las cosas más bellas.

Griegos y Troyanos peleando en los cielos (8) Eneas, el planeta de las metas

Karl Wilhelm Reinmuth (1892 a 1979) fue un astrónomo alemán y notable descubridor de asteroides, habiendo llegado a descubrir casi 400. Descubriría ocho de los grandes asteroides troyanos de Júpiter, iniciando por (911) Agamenón, y (1143) Odiseo, seguido de (1172) Eneas, (1173) Anquises, (1208) Troilo, (1404) Ajax, (1437) Diomedes y finalmente (1749) Telamón. Lo interezante es que los dos siguientes tras (1143) Odiseo fueron descubiertos el mismo día, el 17 de octubre de 1930. Estos cuerpos (1172) y (1173) recibirían los nombres del mayor héroe troyano después de Héctor y el de su padre respectivamente: Eneas y Anquises. (1172) Eneas tiene un diámetro medio de 173 km, ocupando el cuarto puesto en tamaño dentro de los troyanos de Júpiter; ubicando entre (1477) Diomedes y (617) Patroclo. Por su parte (1173) Anquises con 126 km en diámetro promedio ocupa el séptimo puesto entre (588) Aquiles y (1143) Odiseo.

Eneas forma parte de dos mitologías, por el lado griego fue el segundo gran héroe de la Guerra de Troya dentro del bando troyano, y por el lado romano fue el único héroe que pudo escapar tras la toma de Troya, y como Odiseo, recorrió el Mediterráneo hasta encontrar un lugar donde fundar la nueva Troya. Ese lugar finalmente fue donde se fundó Roma, vinculando así las dos culturas (griega y romana) en una sola.

Eneas, al igual que Aquiles, era un semidios, hijo de un mortal y una diosa. Su padre fue Anquises, emparentado con la familia troyana de Príamo (un primo segundo), pero del lado de los dardanos; como otros antes y después de él en la familia (Lacio, Ganimedes, Titono), Anquises fue en su juventud un joven de gran estampa, algo que no pasó desapercibido por la más lujuriosa de las diosas del Olimpo, Afrodita/Venus. El fruto de esos encuentros, en que la diosa se disfrazo de princesa frigia, sería Eneas. Según los mitos la unión de Anquises y Afrodita/Venus ocurrió mientras el chico llevaba sus rebaños de caballos a pastar (el pueblo dardano eran de grandes criadores de caballos) en el monte Ida, cerca de Troya. Cuando nueve meses después Afrodita/Venus le trae el fruto de su aventura, le revela quien es realmente y le indica que no debe decirlo; pero para un chico, no jactarse de haberse acostado con la más hermosa de las diosas no era algo fácil de cumplir. Apenas pudo contó ante otros de su hazaña, Zeus/Júpiter le lanzó un rayo que lo dejo para siempre ciego y cojo. Así Anquises pronto fue olvidado por la diosa, pero esta siempre estuvo pendiente y protegiendo a su hijo mortal. Cuando Eneas cumplió los cinco años, Anquises lo llevó con su cuñado, Alcátoo (hijo de Pelope y padre de Peribea, la madre de Ayax con Telamón) para que lo educase. Ya adulto, Eneas casa con Creusa, hija de Príamo, unificando con esta unión las dos ramas de la familia de Dárdano; los dardanos y los troyanos. Fruto de esa unión fue el joven Ascanio.

Durante la Guerra de Troya, la familia de los dardanos apoyó a la ciudad sitiada; Eneas, que formaba parte de dicha familia y de la corte troyana no le tocó más que participar del lado troyano, y se convirtió en uno de los más fuertes guerreros. Pero no siempre salió bien parado y tuvo que recibir la ayuda de los dioses; en su lucha con Diomenes su madre Afrodita/Venus vino a su rescate, pero cuando Diomenes lo hiere, Apolo interviene y lo envuelve en una nube y lo transportó lejos, donde fue curado por Artemisa/Diana y por Leto/Latona. Cuando estuvo a punto de ser herido por Aquiles y fue nuevamente salvado, esta vez por Poseidón/Neptuno. (Afrodita, Ares, Apolo, Artemisa y Leto apoyaban al lado troyano; mientras que Atenea, Hefesto, Hera y Hermes estaban del lado griego; Poseidón y Zeus, según los implicados jugaron para ambos bandos, aunque principalmente apoyaban al griego).

Cuando cae Troya, Eneas logra escapar en el incendio, pero su esposa Creusa muere en el incendio. Afrodita/Venus le dijo a su hijo, usando la sombra de su esposa muerta que huyera de la ciudad, que no muriera como un buen troyano, pues Troya ya no existía y para él se había reservado otro futuro y donde desposaría a una reina en el futuro. A Eneas lo acompañan su hijo Ascanio y carga en sus hombros a su padre, Anquises, ya anciano. Eneas se dirigió con su grupo de troyanos en veinte naves a Macedonia. Tras varias escalas llegan a Sicilia donde muere Anquises; cuando llegan a las costas de Cartago (norte de África) ya sólo quedan siete naves, aquí empieza la obra de Virgilo, La Eneida, versión romana que combinaba el viaje de Eneas (a semejanza del viaje de Odiseo), y su lucha por establecerse en Italia (equiparado a la Iliada).

Hera/Juno, sabiendo el destino de gloria que les viene a los troyanos, quienes fundarían el Imperio Romano, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello pide a Eolo que con sus vientos, les haga naufragar. A cambio le ofrece una ninfa por esposa. Éste acepta y los troyanos terminan dispersándose en el mar. Poseidón/Neptuno descubre lo que Eolo ha hecho, y molesto, pues el océano es su imperio, ayuda a los troyanos a llegar a las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos. Aquí llegan a las tierras de la reina Dido, una princesa fenicia de la ciudad de Tiro que se estableció en el norte de África, después de que tuvo que escapar de su patria cuando su hermano Pigmalión mata a Siqueo, su esposo, para tratar de robarle su fortuna. Eneas se dirige a la ciudad y cuando llega ve a los compañeros que había perdido que también han llegado a pedir hospitalidad a Dido, así el caudillo entra en la ciudadela y pide ayuda al reina. Aquí la reina le pide que narre su historia.

Eneas cuenta que tras la entrada del Caballo dentro de la Ciudad, a pesar de las advertencias de Laocoonte, que es asesinado por dos monstruos marinos junto con dos de sus hijos, la ciudad de Troya siente que ha terminado la guerra y van, tras festejar, a descansar. Pero Eneas tiene un sueño intranquilo con el fantasma de Héctor, que le avisa del final de Troya y que escape, llevando con el las estatuas de los dioses de la ciudad. Cuando despierta descubre el incendio, Odiseo/Ulises y sus hombres ya han salido del Caballo y abierto las puertas a los griegos. Mientras busca a su familia contempla la muerte de Polites, en manos de Neoptólemo/Pirro y el asesinato del rey Príamo. Furioso desea matar a Helena, pero Afrodita/Venus envía al fantasma de su mujer, que ya ha perecido en el incendio y le señala que ese no es su destino.

Eneas cargando a su padre Anquises y acompañado su hijo Ascanio escapan de Troya. Llegan primero hacia la ciudad de los Tracios, que eran sus amigos, pero el alma de Polidoro (un hijo de Príamo que había sido enviado con el rey Polimnéstor de Tracia, y al saber la caída de Troya asesinó a su huésped para hacerse con el tesoro, arrojando su cadáver al mar) les informa que el rey de Tracia estaba a favor de los griegos. Se dirigen entonces donde el rey Anio. Allí escuchan de los oráculos de Apolo que han de fundar una nueva ciudad donde vivieron sus ascendientes. Anquises piensa que se refieren a Creta, y allí se dirigen fundan la ciudad de Pérgamo. Pero una peste hace revisar esta idea y comprenden que Apolo se refería a las tierras del hermano de Dárdano, las tierras de Lacio (Italia).

Al pasar por las islas del mar Jónico son atacados por las arpías, quienes los maldicen a pasar hambre al final de su viaje, por haberse atrevido a devorar su ganado. Luego Eneas se entera que Heleno, otro hijo de Príamo, reinaba en una ciudad cercana (Ftía, donde había reinado Peleo y tras la muerte de su nieto Neoptólemo/Pirro, hijo de Aquiles, le había dejado el reino al esclavo de su hijo, Heleno) y se había casado con la esclava de Neoptólemo/Pirro, Andrómaca. Heleno le predice que llegará a Italia, que debe cuidarse también de Caribdis y Escila y que escuche los oráculos de la Sibila.

Llegan a Sicilia, donde se encuentran con un griego, Aqueménides, que Odiseo/Ulises había abandonado, este les quien les pide que lo lleven con él y les aconseja escapar pronto, ya que es tierra de cíclopes; en esta tierra muere Anquises. Luego, tras ser dispersados por los vientos, finalmente llegan a la tierra donde reina Dido.

Afrodita/Venus envió a su hijo Eros/Cupido a enamorar a Dido de Eneas; para que ella ayudara a su hijo, siente la presión de Hera/Juno, que sugiere a la madre que ambos hacen buena pareja; así, si Eneas permanece en Cartago, evitará que llegue a Italia a cumplir su destino. Pero Zeus/Júpiter interviene enviando de Hermes/Mercurio con Eneas y recordándole su destino. Eneas, que estaba haciendo planes con Dido para crear una gran ciudad no logra explicar a la reina que ese no es el destino que los dioses le han dispuesto. La reina, enamorada no entiende y cuando Eneas se va con sus hombres, la reina se suicida. Desde las naves en el mar Eneas contempla la pira funeraria que se ha hecho para la reina de Cartago.

Se dirigen los troyanos a las tierras de su amigo Acestes. Hera/Juno envía a Iris a que promueva en las mujeres troyanas el deseo de no viajar más. Tras la presión femenina, Eneas está aún indeciso, pero esa noche se le aparece la sombra de su padre Anquises y le pide que lo visite en el Averno. Para llegar debe visitar a la Sibila y ofrecer sacrificios. Eneas comunica apresura la partida. Entretanto, Afrodita/Venus ruega a Poseidón/Neptuno que los troyanos ya no sufran más males. Éste le promete que llegarán a las puertas del Averno sólo con un hombre menos. Precisamente, Hipno/Sueño hace que Palinuro, el piloto de la nave, caiga de la misma y muera.

Arriban a las playas de Cumas y visitan a Sibila en su caverna. La Sibila le profetiza guerras a causa de una mujer, pero que saldrá victorioso, e instruye a Eneas de cómo entrar en el infierno. Así llega el troyano al Averno y arriban al río del barquero Caronte, quien transporta las almas al otro mundo a través del mismo. Ve Eneas a Palinuro, quien le pide que busque su cuerpo y lo sepulte, para que así pueda ir en el barco de Caronte. Eneas lo promete. Para poder subir al barco de Caronte, le presenta una rama mágica. Ven en el camino la cueva de Cerbero, los jueces de los muertos, los campos llorosos, etc. En eso, Eneas ve a Dido y le pide perdón, pero ella no responde. Ve también muchas almas de grandes guerreros de otros tiempos, y finalmente encuentra el alma de Anquises, quien le muestra el futuro glorioso de los descendientes de su futuro hijo Silvio, que nacería de su futura esposa Lavinia.

Saliendo de Infierno, finalmente se dirigen a un bosque del Lacio, por donde pasa el río Tíber. Vivía en esas tierras Latino, esposo de Amata. Éste tenía una hija, Lavinia, quien estaba comprometida con Turno, caudillo de los rútulos. Sin embargo, se había predicho que ella se casaría con un extranjero y no con él. Eneas y suyos sufren de hambre y recuerda la maldición de las arpías para el final de su viaje. Eneas envía emisarios donde el rey Latino; quien reconoce en Eneas aquel yerno prometido y les pide que vaya a visitarlo.

Pero Hera/Juno envía a la furia Alecto a producir la discordia. Primero en Amata, quien entonces se enfrenta a su esposo para que no entregue a Lavinia a Eneas, sino a Turno; luego en Turno, y promueve en él el odio por Eneas, para quien sería un usurpador y le arrebata su prometida. Turno se decide a enfrentarse a Latino por la mano de Lavinia. Finalmente Alecto dirige los perros de caza de Ascanio/Iulo contra un ciervo propiedad de un latino. Cuando ello es descubierto, estalla una batalla y surgen las primeras víctimas entre ambos bandos; la furia a cumplido el encargo de Hera/Juno.

El río Tíber le habla a Eneas, a quien le recomienda busque la alianza con los Palanteos y del rey Evandro, este le hace acompañar de su hijo Palante, mientras buscan más aliados. Mientras tanto, Afrodita/Venus pide a su esposo Hefesto/Vulcano que fabrique armas para Eneas y él accede. Mientras tanto Hera/Juno envía a Iris con Turno para que vaya contra los troyanos; ya que están sin su caudillo. Eneas había dicho que si los atacaban, se refugiasen en la empalizada. Turno incendia las naves troyanas; así los troyanos ya no podrían escapar y entonces descansó sus tropas, regocijándose con vino. Dos troyanos, Niso y Eurialo, aprovechan ese intermedio para salir e ir en busca de Eneas, pero los rútulos los atrapan y matan, exhibiendo sus cabezas. Eso enfurece a los troyanos, que salen de la empalizada y logran cercar a Turno, quien se arroja al río y se salva.

Zeus/Júpiter prohibe a los otros dioses que participen en la batalla. Afrodita/Venus le pide clemencia para sus troyanos, y Hera/Juno se hace la desentendida. Ya Eneas llegaba por mar con las ayudas y se encuentra en medio de la batalla; se une a la lucha en esta lucha, pero Palante es muerto por Turno. Eneas envía el cuerpo de Palante a su padre. Llegan luego emisarios de latinos pidiendo paz para poder enterrar a sus muertos, a lo que accede Eneas. Mientras tanto, Evandro se lamenta por la muerte de su hijo, pero no retira su apoyo a Eneas. En el reino de Latino, algunos se muestran aún a favor de Turno, pero otros piden que se entregue la mano de Lavinia al troyano Eneas. Unos emisarios llegan de la ciudad de Diomedes, (quien tras volver a Argos, Grecia, tuvo que huir y establecerse al sur de Italia) quien recomienda a los latinos tener mucha cautela con Eneas.

Latino quiere ya detener la guerra dando a los troyanos tierras. Turno se opone y promueve nuevas batallas. Finalmente manda a Eneas un pedido para dirimir los dos solos la batalla. Eneas acepta. Hera/Juno planea un nuevo ardid, envía a la hermana de Turno, Iuturna, y divinizada por Zeus/Júpiter a promover que se rompan los pactos que se hiciesen, pues sabe que Turno es menos diestro que Eneas con las armas. Una saeta que nunca se supo de quién provino, hiere a Eneas y permite que Turno haga entonces grandes estragos. Ascanio/Iulo lleva a su padre a un lugar seguro; donde el anciano Iapis cura a Eneas, que regresa a la batalla. Los rútulos huyen, pero Eneas sólo busca a Turno. Éste también quería enfrentarlo, pero Iuturna no se lo permite.

Eneas que se dirige a la ciudad y la reina Amata, viéndolo venir, piensa que Turno ha muerto y se suicida. El rey Latino se entera y sufre mucho. Le llegan noticias a Turno y entonces se desprende de su hermana para luchar. En la lucha entre ambos héroes, Zeus/Júpiter pregunta a Juno qué espera de la guerra y le prohibe participar nuevamente en ella. Hera/Juno acepta que había persuadido a Iuturna de ayudar a Turno y cede a abandonar la guerra. Sin embargo, pide que cuando los troyanos se unan a los latinos, desaparezca el nombre de los primeros. Zeus/Jupiter accede y envía una furia a retirar a Iuturna de la batalla. Eneas acosa a Turno y éste comienza a sentir temor. Turno le pide que le perdone la vida tomando a Lavinia. Eneas estaba indeciso hasta que cuando ve que Turno tenía armas de Palante. Lleno de furia, le da el ataque final. Muerto Turno, cae su poderosa ciudad y Eneas se casa con Lavinia, quienes tienen un hijo, Silvio.

Eneas, como muchos otros héroes fue guiado por los hados del destino; sobre sus actos pesan la imposición que los dioses tenían para él; no fue cobardía abandonar y escapar de la acabada Troya; en él se encontraba la herencia de la ciudad caída. Tampoco fue maldad abandonar a Dido, provocando la muerte de la reina de Cartago; la lucha con los latinos y rútulos fue provocada por los dioses; así en Eneas se justifica su constante lucha, debía hacer todo eso y más para desposar a la destinada Lavinia, para que su decencia Ascanio/Iulo (con Creusa) y Silvio (con Lavinia) fueran el tronco de la aristocracia romana. Eneas, a semejanza de Odiseo/Ulises fue un simple títere de los dioses, que lo llevaban de un lado a otro, sin permitirle terminar su viaje; pero como Aquiles era un semidios, y sobre él, más que en simples mortales, los dioses habían hecho sus planes. Por ello Eneas representa seguir las metas, no importa cuantos desvíos y curvas, subidas y bajadas, tenga el camino, el final ya está dicho; por otra parte, la meta puede estar establecida, pero como se alcanza es muchas veces el problema real, ‘todos los caminos conducen a Roma’, reza la frase, pero no todos son iguales, los hay más difíciles, los hay más sencillos, el como se recorre ese camino es lo que muchas veces marca lo que somos y lo que nos volveremos; el tamaño de la meta emprendida depende muchas veces también de como la alcanzamos.

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Anquises representa al anciano cuya salud le ha limitado las acciones, pero que tiene las respuestas que da la edad; ante la profecía de fundar una nueva ciudad, primero van a Creta, de donde son los primeros reyes de Troya; pero finalmente entiende que la familia de los dardanos proviene de Italia y hacia allá enfocan el viaje. Tras su muerte sigue dando mensajes a su hijo de su glorioso de su destino; por ello Anquises actúa siempre como el padre que guía al hijo; lo apoya en sus luchas y le recuerda las metas planteadas, aunque estas sean las impuestas por otros.

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Ascanio, el hijo troyano de Eneas fue puesto en los cielos en 1977, dando nombre al asteroide número 12649. Entre los romanos se le llama Iulo (Julio) y se le pone como antecesor de la familia Julia (la primera dinastía del Imperio Romano).

Ascanio siempre tuvo el papel de apoyar a su padre en la lucha por las metas; así en estos tres tenemos a: Eneas quien trata por todos los medios de alcanzar una meta, y su padre e hijo que lo empujan y apoyan en la misma, pero desde generaciones distintas, aunque la meta impuesta no se la planeó el propio Eneas. Todos son de alguna forma indicativo de que las metas no son cosa a corto plazo, sino que pueden llevar generaciones; los padres siempre tratan de dar lo mejor para sus hijos, les imponen el estudio y el trabajo arduo como forma de progresar, y esas mismas ideas pasan a los hijos y nietos; la construcción de una casa, una empresa, una familia, no es cosa de ratitos, no se ven los logros mañana, sino que requieren mucho trabajo, lucha y constancia, habrá desvíos y atajos, demoras y percances, pero el alcance de las metas siempre es cosa de largo plazo, es al final de nuestras vidas que uno se puede plantear la pregunta si alcance las metas de la juventud, y si realmente tuve la vida que esperaba, si realmente hice el esfuerzo suficiente para llegar a donde esperaba estar.