Cosmogonia 12 – Las diosas colectivas

Los dioses por naturaleza en su mayoría suelen ser individualistas y actuar solos, a lo sumo algunos que otros dioses gemelos aparecen en los mitos de los pueblos; pero en las diosas a diferencia de sus contrapartes masculinas, se encuentra que muchas de ellas realmente tienen una naturaleza gregaria, esto es que no pueden ser separadas dentro del colectivo y actúan todas como un todo dentro del grupo que conforman, por lo general en triadas donde suelen estar identificadas como los aspectos de la sexualidad femenina (niña/hija/virgen, mujer/madre/fértil, anciana/abuela/estéril), están vinculadas generalmente a las nociones de nacimiento, vida y muerte; y son la contrapartida al dios astado (de los cuernos), que representaba la virilidad masculina. Herederas modernas de estas triadas son aquellas tres hadas madrinas de los cuentos infantiles que venían a dar dones (hados/destinos) a los recién nacidos.

A veces se las representaba como una diosa triple (una diosa que abarca tres aspectos en una sola) y este concepto de diosa triple ha agarrado fuerza en los modernos cultos neo-páganos quienes adoran y creen en la existencia de una diosa (triple) que existía en el supuesto periodo matriarcal de eras prehistóricas, que fue reemplazado al surgir las primeras civilizaciones por un culto patriarcal; bajo esta forma triple estas diosas dominan cielo, tierra, inframundo; en el cielo bajo la forma de la Luna y su cambiantes caras; en la tierra con los cultos a la fertilidad y las nociones de nacimiento, vida y muerte de plantas y animales; y en el inframundo al servir de guía a las almas de los difuntos, y el reencuentro con los ancestros.

El concepto de tres en uno (dios/diosa triple) suele ser extraño para muchos, pero no podemos de dejar de compararlo con la idea del propio dios cristiano donde Padre/Hijo/EspírituSanto forman una trinidad indisoluble; y que las otras religiones monoteístas abrahámicas (judíos y musulmanes) lo ven como la adoración pagana a tres dioses. La presencia de esta trinidad en el culto cristiano es seguro el recuerdo y la fusión en una de antiguas triadas de dioses, como serían Osiris/Isis/Horus en Egipto, Brahma/Vishnu/Shiva en India, Zeus/Poseidón/Hades en Grecia, o Jupiter/Juno/Minerva en Roma, por citar ejemplos.

Como dioses triples en el sentido señalado tenemos no sólo a la trinidad cristiana, sino que los que apoyan a los neo-páganos observan que hay más presencia en sus equivalentes femeninos dentro de los distintos pueblos del tronco indoeuropeo; ejemplos como: la Hecate griega, con sus tres rostros y sus tres dominios (cielo/tierra/inframundo), o en la trinidad Badb/Macha/Nemain, que son sólo aspectos de la terrible Morrigan, diosa celta del destino, la guerra y la fatalidad (muerte); esto solo por citar algunas. Estos ejemplos fortalecen la idea de la existencia de esa diosa prehistórica, que sirve de justificación a movimientos extremistas dentro de grupos feministas, anarquistas, verdes (ecológicos), new age (nueva era), y otros que buscan romper con la tradición y el estado de las cosas (status quo).

En esta entrada no haremos mayor mención de estas diosas triples, sino de las diosas grupales de la mitología grecolatina. Estas diosas colectivas abarcaron múltiples funciones, y como se puede ver en su evolución pasaron de ser Morias, señoras que predecían el destino de dioses y hombres, a cumplir funciones más humanas y con temas sociales, como son las Musas, señoras de las artes escritas.

Las Moiras – Señoras del destino

Las Moiras eran las diosas del destino. Entre los griegos se les conocía como: Cloto (la que crea el hilo), Láquesis (quien mide el largo del hilo) y Atropos (quien corta el hilo). En su telar la vida de cada persona es un hilo, y la longitud de cada cuerda es la duración de la vida de dicha persona; el hilo blanco de la vida de cada persona era a veces hilado con otros dos, uno dorado que representaban los momentos de dicha y otras veces cruzado con una lana negra para indicar los momentos de desdichas.

Por lo general son descritas como tres viejas mujeres, en otras un trío de tristes damas (una joven, una adulta y una anciana); siendo equipadas a veces con otro grupo, las Grayas/Greas/Grises, tres viejas brujas, ciegas y caníbales, que compartían un único ojo y diente. Las Moiras se las pone habitando en su caverna en el inframundo, donde la luz del Sol jamas llega, y se la pasan hilando y deshilando el destino de dioses y hombres; tan grande era su poder que era temidas no sólo por los mortales, sino por los dioses mismos.

En la tradición se dice que a pocos días de nacido un niño, estas tres damas se aparecían, Cloto con su huso y un libro donde anotaba; Laquesis con una vara de medir el largo del hilo y Atropos con las temidas tijeras; y dictaban en la cuna el destino del neonato. Así estas diosas se relacionaban con antiguas diosas del parto, como Ilitia, que la tradición luego fusiono con Hera, o la volvió hija de la misma; o con Hecate, que cumplía una función parecida antes de ser convertida en diosa de las brujas. Incluso se hablada de una sola Moira (destino), llamada entre los minoicos Aisa; pero se mencionaba cuando nacía un niño a una tercera diosa: Kallone (belleza por la nueva vida); así en los mitos cretenses y minoicos Ilitia (nacimiento), Kallone (belleza) y Moira/Aisa (destino) formaban una primera trinidad. La trinidad en algún punto se hizo necesaria para la Moira misma; tal es así que se comparan a trinidades protogenicas como Thesis (creación) [en otras versiones Tethys (madre) o Metis (saber)] que fue madre de Poros (inicio/camino) y Tecmor (final/destrucción).

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Ejemplos de su designios ante las cunas de los neonatos se cita la historia del héroe Meleagro, hijo del rey Eneo y la reina Altea (la hermana de Leda), cuando las Moiras llegaron a dar sus dones, Atropos dijo, «vivirá lo que dure el trozo de carbón en la leña ardiente»; su madre entendiendo las palabras de la Moira agarró el trozo ardiente y lo apago, guardándolo cerca. Años después cuando las tierra del rey Eneo eran azotadas por un terrible jabalí, decenas de héroes llegaron a combatirlo. Meleagro (pese a estar comprometido) se enamoró de Atalanta, que también tomó parte en la cacería y fue la primera que hirió y mató al jabalí, junto con Meleagro; ella tomó el honor por tal hazaña; lo que provocó una pelea entre los distintos participantes. Altea sin embargo no le gustó mucho los deseos de su hijo por la joven salvaje y romper su compromiso, (en otras versiones porque haber matado a sus tíos, hermanos de Altea, en la pelea) y ella encendió el trozo de carbón hasta que se consumió, provocando la muerte del héroe.

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En algunas tradiciones ponen a las Moiras como ministras de su hermano Moros (Fatum entre los romanos), señor del destino mismo y versión masculina del trío de diosas, quien escribía en su libro de hierro los decretos inamovibles para todo ser vivo. [Las Moiras escribían el destino en una pared de bronce en su cueva, de forma que los dioses pudieran consultar sus edictos]. Nadie escapaba a sus decretos, siendo la única fuerza a la que Zeus verdaderamente temía y era considerada omnipotente, omnisciente y omnipresente. Violar los decretos de Moros, o de las Moiras, implicaba traer el caos de nuevo al mundo y por ello destrozar a la creación. Sirvientes de Moros y las Morias, eran el resto de los dioses oscuros (hijos de la noche) que estaban a su servicio; entre ellos Thanatos (la muerte pacifica) y las Keres (demonios de la muerte violenta) representaban los aspectos físicos de su poder. Todos los dioses mayores y menores que no estaban relacionados con él/ellas vivían con miedo a lo que podían hacer con ellos. Prometeo salvó a la humanidad de la miseria de ver su destino (la muerte) cuando el único espíritu que no escapó de la Caja de Pandora y quedó atrapado dentro fue Elpis, el espíritu de esperanza.

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Las Moiras representan en su visión más antigua y profunda lo que pudo haber sido el origen de la mayoría de estas diosas colectivas, suelen representar y ser el ejemplo clásico para apoyar las tesis de mitografos modernos de la existencia de diosas triples; y su presencia de tres diosas que hilan y deshilan el destino de hombres y dioses no se limitaba al mito griego.

Los romanos las llamaban Parcas; ellas eran: Nona (quien preside el nacimiento), Décima (determinaba su destino, el largo de su vida) y Morta (como indica su nombre es la muerte misma), descritas igual de viejas que sus contra partes griegas.

Entre los mitos nórdicos tenemos a la Nornas; ellas son: Urder, lo que ha ocurrido; Verdandi, lo que ocurre, y Skuld, lo que debería ocurrir; a diferencia de sus equivalentes mediterráneas, estas ninfas del norte son descritas como bellas hadas que cuidan y riegan el árbol de la vida (el Yggdrasil) que sostiene en sus ramas los distintos mundos; y al igual que las Hesperides, son guardianas de las manzanas de la vida eterna, su conocimiento sobre el pasado, presente y futuro era apreciado por los dioses nórdicos. Y al igual que las Keres en el mundo griego que subían del inframundo a buscar a los muertos en batallas, las Valquirias bajaban del Valhalla por los guerreros que morían en las guerras.

Más al este, entre los pueblos eslavos el dios Sud (el juez) y sus tres hijas, las Sudenicy (las que juzgan) determinan el destino de los hombres al nacer; mientras que en los pueblos de Rusia las llamaban las Rodzanicy (las generadoras) y eran hijas de Rod (el creador). Entre los pueblos bálticos otras tres las hermanas cumplen similar función: Decla (vinculada al embarazo), Karta (diosa del matrimonio) y Laima (predice el destino final); pero a diferencia de sus equivalentes menos septentrionales, estas diosas eran más similares a la Tyke (Tique) griega, o a la Fortuna romana, diosas que distribuían la buena y la mala suerte.

Laima tiene equivalente más directo en la diosa hindú Lakshmi, esposa del señor Visnú, diosa de la belleza y la buena fortuna (una mezcla de Afrodita/Venus y Tyke/Fortuna); pero que maldecida por hermana Sárasuatí fue condenada a ser vista como que siempre favorece a los menos necesitados, dejando sin atención a los que más requieren sus dones. Es importante notar que Lakshmi; Durga (la gran diosa madre, similar a Gea en poder, pero bajo su aspecto de Kali es la destrucción y muerte) y Sárasuatí (diosa del conocimiento y las artes) forman la trinidad de diosas más importante del panteón de India.

Entre los antiguos árabes pre-islámicos se tienen tres diosas que de alguna forma repiten la triada hindú, ellas eran Uzza (diosa del amor y la belleza), Alilat (diosa de la inteligencia) y Manat (diosa del destino, el tiempo y la muerte); quienes en la tradición del lugar eran las protectoras de la sagrada ciudad de la Meca.

En los mitos celtas la diosa Morgana era señora de la guerra, el destino y la muerte, se suele dividir en tres: Badb (grito), Macha (lucha) y Nemain (venenosa) que son aspectos de esta diosa, símbolo muchas veces de la tierra que estos pueblos dominaban. Para la primera mitad del primer milenio en la Europa nor-occidental (pueblos celtas y germanos) adoraban a las Mantres (madres o matronas) que eran tríos femeninos protectores del hogar; su equivalencia con las Moiras/Parcas/Nornas no parece ser punto de discusión, pero algunas teorías implican que su culto fue reemplazado por las tres Marías del culto cristiano.

Dada la extensión de los mitos por toda Europa y del cercano oriente a India, es de suponer una raíz más antigua dentro del tronco indo-europeo; tal es así que además en todos estos mitos estas diosas están vinculadas directa o indirectamente a la noche; entre los griegos las Moiras eran hijas de la diosa Nix (la noche), y posteriormente para subordinar su poder se las pone como unas hijas de Zeus y Temis, y hermanas de las Horas (diosas vinculadas al orden y la ley); tanto es así que la tradición romana pone a las Parcas como hijas de Nox (la noche) y Júpiter; y entre los nórdicos las Nornas son hijas del gigante Norvi, de quien emergió Nott (la noche).

En la tradición órfica, por otra parte, se dice que las Moiras eran hijas de Chronos/Eón (el tiempo mismo, no confundir con el titán Cronos, padre de Zeus) y Ananke (la necesidad/el destino, la Moira original); estos dos dioses primarios que no sólo crearon la tierra y el cielo, sino que fueron los padres de Nix (la noche), Erebo (la oscuridad), Eter (la luz/aire) y Hemera (diosa del día); siendo sus hijas mayores las Moiras mismas. El origen de esta versión se inspira seguramente en los mitos persas donde de Zervan, un dios primigenio del tiempo y el destino, del que habrían nacido Ahura Mazda y Ahrimán, la luz y las tinieblas, entendidas como los principios del bien y del mal.

Los últimos restos de estas diosas se presentan en obras de teatro de inicios del siglo XV;  William Shakespeare pondría a tres brujas, las hermanas extrañas; donde seguramente también ayudaron las Grayas a imaginarlas y describirlas físicamente. Ellas son lectoras del destino; así estas tres mujeres predicen a Macbeth no sólo su ascenso al trono de Escocia, sino también su posterior caída; y aunque su presencia en la obra teatral es breve, es para mucho lo que más se recuerda de la misma.

Las Erinias – Señoras del castigo

Las Erinias (oscuras) eran un grupo de deidades ctonicas; y como muchos habitantes del inframundo son para poetas como Esquilo hijas de Nix (la noche) y Erebo (la oscuridad). El poeta Hesíodo las pone como hijas de Gea/Gaya fecundada por la sangre de Urano tras su castración; así estas diosas oscuras están emparentadas con los Gigantes y con las ninfas Melias (dríades de los fresnos), justificando de esta forma su naturaleza como diosa vengadoras de los crímenes de naturaleza filial principalmente. Sófocles, escritor de tragedias clásicas también las pone como hijas de la tierra, pero de su relación con Erebo (señor de las tinieblas); y la tradición orfica las hace hijas de Hades y Perséfone, para justificar su naturaleza ctonica. El poeta latino Valerio Flaco las hace hijas de la daimona Poena (la venganza); un demonio femenino romano cuya ascendencia era similar a la dada por Sófocles para estas ninfas, y que estaba al servicio de la Nemesis.

Las Erinias eran conocidas por los romanos como Furias (terribles), y los griegos las llamaban también Euménides (benévolas), como forma de evitar su ira. El número de Erinias suele ser como con muchos otros grupos una cantidad variable, sobre todo si se las compara con sus hermanas las Melias; cuyo número es incontable. La tradición las volvió un trío, siendo ellas: Alecto (implacable), Megera (rencorosa) y Tisífone (vengadora); y su función es castigar delitos de carácter filial; entre ellos aquellos que iban contra la moral (el incesto, o desobedecer a los padres, por ejemplo), los delitos de infidelidad, y lo más graves, los asesinatos filiales tales como parricidios, matricidios, fratricidios y otros …cidios donde haya vinculación de sangre.

El como se aplicaban estos castigos variaban, pero normalmente las Erinias/Furias perseguían al pecador hasta volverlo loco; un poco lo que pasaba con aquellos que cometían tales actos y la culpa los iba carcomiendo por dentro hasta acabarlos. Así estas ninfas se funden con otras como las Manias (demonios de las locuras y las enfermedades mentales), o con Nemesis, que castigaba las faltas contra los dioses, y de la que se dice eran siervas. En otros casos, cuando el pecador era ‘inmune’ a la locura, toda la población donde habitaba sufría calamidades hasta que fuera descubierto y castigado el crimen. La locura generada por las Erinias sólo podía ser detenida si el pecador encontraba a alguien dispuesto a purificarlo por sus pecados (devolverle la razón), y realizaba además una serie de tareas para pagar la expiación.

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Entre aquellos que experimentaron su poder se encuentran: Heracles/Hercules, tras haber matado a su familia (primera esposa e hijos) por una locura inspirada por Hera; al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y avergonzado, se aisló de la sociedad, finalmente para expiar su crimen tuvo que realizar los doce trabajos por los cuales es famoso.

Edipo mataría a su padre y desposaría a su madre (ambas cosas sin saberlas); cuando el reino empezó a sufrir una serie de calamidades de origen desconocido, el oráculo reveló la verdad del parricidio y el incesto; su madre se suicido al saber la noticia y Edipo se cegó con los broches del vestido de su madre/esposa; y salió de la ciudad con una de sus hijas, quien lo acompañó en el destierro hasta su muerte; mientras sus hijos y resto de la familia se pelearon el trono de Tebas por generaciones.

La historia más famosa sobre la acción de las Erinias fue con Orestes; quien, instigado por su hermana, mata a su madre y el amante de esta, para vengar el asesinato de su padre por ambos. El joven busca expiación en el templo de Apolo, pero ni el dios puede contra las vengadoras del inframundo; finalmente Atenea interviene señalando que por encima de la ley natural (castigo por matar a la madre) esta la ley civil (castigo por matar al esposo), y de paso acabar con estos ciclos interminables de matar por haber matado; y para aplacar la furia de las Erinias, estas van a ser adoradas ahora en Atenas como las Euménides (las benévolas), trato que estos demonios aceptaron, ya que por su naturaleza propia no eran reverenciadas en ningún lado. Orestes tras ser liberado de la culpa debe terminar de pagar su deuda y debe ir a Tauro (actual Crimea) a recuperar una estatua de la diosa Artemisa.

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Por ser deidades anteriores a los dioses, no estaban sujetas a los designios de los mismos y eran temidas y despreciadas por todos los habitantes del Olimpo. Al igual que las Moiras su descripción se funde y mezcla con otros grupos; así se les describen como viejas como las Grayas, ponen sierpes en vez de cabellos, como las Gorgonas; aladas como las Arpias, aunque son alas de dragón o murciélagos; vestidas de negro, tal como era su piel, sus ojos lloran sangre, y armadas de látigos castigan constantemente las almas de los pecadores atrapados en el Tartaro. Como habitantes del Erebo (en el inframundo) sólo ascienden a la superficie a perseguir a los pecadores, y ni rezos, ni sacrificios las conmueven e impiden que lleven a cavo su tarea. Suelen ser descritas como diosas vírgenes y sin descendencia; pero algunos monstruos son puestos como hijos de ellas.

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Algunos mitos dicen que Tisífone se unió con Boreas, el viento del norte, y fruto de esa unión nacieron los cuatro caballos que llevan el carro de dios Ares; ellos son: Etón (ardiente), Conabos (golpeador), Fobos (miedo) y Flogueo (fuego).

Tisífone es puesta también como la madre del dragón serpiente Ismenios, que era un hijo de Ares. Este dragón protegía una fuente sagrada del dios cerca de Tebas, y fue muerto por el héroe Cadmo, quien llegó a la región buscando a su hermana Europa. Tras la muerte del dragón el joven tuvo que quedarse en la región para servir a Ares, y desposar a Harmonia (hija de Ares y Afrodita), fundando la ciudad de Cadmea, luego Tebas; ciudad que por desgracia se vio envuelta en muchas peleas por el trono por parte de los descendientes del héroe.

El dragón Ismenios es famoso por otras razones, sus dientes al ser sembrados en la tierra crecen en poderosos y temidos guerreros; Cadmo sembró varios de ellos, y siguiendo los consejos de Atenea, cuando surgieron los Espartos (los nacidos de la tierra) les lanzó una piedra entre ellos, eso hizo que se pusieran a pelear entre ellos, al final los cinco que sobrevivieron se volvieron soldados del joven héroe y construyeron juntos la ciudad de Cadmea; los Espartos son considerados en algunos mitos locales como los antepasados de las cinco familias más importantes de Tebas. El resto de los dientes fueron entregados a Atenea, y algunos fueron regalados al rey Eetes en Coquilde (al este del mar Negro); quien los uso para tratar de eliminar a Jasón, quien había llegado hasta esas tierras para robar el Vellocino de Oro.

Las Grayas/Greas/Grises – Temidas brujas

Otro grupo de triples divinidades femeninas, muy cercanas a las Moiras, eran las Grayas o Greas, cuya traducción es «las Grises» o «las Viejas«; y mientras las Moiras eran hijas de la noche; las Grayas fueron siempre identificadas como descendientes del mar, siendo en los mitos sus padres los dioses marinos Forcis (el mar profundo) y Ceto (señora de los monstruos marinos). Las Grayas habían nacido viejas y arrugadas; su edad era tan grande que la infancia para ellas era difícilmente concebible, y personificaban la espuma blanca en las olas.

Las Grayas son descritas no sólo como ancianas horribles y decrepitas, ya eran ciegas y habían perdido todos sus dientes; así posiblemente sus padres se apiadaron de sus creaciones y les regalaron un ojo y un diente (una dentadura) que eran compartidos por las tres, y cuando una de ellas sostenía el ojo, guiaba a las otras dos. Eran descritas además como brujas caníbales que devoraban a aquellos incautos que pasaban por sus dominios. Al igual que muchos mitos con diosas colectivas eran originalmente una sola o una pareja, pero la tradición finalmente concreto su numero en tres. Ellas eran: Dino/Deino (terrible), Enio (agresiva) y Persis/Penfredo (destructiva/malvada).

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Las Grayas eran hermanas de otro trío de ninfas, las Gorgonas (terribles); ellas eran: Medusa (reina/guardiana), Euriale (gran alcance) y Esteno (contundente), y representaban la belleza y los peligros del mar. A diferencia de sus hermanas mayores, las Gorgonas inicialmente eran descritas como jóvenes y hermosas. Fueron invitadas al Olimpo y pasaron, según algunas fuentes, a ser siervas de Atenea.

La desgracia para estas ninfas llegó por su propia belleza, cuando Poseidón se antojo de Medusa y la violo en la casa de la diosa. Atenea castigó a la víctima de la violación y maldijo a todo el grupo de hermanas, transformándolas en espantosos monstruos, cuya sola mirada convertiría en piedra a aquellos que las contemplaran. Pero la venganza de Atenea no se limitó a deformar físicamente a las ninfas, además quito la inmortalidad a Medusa [otros mitos dicen que Medusa era la única mortal de las tres, en compensación su gran belleza; y es una forma literal de decir que la belleza no dura para siempre]; desventaja que terminaría por acabar su vida más adelante.

Se las describe con serpientes en lugar donde antes hubo bellas cabelleras; y en algunas versiones se las iguala en imagen a las Erinias, con alas y garras de bronces; le ponen sus rostros deformados, y con colmillos de jabalí brotando de su boca. A Medusa las imágenes la describen con sierpes verdes, color asociado a lo obsceno y deshonesto; Euriale con doradas serpientes y de gritos desgarradores, y a Esteno se la describe con serpientes rojas, siendo la mas peligrosa de las tres, y quien convirtió en piedra a más mortales que las otras dos.

Las Gorgonas huyeron de Olimpo y se refugiaron en el fin del mundo; algunos las ponen en el este, al final de los montes Atlas, ocultas en algunas de sus cavernas; otros que huyeron al sur, refugiándose en el desierto de Etiopía; o incluso en el norte de mundo en Hiperboria.

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El mito de las Grayas esta íntimamente unido al de sus hermanas las Gorgonas. El héroe Perseo, requiere salvar a su madre Danae de las pretensiones de Polidectes, rey de Serifos, de desposarla a la fuerza. Serifos era la isla donde el chico y su madre habían encontrado refugio. El rey conspiró para eliminar a Perseo, para ello celebró un gran banquete donde se esperaba que cada invitado trajera un caballo como regalo. Perseo no tenía caballo para dar, así que le dijo a Polidectes que nombrara el regalo y que él se lo traería. Polidectes uso la promesa del chico y exigió la cabeza de Medusa, la única mortal de las Gorgonas.

El problema para el chico ahora era como encontrar a la Gorgona y más aún, como vencerla. Fue al templo de Atenea, y la diosa le envió la respuesta, el joven para lograr su cometido debía obtener más respuestas de unas terribles brujas, que tienen un oráculo y saben la forma de matar a la Gorgona. En apoyo a su medio hermano la diosa le prestó su escudo y Hermes sus sandalias mágicas. Así volando con las sandalias mágicas llega hasta una cueva muy al oeste, bajo las laderas de las montañas Atlas, en un lugar donde casi siempre está oscuro y donde no llega la luz del Sol y la Luna, ahí vivían las Grayas.

Instruido por la diosa, Perseo aprovecha el momento en que son más vulnerables las brujas, que es cuando pasan el ojo y la dentadura una a otra. Arrebatándoles esos artículos el joven chantajea a las brujas, de las cuales no sólo descubre donde encontrar a Medusa, y como matarla; las brujas además le dicen que necesita armarse de varios objetos mágicos que están en posesión de unas ninfas. [El mito no aclara cuales son estas ninfas, pero con seguridad se trataba de las Hesperides, otro trío de diosas que habitaban en el fin del mundo]. Finalmente averigua de las brujas donde conseguir a las ninfas para obtener los artículos faltantes. Perseo les devuelve la dentadura a la brujas, para que coman a su manera lo que desean, pero el ojo (se dice en algunos mitos) lo lanza lejos hasta que cae en el lago Tritonis, obligando a las brujas a tomar un merecido baño. Hasta aquí todo el mito que involucra a estas brujas.

Los hechos posteriores indican que el joven llegó al jardín de las ninfas, recibió de ellas prestado el casco de la invisibilidad de Hades y la hoz que Cronos uso para castrar a su padre Urano y que poseía Hades, construida de adamantina y que era capaz de cortar la cabeza, así como un morral mágico para contener la cabeza de la gorgona, que seguía siendo tan temible como cuando estaba viva. Volando llegaría luego a donde habitaba Medusa, y mirando por el pulido escudo como espejo pudo llegar donde la gorgona que estaba dormida y cortar su cabeza; con el casco de la invisibilidad pudo escapar de la cueva de las gorgonas y evitar ser víctima de sus poderosas miradas; estas al no poder verlo solo podía gritar su rabia y dolor por la muerte de su hermana.

Tras la muerte de Medusa, de su cabeza y vientre surgieron el fruto de sus amores con Poseidón; ellos fueron: el caballo alado Pegaso [Poseidón es dios de los caballos] y Criaso, un gigante armando que se volvería uno de los reyes fundadores de la civilización de Tartessos en sur de la península ibérica.

Perseo regresó donde su madre y petrificó al malvado rey y a su corte; así como unas aventuras extras en el camino, como fue volver piedra al gigante Atlas, condenado a soportar el cielo y salvar a la princesa Andromeda de un terrible kraken; y por supuesto, devolver los objetos mágicos prestados por los dioses, pero esas son otras historias.

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En algunas versiones las Grayas son las guardianes de la cueva donde habita la Gorgona, y sólo una bruja esta despierta (la que tiene el ojo), mientras que las otras dos duermen; el acto de pasarse el ojo es pasar la guardia; cuando Perseo les roba el ojo, las deja a todas dormidas y puede robarle a estas brujas los artículos que necesita para matar a Medusa; y ademas de este modo las Grayas, protectoras de Medusa, estando todas dormidas ya no pueden ayudar a su hermana. En este caso cuando Perseo arrojó el ojo en el lago, dejo a las brujas dormidas por la eternidad. Quizás por eso no aparecen en ningún otro mito.

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Hay un tercer trío de ninfas marinas que se puede señalar como diosas colectivas; desde el punto de vista familiar serían primas de las Gorgonas y las Grayas/Greas. Estas son hijas del dios marino Taumante (milagro), responsable de las tormentas marinas y las maravillas del mar, el hermano de Forcis y Nereo; e hijas de la oceanide Eléctra (ambar), la diosa de las nubes doradas.

Las Arpías representaban los vientos huracanados que destrozan los barcos en las tormentas marinas; inicialmente eran dos, y representaban el lado negativo o peligroso, mientras que sus hermanas (Iris y Arce) eran las diosas del arcoiris eran el lado positivo o bello de las tormentas. [Si se tiene suerte se pueden ver dos arcoiris en el cielo, el más luminoso es Iris, el menos visible atrás con los colores invertidos es Arce, su poco brillo es el castigo de los dioses por haber servido de mensajera a los titanes]. Serían los poetas romanos quienes luego completarían el trío de Arpías.

Las Arpías originales fueron: Aello/Aellopus (viento de tormenta/pies en la tormenta), también identificada como Podarse (rápidos pies); su compañera era Ocipete (rápido vuelo); luego los romanos agregaron a Celeno (oscura), completando la triada. El mito más sobresaliente con las Arpías es haber sido enviadas por los dioses a torturar al rey Fineo (un hermano de Cadmo y Europa) en Tracia; Fineo tenía el don de la profecía, pero abuso de su don revelando los secretos de los dioses. Fineo fue salvado del tormento cuando los Argonautas pasaron por su casa a pedir su ayuda en su viaje a Coquilde, ahí los héroes alados Calais y Zetes (hijos de Boreas) persiguieron a las Arpías, y no las mataron a petición de Eris, quien prometió que sus hermanas dejarían en paz a Fineo.

En la obra del poeta romano Virgilio, la Eneida, se cuenta como Eneas y sus hombres llegaron a la isla de Estrofade (lugar donde las Arpias habían hecho su hogar), en su camino a Italia. Como con Fineo, las aves bajaron a robar los alimentos de los troyanos; pero estos las espantaron; pero Celeno los maldijo al señalar que antes de finalizar su viaje tendrían tanta hambre que Eneas y sus hombres se comerían hasta las mesas; los troyanos salieron corriendo del lugar.

Las Arpías eran descritas como aves con cabezas humanas, seguramente tomaron esta imagen de las Sirenas griegas. Inicialmente robaban los alimentos, pero luego los mitos evolucionaron y las volvieron contaminadoras de los víveres; así su apariencia empeoró, mostrando rostros viejos y demacrados, que las acercaban a los buitres y otras aves de carroña. Para el final se habían se solapado con las Erinias, y se volvieron seres que en el infierno castigaban y torturaban a los pecadores presos en el Tartaro; siendo despiadadas crueles y violentas.

Las Arpías también fueron amantes de los dioses de los vientos; hijos de estas relaciones fueron: las cabalgaduras de Aquiles, las cabalgaduras de los Dioscuros (Castor y Polux) y los caballos del rey Erecteo.

Balio (moteado/oscuro) y Xanto (rubio/blanco) fueron dos caballos inmortales que Poseidón dio como regalo de boda a Peleo y la nereida Thetis, y que se volverían los caballos que conducían el carro de Aquiles, eran tan rápidos que era imposible que cuatro caballos empujan el carro. Eran hijos de Céfiro y la arpía Aello (viento de tormenta), conocida también con el sobrenombre de Podarce (pies ligeros), que de paso era también era un sobrenombre para su hermana Iris. [En algunas tradiciones la arpía que se unió a Cefiro era Celeno].

Los caballos de los dioscuros eran también hijos de Céfiro y la arpía Aello; los nombres de estos potros fueron: Cillaro (giro rápido), que era la cabalgadura de Castor; y Harpagos (golpe rápido) la cabalgadura de Polux; nombres que hacen referencia a caballos blancos y del gran vuelo; pero también otros poetas los llaman Xantos (rubio) y Flogueo (en llamas).

Los caballos de Erecteo fueron dos, y eran hijos de Bóreas y la arpía Aello; sus nombres se confunden con los de caballos hijos de Céfiro; ellos eran: Xantos (rubio) y Podarce (pies ligeros), estos dos corceles son descritos que eran tan blancos como la nieve, y Bóreas los entregó al rey Erecteo en pago de dote y/o compensación por haberse llevado a su hija Oritía.

Las Hesperides – Guardianas del atardecer

Estas ninfas eran las diosas del atardecer; suelen ser puestas en grupos de tres (a veces cuatro o siete), los nombres según los poetas clásicos varían y la ascendencia también. Sin embargo de forma directa, o indirecta forman parte de los dioses oscuros, descendientes de Nix, la noche. En primera versión, la más común, son las hijas de Nix y Erebo (dios primario de las tinieblas); en segunda versión, son hijas del titán Atlas (quien rige en occidente) y la diosa Hesperide (crepúsculo), una hija de la noche. Otras historias las ponen como hijas de Forcis y Ceto (hermanas de las Grayas y las Gorgonas), de Zeus y Temis (hermanas de las Horas), sólo por citar algunos ascendentes.

Los nombres de estas ninfas, en la mayoría de las tradiciones suelen ser: Egle (resplandor), representa cuando el Sol aún alumbra fuerte y dorado; Eritia (roja), como su nombre indica es cuando los cielos se tiñen de rojo, y Hesperatusa (rápido atardecer) o Aretusa (violenta), es cuando el Sol rápidamente se oculta en el horizonte.

Las Hesperides son diosas guardianas y protegían el árbol de las manzanas doradas, que fue el regalo de Gea/Gaya a Hera en su boda con Zeus; y que era la fruta donde se sacaba la ambrosía, el néctar que mantenía jóvenes a los dioses. Las acompañaban en esta labor el dragón Ladón; una bestia de múltiples cabezas [algunos mitos dicen que cien y que en cada una hablaba una lengua distinta], puesto por Hera en tal labor, ya que no confiaba plenamente de las hijas del titan.

Además del árbol de las manzanas doradas, estas ninfas custodiaban otros objetos mágicos, mucho de ellos propiedad de Hades, y que fueron usados por Perseo para matar a Medusa. [Hay que recordar que en todas las culturas el reino de los muertos se ubica donde el Sol muere todos los días, así el hogar de las ninfas era también una puerta al inframundo].

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Las manzanas fueron robadas una sola vez, en el décimo primer trabajo de Heracles. El como ocurrió esto varia, en una versión Heracles, tras haber hablado con el padre de las ninfas (Atlas), supo la ubicación del jardín de las diosas del atardecer y así llegar al sitio, mató al dragón y robó las manzanas. En otra versión, el gigante convenció al héroe de que le sostuviera el cielo (castigo impuesto por los dioses) y él fue a pedirle los frutos áureos a sus hijas; al regresar no quiso volver a ocupar su lugar como sostén del cielo, pero el héroe lo engaño para que ocupara su lugar nuevamente, escapando con la preciada fruta. Atenea más tarde devolvería la fruta a las diosas del crepúsculo, pero antes algunos frutos fueron usados por el héroe Hipomedes/Melanión para tentar y vencer en una carrera a la guerrera Atalanta, y así poderla desposar; y la diosa Eris las uso para tentar y provocar la pelea de Hera, Atenea y Afrodita, que sería la raíz de la guerra de Troya. Del dragón se dice que tras su muerte, la diosa Hera lo subió a los cielos, siendo la constelación polar de Draco (el Dragón).

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El dónde se ubicaba el jardín de estas diosas sigue siendo motivo de especulación; unos postulan que más allá de las columnas de Hercules (estrecho entre Europa y África), siendo los puntos probables alguna de las islas en la costa norte africana del Atlántico, entre ellas Madeira, Azores, Cabo Verde, y las candidatas favoritas, las islas Canarias; otros postulan la costa sur de España, en Tartessos, cerca de la actual Caliz.

Esta versión se apoya en la existencia de la mítica la isla de Eritea en la región, lugar donde Gerión tenía su ganado, pero Eritea en este caso no hace referencia a la ninfa del crepúsculo respectiva, sino a una hija del gigante con similar nombre. También el único hijo de estas ninfas del atardecer, es Euritión (gran flujo), hijo de Ares y Eritia; quien trabajaba como guardia del ganado de Gerión, y era el encargado de llevar el ganado a beber; fue muerto por Heracles en su décimo trabajo al ir a robar el ganado rojo del gigante.

Algunos autores suponen incluso que el mítico jardín estaba ubicado en Hiperboria (al norte del mundo), dado que el dragón fue puesto en los cielos rodeando el polo norte.

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Las Hesperides fueron hermanas de otros dos grupos colectivos, tanto ellas (las Hesperides) como sus hermanas, las Pleyades (las navegantes) y las Híades (las lluvias) son todas diosas relacionadas con las lluvias. La razón de esto era celeste, ambos grupos (Pleyades e Híades) fueron subidas a los cielos y estaban representadas como estrellas de la constelación de Tauro; y cuando esta constelación iniciaba su ascenso helical (cuando las estrellas aparecen nuevamente por el este antes de la salida del sol) a final de junio o inicios de julio, ello coincidía con la temporada de lluvias. En el caso de las Pleyades, su nombre se debe a que su reaparición por el occidente antes de la salida de sol marcaba el inicio la temporada de pesca y navegación en el Mediterráneo.

Bajo esta imagen se suele ponen a todos estos grupos una cantidad fija de siete ninfas en cada uno. La razón de ello sigue siendo celeste; las Pleyades se asocian al compacto y brillante grupo de siete estrellas en la constelación de Tauro; las Híades se identifican con las siete estrellas que forman la cabeza del Toro; y finalmente las Hesperides se vinculaban con las siete estrellas que formaban el carro de la Osa Menor, que en los cielos septentrionales parecen todas las noches dar la vuelta alrededor del polo norte, rodeadas (vigiladas) por la constelación del Dragón.

Según las historias tanto las Pleyades como las Híades se funden en los mitos en cuanto a ascendencia, ambos grupos son hijas del titán Atlas y la oceanide Pleyona (plena/abundante), una diosa de los pastizales y el ganado; pero en otras versiones las Híades eran hijas de la oceanide Etera/Etra (cielo despejado). Mientras el mito de las Pleyades, es de aquellas ninfas perseguidas por el gigante Orión hasta que escapan convirtiéndose en palomas y ascendiendo al cielo, formando el cumulo celeste abierto más brillante en los cielos; con las Híades los mitos no se ponen de acuerdo, no solamente en la madre, sino en cantidad, que varia entre tres, cinco, siete, o nueve, según quien cuente; y menos hablamos de los nombres de estas ninfas.

El mito las Híades es el de un grupo de hermanas que lloraron inconsolables la muerte de su hermano Hias (lluvia), un joven que buscando agua para la casa es muerto por un león. Los dioses se apiadaron de ellas y las subieron a los cielos, formando el cumulo celeste que forma la cabeza del Toro. El joven muerto fue puesto en los cielos como Acuario, mientras que el león se ubicó en la antipoda celeste como la constelación de Leo, de forma tal que nunca más se encuentren.

Mitos posteriores pusieron al príncipe troyano Ganimedes, copero de los dioses en los cielos como Acuario, y la constelación de Leo era el León de Nemea, primera de las bestias muertas por Heracles/Hercules en sus famosos trabajos. Otros ven en Hias al joven príncipe Hilas, quien acompañaba como efebo a Heracles cuando ambos se embarcaron con los Argonautas; Hilas según los mitos fue secuestrado por unas nayades y nunca más se le volvió a ver, ello cuando la nave Argos paro en las costa de Anatolia para recargar de agua la nave.

Si bien el mito de las Híades es simple y corto, sus hermanas las Pleyades tuvieron mayor relevancia y una clara descendencia; cinco de ellas fueron amantes de los dioses Zeus y Poseidón, las otras dos desposaron a reyes griegos; siendo todos sus hijos importantes reyes y fundadores de varias de las casas reales en toda la Grecia antigua. Mención aparte por su naturaleza divina está Hermes, hijo de Maya (madre), la mayor de estas ninfas, y de Zeus.

Las Híades, (y con ello las Pleyades) algunos mitos las ponen o identifican (eso según quien eche el cuento) como las niñeras del dios Dioniso (cuyo nombre significa Dios de Niso), siendo Niso el lugar (monte/montaña) donde Zeus extrajo de su muslo al joven dios. La ubicación del mítico monte es punto de discusión entre los estudiosos, y se encontraba en alguna parte entre el Asia Menor e India; justificando ello en que el culto del dios del vino proveía del oriente; siendo el lugar más probable para la ubicación de la montaña las tierras de los Hititas, en Anatolia central; ya que una de sus ciudades importantes era la ciudad de Nesa; demasiada parónima para descartar la idea.

Aunque varias ninfas en distintas regiones, dentro y fuera de Grecia, se les atribuye normalmente la labor de niñeras del último de los dioses olímpicos, fueron dos grupos a quienes más le achacaron esta labor; ellas son: las Nisiades y las Lamides.

Las Nisiades eran hijas de Niso, un hijo del viejo sátiro Sileno. A Niso se le atribuye haber sido uno de los que enseñó al joven dios el arte de fabricar el vino. Las Lamides por otra parte son hijas del río Lamos, que era identificado en las Dionisiacas del poeta Nomo como un río en la región de Cilicia (Anatolia meridional) y que corría desde la montaña de Niso. Otros señalan que el monte Niso era en realidad el monte Citerón en la región de Beocia, en Grecia central; ya que este monte era la residencia de Sileno y su familia, y donde tenían lugar muchos festejos orgiásticos en nombre del dios de los excesos.

Vistas así las Nisiades son para estos efectos unas oreades (ninfas de las montañas); y toman el nombre del monte que habitan. El número (y los nombres también) de las Nisiades variaban, pero lo único seguro en los mitos es que ellas se volverían en seguidoras del dios; convirtiéndose en las primeras Ménades (delirantes/locas) o Bacantes (seguidoras de Baco), como les decían los romanos; y según el mito Dionisos las recompensó subiéndolas a los cielos y colocándolas como las estrellas que forman el grupo de las Hiades (de ahí posiblemente la relación entre ambos grupos tan distintos en los mitos).

Por otra parte las Lamides eran descritas como unas nayades (hijas del río); y no tuvieron similar suerte. Enterada Hera de que estas ninfas, y sus hijos, habían escondido y protegido al infante Dioniso; Hera enloqueció a las ninfas (mito alternativo del surgimiento de las Bacantes) y transformó en bestias a sus hijos, que fueron llamadas las bestias del Lamos; y para los efectos descritos como sátiros con cuernos de buey (aunque se les llama también como ‘centauros’ del Lamos, pero aquí más como un sinónimo de ‘bestias’). Los mitos dicen que las bestias de Lamos acompañaron a Dioniso a su expedición a India.

Las Horas – Señoras del orden

Las Horas (estaciones) eran al inicio diosas de las estaciones; y mientras las Moiras giraban la rueca (rueda de tejer) para crear la red del destino, las Horas giraban las constelaciones celestes para medir el año y dar paso a las estaciones, custodiando las puertas del cielo. Es la vinculación de las Horas con las puertas del cielo que se abren para dar paso al Sol (Helios), y las pone como compañeras de Eos (la aurora); lo que hace también que sean identificadas como las que guían al astro rey por el cielo, impidiendo que este tome otro camino por los cielos. En este caso el número tradicional de tres se eleva a doce, y se las pone como hijas del Sol (Helios), representando no sólo las doce horas del día (de ahí el nombre), sino también las doce constelaciones del año. Una tradición final eleva de tres a cuatro las Horas, representando las cuatro estaciones del año; pero esta idea es muy posterior, ya que para los antiguos griegos sólo habían tres estaciones (el otoño no era reconocido en esos tiempos).

Las Erinias custodiaban las puertas del infierno, las Hesperides las puertas de la noche y con ello los ciclos diurno y nocturno; y las Moiras eran las guardianas del destino, y del orden sobre el caos. Es esta función de las Moiras lo que permitió hermanarlas con las Horas y a su vez convertir a estas ultimas en diosas del orden y la justicia; ya que las Horas, al vigilar los cielos y las estaciones tenían el poder de indicarles al Sol, la Luna y las estrellas por donde ir y a que ritmo.

 

Las Horas originales eran dos de ninfas vinculadas a la floración y la fructificación de las plantas; ellas eran: Talo (floración, identificada con Flora por los romanos) y representaba los tallos que florecen en la primavera; y Carpo (fruto, Pomona entre los romanos) era la diosa que velaba por los frutos y la cosecha en otoño. En la región de Atica (Atenas), se les llamaba respectivamente: Auxo (crecimiento), que estaba relacionada con el paso de la floración hasta la fructificación; y Hegemone (poderosa) vinculada a la cosecha y el otoño; en Argos las dos Horas eran: Auxesia (posiblemente otro nombre para Auxo) y Damia (madre) (posiblemente otro nombre para Carpo). Con el tiempo se establecieron un número de tres; Talo, Carpo y Auxo, esta última se asociaba ahora con el verano. También se tiene que los agricultores griegos reverenciaban a tres diosas de la cosecha, conocidas como: Ferusa (exceso); Euporia (abundancia) y Ortosia (prosperidad), y eran diosas vinculadas a los logros de la recolección.

Estas tres diosas [Talo, Auxo y Carpo] fueron acompañadas luego por Quione (nieve), una hija de Bóreas (el viento del norte), completando así con la imagen del invierno el grupo de cuatro ninfas que representan las cuatro estaciones, y que juntas eran compañeras de las diosas Perséfone y Demeter. [Posteriormente se les puso los nombre de: Eiar (primavera), Theros (verano), Finoforón (otoño) y Cheimón (invierno) para indicar el/la dios/diosa que regia cada estación; función que también desempeñaron los cuatro grandes vientos; Cefiro, por la primavera, Notos por el verano, Euro por el otoño y finalmente Bóreas era identificado como el señor del invierno]

El culto a estas dos, tres o cuatro (según se mire) fue luego sustituido por el mito de Perséfone y Demeter; y su sustitución con estas diosas ctonicas hizo que este primer trío de Horas no tenga registrada ninguna ascendencia; pasado a ser luego simplemente sobrenombres de la diosa de las flores y de la diosa de la agricultura.

En algunos mitos Carpo (diosa de los frutos) es la hija de la ninfa Cloris (Flora para los romanos), una diosa de los jardines florales que habitaba en los Campos Elíseos (inframundo), que secuestrada por Céfiro (el viento del oeste), fue convertida en su esposa. Carpo tuvo poco culto entre los griegos, pero su versión romana Pomona tuvo gran culto, en el mito se dice que la diosa de los frutos fue pretendida por muchas divinidades rústicas (sátiros), lo que hizo que se encerrara en su jardín, y sólo un dios romano de origen etrusco, Vertumno, vinculado al verano y los arboles, disfrazado de anciana logro derivar sus barreras y desposarla.

Tras la caída de los titanes, Zeus se volvió señor de los dioses, y fue necesario en los cultos que no hubiera nadie sobre él, incluido el destino; así a las Moiras se las puso como las hijas de Zeus y hermanas ahora de las Horas; la madre en cuestión de esta nueva filiación fue una de las titanesas, Temis, señora de la justicia; moviendo el centro de interés del campo a la ciudad. Temis representaba por una parte la ley divina, pero sobre todo la ley natural; lo que entendemos como lo que dicta la costumbre y la moral; era identificada también con Eusebia (lealtad) visto como el respeto a la tradición en las relaciones sociales y hacia los dioses; esposa de Nomos, el orden establecido por decreto (Nomos es para los efectos un sobrenombre de Zeus). Las hijas oficiales de la pareja (Temis/Eusebia y Zeus/Nomos) fueron las trillizas: Irene (la paz), Dike (la justicia) y Eunomia (la ley).

Irene no sólo era diosa de la paz, era una diosa de la primavera, ya que esta era la época del año más difícil para la paz; así se identificaba con Talo, y se la representaba sosteniendo en sus brazos a Pluto (dios de la riqueza), vista así recuerda a Tike (la fortuna) y la propia Demeter, ya que Pluto es su hijo y representaba la promesa de la riqueza agrícola. Lo opuesta a Irene eran el daimón Polemos (la guerra) [para muchos un sobrenombre de Ares] y Enyo (la destructora), una hija de Zeus y Eris (la discordia).

Enyo es la compañera y hermana del dios de la guerra, pero algunos autores confunden y fusionan a Enyo con Eris, poniendo a esta hija de la noche como una hija de Zeus, y como hermana y compañera de Ares. El hijo de Ares y Enyo fue Enyalio (belicoso), un dios menor que era adorado por los soldados. Enyalio fue identificado entre los romanos con Quirino, un dios de la guerra de origen sabino que paso entre los romanos a representar el Estado mismo.

Dike como diosa de la justicia estuvo estrechamente vinculada con Astrea (una hija del titán Astreo y Eos); en los mitos de ambas se dice que fueron a la tierra para ayudar a los hombres y guiarlos en las buenas acciones, comprendiendo lo inútil de su acción regresaron al cielo. Astrea fue identificada luego con la constelación de Virgo. La imagen de esta constelación es la de una mujer que lleva en sus brazos un atado de espigas de trigo (justamente la estrella más brillante de la constelación es Espiga (el grano)); la constelación vecina es Libra, la balanza, soltada en los cielos por la diosa. La imagen de Dike ha sido asociada desde entonces con la diosa ciega que sostiene la balanza y la espada; pero si la vinculamos con la constelación de Virgo, es comparable a Carpo, la diosa de la cosecha; ya que cuando el Sol llega a Virgo estamos cerca del final de la estación cálida, pronto vendrá el otoño y los fríos del invierno. Contraria de Dike tenemos a Adicia, daimona de la injusticia y el mal proceder; descrita como una mujer fea y tatuada (algo asociado a pueblos bárbaros, contrarios a la norma civil grecolatina). Adicia se acompaña generalmente de sus hermanas: Disnomia (anarquía), Ate (fatalidad) e Hybris (exceso/orgullo).

En la tradición orfica la aplicación de la justicia se conoce como Praxidike, que era un epíteto de la diosa Perféfone; a quien se le describe como madre de las Eumenides (Erinias/Furias), aplicadoras de la justicia. Praxidike era para la mayoría de los casos una diosa del castigo judicial, (identificada con la misma Dike), y a la vez un concepto personificado. Hijas de Praxidike con Soter (el espíritu de la seguridad (legal), otro epíteto de Zeus) tenemos a dos diosas menores: Areté (la virtud moral) y Homonoia (la concordia, en referencia al orden y la unidad necesarias para mantener el estado). Homonoia se la compara con Harmonia (concordia) que era una hija de Ares y Afrodita, pero ella era la diosa de la concordia en el ámbito marital. Hermano de Arete y Homonoia era el daimón Ctesio (la propiedad). Areté no sólo es compañera de su madre (Dike), sino que suele acompañarse por otros daimones silenciosos como Sofrosina (Sobriedad entre los romanos), diosa menor de la templanza y la moderación; y Epifron, el daimón de la prudencia y la reflexión. La daimona Cacia (vicio) era la opuesta a Areté; mientras que la propia diosa oscura Eris (discordia) era la opuesta a Homonoia.

Eunomia es la diosa del derecho, es la ley escrita y plasmada en papel; la ley dada por los hombres; está asociada al Estado y al orden civil. Los romanos la llamaban Disciplina; su opuesto era Disnomia (demonio femenino de la anarquía y el desorden, una de las hijas de Eris). El termino ‘nomia’ no sólo se vincula a orden (nomo), es también sinónimo de medición, lo que hace referencia a los pastos verdes y la división de la tierra (medir) para el cultivo; así Eunomia se asocia a Auxo, y al verano. Eunomia también se vincula o relaciona con otro concepto personificado; Peitarkia (la obediencia), quien con Soter fue madre de Eupraxia (el éxito); indicado con ello que el hombre indefenso puede levantarse de la miseria dura (salir libre de pena y castigo) si obedece las leyes.

Las Cárites (Gracias) – Señoras de los placeres

Las Cárites, o Gracias, como se les conoce más comúnmente, son otro grupo de diosas colectivas cuyo número es variable; y estaban muy hermanadas en funciones con las Horas (diosas de las estaciones y la ley). Las Gracias eran en su colectivo diosas de las naturaleza, pero no vinculadas al paso del tiempo (como las Horas), sino a la fertilidad; y en su evolución terminaron asociadas a una trinidad de tres diosas que representaban las imágenes de: la virgen/novia, la esposa y la amante, pasando a estar sobre todo vinculadas a los placeres; y volviéndolas en su gran mayoría siervas de Afrodita.

Las ascendencia de las Gracias es también es fuente de discrepancia entre los poetas, unos como el poeta griego Antímaco las pone como hijas de Helios (el sol) y Egle (una de las Hesperides); las fuentes órficas las ponen como hijas de Zeus y Eunomia (una de las Horas); y en la última gran obra pagana, las Dionisíacas, del poeta Nono de Panópolis, se las ponen como hijas de Dionisos y Kronois (una ninfa identificada con Hera), razón por la cual también se dice que eran hijas y siervas de la propia Hera.

Las hijas de esta relación son consideradas, sin embargo, como parte de las Gracias Jóvenes; y se citan a: Pasitea (descanso/relajación), una ninfa vinculada a las drogas alucinógenas y las adormecedoras, y que Hera entregó como esposa a Hipno por su ayuda para engañar a Zeus. Pasitea con Hipno fue madre de los mil Oneiros (los sueños), siendo Morfeo su hijo más conocido.

Sus hermanas eran: Anteia (decoración, en el sentido del uso de ramos de flores) [Anteia suele ser identificada también con Cloris/Flora], Eudaemonia (opulencia), Paedia (juego/diversión), Pandaisia (banquete), Pannychis (fiesta/festejo), y Mete (embriaguez); todas ellas fueron descritas como siervas de Afrodita y de Hera, y atendían las mesas del Olimpo en las fiestas y reuniones, aunque Mete es puesta normalmente como sierva de Dioniso; tanto es así que decía el poeta Anacreonte:

Estemos alegres y bebemos vino en honor a Baco; … gracias a él nació la gracia Mete (borrachera),  [con ella] Lupe (el dolor/el pesar) toma un descanso y Ania (el llanto/la aflicción) duerme.

Sin embargo, en la tradición más clásica del poeta Hesiodo, las Gracias fueron hijas de Eurinome (amplios pastos o amplia norma) [a veces llamada Euridome (amplia estructura)] y de Zeus; siendo normalmente estas tres diosas conocidas como: Aglaya (bella/esplendorosa) [también llamada Caris (bellísima)], Eufrosina (alegre/jubilosa) [también conocida como Eutimia (feliz)] y finalmente Talia (festiva), [Nota: se aclara que Talía es también el nombre de una de las Musas].

La evolución y origen de las Gracias se puede ver en comparación con las Horas; inicialmente no eran tres, sino dos; entre los espartanos recibían los nombres de: Cleta (gloria) [similar a Talia] y Faena (brillante), [posiblemente comparable a Eufrosina]; mientras que los atenienses adoraban a: Auxo (crecimiento) y Hegemona (poderosa) [nombres que figuran también en la lista de las Horas]. Por ello no deja de ser sorprendente que Talia, cuyo nombre también se vincula a la primavera y el verdor sea identificada con Talo, y Eufrosina, que suele ser acompañada por el daimon Acratos (un siervo de Dionisos), y quien representaba quien repartía el vino en las fiestas (al final de la cosecha), sea asociada a Carpo; mostrando con estas relaciones que Horas y Gracias pudieron tener un origen similar (diosas de las estaciones) y su evolución las separó y dio origen a diosas muy distintas, por un lado las diosas del orden y la ley (las Horas) y por el otro lado las diosas de las fiestas y la diversión (las Gracias).

Eurinome, la madre de las Gracias también posee varias ascendencias en los mitos. Cuando junto con Tetis (Thetis), la nereida madre de Aquiles, quienes cuidaron a niño Hefesto [quien había sido expulsado del Olimpo por su madre Hera, que se sintió avergonzada por no ser este alguien tan gallardo como Apolo, justificando en el mito el por qué el dios de los herreros fabricó las armas del mayor héroe griego en la guerra de Troya], ponen a Eurinome como una nereida. Otros, sin embargo señalan que las diosas que recibieron en el mar al expulsado dios maltrecho fueron: Eurinome [una hija] y Tethys [su madre]; siendo en este caso Eurinome más reconocida como una oceanide. Hay una tercera versión sobre Eurinome, que la señala como la compañera del titán Ofión (serpiente), un titán que junto con su mujer lucharon contra Cronos y Rea por el control de Olimpo; hasta que fueron expulsados (Eurinome y Ofión) al anecúmene (más allá del mundo conocido); imagen que no hace más que comparar a Eurinome con la misma Tethys, la compañera del titán Océano (quien gobierna justo en el río que envuelve la tierra conocida).

Volviendo a nuestras ninfas, las Gracias son descritas como tres jóvenes de gran belleza, siempre están juntas bailando entrelazadas y desnudas; y así han sido representadas desde la antigüedad hasta nuestros días. Entre los romanos recibieron los nombres de: Castitas (casta), Pulchritude (pulcra) y Voluptas (voluptuosa); siendo los tres arquetipos de la mujer: novia/esposa/amante. Estas tres diosa regian sobre la gracia, la belleza, el adorno, la alegría, la festividad, la danza y el canto (aquí se vinculan con las Musas), siendo compañeras de estas en las fiestas. El otro grupo de Gracias, las jóvenes hijas de Dioniso, presidían sobre los otros placeres de la vida incluyendo: el juego, la diversión, los banquetes, la decoración floral, la relajación en las fiestas y las reuniones.

Hay, sin embargo, un tercer grupo de Gracias, ubicadas también dentro del grupo de las Gracias Jóvenes y que fueron nombradas en los mitos órficos. Estas eran hijas de Hefesto (el dios de las fragua) y la gracia Caris (bellísima). El como ocurrió esta relación es discutida; por un lado fue la propia Afrodita, quien cansada por los reclamos de infidelidad del marido, le entregó a su sierva como una forma de callarlo y mantenerlo contento, sin tener ella que cumplir con esas funciones con el que era considerado el dios más feo del Olimpo; o pudo haber sido al contrario, el dios de los herreros encontró en la sierva de su esposa el consuelo ante las infidelidades y desamor de su mujer. Las hijas de esta relación fueron: Eutena (prosperidad), que se oponía a la daimona Penia (la pobreza)), Euclea (honorabilidad) representaba la reputación de la casta novia; Eufemia (aclamación) se oponía a Momo, daimón de la critica; y Filofrosia (amabilidad); todas estas ninfas como sus nombres indican personificaban y glorificaban a la amistad y las relaciones (sociales).

Las Musas – Señoras de las artes

Las Musas (recuerdos/memorias) son el último de los grandes grupos colectivos, en sus inicios (la era de los titanes) señalan Pausanias (geógrafo griego del siglo II d.C.) y Plutarco (filosofo griego del siglo I d.C.) que eran tres. Estas musas originales son llamadas hoy como las Musas Mayores, ellas presidían sobre la música, el canto y la danza; y representaban los requisitos que tenía que tener el artista para poder realizar el acto de crear una composición; se requería de Mnemea (recuerdo) para recordar los pasos y las notas; de Meletea (práctica) para ejecutar la obra, y finalmente Aoide (canción/ritmo) para que lo ejecutado fuera armonioso y agradable.

Y mientras estas tres musas eran adoradas en el monte Helicón en la región de Beocia (Grecia central); más al sur en Delfos se las hablaba de las Musas Apolonidas, son descritas como hijas de Apolo, dando a entender con esta genealogía que las Musas sólo surgieron con los dioses y nacieron de la inspiración del dios de las artes. Ellas eran: Boristenis (una hija del río Boristenes, en Escitia, las tierras al norte del Caucaso); Cefisis (una hija de Cefiso, río que corría por Beocia y padre de muchas ninfas, ademas del joven Narciso), y Apolonis (aquí una hija de Apolo), forman una trinidad que también se identificaban con los nombres de: Nete, Mese y Hipate; nombres usados en la antigua Grecia para referirse a los acordes bajos, medios y altos de la lira. Así esta segunda trinidad de musas originales estaba íntimamente vinculada a las nociones de ritmo, métrica y armonía musical; pero también vinculadas a las fuentes y los ríos. Otros poetas incluirían luego nombres como: Arche (inicio/palabra) y Telxinoe (encanto/música), sustituyendo alguna de las otras, o elevando a cuatro y/o cinco la cantidad de estas primeras musas.

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Luego vino la evolución, los titanes cedieron el paso a los dioses olímpicos, y con ellos una nueva y definitiva generación de Musas. De todas aquellas originales sólo sobrevive Mnemea, ahora conocida como Mnemosine (memoria); y es puesta en los mitos como la última de las titanesas, las hijas de Gea/Gaya y Urano.

Mnemosine actuó en este desarrollo como una diosa triple al fusionar en una sola las tres Musa Mayores. Ella dio a sus hijas el secreto de las palabras, entregando así a la humanidad (y a los dioses) el regalo de lengua hablada. Hoy es la diosa de la cultura, la lengua, y madre de las artes sociales; como una diosa del tiempo representaba la memoria oral de los pueblos antes de la invención de la escritura.

Mnemosine era también una diosa vinculada a los oráculos, estando su culto en Trofonios, en la región de Beocia; actividad que compartía con varias de sus hermanas: Thea (visión) que tenía culto en la región de Ftiótide; Febe (intelecto) en el oráculo más famoso de la antigüedad en Delfos, en la región de Focide; Temis (costumbre) tenía culto en Icanai, en la región de Tesalia; y Dione (aquí equipara a una titanesa, pero normalmente es una oceánide) en el segundo oráculo más famoso, en Dodona, en la región de Epiro.

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En la tradición (Hesiodo y Homero), Mnemosine se convertiría en madre indiscutida con Zeus de las nueve grandes Musas del mundo clásico. Esta cantidad es tres veces una trinidad de diosas (a diferencia de los otros grupos antes vistos) y representaría la mayor evolución en cantidad entre los grupos de diosas colectivas; dejando atrás a la música, el canto y la danza, las Musas olímpicas incorporarían otras artes sociales, entre ellas las formas literarias, las artes escénicas (teatro), e incluso la ciencia y filosofía; convirtiéndose en no sólo inspiradoras de los artistas, sino también de aquellos que buscaban el saber y el conocimiento; y son todas ellas una representación de la cultura en todas sus formas.

Vinculadas a la música, el canto y la danza tenemos a: Erato (amorosa) es la diosa de la poesía lírica; lleva una pequeña lira entre sus manos, y desde el Renacimiento es representada coronada con mirtos y rosas, donde suele ser acompañada por un pequeño cupido; dando a entender que es la señora de las canciones de amor; hoy la vemos como la diosa del canto en general, patrona de los cantantes. Euterpe (placentera), diosa única de la música, su símbolo la flauta va en armonía con su nombre; y finalmente Terpsicore (deleitable) es la diosa indiscutible de la danza; en la antigüedad era también la musa de los cantos corales que acompañaban a los danzantes; la señora de la danza fue para algunos una ninfa que habitaba los ríos y los bosques, indicando su origen en el encuentro con lo sagrado; con el tiempo se volvió más profana; y paso a ser parte de las diversiones públicas, de lo popular y de las relaciones sociales, estando hoy vinculada al acto de pertenecer a un grupo.

Señoras del teatro y las representaciones escénicas son: Talia (alegre), es la señora de las comedias, la poesía idílica y la poesía bucólica (cantos de pastores), durante el medievo inspiró la Comedia del Arte y lo burlesco, esto es exageración en la burla a las costumbres. Su hermana, Melpómene (melodiosa), que es la segunda diosa de las obras del teatro; inspira las tragedias, donde se narra la lucha de los grandes héroes contra su destino. Ambas hoy rigen juntas sobre toda obra teatral, incluidas las tragicomedias, las obras dramáticas y la opera; podemos imaginarlas como las protectoras e inspiradoras de todos los actores y actrices, no sólo del teatro, sino del cine y la televisión.

Dentro de las artes escritas tenemos a: Calíope (elocuente), es como indica su nombre, es diosa de la elocuencia, que es el arte de expresarse en público de forma fluida, elegante y persuasiva; era representada escribiendo con una pluma; es la diosa que inspiró en la antigüedad la poesía épica, donde se narran las obras de los héroes, los grandes mitos y las leyendas; en el medievo dio apoyo a las historias de caballería y cantares de gesta; hoy es vista como la diosa de los relatos, del cuento y la novela; señora de la ciencia ficción y las historias fantásticas. Por otra parte, Urania (celeste), es la diosa de la poesía didáctica, de la filosofía y del conocimiento; su nombre, herencia de su bisabuelo, el dios del cielo estrellado, Urano; la pone como la majestuosa y elegante musa de la astronomía, quien protege a los que buscan el saber y los guía en su camino hacia el cielo, tanto espiritual, como intelectualmente; durante el Renacimiento se convirtió en la musa de poetas (filósofos) cristianos; sus símbolos la esfera (el mundo) y el compás la vuelven la diosa de la matemáticas y de las ciencias exactas, y por ello en la modernidad es vista también como la diosa del conocimiento científico.

Finalmente las que recuerdan la herencia de los pueblos, ellas son: Clio (alabadora), es la diosa de la historia, las que escribe las epopeyas e inspira la poesía heroica; su símbolo es un libro, donde señala que la historia abarca todos los lugares y todas las épocas; además se la representa coronada con laurel; acompañada de Polimnia (muchos himnos), en la antigüedad era la diosa indiscutible de los cantos sagrados que daban para alabar a los dioses; se la representaba con un velo (para indicar lo sagrado) y llevando uvas; ya que además de inventar la lira, se la pone como una diosa de la agricultura; y por ello para algunos era la musa de la geometría (el arte de medir); en la edad media dio inspiración a los cantos litúrgicos; hoy celebra con su fuerza a los himnos de las naciones, las odas y las marchas militares. Es también la diosa de la meditación y la auto-regulación; la musa moderna de la pantomima, la mímica.

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Los mitos dice que las Musas nacieron cerca del monte Helicón, fueron (como se puede ver con Terpsicore y Polimnia) originalmente unas ninfas de las fuentes y la fertilidad de los campos (similares a las Horas y las Gracias); y como su madre, diosas de las oráculos vinculados a las fuentes. [Esta imagen las compara con otras ninfas como las Apsaras, diosas de las nubes en la mitología Hindú; que hermosas y elegantes jóvenes, grandes en el arte de bailar; y esposas de los Gandharvas, los músicos de la corte de Indra; las Camenas romanas, cuatro ninfas de las fuentes y la profecía; y las Volvas, brujas videntes en los mitos nórdicos, que eran incluso consultadas por los dioses]. Es esta relación entre los oráculos y el canto lo que convirtió a las Musas en siervas y compañeras de Apolo; dios de las artes y de los oráculos. Ellas se trasladaron de su sede original en Helicón a las tierras donde estaba el oráculo de Delfos, y establecieron en el monte Parnaso su residencia oficial (aparte la del Olimpo mismo). Como ninfas inspiradoras, y en parte debido a su conexión con el dios profético de Delfos, ellas instruyeron a Aristeo (un hijo de Apolo) en el arte de profecía.

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Varios se atrevieron a disputarles a las Musas su primacía en las artes del canto; entre ellas están las Pierides, (en los mitos hijas del rey Pierus de Emantia, Macedonia, primer adorador de las Musas, ya que se decía que sus padres se habían casado en sus tierras). Las nueve chicas se atrevieron a competir con las Musas, siendo el lugar de la contienda el monte Helicón; pero mientras las Musas cantaron sobre los amores y desamores de los dioses; las Pierides hablaron de las infidelidades y las cobardías de los mismos; Atenea y Apolo que estaban como jueces dieron vencedoras a las Musas, y ellas castigaron a las rivales convirtiéndolas en urracas.

Otras que se atrevieron a competir contra ellas fueron las Sirenas (hijas del río Aqueolo); las Musas tras vencer a las rivales las desplumaron [las Sirenas griegas originales eran seres con cuerpo de ave y rostro humano].

Tamiris, un cantante de Tracia y nieto de Apolo, se dice que fue el primero en tocar la citara sin usar acompañamiento de la voz (música al estilo dórico). Se atrevió a competir con las Musas; si ganaba iba a acostarse con todas ellas; pero como suele ocurrir, ellas estas tras vencerlo lo castigaron dejándolo ciego y mudo; recordando que los dones que dan los dioses también pueden ser quitados. Tamiris figura como un alumno de Lino (un hijo de Apolo) y se le pone como uno de los primeros amantes de Jacinto (un hijo de la musa Clio, y amante de Apolo); siendo con esta relación el primer hombre que se acostaba (en los mitos) con otro hombre, eso hasta entonces era algo sólo reservado a los dioses.

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Como jueces las Musas juzgaron el concurso de canto de varios inmortales, entre ellos la disputa entre Apolo y Marsias, un sátiro hijo del monte Olimpo, que se atrevió a retar al dios a competir tocando un instrumento musical. Las diosas de las artes otorgaron ganador a Apolo, quien venció al rival a invertir la lira, cosa que no era posible con el aulós (una flauta doble) que usaba su rival. Apolo castigó a aquel que se atrevía a competir con un dios desollándolo vivo. La piel fue colgada luego de un pino y la sangre derramada por la víctima dio origen al río Marsias, afluente del río Meandro en Frigia (Turquía occidental); aunque otros dicen que el río surgió por los llantos y las lagrimas de dríades y sátiros que acompañaban a su compañero, y el dolor por verlo morir de esa forma.

También el monte Helicón y el monte Citerón (Sileno) tuvieron una competencia de canto; el ganador fue el segundo y Helicón furioso con el resultado agarro un gran peñasco y lo rompió en mil pedazos, explicado el por que este monte tiene tantas piedras sueltas en sus laderas. Las Musas, seguramente cansadas de mal y cambiante humor del monte se mudaron luego al Parnaso.

Entre los compañeros de las Musas se citan a Crotos, un joven sátiro hijo de Aganipe (apasible) [también llamada Eufemia (aclamación), quien era una hija del monte Helicón, y fue niñera de las Musas]. Crotos quien tras escuchar a las Musas se unió a ellas tocando los tambores (para otros invento los aplausos) y las siguió hasta llegar al Parnaso. Según los mitos Crotos era un gran cazador en los bosques, y a su muerte fue subido a los cielos, a petición de las Musas, como la constelación de Sagitario. [mitos posteriores pusieron un centauro en donde antes había un sátiro].

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Por lo general las diosas colectivas rara vez tienen descendencias; o en caso de tenerlas es difícil decir quién es hijo de quién; a las Musas se les atribuyen algunas maternidades; aunque poetas distintos ponen a madres distintas para los hijos de estos colectivos. Entre los hijos más famosos de estas diosas se citan:

Jacinto era un príncipe espartano hijo de la musa Clio (la paternidad es en este caso dudosa). Era un chico hermoso y fue pretendido por el dios Apolo y el viento Céfiro (o en otras versiones por Boreas). Este ultimo al ser rechazado por el chico, en unos entrenamientos deportivos sopló con tal fuerza que un disco lanzado fue directo a la testa del joven efebo, matándolo en el acto. Apolo convirtió la sangre derramada en la flor que lleva su nombre y rompió las alas del viento de manera que nunca más pudo volar tan rápido, transformándolo en una suave brisa. [Jacinto, señalan algunos, parece haber sido un mito pre-helenico y con su muerte se hacía la fusión con culto a Apolo; similar a lo ocurrido con Palas (la hija de Tritón) y Atenea]

Lino es hijo de Apolo y la mayoría de las veces le dan como madre a Urania; se le atribuye la creación de la poesía lírica; fue maestro de Orfeo, Tamiris y del propio Heracles, quien en una rabieta por ser regañado cuando niño por su mal desempeño musical lanzó la lira contra la cabeza del maestro, matándolo.

Orfeo es el hijo más famoso de las Musas, es hijo de Apolo, y generalmente se le atribuye la maternidad a la musa Caliope. Fue alumno de su hermano Lico, quien le enseño a tocar la lira y luego este inventó la cítara, una lira con nueve cuerdas en lugar de las siete de la lira tradicional. Se dice que era excepcional en el canto y que con su voz podía encantar a las bestias. Fue compañero de los Argonautas y con sus cantos silenció el canto mortal de las Sirenas. Su mito más importante fue su amor por la ninfa Eurídice (justa), quien murió al ser mordida por una serpiente tratando de escapar de Aristeo, quien también pretendía a la ninfa.

Orfeo se lamenta la muerte de la amada y desciende al inframundo a recuperarla; con su música y canto puede convencer a Caronte de cruzar la Estigia, dormir a Carcerbero y ser recibido por los reyes del inframundo. Estos aceptan, al escuchar sus cantos, que la amada regrese al mundo de los vivos, siempre y cuando Orfeo camine adelante y no se voltee a mirar atrás hasta haber salido del reino infernal. Orfeo acepta el trato, y tras haber cruzado primero y no esperar lo suficiente se voltea; ella aún no ha cruzado la barrera que separa los mundos, regresado inmediatamente al reino de los muertos. Es esta ida y regreso del mundo de los muertos lo que dio origen a la versión órfica de los mitos; ya que según los mitos Orfeo comentó en sus cantos lo que había visto por aquellos lados.

Orfeo destrozado vaga por la tierra hasta que se cruza con un grupo de bacantes adoradoras de Dioniso, quienes en un frenesí lo descuartizan. Otras versiones dicen que Afrodita castigó a Orfeo porque después de lo que pasó con Euridice sólo tuvo amantes varones, seguramente recordaba los tiempo cuando él y Tamiris eran alumnos de Lico. La diosa hizo que todas las mujeres de Tracia lo desearan, y pelearon por él hasta descuartizarlo. La lira del cantante fue colocada en las estrellas (la constelación de Lyra) y los restos del cantante fueron recogidos por sus tías y madre, siendo enterrados en las ladera de monte Olimpo.

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Las Sirenas son puestas como hijas del mayor río de Grecia, el río Aqueolo y su maternidad es atribuida por la mayoría de los poetas a la musa Melpómene, aunque como ocurre con los anteriores casos, a otras Musas le achacan la maternidad de estas ninfas. Como diosas colectivas las Sirenas tuvieron en los mitos varios nombres; siendo entre los griegos la triada: Thelxiope (encantadora), Aglaope (espléndida) y Molpe/Peisinoe (mareante/enloquecedora); aunque los romanos las identificaron como: Partenope (voz de doncella), Leucosia (blanca) y Ligeia (claros tonos).

El mito de las Sirenas se vincula en sus inicios al secuestro de Perséfone por parte de Hades. Las Sirenas eran parte del grupo de ninfas que estaban al cuidado de la joven diosa. Tras su desaparición, Demeter las castigó por su falta transformándolas en aves con cabeza humana, y las mandó a buscar a su hija. Así las Sirenas volaron hasta alcanzar las costas italianas del mar Tirreno, estableciéndose en unos islotes cerca de donde esta hoy la ciudad de Nápoles.

Desde el lugar donde se establecieron con sus cantos encantaban a los marinos y los llevaban a sus islotes, lugar donde los devoraban (cuales aves de carroña, y comparables a las Arpías, no solo en apariencia, sino en gustos culinarios). Sólo dos naves pudieron escapar a su encantos: los Argonautas se salvaron de sus cantos por que la música de Orfeo superó a sus voces embriagadoras; y la nave de Odiseo; quien puso cera en los oídos de sus marinos, dejándolos sordos, pero él mismo se hizo atar al mástil para escuchar los cantos de estas aves canoras. Las Sirenas al ver a un hombre oír su canción y aún así resistírseles, se angustiaron de tal forma que se arrojaron al mar y se ahogaron finalmente.

Cosmogonia 11 – Tiempo de Gigantes

Los mitos de la mayoría de los pueblos incluyen a seres de apariencia antropomórfica y de altura enorme. La variación en la altura puede ir desde duplicar la estatura del hombre promedio (unos tres a cuatro metros) hasta alcanzar las proporciones de montes y montañas (unos cuantos cientos de metros). Resto de aquellos seres sobreviven hoy en los ogros devora niños de los cuentos infantiles y en los troles escandinavos.

Gigantes famosos en otras culturas tenemos entre los nórdicos al primogénito Ymir, quien en aquellos fríos parajes se engendro a si mismo y dio forma (modelo) la nieve y el hielo para crear otros seres semejantes a él; así nacerían la raza de los Jötnar (los gigantes del hielo, en singular Jötunn) y que los griegos identificaron como sus gigantes hiperboreos, todos de menor tamaño que su progenitor original, ademas de monstruos marinos como los gigantescos krakens, los lobos gigantes, mamuts, dragones blancos y otras tantas bestias de aquellos parajes helados. Los dioses del norte (los Ases), con Odín y sus hermanos al frente darían muerte a Ymer, con su carne construirían la tierra y su sangre llenaría el océano, ahogando a muchos de sus hijos y creaciones, así de enorme era aquel gigante.

Entre los semitas (hebreos) los gigantes fueron el resultado contranatural de la unión de ángeles (emisarios/siervos divinos) y las hijas de los hombres. Esta raza fue llamada los Nefilim (Nephilim), termino que traduce ‘los que hacen caer’ (desmoronan). Según los mitos vivieron antes del diluvio y cuando este arrasó la tierra, se llevó y ahogó entre sus aguas a aquellos seres enormes que poblaron los montes de la hoy golpeada Palestina.

Pero la tradición que más gigantes ha dado a los mitos en el mundo occidental ha sido la greco-latina. A diferencia de las otras dos mencionadas en la presentación anterior, los gigantes del antiguo mundo Mediterráneo están asociados, directa o indirectamente, a la primera madre universal, Gea/Gaya la tierra misma, y en segunda medida de los dioses del mar, entre ellos Poseidón fue padre de muchos de aquellos seres tras la era de los titanes y en tiempos de los dioses olimpicos.

Hecatónquiros y Ciclopes

Descendientes directos de Gea/Gaya son los cíclopes, los titanes, los hecatónquiros y los primeros gigantes (nacidos de la tierra), todos seres de proporciones enormes, los primeros de alturas similares a montañas; los últimos más cercanos a los montes.

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Los Hecatónquiros, también conocidos como los centimanos (cien manos), eran descritos como seres con cincuenta cabezas e igual número de pares de brazos; representan para los mortales las enormes tormentas ciclónicas que de tanto en tanto llegan del sur (el mar) y cubren con sus vientos y aguas las costas del norte Mediterráneo, vinculados así a fenómenos metereológicos. Estos gigantes formaron una triada y sus nombres fueron: Briareo (poderoso), Giges (robusto) y Coto (rencoroso).

Los mitos señalan que a estos gigantes, y sus hermanos, los Cíclopes y los Titanes, su padre Urano los había encerrado dentro del vientre de su madre, Gea/Gaya. Cuando Cronos derrotó a su padre Urano, sólo libero a los Titanes, al resto los mantuvo ahí encerrados; pues a los Hecatónquiros y a los Cíclopes los consideraba muy peligrosos para liberarlos sobre la tierra. Los Hecatónquiros, junto con los Cíclopes, fueron liberados luego por Zeus, quien así pudo igualar y superar fuerzas para poder derrotar a su padre y tíos (los Titanes) e iniciar la era de los dioses olímpicos.

Los Hecatónquiros fueron premiados por su ayuda y establecieron sus dominios en el mar adentro. De los tres, Briareo tras su liberación por Zeus paso a habitar el mar Egeo, por ello su mito suele confundirse, fusionarse o sustituir al gobernante original llamado Egeón (Nereo). Se cuenta que cuando Zeus, tras haber esta sido capturado y atado en una cueva por los dioses: Hera, Poseidón y otros más que conspiraron contra el padre de los dioses, la titanesa Thetis (en otras la nereida Tetis, la madre de Aquiles) fue en busca de Briareo, quien pudo soltar los nudos que ataban a Zeus, y hasta ahí llegaron los intentos de los otros dioses de oponerse y derrocar al rey de todos ellos.

De los tres, sólo a Briareo se le conoce esposa y descendencia; su mujer fue la ninfa Cimópolea (Cimo, Cimódoce, Cimótoe, y otras variantes ortográficas… ) [una nereida, o en otras versiones una hija de Poseidón, quien regia sobre las tormentas marinas]. Fruto de esa unión tenemos a Eolica (oios-lykos = loba solitaria), una diosa menor de los mares que hace referencia a aquellos vientos que generaban una ola grande y rompiente que caía sobre los barcos abriéndolos en dos con su fuerza.

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Un segundo grupo de gigantes originales fueron los Cíclopes. Los estudiosos de los mitos señalan dos o tres generaciones de estos gigantes con un único ojo en el frente. Los primeros llamados Cíclopes Mayores fueron los hijos de Gea/Gaya y Urano, su número, al igual que sus hermanos, los Hecatónquiros, es la de una triada; ellos fueron: Brontes (trueno), Estéropes (rayo) y Arges (relámpago); son, como indican sus nombres, representaciones de la fuerzas eléctricas en las tormentas y nuevamente vinculados a la actividad atmosférica. Tras su liberación por Zeus forjarían las armas de los dioses; el tridente de Poseidón, el casco de la invisibilidad de Hades, el arco y las flechas de Apolo y Artemisa, el escudo de Atenea, la lanza de Ares, y otras más, pero sobre todo la poderosa arma de Zeus, el rayo mismo.

Señalan los mitos a una segunda generación de estos señores de la fragua, estos son hijos o descendientes de los anteriores, conocidos como los Cíclopes Menores; y cuya cantidad varia, siendo generalmente cuatro, se conoce los nombres de: Elatreo (forjador), Eurialo (ancho mar), Halimedes (gobernante del mar) y Traco (tosco), pero se incluyen ademas nombres como: Acmonides (hijo del yunque) o Gasteroquerio (golpe en el vientre). La asociación de todos estos seres (mayores y menores) con la fragua y en una cantidad de entre tres, siete o diez hacen que se los vinculen con otros grupos de gigantes y entes primitivos vinculados a las fraguas, tales como: los hecateros, los curetes, los dáctilos, los coribantes, los cabiros y los telquines.

Otro aspecto importante que parece apoyar esta idea es la fisonomía de los estos gigantes, descritos con un solo ojo en medio de la frente, ello no deja de recordar a los herreros modernos y sus cascos de seguridad con un gran visor en medio de la mascara, para proteger los ojos de las chispas que saltan. Posiblemente, y para todos los efectos, se trataban de los mismos seres con versiones e historias adaptadas a las distintas localidades, y asociadas a cultos mistericos vinculados a los secretos de la herrería y la forja de armas; algo que era prioritario para aquellas sociedades de la edad del bronce, como hoy lo es la industria de las armas para los ejércitos modernos. De esta segunda generación se sabe que todos fueron asesinados por Apolo, en venganza por la muerte de su hijo Asclepio, a quien Zeus fulminó con un rayo; arma fabricada por estos gigantes en la fragua de Hefesto, quien para ese entonces ya mantenía a los Cíclopes como sus ayudantes en su residencia bajo el monte Etna.

Los gigantes protogenicos

Los primeros gigantes no fueron el fruto de los amores de Urano y Gea/Gaya; sino el resultado fecundador de la sangre derramada por el dios del cielo sobre la fértil tierra tras su castración; y nacidas de igual forma, era las hermanas de estos gigantes, ellas fueron las ninfas Meliades (dríades de los fresnos) y las Erinias o Furias, señoras de la venganza y castigo. Estos seres (los gigantes) a diferencia de sus predecesores (Hecatónquiros, Cíclopes y Titanes) no estuvieron encerrados dentro del vientre materno y desde su nacimiento vagaron sobre la tierra hasta que fueron eliminados posteriormente por dioses y héroes. Su altura permitió identificarlos con los distintos montes que existían en la península griega, en Anatolia, en los Balcanes, y en las costa de Italia, Sicilia y otras grandes islas del Mediterráneo.

Los gigantes son así vistos dentro de la imaginación de los mortales como los restos petrificados de aquellos seres que fueron derrotados y asesinados por los dioses cuando se opusieron a los mismos, y para aquellos que no murieron en la batalla y terminaron encerrados bajos los montes, aún su furia sale a la tierra y se les pone como la razón de que los volcanes expulsen fuego. Eso hace que en algunos mitos se los tenga como los hijos de la madre tierra (Gea/Gaya) y el ardiente Tartaro, el señor de las mayores profundidades del inframundo, pero esta es también una de las versiones del origen del monstruoso Tifón, por lo que se confunden y mezclan ambos mitos; incluso el destino similar de mostruoso Tifón y del gigante Encelado, hace que muchos los identifiquen a ambos como el mismo ser.

A diferencia del mito clásico (Gea-Urano) del poeta griego Hesíodo (siglo VII a.C), es la relación con los volcanes, el fuego y la tierra lo que hace que el poeta Higinio defienda este segundo enlace (Gea-Tartaro). Sin embargo se aclara que la naturaleza de la obra donde se cita esta segunda paternidad es atribuida a los trabajos de Higinio el astrónomo (supuestamente del siglo II d.C), para diferenciarlo del filósofo latino Cayo Julio Higinio (final del siglo I a.C); pero algunos estudiosos señalan que se trataría del mismo autor y que las obras ‘Fábulas’ y ‘Astronómica Poética‘, que son una serie de compendios de mitos y de leyendas sobre las constelaciones y que se difundieron ampliamente en la Edad Media, son en realidad compilaciones posteriores la obra de Cayo Julio Higinio, pero nada de esto es comprobable a la fecha, siendo para unos un solo autor y para otros dos distintos y con obras escritas diferenciadas.

La batalla entre los dioses olímpicos y los gigantes fue conocida como la Gigantomaquia, para muchos otra versión de la guerra de dioses y titanes. De aquellos gigantes primigenios se conoce que su número rondaba entre doce o trece (tradición clásica) a veinticuatro (según el poeta Virgilio), pero algunos mitos dicen que alcanzaban en número la centena; pero para efectos de la historia de la Gigantomaquia aquellos que atacaron el Olimpo eran igual en número a los dioses y sus aliados.

Se tiene presente además que la mayoría de las peleas contra los dioses fueron producto de los vaivenes de Gea/Gaya; en primer lugar cuando Urano encierra a sus hijos dentro de ella, ella conspira con estos para derrotar a su amante; cuando Cronos asume el control, pero no libera a todos los encerrados, Gea/Gaya conspira con sus nietos para lograr esto último; así los dioses ganan a los Titanes al liberar a Cíclopes y Hecatónquiros; pero la muerte y encierro de los titanes por parte de los dioses hizo que Gea/Gaya volviera a conspirar, ahora contra los dioses (sus nietos y bisnietos) enfrentándolos con los Gigantes; y cuando estos fueron derrotados, engendró al ultimo monstruo, Tifón, para lograr sus deseos. Es quizás el haber perdido en sus dos últimos intentos lo que hizo que Gea/Gaya dejara de meterse e interferir más con los dioses, y dejar las cosas como estaban ya.

Las razones por las cuales los gigantes atacaron el Olimpo sigue estando en duda, ya sea instigación de Gea/Gaya; por una promesa incumplida, como las muchas historias que cuentan de que Hera había convencido al gigante Porfirión de matar a Dioniso a cambio de la mano de su hija Hebe, igual se cuenta de los intentos de Hera de convencer al gigante Ctonio con trato similar, ofreciendole a cambio a Afrodita. Otros cuentan que las disputas se iniciaron por el robo del ganado sagrado de Helios en Sicilia por parte de los gigantes, o por impulso y deseo propio, al enterarse estos que los dioses no podían vencerlos si no iban acompañados de un mortal; lo cierto es que los gigantes un buen día decidieron invadir el Olimpo y alcanzar el cielo.

Estos seres que tenían esa ventaja, eran inmortales a menos que fueran atacados por un dios y un mortal a la vez, según señaló el oráculo. Enterándose de esta situación, se dice que Gea/Gaya descubrió una hierva que impediría tal suceso (ser muertos por un mortal), pero Zeus se adelantó y le dijo a Eos (la aurora) y Helios (el sol) y Selene (la luna) que no brillaran para poder tener los dioses acceso a esta mata antes que los gigantes. Resuelto este problema menor, faltaba encontrar el mortal que quisiera unir sus fuerzas con los dioses, algo que los mortales no les gustaba mucho, ya que los dioses eran para sus efectos muy veleidosos y apoyar a uno implicaba muchas veces molestar a otro. El mortal que fue convocado por los dioses, y convencido por Atenea ante el pedido de su padre de traer su ayuda, fue el más famoso de todos los héroes griegos, el poderoso Heracles (Hércules), que para aquellos tiempos se le conocía más por su nombre de nacimiento, Alcides.

El rey de los gigantes, Eurimedonte (amplia decisión), también es llamado en otras fuentes Porfirión (ebullición), atacó a Hera, seguramente para cobrar en ella misma el pago ofrecido por la diosa, pero los intentos de violación fueron frustrados por Zeus y Alcides, quienes con el rayo y las flechas envenenadas por la sangre de la hidra pusieron fin al rey de los gigantes. Desde entonces Alcides tomo el nombre de Heracles, que traduce, el salvador de Hera, seguramente muy a disgusto de la diosa.

Una de las hijas de Eurimedonte/Porfirion era la giganta Periboia (alrededor del ganado) tuvo con Poseidón un hijo, Nausítoo, quien se volvió el rey de los feacios, reino a cuyas costas llegó luego Ulises/Odiseo tras escapar de la isla de la ninfa Calipso. Los feacios eran un pueblo del mar, descrito por algunos marinos como una raza de gigantes.

Varios de los gigantes terminaron sus dias encerrados por los dioses bajos los montes, siendo así explicación en el mito del origen de los volcanes de las tantas islas del Mediterráneo; así Polibotes (hambriento) fue perseguido por Poseidón, al llegar a la isla de Kos (costa este de Anatolia), el dios agarró un pedazo de la isla y la lanzó sobre el gigante, que quedo aplastado formando el islote de Nisiro (hoy el volcán más joven del mar Egeo). Encélado (exhortación) fue perseguido por Atenea, quien al igual que su tío, empujo sobre el gigante parte del monte Etna, encerrándolo dentro. El monte Etna parece ser famoso lugar para encerrar aquellos que atentan contra los dioses, ya que los mitos también ponen bajo sus laderas al terrible Tifón; por ello el volcán Etna quizás siempre esta encendido, hay demasiados presos abajo gritando por salir.

Mimas, repitió la suerte de sus anteriores hermanos, fue sepultado bajo una masa de hierro fundido por Hefesto con la ayuda del dios Ares quien contenía al gigante mientras tanto; el lugar de su encierro cerca de la isla de las sirenas y es hoy identificado como el monte Vesubio.

Otros gigantes no tuvieron tal suerte, entre las víctimas mortales de aquella batalla entre dioses y gigantes tenemos a: Efialtes (pesadilla) fue muerto por dos flechas, una de Apolo en el ojo izquierdo y la flecha envenenada de Heracles en el derecho; y otro que cayó ante las saetas, esta vez de la diosa Artemisa, fue el gigante Gratión (beodo). Hipólito (guerrero) fue apuñalado por Hermes, quien se acercó al gigante usando el casco de invisibilidad de su tío Hades; Oranion (celestial) y Eurito (ancho) fueron vencidos por Dioniso con su tirso (látigo); luego Dioniso persiguió a Alpo (elevado) hasta Sicilia donde le introdujo su tirso en la garganta, haciendo caer asfixiado al gigante; se dice que la ola que levanto su caída fue tan grande que apago por largo tiempo las llamas del Etna. Apuñalado por la lanza de Ares tenemos a Peloro (piedra); mientras que Clitio (glorioso) fue encendido vivo por las antorchas de Hecate; y finalmente Agrio (salvaje) y Thoos (rápido) fueron golpeados por las Moira (Parcas) con sus mazos de bronce hasta que cayeron al piso.

En un momento de la batalla Hyperbios (afortunado) y Agastenes (adorado) peleaban contra Zeus, mientras Hera a su lado daba fin con una espada a los gigantes Harpolykos (arrogante) y Foitos (pretendiente), cerca Heracles luchaba contra Pancrates (imponente); mientras el gigante Ctonio (de la tierra) era vencido por Demeter; y a su lado Atenea luchaba también contra Erictipo (antojado), tras haber dejado ya en el suelo al gigante Biata (violento).

Otros gigantes fueron principalmente alcanzados por los rayos de Zeus, entre ellos figuran: Alecto (incansable), Chionofilos (nevado), Enfitos (arrojado), Euboios (euforico), Euribias (fuerte), Euforbos (amigable), Euriale (amplio), Damysos (conquistador), Hyperfase (glotón), Molodros (corredor), Obrimos (aplastante), Ochteo (pujante), Olictor (asesino), Otos (desconocido), Rhoicos (rocoso), Theodamas (demonio), Theomises (divino), etc… , todos ellos y todos los anteriores terminaron rematados por las flechas envenenadas por la sangre de la hidra que le lanzó Heracles.

No todos estos gigantes primarios murieron en la batalla contra los dioses, se menciona que Aristeo (elevado) escapó a Sicilia y Siceo (higuera), quien fue perseguido por Zeus hasta Cilicia (Anatolia), ambos encontraron refugio con su madre (Gea/Gaya) quien los transformó en escarabajo e higuera respectivamente.

Otros gigantes hijos de Gea/Gaya

Los Gigantes de la primera generación fueron para los poetas un grupo donde, salvo por algunos nombres que quitan y ponen, es una historia común de lucha contra los dioses y el mortal (Heracles) que le daría muerte. Los que aparecieron luego en otras historias forman un grupo disperso, no todos ya hijos de la tierra, y surgieron como necesarios complementos para reforzar lo heroico de nuevas historias creadas por los poetas de antaño. Este grupo tiene en común su gran tamaño (en todo caso menor que el tamaño de sus predecesores) y fuerza; algunos conservan su apariencia monstruosas, pero ya ello no es necesario de mantener, tal es el caso de Orión, que es descrito como un gigante atractivo, si se puede obviar el tamaño. Un caso particular que será tratado en otra entrada es Tifón, quien dada su naturaleza y la de sus descendientes requiere un trato especial y aparte.

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Estos nuevos gigantes fueron muertos por los dioses y héroes en otras oportunidades (aparte de la gigantomaquia) y otros lugares. Entre ellos tenemos al gigante Alcioneo (el fuerte), quien era rey de los gigantes en una región peninsular de Tracia (costa sureste de los Balcanes) y tenía en don de la inmortalidad siempre que permaneciera dentro de los confines de sus reino. El mito de este gigante se confunde (dado su rango de rey) con el mito del gigante Eurimedonte y se pone muchas veces a Alcioneo como uno de los gigantes instigadores de la gigantomaquia.

Según la leyenda más común se tiene que Heracles se lo encontró en uno de sus viajes y mientras dormía el héroe lo incapacito con sus flechas y maza. Luego sabiendo de su poder y siguiendo los consejos de la diosa Atenea, el héroe arrastró al gigante hasta sacarlo fuera de la región de Trallene (su patria), tan pronto como salió de su tierra natal, el gigante cae muerto por el veneno de las flechas que ya tenía clavadas.

Se cuenta que las hijas del gigante al verlo caer corrieron a su lado y se transformaron en aves, en alciones (martines pescadores). Las siete hijas del gigante (las Alcionides) son a saber: Fitonia (ritmo), Ante (afirmar), Metone (costumbre), Alcippe (tartamuda), Pallene (fatiga), Drimo (lamento), y Asteria (estrella). [Mito que recuerda por su número comparable a las hijas del titán Atlas, las famosas Pléyades, que fueron transformadas en palomas para escapar del gigante Orión].

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En la región de Lidia (región occidental de la península de Anatolia) se tiene que los gigantes Anax (conocido) y Asterión (estrellado) (padre e hijo respectivamente) también fueron asesinados por Heracles, con ayuda de Atenea, cuando el héroe paso por aquellas tierras. El mito indica que la diosa uso las pieles impenetrables de los gigantes para forrar su égida (escudo); pero lo más probable es que se mezcle la narración de esta historia con el mito de la Titanomaquia, donde la diosa dio muerte al titán Palas (lanza) y uso su piel para tal fin (en algunas versiones como la de los poetas Apolodoro e Higino, Palas es citado como un gigante y no un titán). [Igual confusión ocurre con Egeón (tormentoso), muerto por las flechas de Artemisa; pero este no era un gigante, sino otro titán que gobernaba el mar Egeo y que apoyó a los titanes en la Titanomaquia; este titán (Egeón) se asocia o identifica con el dios Nereo que era gobernante del mar señalado en la época de los titanes, pero también se identifica con este nombre a Tifón y al hecatónquiro Briareo].

En la versión lidia Asterio reinaba la isla de Anactoria (Anax+Asterio) despues de la muerte de su padre; fue derrotado por un hijo de Apolo y Arce (una hija del rey Minos); los restos del gigante Asterión fueron enterrados en la pequeña isla de Lade; mientras que Anactora paso a tomar el nombre del héroe conquistador, y aún hoy es conocida como Mileto.

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Damasen (domador) era otro gigante lidio, el gigante había sido criado por la diosa Eris; y era famoso por haber dado muerte a un dragón serpiente en la región de Lidia (oeste de Anatolia); pero algunos estudiosos identifican el mito de Damasen y el dragón como una versión local del propio Heracles, quien en los mitos griegos mató a un dragón lidio que desbastaba la región. En el mito lidio la ninfa Moria (destino) vio como un dragón serpiente estrangulaba y mataba a su joven hermano, Tyllos (árbol); la ninfa pidió la ayuda del gigante Damasen para matar al dragón, mientras ella recuperaba el cuerpo de su joven hermano y usando unas hiervas mágicas lo devolvía a la vida. Los griegos identifican este mito con el de Tántalo y Pélope (el padre que mata al hijo para servirlo a los dioses, quien es luego revivido por las Moiras).

En la gigantomaquia se dice que Damasen murió atravesado por la lanza del dios Ares; y se le identifica también con el gigante Damysos (conquistador), que era conocido como el más rápido de los gigantes. Tan grande fue su leyenda al respecto, que los mitos señalan que el centauro Quirón desenterró los restos de Damysos e implantó los talones del gigante en el héroe Aquiles, explicación tardía en el mito de la gran rapidez en la carrera del mayor héroe griego que lucho en la guerra de Troya.

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Otro gigante libio fue Hilo; pero sobre este gigante hay poca información; y sólo se dice que un río local tomo su nombre y se volvió afluente del río Hermos (hoy río Gerdiz en Turquía). Hilo posiblemente fue eliminado por Heracles cuando estuvo como esclavo de la reina Ónfale en Lidia; pero los griegos lo identificaron con otro gigante, Gerión, que vivía al otro lado del mundo.

Hilo es generalmente un héroe local para los hileos (un pueblo que se estableció en la región norte de Tesalia, en la Grecia continental). Según los mitos Hilo es uno de esos tantos hijos regados por el mundo que dejó Heracles, en este caso cuando el héroe paso por la tierra de los feacios buscando ser purificado por el asesinato de sus hijos (una de los tantos logros de Hera contra el hijo bastardo del marido); en ese lugar tuvo amores con la nayade Mélite (dulce miel), hija del río Egeo (en Corcira, hoy isla de Corfu al oeste de Grecia, supuesta tierra de los feacios). Hilo habría sido adoptado por el rey Eginio de la región, en agradecimiento por la ayuda de Heracles para recuperar su trono. Hilo heredaría luego el trono de su padre adoptivo. Los intentos de Hilo por recuperar la patria de su padre tras su muerte (en el Peloponeso) resultaron fatales para el nuevo rey; pero tres generaciones posteriores lo lograron; siendo este hecho conocido como la invasión dórica del Peloponeso.

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En Arcadia (región del Peloponeso en Grecia) vivió el gigante Azeus (sequía); no está claro de que lado de la lucha entre los gigantes y los dioses luchó, y como murió; ya que otros gigantes arcadianos habían ayudado antes a los dioses. Azeus según el mito fue padre de Lycon (lobo), quien fue rey de los arcadianos, sucedido luego por su hijo Pelasgo, y finalmente por el hijo de este, el rey Licaón (lobo); un rey tristemente celebre por atreverse a servirle a los dioses la carne de su propio hijo Níctimo. Por tal atrevimiento Licaón y varios de sus hijos fueron transformados en lobos (el mito de los hombres lobo); sin embargo la mayoría de los hijos Licaón que lograron escapar de las furia de los dioses, vagaron por toda Grecia y más allá, fundando múltiples ciudades por todo el Mediterráneo. De Níctimo se dice fue luego resucitado por los dioses y reemplazó en el trono a su padre.

Otros gigantes arcadianos citados fueron Hopladamos (brazo armado) y Anytos (realizador). Hopladamos se recordado como el gigante que había ayudado a la diosa Rea, la madre los olimpicos, cuando Cronos, habiendo descubierto el engaño de ocultarle al neonato Zeus fue furioso contra ella. El gigante Anytos (realizador) figura como protector y guardian de la diosa Desponia (hija de Demeter y Poseidón). Hopladamos y Anytos suelen ser ubicados más dentro del Curetes (dioses rústicos, hijos de los Oureas, las montañas, que en Creta ocultaron al infante Zeus de su terrible padre) que como gigantes propiamente, aunque se aclara que los Curetes son descritos también como una raza de gigantes.

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Argos Panoptes (Argos ‘de todos los ojos’) fue un gigante de la región de Argolida, en el Peloponeso griego, cuya capital era la ciudad de Argos. Se le pone como hijo de Gea/Gaya, pero no se aclara el padre; posiblemente como muchos otros fue una creación de la diosa por si misma. El mito de este gigante se vincula a la región y los reyes de la ciudad de Argos, y por ello su ascendencia termina en algunas versiones como hermano o tío de Io, la nayade que provocó su muerte.

Pese a ello, en mayoría de las tradiciones la esposa de Argos Panoptes fue la nayade Ismene, hija del río Asopo, y ambos fueron padres de Yaso, uno de los primeros reyes de la ciudad de Argos. Hijo de este rey tenemos a su sucesor el rey Forbas; y luego al hijo de este, el rey Arestor, quien fue padre de Argus (quien fabrico el navío Argos con el que viajaron los argonautas en la búsqueda del vellocino de oro).

La esposa de Arestor era la nayade Micenas (hija del río Inaco y Melia (miel)), y hermana de esta ninfa era la nayade Io, quien estaba al servicio (sacerdotisa) de la diosa Hera. En otros mitos Inaco es visto como el fundador de la primera ciudad, y como el primer rey de Argos [aquí Yaso y Inaco disputan ese honor, y seguramente se funden sus mitos, en otras tradiciones se elimina este conflicto al poner a Yaso como un hijo o un nieto de Foroneo, hijo de Inaco; siendo Inaco el primero, Foroneo el segundo, y así…; pero hay que tener presente que según las fuentes la genealogía de la primera dinastía de la ciudad de Argos cambia mucho]. Igualmente Io es puesta en algunas versiones como hija de Yaso.

Pese a estas diferencias que para efecto de la historia poco abarcan, todas coinciden que este gigante es descrito como un ser con múltiples ojos (al menos cien), y era un guardián muy efectivo ya que siempre permanecían la mitad de esos globos oculares abiertos, incluso mientras dormía. En un principio Argos estuvo al servicio de los dioses, de Hera fue su adalid, quien lo uso para dar muerte a la ninfa Equidna (vivora) cuando ésta dormía en su cueva. Equidna era la esposa de Tifón, y fue la madre de muchos dragones y otros monstruos de la mitología griega, entre ellos la esfinge, la quimera, cancebero y Orto (los perros de tres y dos cabezas), asi como leones y cerdos monstruosos. Su muerte ponía fin a la generadora de bestias terribles y mortales, algo que su marido Zeus consideraba importante, ya que los héroes sólo probaban su valia a matar a alguno de los hijos de aquella ninfa de los mares; su muerte eliminaba el suministro constante de bestias que los futuros héroes necesitarian.

La principal historia del gigante Argos se vincula a su ultimo trabajo. La ninfa Io había estado siendo perseguida por Zeus. Io que era una sierva de Hera pronto tuvo que soportar la ira de la señora del Olimpo. Zeus para proteger a la amada la transformó en ternera, pero la diosa no pudo ser engañada y exigió como regalo a la blanca vaca; poniendo al gigante Argos a su vigilancia y cuidado. Pero Zeus, rey de los dioses, también sabía jugar y envió a Hermes a rescatar a su amante. El dios de las mentiras y los ladrones, entró disfrazado de pastor, y acunó al gigante para que durmiera con la música de su flauta de cañas, tan pronto todos sus ojos se cerraron el dios puso fin al gigante con su espada decapitándolo, y escapando con la becerra. Al final Hera recompensó a Argos por su servicio poniendo sus cien ojos en la cola de su pájaro sagrado, el pavo real.

Io escapo hasta llegar a Egipto donde nació el fruto de su unión con Zeus, el futuro rey Épafo; quien caso con Menfis (una hija del río Nilo), su hija Libia fue amante de Poseidón y fruto de esta relación nacieron los reyes que en los mitos griegos gobernarían Libia, Egipto, Etiopía, Arabia, Canaan (Palestina), Fenicia, Cilicia y Tracia; y descendientes de estos se volverían reyes de Creta, y la región de Tesalia en Grecia; y varios de ellos disputarían luego el trono de Argos, pero esa es otra historia.

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El último de los gigantes, hijo de Gea/Gaya, digno de mencionar es Ticio/Titio (violador); en primeras versiones es como todos los gigantes un hijo de la madre tierra; mitos posteriores lo ponen como hijo de Elara (una princesa) que fue visitada por Zeus. La joven sabiéndose preñada y conociendo la ira de la esposa del dios, o de su propio padre, se escondió en una cueva, pero al estar oculta ninguna diosa de los partos se presentó a ayudarla, y la criatura siguió creciendo hasta que reventó el vientre materno; siendo el neonato recogido y cuidado por Gea.

Ticio creció con una lujuria desenfrenada y en algún punto de la historia la diosa Hera lo instigo para que violara a Leto; pero los gritos de la diosa oculta atrajeron la atención de sus hijos. Apolo y Artemisa corrieron a salvar a su madre y cubrir de fechas al gigante. Como muchos gigantes este eran inmortal al estar en contacto con su madre, y la fechas poco pudieron contra la bestia; finalmente el propio Zeus tuvo que intervenir enviando al gigante con un rayo hasta el mismo Tartaro, donde fue atado con serpientes vivas y condenado a que su vientre fuera devorado todos los días por un buitre (acto que recuerda un poco el castigo impuesto a el titán Prometeo).

Muchos estudiosos sugieren que Ticio fue algún dios menor ctonico arcaico de Beocia, dada su relación con las cuevas; su apariencia y deseo sexual recuerda a criaturas como los sátiros, pero como muchos de estos mitos ellos fueron luego suprimidos y remeplazados con la llegada de dioses extrajeros vinculados a cultos mistéricos como fueron luego los cultos de Apolo y Artemisa, relacionados a los oráculos, ciclos de Sol y Luna, y a los bosques mismos.

Los gigantes hijos de Poseidón

No todos los gigantes tuvieron final con la gigantomaquia, algunos clanes parecen que nunca se involucraron, o simplemente su presencia parece responder a mitos posteriores donde los héroes luchaban contra tales monstruos, generalmente comedores de carne humana. Poseidón fue padre de muchos de esos gigantes en tiempos de los olímpicos, y muchos de sus hijos terminarían a manos de varios de los héroes, pero principalmente ante Heracles; entre ellos se tiene a: el cíclope Polifemo; los Alóadas; Crisaor, padre del gigante de tres cuerpos Gerión y al cazador Orión, que es puesto muchas veces como un gigante.

gigantes - hijos de poseidon

Por su parte, el héroe Ulises/Odiseo se encontró en sus viajes a varios gigantes antropófagos; entre ellos los cíclopes que habitaban una isla (identificada como Sicilia, la isla donde estos gigantes uni-ojos trabajaban bajo el monte Etna como herreros para el dios Hefesto), y los lestrigones (sorprendentes), otra familia de gigantes que habitaban la isla de Lestrigonia (identificada generalmente como parte occidental de Sicilia, o con la isla de Cedeña). De estos gigantes, su rey Antífates se le pone como un nieto de Gea y Poseidón, siendo el padre de este el gigante Lestrigon, de quien derivaría el resto de la tribu. Otros hijos de esta pareja fueron el gigante Anteo y la ninfa Caribdis (succionadora), quien por intentar cubrir la tierra con las aguas del mar, para así ampliar el reino de su padre, fue transformada por Zeus en un monstruo, y colocada junto a otra ninfa, Escila, que tuvo similar destino; cada una en cada lado del estrecho de Mesina (entre Italia y Sicilia) donde los barcos al esquivar a una de las bestias, terminaban en garras de la otra. Los argonautas fueron capaces de evitar ambos peligros gracias a que los guió Thetis, una de las nereidas. Odiseo siguiendo el sabio consejo de Circe prefirió arriesgarse con Escila y sacrificar parte de su tripulación antes que perder el barco completo con Caribdis.

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De los lestrigones se cuenta que Odiseo y sus compañeros tras haber escapado de la isla de los cíclopes llegan con una docena de embarcaciones a un puerto rodeado por abruptos acantilados, con sólo una entrada entre dos promontorios. Los capitanes metieron sus naves dentro del puerto muy juntas entre sí. Odiseo guardó su propia nave fuera del puerto, amarrada a una roca y trepó a una roca alta para hacer un reconocimiento. Envió a tres de sus hombres para que averiguaran algo sobre los habitantes del lugar.

Los hombres siguieron por un camino y encontraron a una joven que era hija de Antífates, el rey, y ella los condujo a su casa. Cuando llegaron allí vieron una mujer gigantesca, esposa del rey; quien llamó a su marido, y este tan pronto apareció agarro a uno de los hombres y empezó a devorarlo. Los otros dos hombres escaparon horrorizados, pero fueron perseguidos por miles de lestrigones, que eran de tamaño gigantesco; los gigantes lanzaron rocas inmensas desde los acantilados con las que destrozaron los barcos, y arponearon a los hombres como a peces. Odiseo pudo escapar con un único barco por no estar dentro en el puerto; el resto de las embarcaciones y sus tripulantes, se perdieron. La tripulación superviviente llegaría después a morada de Circe en la isla Eea (identificadas como alguna de las islas Pontinas, en la costa de Italia, o algún otro islote cerca de Corcega).

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Los mitos señalan que existe un tercer grupo de Cíclopes, de naturaleza distinta a la de sus parientes herreros y ctonicos; ellos eran más bien granjeros y ganaderos. Esta era una raza de seres de naturaleza antropófaga que vivían en la «isla de los cíclopes«, lugar hoy asociado a la isla de Sicilia, ya que ahí estaba la fragua de Hefesto bajo el monte Etna, y seguramente donde estos seres se asentaron sabiendo que ya habían otros de sus semejantes.

Este grupo de Cíclopes tenía una naturaleza que no era tan ctonica como parecen ser aquellos señores originales de la fragua, y se cuenta que muchos de ellos fueron (al igual que los primeros gigantes) hijos de la sangre derramada por la castración de Urano; hay quienes dicen que ellos eran los monstruosos descendientes de los dioses del mar; resultados terribles y deformes de los amores de dioses y ninfas; siendo el más famoso de estos cíclopes, Polifemo; hijo de Poseidón y Toosa, una de las ninfas las corrientes marinas, hermana de seres terribles tales como Escila, Equidna, descritas todas como seres mitad mujer y mitad serpiente marina; todas ellas hijas de Ceto y Forcis, quienes son descritos como los padres de los monstruos marinos.

De Polifemo se narran dos historias, la primera su rivalidad con el pastor Acis, a quien elimina para así tratar de quedarse con la nereida Galatea; la segunda y más conocido, su encuentro con Odiseo y sus compañeros, quien tras devorar a varios de ellos, es engañado por el héroe griego y cegado por Odiseo y sus hombres, pero pese a que el héroe y el resto de sus hombres escapan de la isla de los cíclopes, no se quedaron sin recibir luego el castigo de Poseidón por haber lastimado a su hijo.

Polifemo había sido advertido de tal desgracia (quedarse ciego) por uno de sus congéneres, el cíclope Telemo, a quien los mitos describen como un vidente, pero no mencionan cual es la ascendencia y/o descendencia de este cíclope; lo más seguro se trataría de algún medio-hermano de Polifemo. En ese entonces el cíclope antropófago había perdido sus hábitos terribles por andar enamorado de una nereida; y contestó a profeta que él ya estaba ciego por la ninfa, menospreciando la posibilidad de que un mortal pudiera dañarlo.

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Anteo (hostil) habitaba en la isla de Irasa, la ubicación de esta isla es dudosa, se dice que estaba ubicada después del estrecho de Gibraltar (Columnas de Hércules) y en las costas de Libia (entendiendo que para los griegos Libia era toda la costa norte de África); siendo esta región lo que hoy serían las costas del actual Marruecos.

Anteo obligaba a los viajeros que pasaban por su tierra a competir con él en un combate de lucha libre; nadie resultaba vencedor de tal evento, ya que al estar conectado a la tierra (su madre) era invencible; y así mató a todos los que se atrevieron a pasar por sus tierras; usando luego los cráneos de sus víctimas para cubrir el templo de su padre Poseidón.

Su suerte terminó cuando Heracles pasó por el desierto libio hacia la tierra de las Hesperides, en su undécimo viaje. Al igual que con los viajeros anteriores Anteo reto al héroe a una lucha; tres veces el héroe lo tumbó sobre el tierra, pero milagrosamente el gigante recuperaba sus brios; dándose cuenta de ello finalmente Heracles lo sujetó por la cintura impidiendo que volviera a tocar la tierra para agarrar fuerza, debilitando al gigante el héroe fue así finalmente capaz de aplastar sus costillas y matarlo.

Los mitos Bereberes dicen que Heracles se unió esa noche con Tingis (Tinga, Tinjis), la mujer de Anteo (y de acuerdo a los mitos locales, una diosa local de la fertilidad), de esas relaciones nació Sufax (vigilante), y este ocupó el puesto de guardia del país de los Bereberes que antes era ocupado por el esposo de su madre. Muchas de estas tribus nómadas del desierto ponen a Sufax como uno de sus antepasados; y atribuyen a él y sus descendientes la creación de varias ciudades importantes en las rutas de comercio que abarcaron los antiguos reinos de Mauritania y Numidia (desde Marruecos a Túnez, por la costa norte de África). Entre ellas se cuentan la ciudad de Tingis, y hoy en grafía árabe es llamada ciudad de Tánger, ubicada en el lugar donde se dice fue sepultado Anteo y nombrada así por la madre de Sufax; de igual forma la ciudad Sfax en Túnez es nombrada por el hijo de Heracles; indicando lo extenso del territorio que abarcaron sus conquistas.

También los mitos señalan que de Tingis y Anteo tenían una hija, el nombre de esta niña no está claro, figuran entre ellos: Alceis, Barce o más comúnmente Ifione. Algunos escritos dicen que el héroe griego no sólo se acostó con la esposa del gigante, sino con la hija también; atribuyéndole a la relación un hijo llamado Palemon (luchador), al que debemos no confundir con el dios griego encargado de los puertos. Lo más probable que Palemón sea aquí un sobrenombre para Sufax; ya que también era un alias usado para alabar a su padre Heracles.

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Los Alóadas (los que aplastan) eran dos gemelos, hijos de Poseidón e Ifimedia (hija del rey Tríopas, uno de los helíadas, hijo Helios y la ninfa Rodo; Ifimedia era esposa del rey Aloe de la región de Acaya, en el Peloponeso). Los gemelos fueron conocidos como Oto (buho) y Efialtes (saltador), y pronto se descubrió su naturaleza divina ya que crecían cada año un codo de ancho y tres de altura. Cuando tenían nueve años sus cuerpos medían nueve codos de ancho y veintisiete de altura (unos cinco metros de ancho y catorce metros de alto aproximadamente, esto es ocho veces la altura humana promedio).

Los Alóadas eran famosos en las primeras historias de Grecia por su extraordinaria fuerza y su espíritu atrevido; se dice que ellos fueron al rescate de su madre y hermana Pancrátide cuando fueron raptadas por piratas tracios; y aunque pudieron matar a los secuestradores y rescatar a su madre, su hermana moriría en el asalto. Se les atribuye la fundación de la ciudad de Aloium en Tesalia, y el haber sido los primeros de todos los hombres que adoraron a las Musas en el monte Helicón. Fueron adorados como héroes también por los pobladores de la isla de Naxos, lugar donde fueron llevadas su madre y hermana por los piratas, y donde fueron a rescatarlas los gemelos. En estos lugares los Alóadas eran representados como un par de jóvenes cazadores, que terminaron sus días por una disputa entre ellos.

Otras leyendas no los muestran tan favorables, desde temprana edad, amenazaron a los dioses con la guerra, y trataron de poner montes unos sobre otros para alcanzar el Olimpo [similar a lo ocurrido en la gigantomaquia, y posiblemente el mito se confunde por que Efialtes era también el nombre de uno de los gigantes que atacó el Olimpo colocando montes sobre montes para escalar al cielo, y este gigante fue asesinado por Apolo en la gigantomaquia]; por ello Homero dice que los Alóadas habrían cumplido su objetivo, si se les hubiera permitido crecer hasta la edad de la virilidad; pero Apolo frustró sus planes y los destruyó antes de que comenzaran a aparecer sus barbas. Según Higinio, Apolo envió un ciervo entre ellos y al intentar capturarlo se mataron entre ellos. Apolodoro sin embargo no los hace perecer por intentar tomar el Olimpo; sino por el hecho de que amontonaron las montañas una sobre otra, y amenazar con cambiar la tierra en el mar y el mar en la tierra.

En la mayoría de los mitos sobre estos gigantes se cuenta que Ares fue el primero en enfrentarlos, pero los gigantes lo encerraron en un barril, lugar donde permaneció por más de un año antes de ser rescatado por Hermes, quien supo donde se encontraba atrapado. En otras versiones sólo fue liberado cuando Artemisa se ofreció a acostarse con Oto, lo que hizo que Efialtes sintiera envidia y se pelearan. La diosa se transformó en cierva y huyó saltando entre ellos. Los Alóadas, que no querían dejarla escapar, arrojaron las lanzas y así cada uno mató al otro. Como castigo por su presunción se cuenta que en el reino de Hades fueron atados a un pilar con serpientes, con la cara vuelta el uno al otro, y fueron perpetuamente atormentados por los gritos de un búho.

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Crisao (espada dorada) es según Hesiodo el hijo de Poseidón y la gorgona Medusa. En los mitos las gorgonas (las terribles) eran hijas de los dioses marinos Forcis y Ceto; cuando terminó la titanomaquia, estas ninfas de gran belleza, en oposición a sus hermanas las Greas (las grices/las viejas), fueron invitadas al Olimpo. Las versiones cambian sobre las circunstancias, pero el punto común de todas las historias es que Poseidón se acostó con Medusa en el templo de Atenea. La diosa tuvo poca piedad con aquella hija de los mares, y tal fue su rabia que transformó, no sólo a Medusa, sino a sus hermanas también, en grotescas criaturas.

Las gorgonas son descritas con alas de oro, garras de bronce y colmillos de jabalí en sus bocas; pero su rasgo más conocido son las serpientes donde ante hubo hermosas cabelleras (imagen que comparten con otras criaturas ctonicas como las erinias/furias); tal era su terrible aspecto que congelaban y convertían en piedra a aquellos que se atrevieran a mirarlas. La furia de Atenea fue contra la gorgona Medusa tan grande que de las tres, ella era la única mortal (podía morir a manos de mortales).

Correspondió al héroe Perseo, hijo de Zeus, el destino de vencer a la gorgona; y el joven recibió la ayuda de la diosa Atenea, quien le dijo como matar al monstruo. Se cuenta que a la muerte por decapitación de Medusa, nacieron de la misma dos criaturas, una era el caballo alado Pegaso y la segunda un joven que nació todo armado (al igual que Atenea cuando nació por la cabeza de su padre Zeus), de nombre Crisao, aunque en otras historias el joven gigante es reemplazado por un jabalí alado.

Perseo poco se fijo en aquel chico, ya que tan pronto vio a Pegaso, se montó en el potro y voló para retornar a su tierra y entregar la cabeza al rey Polidectes, quien pretendía desposar a la fuerza a la madre del chico. En su camino de regreso uso el poder de la mirada de Medusa para convertir en piedra al titán Atlas (convirtiéndose en la cordillera de montañas que hay el noroeste de África y que toman el nombre de titán), quien así pudo descansar de soportar el peso del firmamento; transformó en piedra también a Ceto, quien como dragón marino iba a devorar a Andromeda, sacrificio humano ofrecido para apaciguar la ira de los dioses del mar, cuando la reina Casiopea de Etiopia los ofendió al asegurar que su hija era más hermosa que las hijas del mar; y termina con el chico volviendo piedra a Polidectes y su corte, al rescatar a su madre. La cabeza de la gorgona fue entregada finalmente en el templo de Atenea, y la diosa la coloco en su égida (escudo).

De Crisao, salvo por su milagroso nacimiento no hay más referencias; se le pone como un rey en Iberia (España), posiblemente antepasado directo de los reyes de la mítica Tartessos. Crisao desposó a la oceánide Caliore (bello flujo); fruto de esa unión tenemos a un gigante que sobrepaso por su apariencia en fama a su padre. Gerión (de la tierra) es descrito como un ser con tres cuerpos unidos en el torso; vivía en la isla de Eritrea (roja) en el extremo occidental donde Océano rodea la tierra (la región que se identifica actualmente con la región donde esta la actual ciudad de Cáliz).

Se cuenta que Gerión poseía un fabuloso ganado cuyas pieles eran del rojo a la luz de la puesta del sol. Heracles fue enviado en su décimo trabajo a conseguir, sin pedirlo, ni comprarlo, dicho ganado. Cuando el héroe llegó a la isla se encontró primero y mató con su masa al perro guardián de dos cabezas Ortos, quien había olido su presencia; luego el pastor Euritión (honrado) quien había acudido a ayudar al fiel perro; y finalmente al propio Gerión, a quien dio muerte con una de sus flechas envenenadas, atravesando de un tiro los tres corazones del gigante. Hoy se cuenta que las cabezas del gigante están enterradas en el mismo lugar donde se levantó la Torre de Hércules en La Coruña. Con esta tarea completa el héroe puso el ganado en su barco y los condujo de nuevo al Peloponeso griego. Algunos proponen que las actuales constelaciones de Orión, Tauro, Canis Major y Canis Menor; eran en tiempos de los antiguos griegos identificadas con el gigante Gerión, su ganado y su perro de dos cabezas Orto.

Eritia (roja) hace mención a dos ninfas distintas, la primera es una Hesperide, la segunda una hija de Gerión, y quien daba el nombre de una de las islas frente a Tartessos, mítica civilización de la edad del bronce asentada en la hoy desembocadura del río Guadalquivir. La hesperide Eritia es puesta como madre de Euritión junto con el dios Ares; por otra parte la Eritia hija del gigante Gerión fue madre con Hermes de Norax, mítico héroe de Tartessos, fundador la ciudad de Nora, la primera en la isla de Cerdeña.

En otra versión de la historia se contaba en todo el mundo antiguo de la belleza del ganado del rey Crisao; del rey se sabía que tenia tres hijos, trillizos; y del padre y de sus hijos se contaban historias de valentía en los combates y en la guerra; además se decía que cada uno de estos hijos tenía a su disposición grandes fuerzas reclutadas de las tribus guerreras vecinas. Fue por estos informes que Euristeo, pensando en cualquier expedición contra estos ellos sería demasiado difícil para tener éxito, había asignado el décimo trabajo a Heracles, (robo de los bueyes de Gerión) que acabamos de describir; y Heracles, al darse cuenta de que la tarea requería preparación a gran escala e implicaba grandes penalidades, reunió un armamento notable y una multitud de soldados, como sería adecuado para tal expedición. Los hermanos, que actuaban como uno solo, no atacaron a Heracles a motu proprio, sino que, viéndolo robar sus reses, procedieron a recuperar lo que les había sido arrebatado por medio de la fuerza

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Orión es uno de esos héroes/gigantes de la mitología clásica que a diferencia de otros como Heracles/Hércules, Perseo, Jasón o Teseo, no tuvo a ningún poeta que registrara su historia. Aparece como nota marginal en muchas obras, entre ellas Homero lo cita en la Ilíada como una constelación y la estrella Sirio como su perro; y en la Odisea, el protagonista (Odiseo) lo ve cazando en el inframundo con un garrote de bronce, y Virgilio, en la Eneida, muestra a Orión como un gigante vadeando el mar Egeo. En la obra de Hesíodo, ‘los Trabajos y los días‘, Orión es también una constelación cuyos movimientos son usados para datar las faenas agrícolas; pero la leyenda más extensa que Hesíodo dio sobre este héroe se encuentra en una obra perdida. Es sobre esta historia perdida que otros autores hicieron sus propias adaptaciones; las principales diferencias entre las distintas versiones de su historia se encuentran en su nacimiento y su muerte; otros mitos han sido incluidos en la historia como complementos, así como son distintas las muchas peleas extras de Heracles vinculadas a sus doce trabajos.

Del nacimiento de Orión se dan dos historias básicas. La primera es que Orión es hijo de Poseidón y Euriale, normalmente una hija del rey cretense Minos; pero los nombres de la hija del rey pueden variar, e incluso la madre, en una de mis versiones preferidas Euriale (terrible) no era otra que una de las gorgonas, una hermana de Medusa. La segunda versión pone a Orión como hijo de tres dioses, Zeus, Poseidón y Hermes, quienes viajando por Beocia se hospedaron en la casa del rey Hirieo de Tanagra; por su hospitalidad los dioses le ofrecieron un deseo y el anciano rey pidió un hijo. Los tres dioses orinaron sobre una piel de buey y la enterraron, a la décima luna el rey exhumo la piel y encontró a un niño dentro al que llamó Orión (urea/orina); pero el nombre también se vincula a la fuerza dadora de vida de la madre tierra (nacido de la tierra); y por tanto el nombre Orión se relaciona con los Ourea (las montañas), siendo así emparentado o identificado como un gigante.

Orión fue seguramente uno de esos tantos héroes del mundo griego, y cuyo mito se funde con otros, como el caso del Horus ciego de Egipto; el cazador Cefalo, seducido por la diosa Eos; el cazador Acteón que fue transformado en ciervo y muerto por sus propios perros cuando si querer vio a Artemisa bañándose mientras él estaba de cacería; e incluso el gigante Ticio que intentó violar a la diosa Leto, muerto por las fechas de Apolo y Artemisa.

Orión es descrito como un gigante majo, seguramente era en comparación a los pobladores de aquellos tiempos un hombre de gran altura, sin ser necesariamente un gigante en el sentido estricto, y su vida estuvo atrapada en amores no correspondidos.

Cuando joven Orión cazaba en su tierra natal y en una de esas tantas cacerías descubrió a las hijas del titán Atlas, desde entonces y durante siete años persiguió a las ninfas Pleyades; finalmente los dioses intervinieron, en unas versiones Zeus, en otras Artemisa, y transformaron a las ninfas en palomas, y estas subieron al cielo, lejos del gigante que las acosaba, formado el pequeño y brillante grupo de estrellas que llevan su nombre.

Es sobre esta leyenda que el poeta Higino conecta Orión con una de las constelaciones más reconocidas de los cielos. Según la versión del poeta cuando Orión perseguía a las ninfas, Zeus interpuso entre ellas y el cazador y sus perros a un toro (Tauro); las ninfas ya como palomas están a un lado del toro; y Orión y sus dos perros (Canis Mayor y Canis Menor) del otro lado; la constelación de la liebre, a los pies del cazador es una constelación moderna, y se pone como la presa que persiguen modernamente los perros.

Se dice que Orión tenía de su padre (Poseidón) el don de caminar sobre las aguas, así llegó a la isla de Quios (próxima a la costa de Turquía) donde Orión se enamoró de la hija del rey, Hero (también llamada Erope o Merope (elocuente)) y pidió su mano. El rey Enopión (beodo), hijo de Dioniso y Ariadna, había emigrado desde Creta con su esposa e hijos, y se había establecido en Quios, enseñando a sus habitantes el arte de fabricar el vino, y no estaba dispuesto a entregar a la joven, así que entretuvo al pretendiente enviándole a cazar toda bestia salvaje que hubiera en la isla. Finalmente las presas y la paciencia del cazador se fueron agotando, y Enopión fingiendo ceder ante el cazador, emborrachó una noche a su huésped, le sacó los ojos y lo abandonó en la playa. [Se señala que en algunos mitos este fue el castigo que dio el rey al cazador que violo a su hija, en otros que Hero/Merope no es la hija, sino la esposa, o una de las concubinas del rey].

Orión entonces viajó a través del mar hasta la isla de Lemnos, guiándose por los sonidos de los martillos y yunques de la fragua de los cíclopes, ahí pidió ayuda al dios Hefesto para recuperar su vista. El dios puso como lazarillo a Cedalión (puro), uno de sus jóvenes ayudantes en la fragua. [Cedalión pudo ser uno de los Caberios, hijos del dios de las fraguas y la ninfa Cabeira, una hija del dios Proteo; o podía tratarse de alguno de los jovenes cíclopes]. Cedalión guió a Orión, montando en los hombros del gigante, hasta el lugar donde asciende el sol. Apolo entonces restauró su visión [En los mitos se dice que fue el dios Helios, pero seguramente para aquellos tiempos ya Apolo conducía el Sol, tras el desastre provocado por Faetón, y Apolo es también dios de la medicina, poder que no tenía el anterior conductor del carro solar, y en algunas historias fue el hijo de Apolo, el dios Asclepio, quien curó la visión del gigante]. Con su visión restaurada Orión regresó a Quios para exigir su venganza, pero el rey se escondió en una cámara subterránea de bronce construida por ordenes de Poseidón por el mismo Hefesto. Viendo lo inútil de sus intentos, Orión finalmente abandono la isla y regreso a Grecia. [Esta historia nos recuerda un poco el mito del dios egipcio Horus, cegado por su tío Seth en su lucha por el trono de Egipto].

Con otro de sus planes de conquistas amorosas resultando infructuoso, Orión llegó finalmente a la isla de Delos, donde se convirtió en un compañero de caza de la diosa Artemis. En algunos mitos se pone a la diosa como la amante del cazador; en otros como la enemiga y asesina del mismo. Es sobre la muerte de este gigante que, al igual que el nacimiento, las versiones proliferan. La más conocida es que Orión se jactó de poder dar muerte a toda las bestias en la tierra; eso disgustó a Artemis, o a la propia Gea/Gaya, quien envió una modesta criatura, un escorpión picaría al cazador y con su veneno le daría muerte. En otra de las versiones Orión intentó violar a Artemis y ella es socorrida por el ponzoñoso arácnido, o fue Apolo quien envió al escorpión para defender a su hermana.

Las segunda de las versiones es que Orión murió a ser alcanzado por las flechas de la diosa; las circunstancias de esta muerte también varían; están el atrevimiento de Orión de intentar cazar toda bestia en la tierra, que Orión reemplazó a la diosa por perseguir al Eos (diosa de la aurora), por intentar violar a Opis, una de las sacerdotisas de la diosa, o tratar de violar a la diosa misma; también se cuenta que Apolo, molesto por la relación amorosa de su hermana y el gigante, cuando el gigante estaba bañándose en un lago a la distancia que era irreconocible, engaño a su gemela apostándole que no podía alcanzar con sus flechas al bulto oscuro que se podía observar en el lago, y acertándole la chica mató a Orión.

Tras su muerte, a petición de la diosa (Artemisa), Zeus acepto colocar a Orión, o al escorpión que la defendió de los ataques del gigante, en los cielos. Así Orión acompañado de sus perros, es elevado a los cielos y persigue infatigable nuevamente a las Pleyades, separado de ellas por el toro (Tauro). Los dioses elevaron a Orión y al escorpión (ahora del tamaño del gigante) a los cielos, colocándolos en extremos opuestos de la bóveda celeste, de forma que cuando Escorpio sale por el horizonte, Orión se oculta huyendo del animal que causó su muerte.

Los últimos gigantes

Los últimos gigantes son los restos de cuentos creados por poetas clásicos y latinos para condimentar sus épicas historias. Entre estos se tiene al gigante latino Caco, nombrado por Virgilio en su Eneida, como condimento latino a la historia del décimo trabajo de Heracles/Hércules, en su regreso con el ganado del gigante Gerión; y Talos, un androide mecánico construido por Hefesto y que custodiaba las costas de Creta, según narra Apolodoro en su gesta sobre el viaje de los argonautas.

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Polifonte (asesina) era una nieta del dios Ares. Deseando seguir siendo una virgen huyó a las montañas para hacerse sierva de la diosa Artemisa. Afrodita, que consideraba la virginidad algo absurdo y despreciable en una mujer, y quizás para molestar a la virginal diosa de las forestas, provocó en la chica una lujuria incontenible y Polifonte se unió en la montaña con un oso. Pasada la demencia la chica tuvo que huir del bosque, temiendo el castigo de Artemisa, y regreso a casa de su padre; donde dio a luz a dos híbridos humanoides (el resultado de su unión con el oso). [Este mito parece combinar los mitos de Pasifae (la brillante) y su unión con el toro sagrado de Mimos, y cuyo fruto contranatura fue el nacimiento del Minotauro come hombres, y el mito de Calisto (la bella) transformada en osa por Artemisa por el atrevimiento de violar sus votos de celibato].

Agrio (salvaje) y Oreo (montaña) crecieron hasta que se convirtieron en enormes hombres de inmensa fortaleza; por su naturaleza salvaje no honraban ni a los hombres, ni a los dioses; y de hecho eran caníbales que atacaban a extraños en el camino. Zeus que despreciaba tales actos (el canibalismo) envió a Hermes a castigarlos como le pareciera, y pronto fueron capturados y atados, y el dios casi les amputa las extremidades si no fuera por la intervención de Ares, bisabuelo de los gemelos; para que se conmutara la sentencia. Polifonte fue transformado en una pequeña lechuza, Oreo convertido en un búho real (un ave de mal agüero cuando se ve) y Agrio se convirtió en un buitre (cuyo habito de comer cadáveres era desagradable a los dioses); de estos castigos no se salvó ni la sierva de Polifonte, que ayudó a criar a los monstruos y que fue transformada en pájaro carpintero (supuestamente un signo de buena suerte si se ve antes de una caza).

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En la mitología romana, Kako (Caco) (malvado/ladrón) era un hijo de Vulcano (Hefesto). Su mito aparece en la Eneida de poeta romano Virgilio, y se pone como un complemento a la aventuras de Heracles/Hércules en su décimo trabajo en su paso por Italia.

De acuerdo a la historia, Heracles condujo el rebaño de bueyes tras haber derrotado a Gerión, hasta que llegó a las orillas del Tíber. Mientras los dejaba pastar, se durmió y Kako, robó cuatro parejas de bueyes que condujo a su cueva. El robo hubiera pasado desapercibido por el héroe si no fuera que cuando el rebaño paso cerca de la cueva los bueyes dentro empezaron a llamar a sus hermanos fuera. Kako había trancado la entrada con una roca enorme que mantenían sujeta unas cadenas forjadas por Hefesto/Vulcano; entonces el héroe a arrancó la cima de la montaña para abrirse paso hasta la cueva.

Kako era descrito como un gigante, parte humano y parte sátiro, vivía en una cueva del monte Aventino en la región del Lacio (lugar de la Roma actual), y en su puerta colgaba, para horror de los habitantes, las cabezas sangrantes de los humanos que devoraba. Herencia de su padre, dios de los volcanes, Kako tenía la capacidad de escupir remolinos de llamas y humo; y cuando Heracles se abrió paso por la montaña, el gigante escupió humo para ocultarse y espantar al héroe; pero Heracles sin amilanarse se dirigió a la zona en la que el humo era más denso y estranguló a gigante, recuperando a los bueyes.

En algunas versiones Kako tenía una hermana, Kaka (Caca); y fue ella quien le dijo al héroe donde se encontraba la cueva de su hermano. Kaka era una primitiva diosa menor del hogar en la región del Lacio, papel que ocuparía luego la romana Vesta (la Hestia griega). Así algunos proponen que Kako y Kaka eran originalmente una pareja local de Penates, dioses/genios del hogar, vinculados a proteger las despensas domesticas y la cocina.

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Nuestro ultimo gigante no se trató de un ser vivo; sino de una creación mecánica; era un androide antropomórfico de bronce creado por Hefesto, dios de la fraguas, en unos casos por solicitud de su padre, Zeus, y que fue otorgado como regalo a la princesa Europa; en otras versiones un regalo del dios herrero al rey Minos. Historias diferentes ponen al gigante como una creación del talentoso Dédalo (creador del laberinto del Minotauro), o el último de una temible raza de gigantes de bronce. Este gigante mecánico permanecía como guardia de la isla, recorriéndola dos a tres veces cada día; impidiendo la entrada a los extranjeros y la salida sin el permiso del rey salir a los habitantes del lugar. El castigo por tal acto era que el gigante se metía se metía en el fuego hasta calentarse al rojo vivo y luego abrazaba a sus víctimas hasta calcinarlas.

Cuando Jasón y los argonautas llegaron a Creta tras obtener el vellocino de oro, el gigante les impidió desembarcar arrojando grandes rocas a la bahía donde intentaban tocar tierra. Pero la bruja Medea conocía su debilidad, la vida del gigante androide era por la acción del icor (la sangre de los dioses) que circulaba en su interior hueco, y que era irrigado por una única vena diminuta que lo recorría desde el cuello al tobillo, donde estaba rematada por un clavo que le impedía desangrarse, y ese era su único punto débil [un poco el mito de Aquiles y su talón].

Distintas variantes se dan respecto a como este pequeño clavo fue retirado; la versión más razonable es que algunos de los hombres de Jasón lograron acercarse lo suficiente y con flechas u otra arma rompieron el clavo en el talón, derramándose la sangre divina que lo mantenía vivo. Otras versiones, las más comunes, ponen que la bruja Medea engañó al gigante haciendo que este se quitara el clavo por su propia cuenta.

Cosmogonia (10) Los titanes de la noche, las estrellas y los vientos

De los seis grandes titanes, cuatro de ellos ayudaron a su hermano menor, Cronos, a derrotar a su padre, Urano, el cielo estrellado. Japeto el mayor de ellos tuvo por recompensa las tierras al poniente, convirtiéndose en el primer señor que reinaba en el mundo de los muertos; por su parte Hiperión tuvo por pago las tierras de donde nace el Sol, y como los dioses de la mayoría de las culturas antiguas se volvió el señor de la luz, el que todo lo ve con sus ojos de fuego; los otros dos fueron Crío (Krío, Críus, que traduce ‘regla’) y a quien se le daba el sobrenombre de Megamedes, literalmente ‘quien mide’; y Coios (Ceo como se le conoce más comúnmente en el habla española, que traduce: duda, pregunta o consulta), y era llamado también Polo (literalmente hace referencia al Polo Norte, lugar en los cielos donde giraban todas las estrellas); el quinto de los hermanos fue Océano, por su falta de apoyo a Cronos (el sexto) para vencer a Urano fue expulsado por sus hermanos lejos de las tierras conocidas, y se convirtió en la corriente de agua que rodea al mundo, y que todavía lleva su nombre.

Coios y Crio

Coios reinaba en las regiones al norte del mundo; mientras que Crío en las tierras más cálidas al sur. A su manera estos dos hermanos regían sobre los cielos de la noche; Coios marcaba el lugar en el firmamento donde hoy la estrella polar permanece inmóvil en las noches; pero hay que aclarar que este puesto ha variado con los siglos. Hace unos cinco milenios, esto es cerca del 3000 a.C., la estrella que ocupaba la posición de reina de los cielos era una pequeña estrella de cuarta magnitud, Thuban (del árabe que traduce serpiente y que es la Alfa del Dragón), invisible hoy por la contaminación lumínica y ambiental urbana. Esta estrella era importante en los mitos egipcios donde el dragón o la serpiente devoraban el alma de los muertos.

Para la época de los primeros griegos (cerca del 1000 a.C.) las estrellas más cercanas al polo norte eran Kochab (nombre árabe que traduce ‘estrella’, y es la Beta de la Osa Menor) y Pherkad (otro nombre árabe, que traduce ‘becerro’, la Gamma de la Osa Menor), era una pareja de estrellas, que sin llegar al alcanzar el polo parecían al girar sobre ese punto mágico, y fueron llamados por los egipcios de ese entonces con el nombre de los Indestructibles, y por sus seguidores los pueblos árabes como los Guardianes del Cielo. Ya para la época de los romanos a inicios de la era moderna, no había estrella polar como tal; sino que era un punto vacío entre nuestra Polaris (Alfa de la Osa Menor, cuyo nombre real es Cynosura, que traduce la ‘cola del perro’, se aclara que la constelación original no era un osezno, sino uno de los perros del labrador (Boyero)) y Kochab (Beta de la Osa Menor). A medida que pasaban los siglos de la era cristiana, y el polo se iba acercando más a Cynosura y alejándose de Kochab, quien era para los primeros pueblos árabes la verdadera reina de los cielos, estos empezaron a llamar a Cynosura con el epíteto de ‘la Ladrona‘.

Coios3

Coios reinaba en el punto sobre la cual todas las demás estrellas parecen girar a su alrededor; por esa razón se vincula a Coios con el poder de los oráculos, poder que compartía con su mujer y hermana, la titanesa Febe (la brillante), quien fue la primera diosa lunar, y luego reemplazada por Semele (una de las hijas de Hiperión Theia, la diosa del brillo y la luz, pero en este caso del brillo del oro y la piedras preciosas) y en ese puesto finalmente por su nieta Artemisa.

Febe3

Coios y Febe tuvieron dos hijas, una fue Leto (Latona en revisión romana), y cuyo nombre traduce ‘la oculta’, la otra fue Asteria (la estrellada). Las hijas de Coios parecen haber representado las dos ramas principales de la profecía: Leto y su hijo Apolo presidieron el poder profético de la luz y el cielo, mientras que Asteria y su hija Hécate presidieron los poderes proféticos de la noche, la oscuridad ctónica y los fantasmas de los muertos. Asteria y Leto son diosas de la noche, los hijos de Leto los luceros que traen la luz; Apolo el Sol y Artemisa la Luna; así Leto era vista como una diosa vinculada a la noche y al amanecer, al traer a luz al mundo desde la oscuridad; mientras que su hermana Asteria es la que trae la oscuridad, esto es una diosa del crepúsculo y de cuando el cielo se llena de estrellas.

En este punto es interesante observar como los distintos dioses protogonos (primigenios) fueron remplazados en funciones por los titanes, así Urano, el cielo estrellado, fue reemplazado por Coios y Crío; mientras que Nix, la noche misma, tuvo competencia con descendientes de los titanes; entre ellas las dos hijas de Coios y Febe, las titanesas Leto y Asteria; los nombres de ambas diosas traducen la oscuridad de la noche y el manto de estrellas con que se viste.

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Iniciamos con Asteria y donde algunos la vinculan con la diosa fenicia Astarté, apoyando con ello el origen de cultos orientales llegados a Grecia y vinculados a LetoAsteria, y sus descendientes; posiblemente a través de las colonias griegas asentadas en las costas orientales de Anatolia (Turquía). Recodemos que Astarté era entre los fenicios una diosa de la fecundidad y la guerra, equiparable a la Ishtar mesopotámica o a la Inanna sumeria. Pero la historia de Asteria dentro de los mitos griegos esta lejos de esa Afrodita guerrera de los mitos orientales. Asteria es primero una diosa de los ritos nocturnos y la necromancia (comunicación con los muertos), secretos que le había enseñado su madre Febe. Es esta relación con la noche lo que hace que se confundan y fundan Asteria y Nix (la noche) en los mitos, y por ello a veces se pone a Nix como madre la diosa Hécate, la diosa de las brujas.

asteria2

Hécate es en la mayoría de los mitos la única hija de Asteria y del titán Perse (el destructor), uno de los hijos de Crío; aunque otras referencia tratan de poner como padre a Zeus. Esta segunda ascendencia es colocada realmente, como al igual con Afrodita (nacida de la sangre de Urano), para evitar que la diosa del amor dispusiera del libre albedrío por encima del rey de los dioses; y al poner a Zeus como padre de Hécate se cumple con la misma función. La tradición dice que aquellos titanes que se unieran y lucharan de parte de los dioses conservarían sus reinos; Hécate estuvo entre los titanes que apoyaron a los dioses, y por ello conservó su dominio en los cielos, la tierra y el inframundo, siendo así una de las diosas con mayor poder dentro mundo griego.

De los amores entre Asteria y Zeus se cuenta una segunda historia de la titanesa; Zeus, tras haber logrado el control del mundo, se dedicó, como muchos dioses padres, a poblar el nuevo reino con sus vástagos. Entre las muchas féminas perseguidas por el dios tenemos a Asteria, pero la diosa no se dejo alcanzar, y cuando el dios estaba por agarrarla se trasformó en una codorniz y salto al mar. Los dioses de las aguas al ver que se ahogaba la convirtieron en una isla flotante, conocida como Ortigia (la isla de las codornices) y que luego sería renombrada como Delos.

Hécate, la hija de Asteria, es una diosa de la noche, la magia, la luna (nueva), los fantasmas y la brujería. Su culto, al igual que muchos de sus parientes, parece provenir del Asia Menor y de la región de Tracia (al sureste de los Balcanes); donde era adorada como una diosa de los partos. Con el tiempo los niños no bautizados, o aquellos que morían en los partos se decía que pasaban a formar parte de los espectros que la acompañaban; de ahí que la volviera una diosa de los fantasmas.

hecate

Hécate formó parte de un grupo exclusivo de diosas vírgenes, como Atenea, Artemisa, Astrea, Ilitía y Hestia (por citar algunas); se relaciona con su prima Artemisa por ser al igual que ella una diosa de los bosques, con su abuela Febe, por ser una diosa lunar; se le confunde con Desponia (una hija de PoseidónDemeter) y que era una antigua diosa ctónica micénica de la vida, la muerte y la resurrección, y cuyo culto luego se fundió con la liturgia de su media-hermana Perséfone (hija de Zeus y Demeter); de igual forma se la confunde con la diosa del mar, Ceto, la señora de los monstruos marinos, y por ello en algunas versiones se dice que Hécate era madre de Escila con Forcis, dios marino de las profundidades, que era para todos los efectos el esposo de Ceto. Todas estas asociaciones a otras diosas provienen seguramente de los intentos griegos iniciales de introducir este culto oriental dentro de sus propios mitos; por ello la diosa tenía reinos en el cielo (como una forma de la luna), en la tierra (como señora de los bosques), y del inframundo (como señora de la muerte y resurrección).

Hécate suele ser representada como una mujer que lleva una antorcha y que se aparece en las encrucijadas, por ello los romanos también la identificaron con su diosa local Tribia, que justamente regía en las encrucijadas; estando ambas vinculadas así a los destinos y los misterios. Más tarde y con el paso de la Edad Media se la volvió una figura de tres rostros, o tres mujeres unidad por la espalda; para identificarla como una diosa triple, como muchas de las diosas de las tradiciones celtas; y donde Shakespeare tomo inspiración para sus tres brujas de Macbeth.

Pero en los primeros tiempos (durante los titanes), Hécate era como su abuela Febe una diosa de la luz (de la Luna), a la que se le pedían deseos; principalmente nacimientos de niños sanos; pero cuando Artemisa (su prima) toma el carro de la Luna y remplaza de la diosa Semele, Hécate poco a poco se va volviendo una diosa de la oscuridad, para finalmente ser asociada a las noches de Luna Nueva, cuando sale con un jauría de perros fantasmas y es acompañada de espectros infernales, como el demonio Espusa (un espectro devorador de carne humana y con la capacidad de cambiar aspecto), esta imagen en el mundo medieval se vinculo también a la diosa lunar Diana (la Artemisa romana) y se fundió con Titania (la reina de las hadas, y cuyo nombre nos recuerda que se trataba de una hija de los titanes).

De Hécate hay pocas historias y mitos, en parte por haber sido absorbida o asociada con otras diosas. Sin embargo sus animales acompañantes si formaron parte de mitos importantes. Se dice que su principal mascota era una perra negra. Los mitos señalan que se trataba de la reina Hécuba, la reina de Troya; que cuando ya iba como esclava, tras la caída del reino, los vencedores pararon en el reino en Tracia del rey Poliméstor, donde ella había enviado a su hijo Polidoro para salvarlo de la guerra. Hécuba descubrió para su horror que su único hijo que ella asumía vivo y libre, había sido asesinado por Poliméstor para quitarle los bienes que había traído. Hécuba furiosa logra escapar de sus ahora nuevos amos, entra al palacio del rey, donde se vengó sacándole los ojos y matándolo junto a dos de sus hijos. Unas versiones dicen que los guardias griegos la alcanzaron y asesinaron; otras que escapó al bosque donde terminó muriendo de dolor por la suerte de sus hijos, o que se lanzó por los riscos para caer a las aguas del mar. En cualquiera de las versiones los dioses (o Hécate) transformaron su alma en pena en una perra; quien quedo luego como familiar (animal que acompaña siempre a las brujas) de Hécate.

El segundo familiar de la diosa de las brujas es un turón (un pequeño carnívoro pariente de las martas, hurones y comadrejas); según los mitos se trato de una sierva de Alcmena (la madre de Heracles/Hercules); Hera sabiendo la promesa que hizo Zeus de que el próximo hijo varón de la casa de Perseo sería rey, y consciente de que Alcmena esperaba un hijo de su infiel esposo, deseo la muerte del niño y la madre; para ello envió a su hija Ilitía (diosa de los partos), o fue ella misma, a demorar el parto de la adultera y acelerar el parto de otra reina rival Nícepe; así Nícepe tuvo un niño a los siete meses de embarazo, y Euristeo se volvería rey de Micenas por la promesa de Zeus; pero Alcmena, embarazada de gemelos no podía parir; Ilitía (o la misma Hera en otras versiones, se aclara que Hera era para muchos no sólo la diosa del matrimonio, sino también de los partos, absorviendo a Ilitía, que era posiblemente una diosa más antigua, y transformándola en una de sus hijas, o manifestaciones) se había ubicado en entrada de la sala de parto y cerrado las piernas; buscando con ello la muerte de los niños y la madre. Eso lo hubiera logrado si no fuera por Galantis, la sierva de Alcmena, que al descubrir lo que ocurría salió de la habitación de su ama gritando, «han nacido, han nacido los niños»; la diosa sin entender lo que pasaba abrió las piernas y los mellizos Alcides (Heracles) e Ificles nacieron finalmente; furiosa por el engaño Ilitía (o la misma Hera, según versiones) transformó a Galantis en un turón; que luego fue recogido por Hécate.

El último mito griego importante donde aparece Hécate fue cuando ayudo a Demeter, a rescatar a Perséfone de los infiernos; Hécate acompañó a Demeter a descender al inframundo a buscar a su hija, avanzando adelante con dos antorchas en sus manos, y seguida por la diosa de las cosechas. Luego acompañó a la chica, junto con Hermes, a regresar a la superficie. Dado que la joven debía regresar cada año al inframundo, era acompañada en el trayecto y en su permanencia en el reino de Hades por Hécate, quien asumió de esta forma su labor ctónica. Hécate, se volvió así, junto con Hermes, en la diosa de los fantasmas, sirviendo al igual que el mensajero de los dioses como una diosa psicopompa.

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Leto (la oculta, la recatada) tuvo una suerte distinta a su hermana; se convirtió en una de las tantas aventuras famosas del padre de los dioses (Zeus), fruto de esa relación nacieron dos mellizos: Apolo y Artemisa, quienes pasaron a convertirse en dioses importantes del Olimpo. Leto es considerada la diosa de la maternidad, a ella se le piden los embarazos y esta relación se refleja en el fuerte lazo que tuvo con sus hijos.

Cuando Hera, la esposa de Zeus, supo de esta relación adultera persiguió a la amante y prohibió que se le diera lugar de reposo en cualquier tierra emergida (continente e isla); y a su hija Ilitía le prohibió ayudar en el nacimiento de los hijos de Leto. La hija de Febe recorrió las tierras, montes y campos, y al final islas, buscando un lugar donde esconderse de esa persecución y poder escapar de la furia de Hera. Al final encontró refugio en la isla flotante de Ortigia (su hermana transformada), que no era tierra fija, ni isla; ahí tuvo dolores de parto durante nueve días, varias diosas se condolieron de sus dolores, entre ellas: Dione (madre de Afrodita), Rea (la madre de Hera), Temis (la madre de las Horas, diosas tutelares de la ley, la paz y la justicia), incluso Theia (la madre de Helios, SemeleEos), tuvieron que intervenir para aliviar los dolores del parto que no ocurría.

Las diosas se vieron en la necesidad de usar a Iris, la mensajera de Hera, para que la diosa del arco-iris hablara con Ilitía lejos de su madre y la chantajeara con un hermoso collar a cambio de permitir el parto de los dioses que venían. Ilitía aceptó el trato y permitió que parto ocurriera. Primero nació Artemisa, y la niña ayudó luego a su madre en el nacimiento de su hermano Apolo. Se cuenta que tal fue la impresión por el dolor que había experimentado su madre, que Artemisa juró que nunca permitiría que varón alguno la tocara y la embarazara; así Artemisa se volvió una diosa siempre virgen. Dado que Artemisa había ayudado a nacer a su hermano, por este acto, la chica también se convirtió en una diosa de los partos, así sustituyó, complemento y se fusionó a Hécate y a Ilitía en esas menesteres en la tradición griega.

Tras el nacimiento de los hijos de Leto, la isla de Ortigía fue fijada en el mar y se la llamó Delos, donde hay un oráculo importante de Apolo, quien entre sus muchos nombres recibe el de Febo (el brillante) y heredó de su abuela Febe el don de la profecía.

Leto logro volver al continente nuevamente perseguida por la furia encendida de Hera, y en Delfos fueron, la madre y los niños, atacados por la serpiente Pitón (un de los tantos dragones de la antigüedad que fueron creaciones de Gea/Gaya, la tierra). La serpiente custodiaba un templo oráculo cuyos vapores permitían a las sacerdotisas adivinar el futuro. Pitón persiguió a Leto y sus hijos, en parte instigada por Hera, y en parte la serpiente conocedora de la profecía sobre que el nacimiento de los hijos de la titanesa marcaban su fin. La bestia escamosa atacó tan pronto se acercó Leto con sus hijos recién nacidos; pero la serpiente no pudo contra las flechas que le disparó Apolo, que tenía para ese entonces cuatro días de nacido. El templo paso a manos de Apolo y las sacerdotisas que lo cuidaban pasaron a servir al dios de los oráculos; desde entonces esas mujeres que se dedican al arte de la profecia se les llama pitonisas, en recuerdo a la serpiente muerta por el dios, sirven al dios de los oráculos. Apolo como dios de los oráculos divide su tiempo en dos partes, en verano está en Delfos, en invierno viaja a Hiperboria (el norte del mundo) donde regía su abuelo Coios.

Haber sobrevivido a la serpiente fue un milagro, indicaba el poder de los nuevos dioses; pero las desventuras y su ascenso al Olimpo aún faltaban; y Hera no iba ha hacérselos tan fácil. En su camino la madre quiso dar de beber a sus hijos de un estaque, pero los campesinos instigados por Hera enlodaron las aguas; ese fue el punto donde Zeus termino por intervenir, castigó a los campesinos convirtiéndolos en ranas y a vivir para siempre en el lodo; y trajo a sus vástagos al Olimpo, donde fueron recibidos por los otros dioses como iguales.

Las desventuras de Leto no acabaron ahí, tiempo después Hera envió al gigante Ticio, y este quiso violar a Leto; pero al escuchar los gritos de su madre, sus hijos intervinieron atacando con flechas al gigante, pero esta criatura ctónica era inmortal, Zeus intervino para ayudar a sus hijos, enviando a Ticio al Tartaro, donde fue atado al suelo y eran devoradas cada día sus entrañas por dos buitres o dos serpientes (comparable al castigo que sufrió Prometeo por haber llevado el fuego a los hombres). En ese punto Hera entendió que no podía seguir atacando a la amante, ello provocaba que su marido siempre se pusiera de parte de la rival, y eso podía ser peligroso para ella al final.

Leto como símbolo de la buena madre fue siempre ayudada por sus hijos. Cuando la reina Níobe se atrevió a decir que ella era mejor madre que Leto, ya que tuvo más descendencia, siete hijos y siete hijas; Apolo y Artemisa le hicieron pagar cara su ofensa. Los dioses bajaron del Olimpo y mataron a todos los hijos de la reina, Apolo a los varones y Artemisa a las chicas; aunque algunas versiones señalan que dejaron vivos a uno de los chicos, Amiclas; y a una de las chicas MelibeaNíobe tuvo tanto dolor por la muerte de sus hijos que se quedó inmóvil y los dioses la transformaron en piedra. Amiclas fundo luego una ciudad cercana a Esparta que lleva su nombre, lugar donde se dice que fueron asesinados años después el Rey Agamenon y la princesa troyana, convertida en esclava, Casandra. Por su parte Melibea desposo a Neleo y fue madre del argonauta Hector, quien vivió lo suficiente para, aún siendo un anciano, participar en la guerra de Troya como asesor de los griegos.

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Si bien las crónicas no reconocen más hijos a la pareja de Coios y Febe, existe un titán cuya paternidad no es fijada por ningún historiador, pero cuyo nombre lo vinculan como una versión masculina de Leto; este titán se le conocía como Lelantos (quien se mueve sin ser visto, el oculto). Lelantos era el dios de los bosques y la cacería en el reinado de los titanes, y cuyo culto principal en Grecia se ubica en Eubea (la segunda isla griega en tamaño y cercana las regiones de Ática (Atenas)Beocia (Tebas) donde hay una llanura con el nombre de Lelantum, que fue muy disputada en la antigüedad por ambas regiones continentales), y se le rendía culto en Frigia (región de Anatolia, Turquía), junto a su hija, indicando que se trataba de un culto oriental llegado a tierras griegas.

Lelantos3

A Lelantos se le conoce una sola hija, Aura, la diosa de las brisas, niña que tuvo Lelantos de sus amores con la oceanide Periboia (rodeada de ganado), una diosa de las corrientes de agua que fluían por entre los bosques y campos, donde venados, ciervos y otros rumiantes iban a beber. Aura, se decía que corría a tal velocidad que se la vinculó a las brisas de los campos, y su nombre paso a representar todo un grupo de ninfas vinculadas a las brisas frescas; aunque ninguna tuviera parentesco con la diosa en específico, (similar a como ocurrió con Halia, diosa de la isla de Rodas, que su nombre paso a agrupar al resto de las diosas que gobernaban en las distintas islas del Egeo).

Aura2

Aura era también una diosa de la cacería, se decía que reinaba en los bosques y forestas de Frigia (centro de Anatolia), y igual que Artemisa, y virgen, como corresponde a las diosas tutelares de los bosques impenetrables; pero se atrevió a juzgar a su prima, calificándola como de demasiado femenina para ser una virgen, [Aquí sin ofender al lector uno piensa mal y ve a estas diosas, acompañadas por distintas ninfas, como chicas lesbianas, y Aura seguramente entra dentro del estereotipo donde las lesbianas son como mujeres con pinta de machos, y así osa hacer esa comparación entre ella y su prima].

Artemisa sin embargo no es una diosa que se tome las ofensas sobre este punto tan a la ligera; habló primero con Nemesis, la diosa de la venganza, para pedir que se cobrara esta ofensa convirtiendo a la chica en piedra, pero Nemesis se abstuvo de actuar de esa forma señalado que no atacaría a una niña hija de un titán (Lelantos), pero indicó a la diosa que tal ofensa no se quedaría sin castigo. Dioniso, que en esos tiempos andaba por esos bosques en compañías de sus sátiros, bacantes y otras bestias, se encontró con Aura y la persiguió hasta que finalmente la violo. Fruto de esa unión Aura quedó embarazada de gemelos, y tal acto terminó por enloquecerla. Durante el embarazó Artemisa se acercaba a la chica y le decía cosas como: «mojigata, por que vas tan despacio y ya no vuelas como el viento y corres ligera». Cuando nacieron los gemelos, después de un parto largo e interminable, provocado también por Artemisa como parte de su venganza, Aura en su locura agarró a uno de los bebes y lo descuartizó, Artemisa vio con horror el acto de esta madre desnaturalizada y salvo al segundo niño, antes de que Aura lo destrozara también, y escapo con la criatura ajena. Aura sin embargo no superó la locura de haber sido violada y haber engendrado vástagos al dios de los excesos, finalmente se lanzó de los acantilados para morir ahogada; Zeus la transformó en fuente del río Sangario, río que corre por la región de Frigia.

yaco

El hijo de Aura y Dioniso fue llevado por Artemisa a Eleusis, una ninfa (oceánide) que reinaba en una región campesina cercana a Atenas, donde la población toma el nombre de la ninfa y era el lugar, según los mitos locales, y donde en la tradición griega fue raptada la hija de la diosa de la agricultura por el dios Hades. La ninfa recibió al chico y lo llevó con los sacerdotes del culto a su padre (Dioniso). El niño fue llamado Yaco (el que llora, o el nacido dos veces), y según las leyendas se volvió un heraldo del dios, y luego en la tradición su culto se fundió con el de su padre, llegando así a ser un sobrenombre del mismo dios de las orgías.

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Los misterios eleusinos

Según los mitos, Demeter empezó la búsqueda de su hija en aquellas tierras y llegó al palacio de Céleo y la reina Metanira, reyes del lugar, haciéndose pasar nodriza donde cuidó del bebé de los reyes; y en agradecimiento por su ayuda quiso hacer inmortal al hijo de los mismos; pero cuando una noche, tras frotar al niño Demofonte con ambrosía y ponerlo luego sobre el fuego para quitarle la piel mortal, fue sorprendida por Metanira, se rompió el encantamiento y el infante fue devorado por las llamas. Demeter recobró su apariencia divina y abandono el lugar, no sin reprochar a los mortales su impiedad; pero no antes de dar a Triptólemo, el hermano del niño muerto (o primo según otras versiones al hacerlo hijo de Dysaules, hermano de Céleo), unos granos y enseñarle a cultivar la tierra, misma que había quedado desolada y sin ganado tras la visita de Hades al sitio.

Se aclara que en algunos mitos Triptólemo es uno de los hijos de la misma ninfa Eleusis y Trochilo (que traduce rueda «de molino», y quien era uno de los sacerdotes de Demeter, en otros la pareja son padres de Céleo y Dysaules), Triptólemo, como hijo de Dysaules, era hermano de Eubouleos/Eubulo (buen trato), otro dios menor de las cosechas. Pero otros mitos ponen a Eubulo como hijo de Demeter y del dios cretense Carmanor (el cosechador, un dios menor local de la agricultura en Creta y de ascendencia desconocida, pero que se identifica con Yasión, el hijo de Zeus y la pleyade Electra; y a quien también se le compara con Atis, el amante de la diosa Cibeles en Frigia). Así Eubulo y Triptólemo son equiparables a otros dioses menores como Pluto (riqueza «agrícola») y Bootes/Filomeno (el que ara la tierra), ambos hijos de Demeter con Yasión, que como dioses ctónicos pasan a formar parte de los misterios eleusinos y fusionándose todos entre sí como dioses menores de las granjas, los cultivos y las cosechas.

Se cuenta que Triptólemo se volvió un héroe y viajó por el mundo enseñando como cultivar el grano, llegando hasta las tierras escistas (pueblo que habitó las estepas del centro de euroasia, en tierras que iban más allá de los montes Caucasicos, al norte de los mares Negro y Caspio, llegando sus fronteras a tocar las tierras rusas al oeste, las chinas al este, a siberia al norte y las tierras persas al sur); pero Linco, el rey del lugar se rehuso en enseñarlas a su pueblo y quiso matar al héroe. Demeter castigó el rey escista convirtiéndolo en un lince, y a esas regiones las condeno a que jamas podrían cultivar nunca nada, explicando así el modo de vida nómada de criadores de caballos y camellos de esos pueblos. Luego Triptólemo fue divinizado y se convirtió en un dios menor de la cosecha.

misterios eleusinos

Yaco también paso a formar parte de los misterios eleusinos, donde como un joven que lleva dos antorchas (aquí a semejanza de Hecate) acompañaba a la diosa Perséfone en su regreso del inframundo a la superficie en primavera para estar con su madre Demeter, la diosa de la agricultura. Es mencionado en esta actividad, y como una forma del dios Dioniso (su padre) por el escritor de comedias Aristófanes, en su obra «Las Ranas»; que justamente fue compuesta para esas fiestas.

Yaco, como dios menor de la cosecha se asocia con Eubulo y Pluto; y también se junta y fusiona con otros cultos antiguos como el de Zagreo, hijo de ZeusDemeter, o de ZeusPerséfone en otras versiones, muerto por los gigantes por instigación de Hera. Apolo sólo pudo rescatar su corazón y Zeus lo uso para dar vida a Dioniso al fecundar de la princesa Semele, princesa que al poner a prueba la divinidad de su amante termina muerta, lo que obliga a  Zeus a recoge nuevamente a la reencarnación Zagreo en el niño no nato y le permite terminar de crecer en su muslo, de ahí que se diga que Dioniso, al igual que Yaco, ha nacido dos veces.

Yaco se le vincula también con cultos como el de Fales (falo, pene), un sátiro que formaba parte de la comitiva de Dioniso y que era el dios del adulterio y la pederastia (abuso sexual a niños); y cuyo culto se fundió luego con el culto a Príapo, un hijo de Dioniso y Afrodita quien recibió la maldición de Hera, por su odio de madrastra contra el primero y celos contra la segunda, maldijo al niño para que naciese deforme (enano y con genitales enormes), por ello la diosa lo abandonó al nacer (y desconoce tener tal hijo) y fue recogido por unos campesinos, donde Príapo se volvió luego en un dios vinculado a los rebaños de cabras y ovejas, las abejas, el vino y los cultivos de la huerta. Este dios menor rústico de origen frisio era famoso por su gran dotación siempre en erección para indicar la fertilidad, y cuyas estatuas eran colocadas en los jardines (como hoy las personas colocan gnomos, o espantapájaros) para pedir por la fertilidad de los mismos y proteger el huerto, llegando su culto a ser muy común incluso en tiempos de la Roma imperial.

Yaco también se funde con otros cultos fálicos como los de los sátiros: Ortanis (erecto), Tychón (semental) y Conisalo (lascivo), posibles hermanos (hijos de Dioniso) y quienes acompañaban en la comitiva del dios del vino, y al mismo Príapo.

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Aunque Coios (Ceo) tiene sólo la descendencia indicada previamente, algunos mitólogos proponen relación entre este titán y la mitología nórdica. Las raíces las mitologías (greco-romana, nórdica y celta) se encuentran en la rama indoeuropea, y donde cada región dio su propio sabor local. Un ejemplo de ello es el titán Japeto, que reina en occidente estaba desposado con la diosa (oceanide) que reinaba en Anatolia (región que para ese entonces era simplemente conocida como Asia); en la tradición semita uno de los hijos del Noé bíblico es Jafet (Japhet), no dejan de ser fonéticamente ambos nombres muy similares, más cuando este fue, según la tradición hebrea, Jafet el padre de todos los pueblos arios, y del cual se dice que él y su familia se establecieron justamente en la región montañosa al norte que hoy conocemos como Turquía, para ser esto todo una simple casualidad.

Otra comparación similar tenemos con el dios Váruna de India, que es el dios del mar o las aguas, (incluidas las aguas de lluvias, esto es que el mar y el cielo son su reino); pero hermano de Váruna era Mitra (el sol), por tanto, si Mitra representaba el día, Váruna era el cielo estrellado de la noche, y el culto a Váruna se extiende hasta formar parte de los mitos hititas, pueblo de la hoy Turquía; y de ahí a los griegos con Urano no hay mucha distancia.

Al este de Europa, en Galia (Francia) los pueblos celtas adoraban a Taranis (el atronador), dios de las tormentas, similar al Júpiter romano, Taranis desapareció durante el medievo cuando los mitos celtas fueron reemplazados por los cultos cristianos; pero el dios sobrevivió asimilado por los pueblos más al norte, y guarda su nombre y poderes mucha similitud con el nórdico Thor. Similar destino tuvo el rey del panteón celta galo, Esus, cuyo nombre parece derivar del vocablo latino «herus» que traduce «señor»; a este dios se le sacrificaban víctimas humanas colgándolas de los arboles; esta costumbre también se aplicaba al dios nórdico Odín, del que se dice que para alcanzar la sabiduría se colgó del árbol de la vida boca abajo durante nueve días. Entre los celtas de Irlanda son muchos los cuentos que narran la lucha entre los hijos de la diosa Dana (los Tuatha Dé Danann) y los Formorianos, antiguos habitantes del sitio y que suelen ser asociados a gigantes y/o demonios; entre esos monstruos se cita a un dios cíclope, Balor, que al abrir su único ojo fulminaban con la mirada a los que lo veían. No deja de ser comparable el poder de este cíclope con el del galo Taranis, el Júpiter romano, o el Zeus griego; y más todavía cuando se dice que Odín es un dios tuerto (de un solo ojo); así las distintas mitologías tienen puntos de encuentros que muestran un origen común.

Por otra parte se tiene que Zeus, de donde deriva el vocablo latín: Deus (Dios), también tuvo su avance al mundo germano; con el nombre Ziu, que nos recuerda fonéticamente a Ceo/Coios. La palabra para «Dios» en el idioma proto-germano es: «Thiwaz», que a su vez deriva de proto-indo-europeo «Dieus». Ziu por tanto en el viejo alto alemán también traduce «Dios» entre los pueblos teutones, y en un principio este era el rey de los dioses, un señor de la ley y el orden. Entre los ingleses el vocablo antiguo se escribe Tiw/Tiu/Tew, entre los godos (un pueblo germano) se escribe Tyz, en noruego antiguo era Ty, y en sueco antiguo era Ti. Hoy modernamente a este dios de los pueblos del centro-norte de Europa se le llama Týr/Tyr, y es el dios de la guerra; quien sacrificó su mano cuando engaño al terrible lobo Fenris para que los dioses nórdicos lo ataran.

Hasta el siglo III el dios Tyz era líder del panteón de los pueblos godos, en algún momento de la historia durante el medievo Wotan/Wodan/Odin asumió el control del panteón y Tyr fue convertido en uno de sus hijos; pero, y si uno hace una asociación inversa, y si en los primeros tiempos, antes de la edad media y los vikingos; si Odin, el Wotan de los teutones, era hijo de Zio en la tradición germana de los antiguos pueblos, entonces podemos poner a Coios/Ceo como el padre de Wotan (hoy Odín); y así el titán del norte había conocido (en el sentido bíblico del termino) a una gigante de los hielos y su descendencia fueron los dioses nórdicos. Bajo este esquema, Odín y Zeus son literalmente primos, por no decir iguales. Ello también apoya ideas como las descritas por X. B. Saintine (Mitologías del Rin/Edicomunicación, 2000) donde los dioses nórdicos llegaron desde el sur a dominar las frías regiones del norte, lugar donde hasta entonces sólo reinaban los gigantes de la escarcha, los krakenes y otras bestias terribles; eran estos dioses el calor del verano quienes derriten los glaciares y los iceberg; pero cuando el invierno regresa, estos dioses se ocultan tras las murallas del Valhalla para soportar los fríos del invierno.

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crio4

Crío (Krío/Crius) es el señor del sur; literalmente es el que mide; fue el titán de la ganadería; dividió los cielos en doce partes y puso entre las estrellas los símbolos para marcar las estaciones; y marcó su estación, la primavera, con sus animales: el carnero (Aries), seguido del toro (Tauro), y más arriba la constelación de Auriga (quien carga unas cabras), así estos ganados marcan el inicio del año (entre los antiguos el año iniciaba en primavera, por ello diciembre no es el mes doce, sino el décimo; los romanos fueron los que movieron el inicio del año a como lo usamos hoy día).

La esposa de Crío no fue ninguna de las titanesas (alguna de sus hermanas), sino Euribia (la de gran fuerza) una hija del mar (Ponto). Euribia era una diosa de las aguas, su fuerza se muestra en las tormentas y de los vientos huracanados; y sus descendientes fueron los vientos que usan los navíos y las estrellas que los guían en la noche. Hijos de la pareja fueron tres: Perses (el destructor), Palas (el que blandea la espada) y Astreo (el lleno de estrellas).

Perses4

Perses era como indica su nombre un dios de la destrucción; su furia arrasaba con aquello que se le pusiera en frente; representaba la fuerza de las tormentas y la furia de los elementos. Perses tuvo por amante a Asteria, contraparte femenina de su propio hermano, fruto de esa unión fue Hecate, una diosa de la oscuridad y la noche. [Nota: en la tradición griega hay al menos cuatro Perses: el titán, una oceánide, un hijo de la propia oceánide y un hijo de héroe Perseo con Andromeda].

palas

Palas, es el titán de la guerra, equivalente al Ares/Marte de los dioses olímpicos. Este titán fue esposo de Estigia, la diosa del río que rodea el inframundo. Palas con la diosa del odio tuvo cuatro hijos, dos varones: Kratos (poder/fortaleza/resistencia) y Zelos (rivalidad/orgullo), y dos chicas: Bia (fuerza/violencia) y Nike (victoria). [Nota: se señala igualmente que hubo varios personajes con el mismo nombre; entre ellos un gigante, y la hija de Tritón, muerta accidentalmente por Atenea, quien en su recuerdo tomo su nombre y se hizo llamar Palas-Atenea y algunos príncipes de las leyendas griegas].

Cratos y Zelo

Cuando se presentó la disputa por el poder entre los titanes y los olímpicos, entre los primeros que fueron a unirse a los dioses se encontraban Estigia y sus hijos. Por tal favor en pago Zeus acordó que los juramentos divinos se hacen a Estigia, quien puede quitarle el poder a los dioses si se atreven a faltar a su palabra, y sus hijos se convirtieron en la guardia pretoriana del rey del Olimpo; indicando que tras el rey existen el poder, la fuerza, el orgullo y la victoria. Cuando Prometeo fue encadenado en el Cáucaso, Bia y Cratos lo agarraban mientras Hefesto ponía las cadenas.

Bia

Con el tiempo Nike se hizo compañera de Atenea, era una forma sutil de decir que la victoria no siempre acompaña a los más poderosos, sino a los más inteligentes. Por su parte Bia ha seguido apareciendo en la iconografía moderna; se le representa como una doncella que abre sin esfuerzos la boca de un león (carta del Tarot arcanos mayores n°XI); donde el simbolismo moderno la pone como la sabiduría que vence a la fuerza bruta, lejos de su versión original que era justamente la fuerza sin control.

Nike

El último de los hijos de Crios y Euribia fue Astreo; era el dios del crepúsculo u ocaso, por ello su nombre es literalmente «el lleno de estrellas» ya que tras él viene la noche cuajada de estrellas; fue el dios de la astrología, y su esposa fue la diosa de la aurora, Eo; sus hijos fueron los cuatro grandes vientos: Bóreas (viento del norte), Céfiro (viento del oeste), Noto (viento del sur) y Euro (viento del este).

Astreo2

A estos se le suman los cinco planetas (estrellas errantes), que eran imaginados por los griegos como niños jugando/corriendo en los cielos: Estilbon (Mercurio), Fosforo (Venus), Piro(Marte), Faetón (Júpiter, no confundir con el hijo de Helios de igual nombre) y Faenon (Saturno); a Venus en particular se le distinguen con varios nombres, según sea visible al amanecer o al atardecer (Fósforo y Héspero, o Lucifer y Vespero entre los romanos).

Euro

Euro es considerado no sólo el dios del viento del este, sino también representa al otoño como estación, se le representa como un hombre barbudo que lleva una pesada capa, anunciado los fríos por venir, vivía al oriente, donde nace el sol, en el propio palacio del dios Helio. Su hermano Notos, representaba la temporada del verano, y se le pone llevando un ánfora, indicando que es el viento que trae las tormentas llenas de agua desde el sur al final del verano, se decía que habitaba en Etiopía.

Noto

Céfiro es el viento que sopla en la primavera, suave y cálido es imaginado como un chico con un manto de flores. Se decía que vivía junto con su hermano Bóreas, en un palacio ubicado en Tracia (los Balcanes); estaba relacionado con los cisnes, y se dice que cuando Faetón cayó fulminado por el rayo de Zeus, los cisnes lloraron [Nota: en el mito Cicno, el amigo de Faetón, lloró a su amigo muerto y fue transformado en cisne, aves que huyen del calor del sol en verano subiendo al norte al llegar la primavera], y en su canto fúnebre fueron acompañados por Céfiro.

cefiro3

Los mitos dicen que Céfiro y Apolo competían por los favores de un joven espartano, Jacinto; cuando el chico prefirió al dios de los oráculos, Céfiro soplo con fuerza y provocó que un disco de piedra usado en las prácticas deportivas regresara y golpeara en la cabeza a Jacinto; dejándolo muerto en el sitio; Apolo castigó al rival rompiéndole las alas, desde entonces el viento del oeste no es más rápido y fuerte que una suave brisa. Apolo finalmente transformó la sangre de Jacinto derramada en la tierra en la flor que lleva su nombre.

Céfiro tuvo entre sus amantes a la ninfa Cloris, (Flora entre los romanos), una ninfa de las flores y de la primavera que habitaba en la isla de los Bienaventurados (donde iban los héroes tras morir); la hija de la pareja fue Carpo, la diosa de los frutos. También se dice que tuvo amores con una de las arpías (vientos de tormenta), y fruto de esa unión fueron los caballos: Janto y Balio, caballos que Poseidón regaló al héroe Peleo por su boda con la nereida Thetis, y que fueron heredados por Aquiles. Y fueron la pareja (Céfiro y la arpía) también padres de: Flogeo y Harpago, los caballos de los Dióscuros: Cástor y Pólux. Otra de las amantes de Céfiro fue la diosa Iris, la mensajera de Hera; fruto de esa unión nación Poto (el deseo; uno de los erotes, dioses menores que acompañaban a Afrodita).

Carpo_Pomona

Carpo era la diosa que daba sabor a los frutos, tuvo poco culto en Grecia, pero en Roma era conocida como la diosa Pomona; que era la diosa de los frutos y de los arboles frutales. Pomona, como diosa de los arboles se vio perseguida por muchos pretendientes, incluidos los libidinosos sátiros; por ello para escapar de estos avances se encerró en su huerta. El dios romano Vertumno, restos un antiguo dios menor ctónico de origen etrusco, Voltumna, que presidía las siembras y los cultivos, y realmente amaba a la ninfa, terminó disfrazándose de anciana para poder hacerle la corte a la diosa de los frutos; a la que finalmente conquisto. No hay fuentes que aclaren el parentesco de Voltumna/Vertumno; se le relaciona con Tinia (el padre de los dioses etruscos, equivalente al Júpiter romano), pero por su naturaleza ctónica recuerda más a una forma masculina de la diosa Demeter; siendo su equivalente más cercano en la mitología griega al dios menor Yasión, o sus hijos: Pluto y Bootes/Filomeno, frutos de su relación Demeter.

Boreas

De todos los vientos, quizás el más fuerte y temido era Bóreas (el devorador), el frío viento del norte y dios del invierno. A Bóreas se le ponen como hijos a varios caballos; entre ellos doce caballos inmortales que tuvo con las yeguas de Erictonio, rey dárdano, pueblo de Anatolia emparentado con los reyes de Troya; y de los cuales se dicen que eran expertos jinetes y que sus caballos corrían tan rápido y ligeros que no pisoteaban las espigas de los campos; esos caballos fueron regalados por Zeus al rey troyano Laomedonte por el rapto de Ganimedes. También a Bóreas se le da la paternidad de los cuatro caballos de la cuadriga del dios Ares; y los caballos Jantos (rubio) y Podarce (pies ligeros), que tuvo con otra arpías (al igual que su hermano Céfiro, y por ello el nombre de las bestias se repiten y confunden), caballos estos que fueron dados al rey ateniense Erecteo por el rapto de su hija Oritía. Las ninfas de las brisas, conocidas colectivamente como Auras, son puestas como sus hijas; paternidad que comparte con el poderoso Océano.

También entre los descendientes de Bóreas se citan a los habitantes de Hiperbórea, una tierra mítica más allá de Tracia, y que era hogar de Apolo, y donde se cultivaban las manzanas doradas que se usaban para hacer la ambrosía; se le incluye la paternidad de los gigantes de Hiperbórea, tres en número según fuentes, a los que se le atribuía unos seis codos de alto (unos tres metros) y que eran sacerdotes y guardias de Apolo en sus vistas al norte. [Aquí el mito se funde con la versión nórdica de las manzanas de la diosa Idunn que daban juventud a los dioses del norte, y con las Hespérides, que habitaban una tierra mítica (en este caso al oeste) donde también se cultivaba la prodigiosa fruta].

El gran amor de Bóreas fue una princesa ateniense, Oritía (cuyo nombre traduce algo como «sacrificio en la montaña»), su padre el rey Erecteo se negó a dar la mano de la chica, señalando como muy frías las tierras (Tracia/Balcanes) de donde era el pretendiente; aún así Bóreas raptó a la joven y la llevó a su reino, donde vive desde entonces. Los atenienses fruto de esa unión se consideran a si mismos parientes del dios del invierno.

zetes y calais

Fruto de esos amores entre de Bóreas y Oritía nacieron los mellizos: Zetes y Calais, y la ninfa Quíone (nieve). Los chicos, Zetes y Calais, fueron famosos héroes, heredaron de su madre una extraordinaria belleza, y de su padre un furor incontenible y un par de alas, que les surgieron en la pubertad, y que les fueron muy útiles en sus correrías. Entre sus aventuras está haber formado parte de grupo de los argonautas, y liberar a Fineo del tormento de las arpías y este a cambio les dijo a los argonautas como llegar al reino del rey Eetes, en Cólquide.

Quíone

Se cuenta que Quíone tuvo un hijo con Poseidón, Eumolpo, quien se volvió un rey de Tracia, y disputó a su abuelo las tierras de Eleusis. Para ganar la guerra entre ambas ciudades, Erecteo sacrificó a su hija menor Ctonia, quien fue acompañada en el sacrificio por sus hermanas Protogenia y Pandora. La muerte de su hijo Eumolpo fue cobrada por Poseidón al pedir a su hermano, Zeus, que matara al vencedor con un rayo. [Nota: se aclara que en los mitos hubo varias princesas con el nombre de Ctonia, la más famosa era hija de un rey de Argos (nombres del rey en discusión), cuando Demeter buscaba a su hija, este rey se negó a darle hospitalidad, pese a los ruegos de su hija; Demeter castigó a rey provocando un incendio que arrasó la ciudad, y se llevó a Ctonia, quien construyó un santuario a la diosa en la ciudad de Hermíone, ubicada un poco más abajo en la costa del Peloponeso.]

Independiente de estos relatos, es notable el simbolismo entre Bóreas (el viento frío que sopla en invierno), Oritía (la montaña) y la hija de ambos Quíone (la nieve que cubre las montañas en invierno). Algunas fuentes ponen a los hiperbóreos y a los gigantes del norte como hijos de Quíone.

El paralelismo entre el invierno, el viento del norte y la nieve se da también en otros pueblos, podemos citar los cuentos rusos donde: Ded Moroz (padre invierno, llamado también Morozko) es acompañado por una niña, (su hija o nieta) Snegurochka, la diosa de la nieve. En los mitos nórdicos Skaði (la diosa de los patines, de la nieve y el invierno, señora de Escandinavia) es hija del gigante Thiazi, quien representa al frío viento del norte.

Entre los celtas la diosa de la nieve generalmente era una anciana, que era a su vez la nieve y el invierno mismo. Los primeros cristianos, como una forma de frenar su culto, la vincularon con Hécate y la compararon con una bruja. Pese a ello Cailleach, que era una forma de Arianhrod, la diosa lunar de los tejidos y los telares, (de ahí su vinculación con la diosa de las brujas) sobrevivió; y entre los pueblos teutones en los cuentos y se le conoce como: Frau Holle (Madre Nieve), nombre que deriva de la diosa teutona Hulda o Holda, equiparable a Hécate, por salir en las noches sin luna con una jauría de perros fantasmales en una caza salvaje (a buscar almas que arrebatar a los vivos).

Por su nombre a Holda se la vincula con las hadas escandinavas conocidas como Huldras, sirenas de los ríos y arroyos que buscan incautos a los que atrapar y ahogar; de aquí a las Damas Blancas, espíritus que como fantasmas avisaban de la muerte a quienes las encontraran (similares a las Banshees irlandesas) se tienen en todo el folklore europeo. En los alpes a Frau Holle se la relaciona con otra vieja diosa pagana: Perchta o Berchta (Bertha en ingles), un espíritu femenino vestido de blanco; que era también una diosa del hilado y el tejido. Viven los mitos en los cuentos del hada malvada que aparece en la Bella Durmiente, o las historias de Blancanieves, donde el nombre no responde sólo al color de la piel, sino al simbolismo del invierno, y los mitos ctónicos de muerte y resurrección. En tiempos modernos Bertha ha sido asociada a Santa Lucia y las luces del invierno (recordemos además que Arianhrod no solo es una diosa lunar, sino también diosa de las espectrales luces del norte, luces boreales, o auroras polares, que para muchos eran los fantasmas en su camino a los cielos).

Algunos ponen a Hulda/Arianhrod/Bertha/Cailleach como las versiones celtas y germanas de la diosa Friga, la diosa nórdica que tejía en su telar las de las nubes y que era la esposa oficial de Odín. La relacionan también con la reina de las hadas germanas Griselda, que asume la forma de ciervos (animal tótem de Artemisa) y con la correspondiente reina de las hadas inglesas Titania. Para todos los efectos la mayoría de estas diosas se vinculan no sólo con la noche, la oscuridad y el frío, sino con la muerte en invierno y la resurrección en primavera de la vida.

Cosmogonia (9) La multitudinaria descendencia del Océano (Los Oceanidas o Potamoi)

A diferencia de sus hijas, los hijos varones de Océano y Tethys no tuvieron gran importancia o suerte; por lo general se vieron sometidos a los designios de los dioses, y tuvieron que soportar que muchas de sus hijas (las nayades) fueran violadas por los mismos, sin poder hacer mucho por salvar o vengar el honor de tales deshonras.

oceanidas

Los ríos de Grecia y sus historias

Aqueloo era uno de los ríos más importante de Grecia era hijo de Océano y Tethys, o en otras versiones de Océano y Gea. La razón de esta segunda ascendencia se debe a las representaciones más comunes del río; un ser con cuerpo de toro con rostro humano; pero en otras es un hombre con rostro de toro, similar al minotauro; y donde el toro era un animal sagrado de la diosa de la tierra. Como todos los ríos, se le suele poner la piel verde, o verde-azulada (cían). El poeta Hesiodo señala que Poseidón volvió a Aqueloo el príncipe (gobernante) de todos los ríos, en parte de ello por ser el río más grande de agua dulce en Grecia, y era a menudo representado como el dios del agua dulce en general. Su mito más importante es la disputa con Heracles/Hercules por la mano de la princesa Deyanira, hija del rey Eneo que gobernaba la región de Calidón, donde el río fluía, y cuyas inundaciones y sinuosidades alteraba constantemente los limites de la región, provocando con ello muchas disputas entre los lugareños. Según la leyenda, Deyanira estaba prometida al dios del río, pero cuando el pretendiente hizo su aparición, primero como toro, luego como serpiente y finalmente como hombre con cabeza de buey, por la cual escurría agua como quien sale de una piscina, la chica solo sintió terror. La hermana de difunto Meleagro (quien mato al terrible jabalí de Calidón, con ayuda de la heroína Atalanta) se negó a desposar a tal pretendiente, y tuvo la ayuda del mayor y más fuerte héroe del momento; Heracles disputó con el río la mano de la chica y lo venció cuando Aqueloo se transformó en toro y atacó al héroe, el héroe le rompió uno de sus cuernos.

Aqueloo

Aqueloo vencido cedió la mano de la princesa, pero el río luego tendría amores con Perimela (hija de Hipodamante), o en otras versiones con Perimede, una hija de Eolo, (uno de los hijos de Heleno, padre de todos los pueblos griegos, y no confundir con el hijo de Poseidón, señor de los vientos de igual nombre). Perimede tuvo entre sus hermanos a reyes tan importantes como: a Creteo (el abuelo de Jasón), Sísifo (quien quiso engañar a Hades y fue castigado a cargar una piedra por la eternidad), Deyoneo (el suegro de Ixión), Salmoneo (quien intentó igualarse en Zeus y este lo mato con un rayo), y Atamante, entre otros. Según el mito Perimela fue lanzada de un risco, cuando su padre descubrió sus amores con el dios río. Aqueloo la cogió al vuelo evitando que se estrellara. Suplicó a Poseidón que no dejara que la joven muriese y que le permitiera abrazarla eternamente. Perimela se convirtió entonces en una de las Equínades, islas que se encuentran en la desembocadura del Aqueloo, rodeada continuamente por los brazos de este río.

Aqueloo - sirenas2

Las Equínades fueron el sitio de refugio de quienes escapaban de maldiciones; uno que se ocultó en las islas recién formadas en el delta del río fue el matricida Alcmeón, quien mató a su madre por ser la causante de la muerte de su padre. Según los mitos ya han transcurrido varias generaciones, y producto de la maldición del collar de Harmonía ha provocado la caída de la familia de Cadmo, los hijos se han disputado el trono, siendo la historia de Edipo casado sin querer con su propia madre una de las más grandes tragedias griegas. Dos hijos de Edipo disputan ahora el trono de Tebas; Eteocles niega respetar el acuerdo con Polineces, de reinar cada uno un año; Polineces se refugia en Argos con el rey Adrasto; quien apoya a Polineces en su reclamo del trono tebano. Para ello se forma un ejercito dirigido por siete caudillos, entre ellos Anfiarao, quien se negaba a participar, pues como adivino predecía su muerte. Polineces convence a Erifila, la esposa del caudillo, a cambio del collar de Harmonía. Anfiarao muere como estaba predicho, mientras Polineces y Eteocles de matan mutuamente en duelo. Alcmeón cobra venganza por al muerte de su padre, sabiendo que la culpable es su madre y escapa; llega a la corte del rey Fegeo casa con la hija del rey, Arsínoe, y le regala el collar maldito; pero no puede descansar y por su matricidio es perseguido por las Erinias (Furias). El oráculo le indica que sólo puede escapar de las furias si llega a una tierra creada después la muerte de su madre; estas eran las Equínades. Su suerte no termina aquí, abandona a su esposa, pero el río Aqueloo le da a su hija Calírroe (se aclara que hubo varias ninfas y princesas con este nombre; entre ellas una oceanide de igual nombre fue amante del gigante Crisao y madre de otro gigante, Gerión), pero debe entregar como dote el collar maldito; Alcmeón regresa a la corte del Fegeo, pero no logra cumplir sus planes, el rey lo captura y ordena su muerte por traición. Calírroe, ya con dos hijos de Alcmeón, Acarnán y Anfótero, pide ayuda a los dioses para vengar a su marido y estos son convertidos en adultos y van al reino de Fegeo, matando al rey y todos sus hijos. Los hijos de Calírroe escapan de la furia de la población y entregan el collar al templo de Delfos, terminando así con la maldición del collar.

Otra de las hijas de Aqueloo fue la ninfa Dirce, quien también estuvo envuelta dentro de la maldición de collar de Harmonía. Según los mitos esta ninfa desposo a Lico, quien gobernó Tebas como regente y luego como tirano. Se cuenta que Lico y Nicteo llegaron a Tebas cuando reinaba Penteo, esposo de Ágave, hija de Cadmo. Pero Penteo no duró mucho en el trono, un nuevo culto, el iniciado por Dioniso un sobrino político (hijo de Semele, hermana de Ágave), provocó la muerte de Penteo, y el trono fue asumido por Polidoro, otro de los hijos Cadmo; quien estaba casado con la hermana de Nicteo y Lico. Polidoro muere y debe heredar su hijo Lábdaco, pero este muere y su hijo Layo, aún niño es el heredero. Es entonces que Nicteo asume el trono. Antíope, hija de Nicteo, queda embarazada de Zeus, la chica huye ocultándose en la corte del rey Epopeo. Nicteo no soporta la ida de su hija y muere; dejando la regencia a su hermano Lico y pidiéndole que recupere a su hija. Lico conquista el reino de Epopeo, matando al rey y trayendo a su sobrina, dejando a los hijos de la joven, los gemelos ZetoAnfión abandonados en el monte Citerón. Antíope termina como esclava de Dirce. Años después logra escapar, recuperar a sus hijos, y estos vengan a su madre, tomando el trono de Tebas y atando a Dirce a un toro, quien la arrastra por el campo hasta morir. Según los mitos, donde su cuerpo terminó surgió una fuente que lleva su nombre.

sirenas

Las hijas más famosas de Aqueloo fueron, sin embargo, las Sirenas; la madre es alguna de las Musas, aunque ninguna de las candidatas se atribuye o acepta ser la ascendiente de tales seres quiméricos, delineados con cuerpo o piernas de ave y rostro humano, pero que el siglo IX fueron descritas como seres pisciformes, mitad mujer, mitad pez, más similares a las antiguas nereidas y posiblemente debido a la confusión de sus mitos. Una de las historias señala que eran ninfas con cuerpo humano y siervas de Demeter, cuando fue raptada Perséfone, la diosa de la agricultura transformó a las ninfas en aves con rostro humano y las envió a buscar a su hija; estas volaron hasta que se cansaron y se establecieron en la isla de Anthemusa (que los expertos señalan que pueden ser la isla de Capri o la isla de Ischia en el golfo de Nápoles). Las sirenas suelen ser citadas en tríos, pero sus nombres variaban según la región donde se las adoraba; entre los registrados se incluyen: (1)Agláope (bello rostro), (2) Telxiope (aclamadora), (3) Telxínoe (encantadora), (4) Pisínoe (persuasiva), (5) Parténope (voz de doncella), (6) Ligea (entonada), (7) Leucosia (blanca, pura), (8) Molpe (canto) y (9) Teles (perfecta), entre los más comúnmente citados.

Las Sirenas aparecieron en varios mitos como seres terribles que seducen a los marinos con sus cantos y los atraen hasta ellas para devorarlos; y al menos se sabe de dos naves que sobrevivieron a sus encantos; la primera fue la nave de los Argonautas, cuyos cantos fueron ocultados por la voz de Orfeo, quien viajaba con los marinos. La segunda fue la nave de Odiseo; quien puso cera en los oídos de sus hombres y se ató al mástil para escuchar los cantos y no poder ser llevado por los mismos. Se sabe que ese fue el final de aquellas criaturas devoradoras de hombres, que viendo que un mortal se resistía a sus cantos se lanzaron a la aguas del mar y se suicidaron. Los restos de Parténope llegaron a la costa y fueron enterrados, sobre sus restos se construyó luego un templo y finalmente una ciudad creció a su alrededor, hoy la ciudad de Nápoles; pero también se dice que los restos de aquellas criaturas son tres pequeñas islas en la costa suroeste de la región de Campania, ahora nombradas como: Licosa, San Pedro y La Galetta.

Inaco

Inaco reinaba en Argos, una ciudad del Peloponeso. Los mitos dicen que ante su pasividad ante los dioses terminó perdiéndolo todo. Su hija Io fue reclamada como sacerdotisa por la diosa Hera, pero Zeus se prendó de la joven y la rapto, ello provocando la furia y venganza de la diosa, e hizo que la joven escapara hasta que terminó en Egipto y se volvería madre de una línea real que acabaría finalmente en Perseo y Dioniso. Eris (la diosa de las disputas) intervino y volvió la pasividad de Inaco en odio a los dioses, ello provocó que Zeus cansado de sus reproches lo transformara finalmente en el río de la región de Argólide en el Peloponeso que pasa por la ciudad que reinaba. Las mala suerte de Inaco no terminó, participó en la disputa por la región entre Hera y Poseidón; de la cual fue juez junto con sus ríos tributarios los ríos Asterión y Cefiso. Cuando el jurado dio la región a Hera (varias hijas de Asterión habían sido nodrizas de la diosa), Poseidón dado que no podía provocar otra inundación, como ocurrió en la región de Ática, con su disputa con Atenea; castigo a los tres ríos privándoles del agua, y sólo tendrían curso cuando lloviera.

ladón

Otros ríos importantes de la región del Peloponeso fueron: Eurotas y Ladón. Eurotas fue padre de la ninfa Esparta quien desposo al rey Lacedemon (hijo de la pleyade Taigete y Zeus), ambos serán padres de Euridice, quien casa con el rey Acrisio (un descendiente de Io) y quienes serán padres de Dánae, la madre de Perseo. Por su parte Ladón fue el padre de la ninfa Dafne. Según los mitos cuando joven Eros recibió de su madre Afrodita el arco y las flechas, Apolo se burló diciendo que hacía un niño con tales armas.

Dafne

Eros se vengó disparando en el dios una flecha dorada cuando conoció a la ninfa Dafne, provocando un amor enardecido por la chica; pero lanzó una flecha de plomo en la joven, quien con solo ver al dios sintió tal repulsión, y huyo en veloz carrera perseguida por el dios de las artes. Antes de que Apolo la agarrara, Dafne pidió ayuda a su padre, quien la transformó en el árbol de laurel; desde entonces a los ganadores de competencias deportivas y artísticas el dios los premia con una corona de ramas de laurel.

Siringe

Otra hija de Ladón fue Siringe; esta ninfa fue acosada por el dios campestre Pan, ante los avances del dios de los pastores, la ninfa fue transformada por su padre en las cañas que crecen en sus orillas. Pan cortó las cañas e hizo la famosa flauta que lleva el nombre de dios, pero que también se conoce como siringe. Otra de las hijas de Ladon mencionada en los mitos es Telpusa, diosa de una pequeña fuente que nutre a la ciudad del mismo nombre, es conocida también como una diosa de la primavera.

Peneo

El mito de Dafne se confunde con el de otra nayade, Cirene, nieta del río Peneo, en la región de Tesalia. Según los mitos el río Peneo le quitó a su hermano, el río Escamandro (río que alimentaba la ciudad de Troya) a su novia, la ninfa Creúsa (no confundir con la primera esposa de Eneas, o con la segunda esposa de Jasón, ambas de igual nombre). Fruto de esa unión tenemos a Flegias, quien se volvería rey de los Lapitas.

Cirene

Hijas de Flegias fueron Cirene y Coronis; ambas amantes de Apolo. A Cirene no le gustaban las labores femeninas y prefería labores del campo y la caza, defendiendo a su rebaño de ovejas contra un león, atrajo la atención de Apolo, quien se enamoró de la ninfa por su valor y la secuestró llevándola hasta Libia (África); fruto de esa unión fue el dios Aristeo, quien regresó luego a Grecia y se estableció en Beocia, donde enseñó la apicultura (cría de abejas). Aristeo persiguió a la ninfa Eurídice, amada de Orfeo, pero esta en su huida piso una víbora que la mordió, provocando su muerte, causa por la cual Orfeo desciende a los infiernos a buscar a su amada.

Coronis

Coronis también fue amada por Apolo; quien deja a un cuervo (eran de plumaje blanco en ese entonces) para vigilar a la chica. Según los mitógrafos la joven, ya embarazada del dios, se enamora de un joven de la región; Apolo es avisado por un cuervo (que hasta entonces tenía las plumas blancas), la furia del dios fue tal que volvió negras las plumas del ave, para indicar que es un portador de malos augurios; y lanzó flechas contra la joven que lo traicionó matándola, luego haciéndole una cesaría extrae el fruto de sus entrañas. El niño sería Asclepio/Esculapio; el dios lo puso en manos del centauro Quirón para su cuidado, y el niño se volvería dios de la medicina.

asopo 2

Asopo fue un dios río que tenía la peculiaridad de gobernar dos causes de agua, uno en la región de Beocia (centro de Grecia) y otro en el Peloponeso. La explicación de esta peculiaridad es que ambos causes desembocan en el golfo de Corinto. Fuera de esta peculiaridad, se cuenta que Asopo cansado de las violaciones de los dioses a sus hijas, en una oportunidad encontró a uno acostándose con una de ellas, furioso se lanzó contra el dios, pero para mala suerte resultó ser Zeus, quien en un momento de desconcierto se vio obligado a escapar, pero apenas alcanzó la montaña pudo atacar ahora al río; quien retrocedió ante los rayos que lanzaba el padre de los dioses; desde entonces Asopo fluye tranquilo y calmo, y en recuerdo de aquello todavía en sus aguas se encuentran pequeños trozos de carbón.

rios de grecia

Las hijas de Asopo con su esposa, la nayade Metope, una hija de su hermano Ladón, fueron en su mayoría raptadas por los dioses, ante instigaciones de Afrodita, algún pleito tendría con el dios río que no se aclara en los mitos. Así entre las muchas hijas de Asopo se pueden citar a: Córcira y Salamina que fueron raptadas por Poseidón y llevadas a la islas que tomarían su nombres; Egina, quien fue amante de Zeus y puesta como señora de la isla homónima; Sinope y Tespia, raptadas por Apolo, con la primera sería madre de Sirio, rey de Siria, la segunda daría nombre a una ciudad en la región de Beocia; Harpina y Tanagra fueron raptadas por Ares, y finalmente citamos a Tebas, quien se volvería esposa de Zeto, mientras gobernaría la ciudad de Cadmea (la fundada por el héroe Cadmo), pero que sería renombrada por su ahora esposo por el nombre de la ninfa, nombre con que aún se conoce a la ciudad en la actualidad.

alfeo

Alfeo era un río de Peloponeso, se enamoró de la ninfa Aretusa, quien era seguidora de la diosa Artemisa. Cuando el río la persiguió, la diosa convirtió a la chica en fuente, que escapó por el submundo y brotó de nuevo en la isla de Ortigia frente a la ciudad de Siracusa (en Sicilia). Alfeo se negó a renunciar su deseo por la ninfa y se mezcló con sus aguas; tanto es así que se dice que si se lanza una moneda en el río (en Grecia), esta aparece en la fuente (en Italia).

Eveno era un río en Etolia; el centauro Neso hacía de barquero en el lugar donde su cause era más caudaloso. Deyanida, la ultima de las esposas mortales de Heracles quiso cruzar el río, pero el centauro deseó a la mujer y la secuestró. Heracles mató al centauro con una de las flechas envenenadas con las sangre de la Hidra. Antes de morir, el centauro le dijo a Deyanira que conservara su sangre y cuando su marido dejara de amarla la untara en la ropa del mismo para recobrar su amor, así el centauro engañó a la joven, quien cuando sintió que el amor del héroe declinaba unto la sangre en la túnica del héroe y ello le provocó una muerte lenta al quemarle la piel. La chica al ver lo que provocó se suicidó. Por su parte Neso murió en las orillas del río Eveno y desde entonces sus aguas tomaron un olor putrefacto.

Los grandes ríos fuera de Grecia

Si bien muchos ríos fuera de sus fronteras eran conocidos por los griegos gracias al comercio de la antigüedad, eran mencionados más como referencias geográficas de los pueblos que habitaban en sus desembocaduras, dado que eran desconocidos en sus extensiones río arriba. Una de las leyendas que más toco este aspecto fue el regreso de los Argonautas a su punto de partida. La primera y posiblemente la versión más segura es la sugerida por el historiador clásico Herodoto; esto es que partiendo de Grecia, cruzando el Helesponto y el Bósforo hasta alcanzar el mar Negro, bordeando la costa norte de Anatolia hasta alcanzar el reino del rey Estes; y luego los Argonautas regresaron marcha para atrás por donde habían venido.

Pero escritores y poetas posteriores que tuvieron en sus manos esta leyenda se vieron influenciados por los grandes poemas de Homero, y con ello su deseo de incluir a las sirenas, cíclopes y otros monstruos míticos. La versión más conocida es la correspondiente a Apolonio de Rodas, en ella aparece que el regreso se dio entrando por el delta del río Istro, que era el río que nace en los Alpes y atraviesa las tierras al norte de los Balcanes. Su nombre moderno es Danubio, río vinculado entre los pueblos celtas a la diosa madre Dana, de quien descenderían todos los dioses celtas; y donde los celtas veían en las fuentes de ese río el origen de su cultura, que se expandió por toda Europa nor-occidental, llegando hasta las islas británicas donde se asentaron finalmente estos dioses.

Istro

La versión de Apolonio señala que a su regreso de Colquida, los argonautas evitando las paredes que se cierran y aplastan las naves (el Bósforo) optaron por entrar por el delta del Istro y subieron hasta llegar al pie de los Alpes, según la historia el río conectaba con el mar Adriático, de ahí llegaron a las costas del norte de Italia, subiendo ahora por el Eridano; que según los mitos era el río donde el imprudente Faetón cayo de los cielos, y sus aguas aún hierven, y por tal motivo se hunden bajo tierra y llegan a Estigia, aumentando aún más la niebla del lugar.

Eridano

El Eridano a sido relacionado con varios ríos del mundo, pero suele ser vinculado con más frecuencia con el río Po del norte de Italia; pero en esta versión se pone al Po como uno de los tres brazos del río; los otros dos eran el Rin que viaja al norte y el Rodano que se mueve al sur; mientras que el tronco principal del río recorría Hiperboría, una región más al norte de Tracia (los Balcanes) y que los griegos asumían era el norte del mundo; y por eso el Eridano también se vinculaba con el Danubio.

Tanais

Bajando ahora por el Eridano que va al sur (el Rodano) llegan al mar Liguria, y empiezan a navegar por la costa occidental de Italia, pasado por la desembocadura del río Tiber (que bañaría luego la futura ciudad de Roma); hasta alcanzar los peligros que antes recorrió Odiseo (las sirenas, Escila y Caribis, y los cíclopes). Luego se mueven al sur y terminan atrapados en el lago salado de Tritonis (la hija del dios Tritón y la oceánide Libia, o donde reinaba la misma océanide Libia), y que los historiadores ubican en las costa de Túnez. El lago según las temporadas de lluvia y sequía de la región se unía o se desconectaba al mar. Tras salir con la ayuda del dios Tritón, que abrió un paso entre las aguas del lago y el mar que baña Libia (África), los argonautas siguen camino a Grecia, haciendo una parada en Creta, donde tienen que vencer a Talos (un androide gigante creado por Hefesto para proteger la isla); antes de alcanzar finalmente las costas Griegas.

Borístenes

Otra versión es la de Timeo de Tauromenion quien creía que los Argonautas habían subido al norte por el Tanais (el actual río Don que baja desde las estepas rusas) o por el Borístenes (hoy el río Dniéper que baja por Ucrania) y donde algunos mitos ubican su desembocadura cerca de Táuride (Crimea), lugar donde fue llevada la princesa Ifigenia tras ser rescatada del sacrificio por Artemisa. Según esta versión habrían llegado al mar Báltico (al Océano), donde bordeando las costas del norte de Europa, alcanzaron la desembocadura del río Tartessos (Guadalquivir) y donde Herodoto ponía a una de las primeras grandes civilizaciones antiguas (de igual nombre), luego entrando por la columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), de ahí hasta las costas de Italia y repitiendo luego la propuesta de Apolonio.

Fasis

Una propuesta totalmente diferente era dada por Hecateo de Mileto que asumía que habían entrado por el río Fasis (hoy río Rioni), que nacía en los montes Caucáseos (donde ataron a Prometeo) y que descargaba sus aguas en el reino de Colquida, donde reinaba Eetes, quien había recibido el vellocino de Frixo cuando llegó montado en el lomo del animal. Según esta versión el río llegaba hasta el mar Caspio (que asumían unido al Océano como un gran golfo), y de ahí bordeando Asia recorrerían el sur de India, Persia, Arabia (pasando por las desembocaduras del Ganges y el Indo de India, y las del Eufrates y el Tigris que nacen en Anatolia y bajan por Asiria creando la región fértil entre ríos llamada Mesopotamia; para finalmente entrar por el sur de Libia (África) subiendo por el Nilo para regresar a Creta y a Grecia.

Hidaspes

Uno de los tributarios del Indo fue el río Hidaspes (como lo llamaban los griegos, pero cuyo nombre en esas épocas era río Vitastá y hoy se le llama río Jhelum); el Hidaspes corría por la actual Cachemira, en India, y fue un río que se opuso a la campaña de Dioniso en oriente; se dice que en plena batalla el río elevó sus aguas, arrastrando y matando a griegos e indios por igual. La hijas de este río, conocidas como ninfas hidapidas se volvieron acompañantes del dios del vino.

halis

Otros ríos citados por los griegos en Anatolia son el río Terme (Termodonte), (hoy conocido como río Yesilirmak, el río Verde) y su vecino al oeste es el río Halis (llamado hoy río Kizilirmak, el río rojo), entre las aguas de ambos ríos se ubicaban a las tierras de las míticas Amazonas. Las crónicas señalan que el rey libio Creso consultó al oráculo de Delfos si debía cruzar el río Halis e ir en conquista al oriente. La respuesta del oráculo era que si cruzaba el río destruiría un gran reino; el rey confiado en la respuesta de la pitonisa cruzó la frontera marcada por el río y su reino cayo ante Ciro el Grande; el oráculo no se equivocó, simplemente no dijo cual reino caería.

Sangario

Más al este, en la región de Anatolia conocida como Frigia desciende al mar Negro el río Sangario (hoy río Sarkaria); famoso por ser el lugar de culto de la diosa local Cibeles. Según los mitos ocurrió que Zeus estando dormido en los cielos tuvo una polución nocturna y sin querer su semen cayo a la tierra, fecundando a la diosa Gea/Gaya; de quien nació Agdistis; un ser hermafrodita que habitaba el monte de igual nombre. Los dioses viendo esta criatura y temiendo su poder de fecundación lo castraron, y la parte femenina se volvió la diosa Cibeles.

cibeles

Los genitales masculinos fueron enterrados y de los mismos brotó un árbol de almendro. Nana, una nayade, hija del río Sangario comió de las frutas del árbol y fue fecundada, naciendo el joven Atis, a quien la ninfa abandono y este fue criado por unos campesinos. Cibeles se enamoraría del chico ya adulto, pero los padres adoptivos del joven, quien era muy atractivo, pretendían desposarlo con una princesa de una población cercana; por ello Cibeles se aparecería en la boda enloquecería la joven amado; quien se auto castraría y moría por tal acción. Cibeles lo transformó en un pino siempre verde. Los mitos ponen a Sangario también como el padre de la reina Hecuba, la esposa de Priamo, el rey de Troya.

Ascanio

En la costa sur del mar de Marmara (entre el mar Egeo y el mar Negro), en una región llamada Misia, se encuentra un pequeño río y lago, conocido en tiempos de los griegos como río Ascanio; cuando los argonautas tuvieron que hacer una escala en las costas de Misia, el joven Hilas, escudero de Heracles, bajo de la nave para recolectar agua y fue raptado por las ninfas de la laguna, por más de que Heracles buscó al chico, nunca lo encontró; había sido arrastrado por las nayades a lo profundo del lago.

Escamandro

En las costas de Asia menor tenemos al dios río Escamandro (hoy río Karamenderes) y cuyas aguas abastecían a la ciudad de Ilion (Troya). Cuando Aquiles furioso por la muerte de Patroclo atacó a los troyanos y mato a cuantos pudo, las aguas del río se vieron cubiertas de sangre y cadáveres; ello enfureció al dios del río quien elevó sus aguas para ahogar al héroe; la diosa Hera envió a Hefesto a contener con su fuego al caudaloso río, quien al ver hervir sus aguas retrocedió.

cebren

Otro río cerca de Troya fue el Cebrén; que bajaba desde el monte Ida (Turquía) y era un tributario del Escamandro. Dos de sus hijas estuvieron vinculadas de príncipes troyanos. Hesperia fue perseguida por Ésaco, un hijo de Príamo y Arisbe (una de las tantas concubinas). El chico había predicho cuando Hecuba estaba embarazada de París que este hijo era un tizón encendido que incendiaría toda la ciudad de Troya y habría que matarlo en cuanto naciere. Volviendo a Hesperia, la ninfa escapando del príncipe fue mordida por una serpiente y murió. Tal dolor provocó su muerte a Ésaco que se arrojó al mar, y los dioses lo transformaron en un somormujo (una especie de garza).

París como indicaba el oráculo fue abandonado en el monte Ida, pero se salvó y fue criado por las ninfas del mismo, volviéndose pastor en el monte. Estando ahí fue consultado por las diosas Hera, Atenea y Afrodita, de cuál era la más hermosa y su decisión sería luego la causa de la caída de Troya. Ya adulto el chico participó en unos juegos que hacía cada año Príamo en honor a su hijo, supuestamente muerto, y tal fue su habilidad que gano los juegos y el premio de un gran toro. Pero esto no le gustó a los otros hijos del rey, que lo atacaron al sentirse vencidos por un campesino. París salvó la vida cuando su hermana Casandra, la vidente, reveló su ascendencia. Así París volvió al palacio real, con su primera esposa, la ninfa Enone, hija de Cebrén; Cuando París quiso acompañar a sus hermanos a Grecia, Enone le avisó que no navegase con sus hermanos, pero no pudo persuadirlo, y le dijo entonces que acudiese a ella cuando fuese herido, pues nadie más podría curarle, regresando ella a Ida y llevando en su vientre a Corito. París en Grecia conoció a Helena y cobrando la deuda que tenía con Afrodita, secuestro a la reina de Esparta. Años después, en plena guerra, Enone envió a su hijo con su padre. París consideró a Corito un rival y lo mató sin saber que era su hijo. Cuando finalmente París es herido en la guerra por una flecha, volvió al monte Ida y suplicó a Enone que le curase, pero ésta, despechada, se negó y París murió. Algunos cuentan que más tarde Enone se arrepintió de no haberle curado y se suicidó arrojándose en la pira funeraria del amado.

Enone

Más al sur, otro río en Fenicia (Líbano) también elevaría sus aguas, pero no por la acción de la rabia, sino movido por el amor, enamorado de su hermana, la ninfa Melibea (dulce ganado), que reinaba en esas tierras, el río Orontes inundaría las planicies para volver fértil aquellas desérticas tierras. Y justo en esas tierras se establecería luego la ninfa Beroe, que es incluida como una de las Oceanides, pero que la tradición la pone más comúnmente como una hija de Afrodita (Astarte/Istar entre los lugareños) y el dios local Adonis. Donde se asentó la ninfa surgió luego una ciudad que aún lleva su nombre, Beirut.

Acis

En Sicilia, la isla de los cíclopes, tenía su cause el río Simeto, el río principal de la isla (no el más grande, se aclara); su hija, la náyade Simetis tuvo amores con el dios pastor Fauno y fruto de esa unión fue el joven Acis. Enamorado el chico de la nereida Galatea, quien también era pretendida por el cíclope Polifemo, provocó que este último lo intentara matar lanzándole una gran roca encima, para evitar ser aplastado el chico se convirtió en un arrollo; pero algunas fuentes señalan que fue la ninfa quien pidió a Poseidón que volviera la sangre del chico muerto en río; justificando así sus rojas aguas.

Otros ríos del Sicilia, además de Simeto y Acis, fueron: Anapos y Crimiso. Las hijas de Anapos, Cyane (azul) y Ortigia (roca de las gaviotas) se establecieron en donde hoy se ubica la ciudad de Siracusa; Cyane se volvió una fuente ante del dolor del rapto de Perséfone, la chica era una de sus niñeras; mientras que Ortigia se mudo a la pequeña isla frente a la ciudad y le dio su nombre. Por su parte Crimiso tuvo amores con una troyana, Segesta, quien había huido de Troya, fruto de esa unión nació Acestes, quien se convirtió en rey de la región, y ayudo a Eneas cuando llegó a Sicilia en los ritos funerales del recién fallecido padre del príncipe troyano, y los troyanos que no quisieron seguir el viaje con su líder, se les permitió permanecer en el reino de Acestes.

La familia del Tiber

De todos estos grandes ríos fuera de Grecia, uno tuvo gran importancia, pero no para la cultura griega, sino para la romana. Este fue el río Tiber, o Tiberino como es llamado por los locales; y su culto estuvo muy vinculado a la ciudad de las siete colinas, y a las leyendas de los pueblos que lucharon por el control de la región. Tiber es una figura exclusiva de la mitología romana, una deidad de la naturaleza y vinculado al río homónimo; a diferencia de otros grandes ríos, los padres de Tiber no fueron de forma directa Oceano y Tethys, sino una primitiva diosa romana de las fuentes, Camese, una de las tantas ninfas que habitaban la región del Lacio; y el dios romano de las puertas Jano.

Tiber

Su festival anual, la Tiberinalia, se celebraba el 8 de diciembre, con el aniversario de la fundación del templo al dios en la ‘Isola Tiberina‘ (la isla Tiberina se encuentra ubicada en el río Tiber, en el trecho en que el río atraviesa Roma, cerca de la Colina Capitolina). La isla tuvo según las épocas distintos dioses a las que se le rindieron culto. Inicialmente la isla fue lugar de culto a un antiguo dios de los bosques cercanos a la antigua Roma y del inframundo, este dios conocido como Veiove era representado como un joven con arco y fechas, al lado de una cabra sacrificada (imagen que también sirvió para identificado con el dios Fauno y con los peligros de los bosques); finalmente dado los ritos de purificación y expiación el templo final se le dedicó a Esculapio, el dios romano de la medicina.

jano - tiber

Según la mitología romana Tiber es el hijo de Jano y Camese, una de las tantas ninfa que habitaban la región del Lacio. El padre de Tiber fue un dios local que no tiene correspondencia con ningún dios griego, Jano, el señor de las puertas, es un dios vinculado al tiempo (en el sentido del reloj y no del clima), que tenía la capacidad de ver el pasado y el futuro. Se cuenta que este poder lo recibió cuando dio hospitalidad a Saturno (el desterrado Cronos) y de quien aprendió los secretos de la agricultura, volviéndose así un primitivo dios de la agricultura. Jano, se puede señalar que tendría una ligera correspondencia con Khronos (un dios griego vinculado al paso del tiempo en el sentido de las horas, distinto y anterior al titán de similar nombre, Cronos, y que era en la tradición órfica uno de los dioses protogonos, primigenios, y sobre los cuales hablaremos en otra entrada).

jano

A Jano no se le conocen padres, y para los lugareños era anterior a los dioses y los titanes. Como todo dios primordial Jano tuvo varias amantes, entre ellas se cita a la diosa Carna (Carne), una diosa vinculada a la salud y la alimentación (digestión), protectora de los niños; y posiblemente una hija de Esculapio. Pero la que suele ser puesta como su principal compañera es Giuturna (Juturna, que recibe el nombre en honor a Jupiter), y a quien señalan como madre de Fontus (el dios de las fuentes).

Fontus

Giuturna inicialmente era una princesa, hija de Dauno, nieta de Licaón, [Dauno escapa de Arcadia (Grecia) tras la maldición a su padre Licaón por parte de Zeuspor haber ofrecido carne humana como alimento al dios, y llega a Italia a buscar nueva fortuna]. Giuturna en la tradición romana era hermana de Turno, héroe que tenía prometida a Lavinia, la hija del rey Latino.

Giuturna

La ascendencia de Latino es distinta según las fuentes, se le pone como hijo de Fauno y Marica en la tradición romana. Siendo Marica una ninfa de los bosques de la región del Lacio (en la actual Italia centro-occidental y región donde se ubica la ciudad de Roma). Latino en la versión griega es hijo de Circe y Odiseo, o en otras versiones, tras la muerte accidental de Odiseo por Telégono (hijo de Circe y Odiseo), la esposa del héroe y su hijo Telémaco se trasladan a la isla de la bruja donde Circe desposa de Telémaco y Penelope a Telégono, fruto de esas uniones fueron Latino e Italo respectivamente].

fauno - latino

Según la tradición Lavinia, hija de Latino estaba prometida a Turno, pero el oráculo predijo que desposaría a un llegado del mar que llevaría a los pueblos del Lacio a la gloria; la llegada del héroe troyano Eneas hace que el rey Latino le entregue a su hija, pero eso fue considerado por Turno como una traición al acuerdo previo de bodas, por tanto se inicia una pelea entre los pueblos originarios de la península italiana, y los recién llegados; provocando la disputa entre ambos guerreros y la muerte posterior de Turno a manos del troyano. La muerte de su hermano afecto tan profundamente a Giuturna que fue transformada en fuente por Júpiter (Zeus), convirtiéndose así en la señora de las aguas dentro de la tradición romana, mismo titulo que Camese, y posiblemente reemplazándola en funciones, haciendo que sea puesta muchas veces por ello como la madre de Tiber.

lara

Las leyendas romanas señalan que Júpiter deseaba a Giuturna, pero la ninfa escapaba ocultándose en la riveras de su hermano Tiber, con ayuda de las distintas nayades de los ríos y sus tributarios. Júpiter entonces pidió a las nayades de estos ríos que no dieran protección a la ninfa; pero Lara (habladora/chismosa), la hija del río Almón (uno de los tributarios de río Tiber) le dijo a la diosa Juno las intensiones de su marido. En castigo por su indiscreción, Júpiter le arrancó la lengua a la ninfa y ordenó a Mercurio que la encerrara en el infierno. En camino al inframundo, y sin poder gritar por ayuda, Mercurio violó a la ninfa y esta fue madre de dos niños, que fueron llamados colectivamente como los Lares, dioses menores vinculados a las encrucijadas, y que se relacionaron con otros genios domésticos como los Manes (las almas de los antepasados), los Penates (genios vinculados a la despensa) y los Lemures (las almas inquietas que persiguen a los vivos). Por su larga estancia en el inframundo Lara se convirtió involuntariamente en una ninfa ctónica, y fue llamada Tácita, la diosa silenciosa (Dea Muta/la muda).

lares

Los mitos señalan que el Tiber ayudó a Eneas a vencer a Turno y a sus seguidores tras aparecérsele como un anciano de tez verde coronado con hojas de cañas, indicándole que subiera río arriba para pedir la ayuda del rey Evandro y su hijo Palante (quienes gobernaban una ciudad ubicada en la actual colina palatina de la Roma moderna); para así luchar contra Turno y Mezencio (rey de los etruscos), y otros pueblos itálicos originales que se sentían invadidos por los recién llegados.

Canto

Otra de las tantas hijas de Jano fue Canto (Canente, literalmente la de la bella voz), se pone como madre de Canto a Venilia, una ninfa que formaba parte del cortejo de Venus (Afrodita). Virgilio haría de la ninfa Venilia, en su poema de la Eneida, madre de Turno y Giuturna con Dauno, y hermana de Amanta, la esposa de Latino, y madre de Lavinia. En los mitos, Canto era amada de Pico, un hijo de Saturno y la ninfa Feronia (ninfa de la fuente de igual nombre ubicada cerca de Terracina en el Lacio). Pico fue deseado por la bruja Circe, pero al resistir sus avances, la bruja lo transformó en pájaro carpintero. La desaparición de su amado provoco tal dolor en Canto, que vago por los bosques buscándolo, murió finalmente de hambre y pena a las orillas de su hermano Tiber, orilla que aún se llama como la joven, Canente. Algunas versiones ponen al dios campestre Fauno como hijo de Canto y Pico; otros que fue hijo de Circe y sus amores con el dios de los bosques del Lacio (Pico), aunque la más familiar entre los griegos es que Fauno es hijo de Circe y Poseidón.

El heredero de Eneas y Lavinia fue Silvio (bosque), y desde el mismo, con la unión de latinos y troyanos en un solo pueblo, los descendientes de Eneas llevaban por título o nombre familiar el epíteto de Silvio; tras la muerte de Eneas reinó primero Ascanio, el primogénito de Eneas y Creusa (hija del rey Priamo y Hecuba), para después ser sucedido por su medio hermano Silvio. La descendencia en este punto (si de Ascanio o de Silvio) no esta clara; pero varios siglos un descendente de Eneas, el rey Numenor, gobierna la región del Lacio y es depuesto del trono por su hermano Amulio; quien para garantizar su poder mata a todos sus sobrinos varones, y a la única hija sobreviviente es Rea Silvia, a la convierte en virgen vestal. Pero los dioses romanos, como sus contrapartes griegas, son de naturaleza muy humanos y cambiantes de opiniones y favores. Marte (Ares) se enamoró de la joven y la sedujo; fruto de esa unión nacieron los gemelos Romulo y Remo; temeroso de estos futuros rivales, Amulio ordenó su muerte, y los bebes fueron abandonados a las orillas del Tiber, la cesta que los contenía no se hundió en las aguas, sino que floto y encalló en la orilla del río cerca del monte Palatino. La tradición dice que fueron cuidados por una loba (Luperca), pero al poco tiempo fueron encontrados por Fáustulo (porquerizo de Amulio) y adoptados por su mujer, Acca Larentia, quien acababa de perder a su hijo. Acca Larencia era conocida también como lupa (loba = puta) y pudo haber inspirado el mito de la loba que amamanta a los niños. Al crecer los gemelos su padre adoptivo le dice la verdad a Romulo, cuando Remo fue capturado y condenado por su tío; al ir al salvar a su hermano, Romulo mata a su tío y devuelve el trono a su padre. Luego los gemelos regresaron a la región donde fueron encontrados y decidieron fundar una ciudad. Tras algunas disputas sobre el sitio y quien mandaría, Romulo termina con el control y Remo muerto entre esas discusiones.

romulo - remo

La nueva ciudad se fue llenando de refugiados y prófugos de tierras vecinas y lejanas, tanto hombres libres, como esclavos. Pero una ciudad de hombres no era viable. Invitando a unos juegos, la población de la nueva ciudad aprovecho para raptar a las hijas de los invitados, principalmente las hijas del vecino pueblo sabino. Pese al rapto, los hombres resultaron buenos maridos y procrearon descendencia con las chicas. Cuando los padres de las jóvenes quisieron la devolución de sus hijas, al no haber respuesta favorable fueron a la guerra. El hijo del dios de la guerra venció rápidamente a sus rivales y los pueblos vencidos fueron trasladados a la nueva ciudad como ciudadanos de la misma. Así inició el largo proceso de conquistas de una ciudad que estaría destinada a gobernar todo el mundo antiguo en occidente.

Romulo a su muerte fue divinizado y se le renombró Quirino, nombre de un primitivo dios de la guerra de los sabinos, pero que entre los romanos representaba al dios del estado romano. A la muerte de Romulo (ahora Quirino), su esposa Hersilia fue divinizada por el hijo del Marte, o por Juno (en otras versiones), y elevada a los cielos; ahí su esposo (ahora dios) la llamó Hora [Las Horas eran diosas griegas de la ley y el orden, las más famosas eran las hijas de Zeus y Temis (ley natural): Eunomia (ley civil), Irene (paz) y Dike (justicia)]; así la nueva pareja daba y fundía la ley y el estado como uno indivisible, una concepción moderna que aún se mantiene, y si bien los romanos no dieron al mundo grandes filósofos, si dieron ley romana, que es la base de toda la legislación moderna. Quirino reemplazó aJano en la triada de poder. Según las fuentes, la triada etrusca estaba formada por: Tinia, Uni y Menrva; equivalentes a los romanos; Júpiter, Juno y Minerva; y a la triada griega: Zeus, Hera y Atenea; mostrado así la influencia y herencia griega entre los pueblos de Italia y es conocida como la triada clásica o palatina; pero los miembros a triada arcaica del pueblo romano eran: Júpiter, Marte y Jano; y este ultimo reemplazado luego por Quirino.

Roma, por otra parte, es el nombre de una hija del rey Evandro, o de Eneas, Esculapio o el propio Tiber según versiones; traduce algo así como ‘la ciudad sobre el río’ y al igual como el río que la atraviesa, se convirtió en una diosa por derecho propio; símbolo del poder que representa la ciudad y el estado; y algunas versiones ven en esta imagen a la propia Rea Silvia, la madre del fundador de la ciudad misma.

Los ríos y fuentes del inframundo

Una de las más importantes oceánides es la diosa Estigia (la odiada), señora del río (o laguna) que rodea todo el inframundo; equivalente en este aspecto a su padre Océano, quien rodea la Tierra emergida. Las madres de Estigia han sido motivo de especulación, como una diosa de las aguas se le pone de Tethys como su madre; pero al ser una diosa del inframundo, Nix, la noche, es también puesta como una candidata a ese título. Según la tradición se la hace corresponder con una fuente que corría en la región de Arcadia de aguas oscuras y corrosivas, y que en los mitos estas aguas se terminan sumergiendo en la tierra hasta alcanzar y rodear el inframundo. Estigia fue esposa del titán Palas, el dios de la guerra entre los titanes, y sus hijos fueron: Nike (la victoria), Zelo (la rivalidad), Bia (la fuerza) y Kratos (el poder). Cuando hubo el conflicto entre los dioses jóvenes y los titanes; ella, siguiendo el consejo de su padre, se puso del lado de los dioses, siendo la primera que llegó a apoyarlos. En recompensa sus hijos pasaron a formar la guardia pretoriana de Zeus, y a ella se la recompensó haciéndola garante de los juramentos de los dioses; cuando un dios rompía la palabra dada en su nombre, tenía la diosa el poder de quitar a los dioses sus grandes poderes divinos durante un gran año (nueve años mortales) y dejarlos mudos (sin habla) en los grandes consejos; tal era su poder que fue llamada por ello la odiada, y su nombre traduce en algunas fuentes el termino de incorruptible. Pese a ser sus aguas oscuras y tenebrosas, algunos les atribuían poderes milagrosos y que podrían hacer que alguien invulnerable; según una tradición la diosa Thetis/Tetis, sumergió a su hijo Aquiles en sus aguas para hacerlo invulnerable, con excepción de su talón, por el cual su madre lo sostuvo; de ahí la expresión del ‘talón de Aquiles’, como metáfora de un punto vulnerable.

Estigia

Estigia es descrita como la laguna en la que terminan los grandes ríos que surcan el inframundo; y suele ser identificada como la diosa del odio. Asociados al inframundo y por ello su ascendencia sigue en discusión, otros daimones hijos de Nix, la noche, como Cocito (lamento) y Leteo (olvido) han estado asociados a fuentes del inframundo y han sido convertidos en ríos y por tanto señalados como hijos de Océano y Tethys. Cocito es el dios del río de los lamentos; se dice que sus aguas salobres son el resultado del llanto de los hombres y mujeres en la tierra; y cada año su caudal se incrementa. En la Divina Comedia el Cocito (lamento) es descrito como un río frío y congelado. Algunas leyendas cuentan que la ninfa Minte, una nayade hija de Cocito, fue amante de Hades, y la ninfa se atrevió a compararse superior que la esposa del dios, eso hasta que Perséfone se enteró y golpeó del tal forma a la ninfa que prácticamente la desintegró. Hades convirtió sus restos en la mata de menta. Por su Leteo (olvido), es diosa del río o la laguna del olvido; los muertos al beber de sus aguas olvidan sus vidas pasadas y quienes fueron en la vida terrenal; las aguas de Leteo estaban cerca de las tierras de los dioses de los sueños; por ello olvidamos al despertarnos lo que soñábamos.

estigia - lara

El más caudaloso de todos los ríos del inframundo es el Arqueronte (temible), quien a su vez descargas sus aguas en la laguna Estigia. Arqueronte fue descrito por los griegos como un río que fluye bajo la tierra en sentido contrario al de giro de Océano y el segundo más grande, después del Océano mismo, tanto es así que al río se le veía subir a la superficie en varias regiones del mundo, en el noreste de Grecia central donde que termina vertiendo sus aguas el mar Jónico; en Italia se creía que sus aguas subían al lago volcánico Averno (una de las entrada míticas del infierno), así como algunos arroyos cerca de cementerios en Asia menor son atribuidos como parte de las aguas del Arqueronte. Las aguas de Arqueronte eran descritas como tan venenosas, que cualquier navío que las tocara terminaría disuelto y sumergido dentro de las mismas; siendo sólo la barca de Caronte era la única que se le podía cruzar, y por ello los muertos debían pagar para ir de la orilla de los vivos, a la orilla de las almas.

Arqueronte

Arqueronte es conocido como el río del dolor; y se le hace padre, con Estigia, de Ascálafo, el siervo que atendía los huertos de Hades en el inframundo. Ascálafo contaría a su patrón sobre los granos de la granada que había comido Perséfone en su estadía en el reino de los muertos y que la condenaba a volver cada año al inframundo; eso no le gusto mucho a la madre de la chica, Demeter, quien transformó a Ascálafo en lechuza, animal que desde entonces vigila en la oscuridad.

ascalafo

El último de los grandes ríos del inframundo griego es Flegetonte (en llamas), llamado también Piriflegetonte (ardiendo), que es una corriente de fuego (lava) que fluye en el inframundo y desciende del reino de Hades al profundo y ardiente Tartaro donde fueron encerrados los titanes tras perder contra los dioses. Dante pone a Flegetonte como un río de sangre ardiente donde son hervidas las almas de los violentos. Estigia estuvo enamorada de Flegetonte pero sus ardientes llamas casi la evaporaron, llenado al inframundo de una espesa y pesada niebla y justificando así por que el Arqueronte es el río con más agua en esas oscuras cavernas del submundo griego.

Flegetonte

Cosmogonía (3) Japeto, el titán y su familia.

Los cuatro titanes que ayudaron a Cronos a derrotar a su padre Urano se ubicaron en los puntos cardinales (un poco la creencia oriental de los cuatro pilares que sostienen el cielo). Japeto era el mayor de los titanes y gobernaba en el pilar del oeste, su nombre traduce ‘perforación o lanza‘. Japeto fue uno de los dos titanes que no desposo a una de sus hermanas (las titanesas, el segundo fue Crio). La esposa de Japeto fue una sobrina, la oceánide Climene (fama) [En algunas versiones a esta ninfa se le llama Asia, indicando que vivía en Anatolia, la hoy Turquía; ello a veces a generado confusión sobre el lugar donde reinaba Japeto; incluso algunos señalan la semejanza del nombre de Japeto con uno de los hijos del Noe biblico, Jafet, que según la tradición hebrea se estableció justo en Anatolia]. El oeste es el sitio donde se oculta el sol, y donde se ubicaba en todas las culturas el reino de los muertos. Japeto era en tiempo de los titanes equiparable en funciones a las que tenía Hades en la era de los dioses olímpicos. Japeto determinaba la duración de la vida de los hombres y de las bestias. Tiene importancia si se toma en cuenta que dos de los hijos de Japeto fueron: Epimeteo, el creador de todos los animales, y Prometeo, el creador de la humanidad.

Japeto

Prometeo tuvo como esposa una oceánide, Asia (nombre también a veces dado a Climene, la madre del joven titán y esposa de Japeto) que habitaba en la región de Anatolia, y de donde se decía que vivía Prometeo. Esta ocenide también recibía los nombres de Pronoia (prospectiva) y de Hesione (conocimiento); ella fue sustituida y/o asimilada por Atenea en la era de los dioses, y a veces es equiparada a oceánide Metis (consejo), la madre de la diosa Atenea. Fruto de la unión de Prometeo y Pronia nacería Deucalión, cuya esposa fue su prima Pirra, hija de Pandora (la primera mujer creada por los dioses) y esposa del titán Epimeteo.

Prometeo_++

Un tercer hermano era Menetio (el dios/titán de la ira), otro hijo de Japeto; a quien Zeus, tras vencer a los titanes, lo envió con un rayo directo al Tartaro por su carácter iracundo, convirtiéndose así en un siervo del dios Hades.

Menetio

El hijo mayor de Japeto y el cuarto hermano era Atlas lo reemplazó en el sostén del pilar del oeste, y en la lucha contra los dioses se condeno a Atlas a sostener desde este sitio a todo el cielo. Japeto y Atlas son a veces asimilados juntos y se les pone el nombre o sobrenombre de Titán, principalmente entre los romanos, nombrando así a toda esta raza de gigantes. Se sabe que cuando el héroe Perseo, que volvía con la cabeza de Medusa montado en Pegaso, vio la carga pesada carga del hijo del titán, se apiadó y lo convirtió en piedra con la mirada de la gorgona; sus restos son hoy las montañas del Atlas en noroeste de África.

Atlas

A Atlas se le conocen tres esposas y/o amantes, la primera fue Hespero (crepúsculo), con quien sería la madre de las siete Hesperides, estas diosas colectivas habitaban el extremo occidental del mundo, y representaban al atardecer con sus múltiples colores. Ellas reemplazaron a su madre como diosa del atardecer, y como inicio de la noche fueron también asociadas a las bodas, o mejor dicho a la noche de boda, ya que cuando apenas oscurecía la pareja de recién casados iba a tener su primer encuentro sexual según la tradición de aquello tiempos.

En un principio se decía que las Hesperides eran tres: Egle (brillante/clara), Eritia (roja), Hesperetusa (oscurecer/oscura); pero otros nombres fueron añadidos terminando en ser siete finalmente; las cuatro siguientes [nombres varían según autores] son: Crisótemis (dorada), Astérope (antes de las estrellas), Lípara (ferviente) y Aretusa (violenta o fluida, que también es el nombre de varias otras ninfas). Ellas eran las guardianas del árbol de las manzanas doradas, regalo de Gea a Hera por su boda con Zeus. Como la diosa Hera desconfiaba que las ninfas no tocaran las manzanas, puso también como guardia del árbol al dragón de múltiples cabezas Ladón.

Hesperides_+

El mítico lugar donde estaba el Jardín de las Hesperides ha sido objeto de discusiones y de distintas ubicaciones; hay sin embargo dos lugares que parecer relacionarse con este importante sitio, que se según la descripción depende del mito asociado. Un primer lugar en la tradición ibérica señala que el jardín se ubicaba en una isla al occidente de la ciudad fenicia de Gadez (hoy Cádiz al sur este de España, más al occidente del estrecho de Gibraltar, frente a las costas de África), esta isla es hoy conocida como la isla de León, y donde ubica la ciudad de San Fernando; en la antigüedad era conocida como la isla de Eritia; lugar al lado Tartessos, región y/o población supuestamente ubicada cerca de la desembocadura del río Guadalquivir; mismo lugar donde Eritia, la hija de Atlas, tuvo al único hijo de las ninfas conocido es Euritión, un hijo de Ares con la ninfa. Euritión era, junto al perro de dos cabezas Orto, uno de los guardianes del ganado rojo del gigante Gerión. Todos ellos muertos por Heracles/Hércules en su décimo trabajo, al tener que robar ganado del gigante de tres cuerpos; que pastaba en la isla de Eritia.

La segunda posibilidad señala que el jardín de las ninfas del atardecer se ubicaba en las islas Canarias, al este de la costa de Marruecos, África. Según el mito el dragón Ladón fue muerto por Heracles [o por Atlas en otras versiones] en su décimo primer trabajo; y la sangre del dragón dio origen, donde cayo cada gota, a un árbol de ramas retorcidas y grueso tronco. En general el árbol del dragón incluye a unas seis especies de arboles (dentro del genero Dracaena, que incluye otra treintena de arbustos), estos son árboles con fuertes troncos y hojas rígidas, de anchas bases, de áreas áridas semidesérticas, típicos de África e islas cercanas. En las Canarias hay una de estas especie, que es endémica de las islas y es conocida como draco (dragón) (dracaena draco), siendo uno de los símbolos de las islas.

La sabia del drago, de un rojo intenso, y la forma retorcida de sus ramas, semejantes a un conjunto de cabezas sujetas a un grueso tronco, dieron lugar a que los autores clásicos vieran en cada árbol drago un descendiente directo de aquel extraordinario dragón/serpiente. Existe otra especie, el árbol de la sangre del dragón (dracaena cinnabari), que se da únicamente en la isla de Socotra (un isla al sur de la península arábica) que era muy preciado en la antigüedad, y al igual que en las Canarias. Su sabia roja (sangre de dragón) se extraía para su uso en medicina y en colorantes; su importancia y valor se igualaba al del incienso y la mirra y otras exóticas especias orientales.

Otro aspecto que apoya la idea de que las Canarias son las islas de las Hesperides es Plinio el Viejo, quien en su obra Naturalis Historia, relata una expedición realizada hasta el archipiélago por un rey de Mauritania; los romanos dieron nombre a varias de estas islas; entre ellos están Junonia (isla de Juno/Hera) por estar plagada de palomas, un ave consagrada de Juno, (hoy Gomera); a una de ellas la llamaron Canaria, por tener una fiera raza de perros (hoy Gran Canaria; y de donde deriva el nombre del archipiélago); Canarias viene del latín canis canis = dos canes, que recuerda un poco el mito del perro de dos cabezas Orto. De cualquier manera, el conocimiento que los clásicos tuvieron sobre las islas fue vago, mezclando mito y realidad.

Hay una tercera versión, que es menos probable, que pone a la isla en el extremo norte, en Hiperboria; de donde se decía que Apolo traía las manzanas doradas y con ellas se fabricaba el néctar de la Ambrosía (que mantenía a los dioses jóvenes). La razón de esta posibilidad es que tras la muerte de Ladón, Hera lo colocó en los cielos (la constelación de Draco = el dragón), al norte del mundo, de manera que a los ojos de griegos siempre era visible y daba vueltas sobre el polo norte vigilando todo el cielo. Según esta idea las siete ninfas conformaban las siete estrellas de la constelación de la osa menor, en otras estas estrellas son las doradas manzanas que está custodiado por el dragón.

La esposa oficial de Atlas fue la oceánide Pleyone (Llena, Abundante) con quien tendría a las siete Pléyades. De las siete, seis de ellas fueron amadas por los dioses, la mayor, Maia (Maya = madre) fue madre con Zeus de Hermes. Los hijos de las Pléyades (salvo Hermes) se convirtieron en los reyes de dinastías en Grecia y Anatolia, siendo así las antepasadas directas de las diversas familias reales, incluidos los reyes de Troya y Esparta. Se tiene que Zeus se acostó con Electra (Ambar/Dorada) y con Táigete (Largo cuello). La primera fue madre de Dardano, fundador de Troya; y de Yasión que es descrito como un joven de gran belleza. Táigete fue la madre de Lacedemón, fundador de Esparta.

Pleyades_1

Cuentan los mitos que tanta fue la hermosura de Yasión que prendó a la diosa Demeter, y juntos fueron padres de Pluto (riqueza) y Filomeno (amigo de lo fácil), condenados ambos a nunca estar de acuerdo; (no confundir a Pluto con el Plutón romano que tenía igual significado al devolver a Proserpina/Perséfone a su madre cada primavera daba por tanto la riqueza a la tierra para los hombres). Pluto suele ser representado como un niño cargando el cuerno de la abundancia; representa al estar vinculado a Demeter la abundancia de las cosechas. Por su parte Filomeno, también conocido como Bootes (labrador) sería el creador del arado y fue premiado por este invento a ser colocado entre las estrellas como la constelación que lleva su nombre.  El padre de ambos chicos sin embargo no tuvo tanta suerte, las versiones de su muerte temprana no están claras, unos que Zeus no le gustó mucho que su hijo se acostara con su hermana (tía del joven), otras que la propia Demeter no soportó la idea de que envejeciera, o incluso que fue muerto por su propio hermano Dardano (una versión de Cain y Abel entre los griegos).  Entre los cretenses Yasión es equivalente  al semi-dios Carmanor (cortar la cosecha), que tuvo con la diosa Demeter a Eubuleo (buen consejo), otro dios menor del arado (similar a Filomeno/Bootes) y a Acacálide,  diosa menor que atiende las fiestas tras la cosecha.

Pluto_

Filomeno

Se cuenta por otra parte que Táigete violada por Zeus mientras estaba dormida, al despertar y verse embarazada se sintió muy avergonzada y se oculto en la montaña en el Peloponeso que lleva su nombre. Zeus sin embargo la siguió persiguiendo por un tiempo y Artemisa ayudó a la ninfa fundiéndola con una cierva. Cuando finalmente el peligro paso la volvió a su forma normal, la ninfa en agradecimiento a la diosa le dio a la cierva cuernos de oro y pesuñas de bronce, siendo la esta Cierva de Cerinea. Táigete fue la madre de Lacedemón, fundador de Esparta.

Amantes de Poseidón fueron Celeno (Oscura) y Alcíone (fuerte ayuda); de quienes descienden los reyes de Tebas y otros pueblos de Beocia. Estérope (llena de estrellas) fue amante de Ares y madre del fundador de Pisa (población cercana a Olimpia, y que tras la guerra de Troya algunos de sus descendientes se mudaron de Grecia a Italia, fundando la nueva y más conocida ciudad de Pisa). Sólo Mérope (Espuma, la de la cara oculta) fue la única de las Pléyades que no mantuvo relaciones con los dioses, sino con un mortal.

Cuando las ninfas viajaban por Beocia y fueron acosadas por el cazador Orión, que no dejó de perseguirlas. Finalmente Zeus se apiadó de las muchachas e interpuso un toro entre el cazador y las ninfas; la imagen sin embargo fue grabada en los cielos; que desde entonces se muestra como las chicas (grupo de las Pléyades en la constelación de Tauro) continúan su huida perseguidas de cerca por Orión.

Aunque eran siete hermanas, sólo seis se pueden ver en el cielo. Una de las tradiciones atribuía esta circunstancia a que todas las hermanas fueron amantes de inmortales, a excepción de Mérope, que era la esposa de Sísifo y que brillaba con menos intensidad por ser la única que había contraído matrimonio con un mortal. Además, Mérope había sido cómplice involuntaria en la treta que usó su marido para librarse de la muerte, al no enterrarlo para que así él pudiera reclamar volver a la superficie para solucionar su debida sepultura. Sísifo y Mérope fueron los fundadores de las casas reales de Corinto y Licia. Otra tradición explica que la pléyade que falta era Electra, quien cuando Troya fue saqueada, entristecida, cubrió su rostro con sus manos por la desaparición de la casa real de su hijo Dárdano.

La ultima de las amantes de Atlas fue la oceánide Etra (aire limpio, no confundir con la madre de Teseo de igual nombre) con quien tuvo a las siete Hiades [Fésila (radiante), Coronis (de curvas), Cleia (ilustre), Eudora (dotada), Ambrosia (nectar), Polixo (multiple) y Faio (luminosa), quien en otras versiones es llamada Dione (diosa) y a la que no hay que confundir con la oceniade de igual nombre madre de Afrodita] y al único hijo del titán, Hyas, un primitivo dios vinculado a las lluvias estacionales. Según los mitos, Hyas fue muerto por un león y sus hermanas lloraron amargamente siendo subidas a los cielos formando las estrellas de la cabeza del toro (Tauro), estación que marcaba el inicio de las lluvias, al igual que las Pleyades ubicadas en la misma zona estelar.

Según esta versión el león fue puesto en los cielos como la constelación de Leo y en las antipodas Hyas es la constelación de Acuario, que marca el inicio de las lluvias (eso antes de que en la tradición Leo fuera el León de Nemea muerto por Heracles y Acuario fuera el copero de Zeus, Ganimedes, puesto en los cielos para molestar a Hera).

Anquiale

La única hija del titán Japeto fue Anquiale (calor), una diosa del fuego, que guardaba el fuego divino que fue robado del cielo por su hermano Prometeo y dado a los hombres, cuando, tras el rapto de Core (Perséfone) por Hades, Demeter se negó a traer la vida a la tierra, provocando el origen del invierno. Desde entonces la encargada del fuego fue Hestia, la hermana de Zeus.

Curetes_

Anquiale fue la madre de los Curetes (también identificados con los Dactilos, los Coribantes y los Cabiros; todos dioses menores que según versiones ocultaron con sus ruidos y cantos en sus forjas los llantos del infante Zeus cuando su madre Rea lo oculto en Creta, en Eubea, o en otro lado). La pareja de Anquiale era Hecatero (una forma local del dios rústico, del campo, Sileno), un ser entre cuyos hijos figuran no solo los Curetes, sino también con su unión con las ninfas Oreiades (diosas de los pinos y coníferas), hijas de los dioses de las montañas, Hecatero será el padre de varias de las razas de sátiros y de faunos, igualado así a Sileno (el viejo sátiro que cuido al niño Dioniso y le enseño como fabricar el vino).

Entre los nombres asociados a los Curetes tenemos el de Hoplodamo, que traduce hombre armado, y es descrito como un gigante que ayudo y protegió a Rea cuando Cronos descubrió que había escondido a Zeus; otro fue Anito, quien estuvo por un tiempo al servicio de la diosa Demeter, y crió a la hija de la diosa Despoina (hija de Demeter y Poseidón). El líder de los curetes era Pírrico (danza con fuego), a quien muchos asocian con el propio Sileno.

Los Curetes eran descritos por tanto como gigantes y habiles en la metalurgía; ello hizo que fueran también vinculados a los Telquines, otra serie de gigantes con iguales artes, pero cuya ascendencia esta en los dioses marinos Ponto y Thalasa. Los puntos en común entre ambos grupos era el poder manipular los metales y que a ambos grupos se les pone como padres de los primeros pobladores de Creta (los Telquines fueron en principio los primeros habitantes de la isla de Rodas y luego se dispersaron por el resto de islas del Egeo).